miércoles, 23 de mayo de 2012

no promises- capitulo- 28




—Escúchame, Nick, no sé qué significa esa mujer para ti; pero si yo fuera tú, le haría un montón de preguntas.
—Eso haré, créeme.
Nick le dio las gracias y colgó. Agarró un lápiz y le dio vueltas pensativo, después se levantó y salió de la habitación.
—Me voy a tomar el resto del día libre —le dijo a su secretaria al pasar por la recepción.
—Pero, señor, tiene la agenda repleta de citas.
—Cancélalas —gruñó, saliendo por la puerta.
Iba a buscar a Miley y a saber todo lo que necesitaba.
Miley estaba en la habitación de Carolina con la niña en brazos. Estaba meciéndose en la hamaca cantándole una nana para que se durmiera la siesta. A Nick casi se le rompe el corazón ante una imagen tan tierna.
Odiaba pensar en lo que estaba pensando.
Pero ella le había mentido. Le había mentido desde el principio.
Miley dejó a la niña en la cuna y la cubrió con una sábana.
Nick sintió una opresión en el pecho.
Cuando Miley se volvió y lo vio allí plantado, le dedicó una sonrisa. Se acercó a él para darle un beso. Nick la apretó contra él, devorando su boca, deseando que todas sus sospechas fueran falsas. Se dijo a sí mismo que no le importaba, pero, en realidad, le importaba muchísimo.
—¡Vaya! —exclamó ella cuando él se separó.
Entonces, ella entrecerró los ojos al ver su mirada taciturna.
—¿Qué pasa?
Él no contestó. La agarró de la mano y la llevó a su dormitorio.
—Ya entiendo —dijo ella, riéndose.
—No; no entiendes.
—¿Jonas?
Ella se separó y él se volvió para mirarla. La expresión seria de sus ojos hizo que un escalofrío le recorriera la columna.
—¿Por qué te comportas así?
—Miley—dijo él en voz baja, agarrándola de los brazos para atraerla hacia él—. Quiero empezar a construir una vida junto a ti. Quiero algo más que una relación temporal y superar este sentimiento de que te voy a perder en cualquier minuto.
—No me perderás.
—Entonces, ¿por qué no me cuentas qué estás ocultando?
Ella lo miró a los ojos y supo que el momento de la verdad había llegado.
—¿No puedes contarme qué es lo que tanto te preocupa? Confía en mí, cariño.
Ella se puso de puntillas y le dio un beso.
—De acuerdo —dijo y dio un paso hacia atrás—. Te voy a confiar mi vida.
Él pensó que ella debía ser testigo de algo. Estaba casi seguro.
—Trabajo para el gobierno —dijo ella.
—Eso no es cierto —dijo él con la mirada seria.
—Sí lo es.
—¿Cómo es posible entonces que no haya nada sobre ti?
Ella palideció.
—No hay nada sobre Miley Stuart, ni tarjeta de la seguridad social, ni impuestos, nada.
—¡Oh, Dios! —susurró ella al darse cuenta de lo que había sucedido—. Has hecho que me investigaran.
Nick se tensó un poco.
—Sí.
—¿Cuánto me has investigado?
Nick frunció el ceño al ver el horror reflejado en su rostro.
—¿Cuánto? —gritó ella.
—Cuando llegaste aquí, le pedí a un amigo que buscara información sobre ti. Ya me había olvidado del asunto hasta que hoy me llamó. La investigación fue lo suficientemente exhaustiva para descubrir que no existías.
Ella lanzó un juramento y salió de la habitación corriendo. Se dirigió hacia su habitación, abrió la puerta del armario y sacó una maleta.
—¿Te marchas? No sin hablar conmigo.
—No me marcho. Pero no tienes ni idea de lo que has hecho —dijo ella, abriendo la maleta para sacar el ordenador y el teléfono.
—¿Por qué no me lo dices?
—Me dijiste que confiara en ti y eso es lo que estoy haciendo.
—¿De qué me estás hablando?
Ella abrió el ordenador portátil, lo puso en marcha y conectó el teléfono.
—De que por tu pequeña investigación podrían matarme.


Nick sintió pánico mientras los dedos de ella se deslizaban sobre el teclado del ordenador. Observó la pantalla y vio la línea roja saltar de los Estados Unidos a otros tres continentes y, después, volver a los Estados Unidos. . «Está desviando una llamada telefónica», pensó él y consideró dónde podía haber aprendido a hacer aquello y por qué. El punto rojo se detuvo en algún lugar de Virginia.
Inmediatamente, supo que estaba llamando a las oficinas centrales del gobierno en Langley, Virginia.
Un mal presentimiento le recorrió la espina dorsal. Aquello solo podía significar una cosa. Una opción que él no había tenido en cuenta.
Ella no se atrevía a mirarlo mientras hablaba por teléfono.
—Patterson —dijo la voz de su jefe al teléfono.
—Índigo, Alfa, 4—0—8. Codifica la llamada.
Miley estaba temblando. Un pánico que nunca había sentido le invadía todo el cuerpo y hacía que sus músculos se tensaran.
—¿Lo tenéis? —preguntó ella en cuanto pudo hablar.
—¿Dónde diablos te has metido? He estado intentando localizarte.
—Dónde esté yo no importa. ¿Lo tenéis o no? —dijo ella con poca paciencia.
—Sí, ya lo tenemos, pero tú también tienes que venir.
Miley dejó caer los hombros mientras apartaba el teclado.
—Ya lo sé.
—Fuiste muy inteligente al enviar la cinta al senador y a mí la carta. ¿Es que no confiabas en mí, Caldwell?
—Era mi vida la que estaba en peligro y tenía razones para no confiar en nadie.
En ese momento, no pudo evitar mirar a Nick.
El corazón se le partió en mil pedazos al ver la mirada de él.
—Tienes que volver para presentar el informe de la misión y…
—Ya me conozco la rutina; pero ahora mismo no puedo ir.
—Es una orden, Caldwell.
—Entonces, tendré que desobedecerla.
Patterson cedió.
—¿Cuándo entonces? —preguntó con un gruñido.
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Bueno aproximadamente dos capítulos y termina esta novela :), espero que les haya gustado el mini maratón

no promises- capitulo- 27





El enfado de su hermano mayor estaba plenamente justificado y se preguntaba a cuánta gente le habría hecho daño por culpa de su carrera. Antes de salir de la habitación, se asomó a la ventana para mirar a la gente que estaba disfrutando de aquel hermoso día.
Primero, se fijó en la niña y, después, en Nick, que estaba riéndose con Drew; casi podía sentir su alegría.
«Lo quiero», se dijo para sí.
Era muy feliz en aquel lugar. Se sentía plena, necesitada y amada. Tenía amigos de verdad con vidas normales y sinceras y ella podía actuar como si fuera normal. Le gustaba tanto aquella vida que se preguntaba si merecía la pena perderla porla CÍA.
Sabía perfectamente que la respuesta era «no»
Nick la saboreo, disfrutando de la manera en que ella le introducía los dedos en el pelo y flexionaba su cuerpo cuando el placer la inundaba.
Ella gimió su nombre, susurrándole que no esperara más. Y Nick sacó la cara de entre sus piernas. Ella se subió sobre él, hundiéndose sobre su erección.
Durante un instante, él la abrazó con fuerza, sintiendo cómo le clavaba los dedos en la piel. Ella lo besó con suavidad y sensualidad mientras comenzaba a cabalgar sobre él. Él llenaba su suavidad, empujando con fuerza en su cálido interior, disfrutando de la suave presión de sus músculos.
La sangre le estaba hirviendo y su excitación palpitaba. Sin embargo, continuaba moviéndose lentamente, controlándolo, torturándolo.
Miley comenzó a gemir y él supo que estaba cerca. Su cuerpo estaba lleno de vida y sensaciones que él podía sentir y saborear como si fueran de él mismo.
Nada podía alcanzarlos allí, pensó él y juró que nada los separaría jamás.
Los movimientos de ella se apresuraron y la seducción lenta se convirtió en pura pasión, primaria. Le encantaba aquello.
Ella lo cabalgó, empujando con sus caderas cada vez con más fuerza y Nick pensó que iba a estallar en mil pedazos en cualquier momento.
—Nick—gimió Miley—. No me sueltes.
—No te soltaré, cariño. Nunca.

La agarró con fuerza por los glúteos y la apretó más contra él.
Miley sintió que la entrañas le explotaban en mil pedazos, mientras Nick gritaba su nombre.
Nick se hundió en la cama y Miley lo miró.
—Te amo —declaró ella con la voz ronca—. Te amo —repitió.
—¿A sí?
—No importa si tú no me amas. Ya sé que lo pasaste muy mal…
—¡shhh! —la interrumpió él, incorporándose de nuevo—. Nunca le he dicho esto a una mujer…
—No lo hagas —le suplicó ella—. No te atrevas a decir nada que no sientas de verdad.
Él sonrió.
Se volvió a su lugar y la recorrió con la mirada. No tenía ni miedo ni reservas, solo podía sentir las emociones que había guardado durante tanto tiempo.
Tomó aliento y dijo:
—Te quiero, Miley.
Las lágrimas inundaron sus ojos y una lágrima le rodó por la mejilla.
—Nunca me ha querido nadie, Nick. Nunca.
—Yo sí, cariño. Te amo de verdad.
Ella lo besó profundamente y los dos se hundieron en un cálido abrazó. Miley pensó que nunca había sido tan feliz.
Nick estaba mirando por la ventana de la oficina en lugar de trabajar.
Su mente no podía descansar.
Durante la última semana, le había costado mucho salir de casa y dejar allí a Miley. Pensaba que no era posible ser tan feliz. Ella ocupaba su mente a cada instante y se preguntaba si todos los enamorados sentirían lo mismo.
Tenía lo que siempre había considerado imposible y debía hacer planes, pensó mirando a la caja de terciopelo que había dejado sobre el escritorio.
Tenía que hacerlo bien porque iba a empezar a construir su futuro.
En aquel momento, alguien entró en la oficina.
—Señor Jonas—le dijo su secretaria—. Tiene una llamada por la línea tres.
—¿Es Miley?
Lisa sonrió, divertida.
—No, señor. Es alguien llamado Steve Hartlan.
Las facciones de Nick se tensaron y asintió con la cabeza.
Ella salió de la oficina y él se quedó mirando al aparato. Se había olvidado por completo de aquel asunto. Cuando Miley comenzó a trabajar para él, antes de que su relación hubiera cambiado, él le había pedido a un viejo amigo que la investigara. Como padre, tenía todo el derecho a conocer a la niñera de su hija.
La cabeza se le llenó de imágenes de ella y pensó que no podía amarla más. Casi le costaba respirar cuando pensaba en ella y no quería que nada cambiara entre los dos.
Y se preguntó si aquella llamada cambiaría algo.
Casi llamó a Lisa para que le dijera a Steve que no estaba en la oficina, pero no podía hacerlo. Dudó un instante y cerró los ojos, deseando que Miley nunca se enterara de aquello. Nunca lo perdonaría, pero Nick decidió que no le quedaba otro remedio.
¿Por qué tendría tantas sospechas? Sería porque ella era muy evasiva y nunca le hablaba de su vida con claridad.
Solo pensar que le podía estar mintiendo le encogía las entrañas. El no le había dado ningún motivo; todo lo contrario, le había dado sobradas pruebas de que podía confiar en él.
Quería comenzar una nueva vida con ella y, si ella no iba a ayudar, tendría que hacerlo solo.
Agarró el auricular y presionó el botón.
—¡Hola, Steve!
—Hola, amigo.
—¿Qué me cuentas?
—Oye, no hay nada sobre esta Miley Stuart. He deletreado su apellido de cinco maneras diferentes y nada.
Nick frunció el ceño. Steve tenía muy buenas conexiones y, si él no había encontrado nada, Miley Stuart no existía.
—¿Probaste solo con su nombre?
—Sí y me aparecieron quince millones de mujeres que se llaman así. ¿Quieres venir a echar un vistazo a los archivos?
—No, gracias, me lo creo.

no promises- capitulo- 26



Nick  sintió que una vocecilla interior lo avisaba de que tuviera cuidado.
—¿Vais en serio, verdad? —preguntó Drew, en voz baja.
Nick  intentaba negárselo a sí mismo, pero su corazón no se lo permitía.
—Sí —respondió con una sonrisa.
—Bien. Todos nos alegramos de que te haya traído de vuelta al mundo de los vivos.
Nick le dedicó una sonrisa avergonzada, sabiendo que era verdad.
Había evitado a la gente porque no quería su compasión por un dolor que no sentía. Tampoco había querido que nadie le hiciera preguntas.
Entonces,Miley entró en su vida y la puso patas arriba.
Ya nada era igual. Ni la casa, ni su hija y, por supuesto, él tampoco.
Dirigió su mirada hacia ella y sonrió. Miley había invitado a sus amigos y lo había preparado todo ella sola. Estaba seguro de que todo el mundo estaba a gusto.
Como si ella hubiera sentido que la estaba mirando, giró la cabeza hacia él. Inmediatamente, abrió los ojos como platos, corrió hacia él y abrió la parrilla.
—Por Dios, Jonas —dijo apartando el humo.
—Lo siento —dijo él sacando la comida a toda velocidad antes de que se carbonizara—. Estaba mirándote.
—Ahora resulta que voy a ser yo la culpable. ¿Tan difícil es asar unas hamburguesas?
—Se trataba de un cumplido —dijo él seco.
—¡Oh! —exclamó ella y se puso colorada.
Drew se rió y se alejó hacia su esposa mientras Nick rodeaba a Miley por la cintura.
—Gracias, preciosa.
—¿Por qué?
—Por todo esto. Por organizarlo todo tú sola y tan bien.
—No podía permitir que por nuestra relación perdieras a tus amigos por segunda vez.
—Es la mujer, cariño, no la ocasión la que hace la diferencia.
A Miley se le llenaron los ojos de lágrimas. Estaba mirándola con tanta ternura que le llenaba el corazón por completo. Ella le rodeó la cara y lo besó con suavidad.


—¡Vamos, Nick! —gritó su hermana y ellos se separaron.
—Vete a hacer algo —le dijo él—, antes de que me convierta en un perfecto idiot.a delante de todos y te arrastre hasta el cuarto.
—¿No me digas? Yo solo quería verte cocinar—respondió ella—. Aunque esa actitud de hombre de las cavernas es muy erótica. Casi tanto como la de capitán.
El gruñó por las imágenes que aquello evocaba.
Y todavía quedaba mucho para que fuera de noche…
Se volvió hacia la parrilla y Miley fue a sentarse en el borde de la piscina, al lado de Carolina.
Nick le dijo algo a su hermana y esta se rió. Miley no estaba escuchando la conversación, solo los miraba, absorta. Era obvio que se adoraban y eso le hacía añorar a su propia familia. Se preguntó qué estarían haciendo en aquel momento.
¿Cuántos años tendrían los hijos de Mike? ¿Se habría enamorado ya Cassie? ¿Le habrían roto el corazón sin que tuviera a nadie a su lado para ayudarla? ¿Y Richard? Se había perdido su boda.
—Hope, ¿puedes vigilar a Carolina un rato? Tengo que comprobar una cosa.
Hope asintió y fue junto a la niña.
Miley agarró una toalla, se la enrolló alrededor y entró en la casa. No paró hasta que llegó al dormitorio que había utilizado al principio.
Sacó el ordenador de una maleta, sin pararse a pensar en lo que estaba haciendo. Quizá se estuviera creando problemas, pero eso no le importaba.
Conectó el ordenador por medio mundo y, después, regresó a Georgia, a solo unos cientos de kilómetros de distancia.
Marcó el número, con el corazón en un puño, y esperó la respuesta. Quería escuchar las voces de su pasado. Aunque solo fuera durante un momento.
—¿Diga? —dijo la voz de un hombre al otro lado.
Miley sintió que la invadía una oleada de emociones.
—Hola… Esto… —tomó aire, intentando recobrar la compostura.
—¿Quién es?
—¿Richard?
—Sí.
—Soy Miley.
Primero se hizo un silencio.
—¡Oh, Dios! ¿Miley?
—Lo sé. Ha pasado mucho tiempo.
Él resopló y ella pudo sentir la amargura en el tono.
Miley escuchó voces al otro lado y luchó por contener las lágrimas. Otra voz se puso al aparato:
—¿Miley? ¿De verdad eres tú? Dios, ¿dónde estás?
—Mike. Os echaba de menos…
—Ya me imagino. Por eso no nos llamas nunca —intervino Richard.
—¡Basta ya! Richard —dijo Mike—. ¿Vas a venir a vernos?
Miley cerró los ojos, pensando en el dolor que le había causado a su familia, pensando que había dejado unas heridas que tal vez costara curar.
—No puedo.
—Por favor, cariño. Hace un montón de años que no te vemos —dijo Mike.
—Lo sé. Lo siento. ¿Estás Cass por ahí?
—No —respondió Richard—. Siguió tus pasos y no sabemos dónde está. Aunque, a veces, viene a casa.
De fondo, Miley podía oír a los niños y a las mujeres.
Una de ellas estaba riñendo a Richard por la forma en que estaba tratando a su hermana.
—Estoy causando problemas. Lo siento. Tengo que despedirme.
—No, Miley, espera —gritó Richard al auricular—. Vuelve a casa. Lo solucionaremos todo.
Las siguientes palabras brotaron de su boca entre sollozos:
—Adiós. Os quiero a todos.
Miley cortó la línea y se llevó el teléfono al pecho, llorando, preguntándose si alguna vez podría volver a casa. O si alguna vez tendría su propio hogar. Guardó el ordenador y se dirigió hacia el cuarto de baño para refrescarse un poco la cara y ocultar las marcas del llanto.
Pero aún deseaba llorar más, pensó. 
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Mini-maraton de esta novela, para todas las que lo pidieron :)

The Manual Of The Forbidden-67


Sentí sus manos sobre mi cuerpo acariciándolo mintiéndose bajo mi blusa, sentí sus besos ardían en mi boca, como el metía la lengua en mi boca y jugaba con la mía, sentí sus callosas manos en mi cintura como con solo tocarla producía que mi piel se erizara era como la primera vez que lo vi parada alado de mi, jamás olvidaría ese día, sentí su boca calidad en mi cuello como con cada caricia iba aumentando cada vez mas sentí tus  manos en mis piernas como las subía y bajaba como pasaba por mi cintura , sus besos calientes subían por mi boca como metía de nuevo su lengua en mi boca , como chupaba mi labrio inferior y me daba pequeños mordiscos en el cuello, y entonces recordé todo el daño que le había hecho en mi viaje a Venecia, en cómo había decepcionada a mi mejor amiga y que después de eso nada volvía hacer igual, claro éramos amigas y sentí como lo besos seguían y entonces pare.
-Nick creo que fuimos demasiado lejos, deberíamos parar- sentí como los besos que le propinaba a mi cuello se detuvieron
-claro princesa, ya te dije que cuando estés lista pasara- me dio una cálida sonrisa
-no estás enojado?-
-por que debería estarlo?
-Porque te pedí que pararas?-
-Claro que no princesa, ya te dije que jamás te obligaría ah algo que no quisieras, sabes que te amo verdad?-
-Como dudarlo, yo también te amo a ti- de dedique una sonrisa.
Y entonces me obligue a apartar ese recuerdo de mi mente, y a secar la lágrima que había escapado de mi ojo, porque me atormentaba tanto con el pasado, no lo entendía, Liam tenía razón ya había llorado mucho por él , el prometió que me haba le di todo mi amor y al final solo descubrí que jamás fue verdad, el solo estaba conmigo por lastima eso estaba más que claro, pero me sentía tan débil día a día, no podía tragarme la idea de que el me haya engañado creí que todas sus promesas eran eral creí que después de haber perdido a mi única familia al fin sería feliz pero eso no sucedió , tal vez todos tenían razón Ferni la tenia debía rehacer mi vida tenía que olvidar mi pasado, olvidar a todos, pero era imposible olvidar ah alguien que ame tanto, pero entendí que el siempre había sido un amor prohibido y tenía razón Chazz el solo se vengó porque yo arruine su relación y lo que busco fue venganza, pues bien la consiguió pero yo no iba a sufrir para toda la vida y Liam tenía razón, debía de ser feliz y Liam eso me prometió felicidad aun que yo no lo amara trataría de hacerlo era un muy buen amigo y le tenía mucho aprecio así que lo intentaría por mi bien , no tenía mucho que perder , mi corazón ya estaba partido en mil pedazos pero intentaría vivir y ahora más que nunca, hacia dos meses que no sabía nada de el estaba en los preparativos de la boda, mi futura boda, sería muy feliz, o al menos lo intentaría aun que me costara mucho pero estoy seguro que con Liam no tendré mas sufrimiento,
-Tierra llamando a Miley-
Mis pensamientos fueron interrumpidos por Ferni
-Que paso?-
-Desde hace unos minutos te estoy hablando, de cual vestido te gusta mas-
-Lo siento estaba un poco distraída- le regale una cálida sonrisa
-Otra vez esos pensamientos?-
-No puedo evitar pensarlos, no quiero hablar mas de lo que paso, lo que importa ahora es mi presente-
-solo respóndeme algo, porque no esperaste una explicación?-
-Por qué no tuvo la dignidad de mirarme a los ojos e irme a buscar-
-Estás segura de esto-suspirando
-Claro es lo mejor Liam me quiere y yo a él –
-Pero no es lo mismo querer que amar-
-Para mí lo es- sentí como mis ojos se entristecían
-Hasta cuándo?- sentí la mirada de Chazz sobre
Mi.
-Qué?-  conteste confundí, sabia a que se refería, pero no quería contestar
-Ya lo sabes, hasta cuando lloraras en silencio todas las noches, y aras como que no pasa nada, porque lo haces tan difícil para ti misma, porque desde que llegaste aquí no quieres decirnos que paso realmente, podrás engañar a todos , pero a mí no, te conozco como la palma de mi mano y sé que algo pasado.
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Hola chicas, bueno aquie la segunda temporada de esta nove, gracias a todas las que pidieron segunda temporada, y la hicieron posible espero que disfruten

martes, 22 de mayo de 2012

Átame a ti - capitulo- 94





Maldita camiseta. ¿Por qué tienes que llevar puestas tantas capas de ropas?
¿Por qué? Infierno. Él no podía pensar.
Ah. Um. Como protección de los insectos y del sol.
Este pedacito de algodón no va a protegerte de mí.
Nick gruñó otra vez.
Bien. Semidesnudo funciona. ¿Quieres dejarte las botas puestas?
La cabeza de Nick estaba dando vueltas pensando, ¿qué diablos se había metido en ella? Seguido de, ¿por qué te estás resistiendo?
Tomaré eso como un sí. Zip. Su bragueta estaba abierta. Yank. Sus Wranglers y bóxers estaban abajo de sus rodillas. Ella lo contempló. ¿Vas a acostarse sobre esa manta? Cuando él no se movió, sus cejas se levantaron desafiándolo. ¿O voy a tener que empujarte hacia abajo?
De alguna manera, él logró no tropezar y terminó acostado sobre su espalda, su polla apuntando hacia arriba como un hidroscopio, mientras miraba el sensacional gran cielo azul despejado de Wyoming.
Entonces una Miley aún más bonita estaba sobre él.
Con los jeans alrededor de tus botas, estás en dificultades, vaquero. No puedes escaparte de mí.
Tú pon tu mano o tu boca o tu coño sobre mi polla y yo te garantizo que no voy a intentar escaparme.
Ella sonrió, mirándolo tan despreocupada y salvajemente como él nunca la había visto.
¿He mencionado que te amo?
Un par de veces, pero no me importaría oírlo otra vez. Y otra vez. Él le soltó el lazo de su pelo. Las ondas brillantes cayeron alrededor de su rostro como una cortina de seda. Él tomó un mechón de hebras dulcemente aromáticas y respiró profundo.
Ella lentamente desabotonó su blusa, dejándola revolotear hacia el suelo. Sus rosados pezones eran completamente visibles a través del sostén rosado de encaje. Miley pasó una pierna sobre su cadera, se corrió hacia atrás y levantó su falda.
Él tuvo un vistazo de un oscuro triángulo de rizos entre sus blancos muslos lechosos.
Dios Mío. ¿No llevas bragas?
Nop. Dado que tú usualmente las desgarras de cualquier manera, me las quité en la camioneta.
Esperabas tener suerte, ¿no?
Ya sabía que era la mujer más afortunada del mundo cuando te vi en el tractor. Cuando viniste corriendo a través del campo para encontrarme.
Cariño…
Déjame terminar. No pensé que fuera posible enamorarse en un mes. Pero me enamoré de ti. No porque eres el padre de Eliza, sino porque eres tú.
¿Un mes? Tengo que decirte, bebé, que hace mucho más tiempo. ¿Sabes que yo he estado enamorado de ti desde nuestra segunda cita?
No, pero me imaginé que era una posibilidad hoy cuando encontré esa carta que enviaste.
¿La encontraste? ¿Dónde?
Estaba metida en una pila de correo basura. Tengo que decirte, que por ser del tipo fuerte y callado, realmente sabes cómo manejarte con las palabras de amor.
Sus mejillas ardían.
¿No piensas que fue tonto? ¿O melodramático?
Fue hermoso. Y esperanzador. Y perfecto.
Nick retorció un mechón de cabello alrededor de la palma de su mano mientras componía sus pensamientos.
Si no hubieras encontrado esa carta, ¿estarías aquí?
―Sí. No era que pensara que me estabas mintiendo con respecto a la carta. Es simplemente mi forma de ser, Nick. Soy del tipo de persona que necesita pruebas para creer.
¿Creer qué?
Creer que estabas conmigo porque yo te importaba, y que me querías por mí, no sólo por Eliza.
Sólo te dije eso aproximadamente una docena de veces. ¿Quieres una prueba más tangible de que te amo?
No. No es eso lo que quise decir.
Espera. Con un rápido movimiento él se quitó su camiseta.
Los ojos de ella se estrecharon sobre el cuadrado de gasa blanca en el lado izquierdo de su pecho.
¿Qué te pasó? ¿Cómo te lastimaste?
Voluntariamente. No está completamente cicatrizado, así que no puedes tocarlo todavía. Él quitó la cinta adhesiva y bajó la gasa protectora para que ella pudiera ver la marca de su nuevo tatuaje.
Los ojos de Miley se ampliaron, luego se inundaron de lágrimas. Nick. ¿Tú hiciste eso? ¿Por mí?
Síp.
¿Por qué? Odias las agujas.
Cuando fuiste a ver cómo estaba la otra noche, y dejaste tus marcas por todas partes sobre mí, sabía que se desvanecerían y quise demostrarte que eres una parte permanente de mí. Él recorrió con la mirada la hinchada piel roja, y el corazón que contenía el nombre de Miley.
Ella entrecerró los ojos.
¿El contorno de ese corazón se supone que se parezca a… alambre de púas?
Sí. Tu hermana tiene un sentido del humor extraño.
Las lágrimas le salpicaban el pecho. Su boca temblaba.
Bebé, no llores.
Pero yo no te merezco.
Mira, esa es la cosa, lo haces. Confía en que me mereces, porque yo finalmente confío en que te merezco a ti. Todo lo que tienes que hacer es mirarme a los ojos para saber la verdad. Siempre seré tu prueba tangible. Nick le enjugó las lágrimas y curvó la mano alrededor de su rostro, juntando sus bocas para un largo beso. Apoyó la frente en la de ella. Miley. Te amo.
Demuéstramelo. Por favor. Demuéstramelo ahora.
Eso puedo hacerlo. Él afirmó los brazos detrás suyo mientras ella se desplazaba hacia abajo hasta que estuvieron completamente unidos. La besaba como ella lo montaba, lenta y suavemente, dulcemente. Libremente y cariñosamente, ella le dio todo de sí misma, y le demostró ternura cuando él no sabía que lo estaba necesitando.
En un magnífico estallido, el placer físico explosivo que siempre suscitaba entre ellos la verdadera intimidad que tanto habían estado buscando porque provenía del amor.
Él se dejó caer hacia atrás, todavía dentro de ella, empujándola con él para que quedara tumbada a través de su pecho.
Apenas pasó un latido del corazón antes de que ella pusiera los labios en su oído y le pidiera:
Cásate conmigo, Nick Jonas.
Ya era malditamente hora que recobraras el sentido, mujer.
Entonces, ¿eso es un sí?
Absolutamente, es un sí.
Durante un largo momento, Nick estuvo encantado de yacer en el medio de la tierra que amaba, con la mujer que amaba. Estaba encantado sólo de… existir. De vivir un momento de perfecta felicidad y deseando volver a casa.

FIN


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espero que la nove les haya gustdo MUCHAS GRACIAS! POR SU APOYO! durante esta novela de corazon gracias y pues nuevas proyectos, novelas viene y mañana maraton de no promises que me lo han estado pidiendo asi que sii