Mostrando entradas con la etiqueta Taking Instructions. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Taking Instructions. Mostrar todas las entradas

sábado, 13 de octubre de 2012

Taking Instructions- Capitulo 4



Él se apartó de la pared y se dirigió hacia ella. El delantal que llevaba cubría sus senos y su coño.
—Yo no quería que la grasa me salpique sobre la piel—dijo cuando llegó hasta ella, un poco nerviosa.
—Eso es bueno, nena. —Se inclinó hacia abajo y rozó sus labios sobre los de ella y suspiró. —No me gustaría que te lastimes. —La rodeó y le desató el delantal. —Pero ahora que estoy en casa quiero ver tu hermoso cuerpo.
Ella se estremeció bajo su tacto mientras le quitaba el delantal y lo arrojaba sobre un mostrador. Mierda. Su cuerpo era tan hermoso que casi le quitó el aliento.
—Todo está sobre la mesa. —Sonaba como si ella estuviera teniendo dificultades para hablar mientras él apretaba ambos pezones. —Yo-uh, he hecho fajitas con tortillas de harina hechas en casa.
Él la besó suavemente otra vez.
—Huele maravilloso. —Nick la soltó y  miró los enrojecidos, pezones duros. —Tengo algo que me gustaría que uses. —Hizo un gesto a la mesa. —Toma asiento. Volveré enseguida.
No pasó mucho tiempo para que regresara con un par de anillos de pezón de cristal verde que hacía juego con el color de sus ojos.
Ella abrió mucho los ojos cuando se sentó y apretó uno de sus pezones para que estuviera aún más duro, a continuación, deslizó el lazo del anillo en el pezón. Lo apretó con las correderas del collar y jadeó.
—¿Te duele, bebé? —Preguntó.
Se mordió el labio inferior y asintió con la cabeza antes de decir: —Sí, profesor.
—Bien. —Él tomó su otro pezón y lo apretó muy duro, puso el anillo en el pezón y lo apretó. —¿Ahora, es que empieza a sentirse bien en una forma de placer-dolor?
Ella bajó la mirada en sus pechos y le devolvió la mirada.
—Sí, profesor.
—Vas a darme de comer ahora. —Amaba el contraste de ella desnuda con los anillos en los pezones, mientras él estaba con la ropa puesta. Dios, su polla se iba a reventar.
—Sí, profesor—dijo.
Cogió una tortilla de harina y empezó a llenarla con crujientes tiras de carne, cebolla y pimientos.
Cuando terminó, se levantó, se  lo ofreció y él lo mordió. Mantuvo la mirada fija en la de ella mientras él lo devoraba hasta el último bocado. Ella gimió mientras sostenía su muñeca con la mano y lamía cada uno de sus dedos.
—Yo te daré de comer. —Él estaba teniendo un momento verdaderamente difícil para conversar. Maldita sea, pero necesitaba tenerla en su cuarto de juguetes.
Después de que le dio de comer una fajita, llevó un vaso de té helado a sus labios. En el momento en que se tragó el té, deslizó su mano libre en sus pliegues y comenzó a acariciar su clítoris. Ella gimió y movió sus caderas contra su mano.
Metió dos dedos en su núcleo y frotó el pulgar contra su clítoris.
—¿Estás cerca, bebé?
—Sí. —Se retorció  y echó la cabeza hacia atrás. —Dios, sí.
—Eso es otro castigo. —Retiró su mano y ella lo miró con sorpresa en su rostro.
—¿Qué he hecho? —Preguntó.
—Doble castigo. —Se paró, la tomó de la mano y la elevó de manera que sus cuerpos estuvieran nivelados. Podía sentir el calor de su cuerpo a través de su ropa. —No te diriges a mí correctamente.
Él la agarró por el culo y frotó su polla contra su vientre, deseando no tener nada puesto.
—Lo siento,  profesor Jonas. —Sonaba sin aliento. —No voy a hacerlo de nuevo.
—Pero todavía necesitas ser castigada. —Tomó su boca en un beso rápido, con hambre,  llevándola tan cerca que sintió sus anillos de pezón a través de su camisa. Levantó la cabeza y miró a los ojos verdes que estaban vidriosos de pasión.
—Pero tenemos que hablar de una cosa antes de llevar este asunto a más. —Apartó el pelo de su cara. —Necesitas una palabra de seguridad. En el momento en que dices esta palabra termina todo y te enviaré a casa en ese pequeño coche deportivo rojo.
El ceño fruncido.
—No lo entiendo, hum… profesor.
Le tomó el rostro entre sus manos.
—¿Sabes algo de bondage y dominación,  Srta. Grayson? ¿Nalgadas, azotes y una variedad de otros métodos de castigo sexual?
Sus ojos se abrieron y también sus labios.
—¿Me vas a azotar?
—Uh-huh—dijo mientras cepillaba los labios sobre los de ella. —Y te prometo que te va a gustar.
Ella parpadeó.
—¿En serio?
—Mmmmmm... —Él le acarició el cuello, pasando por alto el hecho de que estaba olvidando llamarlo profesor. —Los anillos de pezón…dime, ¿te hicieron daño, pero ahora el dolor tiene una sensación intensa de placer en el?
Ella gimió.
—Sí. Bueno, voy a intentarlo. ¿Así que elijo una palabra de seguridad y detendrás cualquier cosa que no me guste?
Él levantó la cabeza.
—Todo se detiene y te vas a casa. Así que piensa con cuidado.
Se detuvo un momento y luego contuvo el aliento.
—Álgebra.
Se echó a reír.
—¿Por qué eliges eso?
Miley arrugó la nariz.
—Porque me gusta el álgebra.
Negó con la cabeza y sonrió.
—Vamos entonces. Tengo algunos juguetes que quiero mostrarte.
Ella arqueó las cejas.
—¿Juguetes?
—Síp. —Agarró su mano y le rozó los labios sobre los de ella una vez más. —Te he dado algo de clemencia,  Srta. Grayson, pero de aquí en adelante yo soy tu profesor y tú eres mi estudiante.
Ella le dio esa sonrisa sexy  que le gustaba y sus ojos brillaban de deseo.
—Sí, profesor Jonas
___________________________________________
Espero que les aya gustado. :D

Taking Instructions- Capitulo 3





—He pensado en tener sexo contigo en un lugar público. —Gritó al tiempo que tocaba el lugar correcto con los dedos. —Y en tu casa. —Nadie nunca la había hecho actuar así. —Oh, Dios,  profesor Jonas. Sí, allí mismo—se retorcía contra su mano—ahí.
Él dio una risa suave mientras trazaba su pezón con la lengua.
La Srta. Grayson, ha sido una muy mala chica. —Movió los dedos de su clítoris y  los puso dentro de su núcleo. —No tienes permitido llegar al orgasmo hasta que yo de el permiso. —Él le mordió suavemente el pezón. —¿Entiendes,  Srta. Grayson?
Miley se retorció aún más.
—Sí, profesor. —Sus palabras salieron en un jadeo pesado—Voy a hacer todo lo que desee.
Le mordió el otro pezón y ella gritó, esta vez más fuerte.
—Vas a tener que estar en silencio—dijo mientras lamía el lugar que acababa de morder. —O voy a tener que darte otro castigo.
La forma en que dijo castigo envió una emoción a través de ella que fue directamente a su coño.
—Maldita sea, estás mojada—dijo mientras movía la cabeza arriba de sus pechos y hundió el rostro en su cabello. Sacó los dedos de su núcleo y ella hizo un sonido de decepción.
—Arrodíllate. Ahora—dijo en un tono de completa autoridad.
Una sacudida de sorpresa y  emoción se disparó a través Miley. Si había pensado que tenía algún control sobre lo que estaba ocurriendo entre ellos, estaba recibiendo una llamada de atención. Este hombre no perdía el tiempo.
Ella cayó de rodillas en la fina alfombra industrial de su oficina. Lo miró mientras la empujaba hacia abajo sobre sus hombros, guiándola a la posición en que la quería. Sus ojos eran como fuego azul, sus rasgos intensos, su mandíbula rígida. Ver el poder apenas contenido en su rostro la hizo temblar y  la emoción corrió desde su vientre hasta el centro entre sus muslos de nuevo.
Se obligó a apartar su mirada de él hacia el botón de sus pantalones. Dios, su erección era enorme. Ella no podía esperar a ver qué se sentía al tener un verdadero hombre, un hombre verdaderamente grande, dentro de ella.
Ella agarró su polla a través de sus pantalones, sintiendo la longitud y el grosor de él. Su boca se hizo agua y él siseó entre dientes.
—Desabróchame los pantalones. Ahora, Srta. Grayson.
Ella se estremeció de emoción, amando la manera en que seguía desempeñando su papel con ella. Él era el maestro y ella su alumna.
Miley le desabrochó los pantalones con facilidad y abrió la cremallera. No llevaba ropa interior y su polla liberada de sus confines estaba justo enfrente de sus labios en un instante.
—Chúpame la polla,  Srta. Grayson. —El puño de su mano en el pelo era lo suficientemente apretado para que lo sintiera en sus raíces. —Y mírame.
Su cuerpo entero era una carga eléctrica mientras ella obedecía. Cuando ella agarró su pene con una mano  sentía la piel suave sobre la dureza de su erección.
Fue para ella una inmensa satisfacción que él gimiera cuando tomó su polla en su boca. Probó la pre-eyaculación en la cabeza de su erección antes  que el sabor salado de su piel.
Ella movió la mano al mismo tiempo que su boca mientras lo miraba. La intensidad de su mirada mientra veía su polla deslizarse dentro y fuera de su boca era casi más de lo que podía soportar.
Empuñó su pelo más fuerte y empezó a follar su boca empujando las caderas hacia adelante. Lo tomó tan profundo como pudo. Era muy grande.
Miley estaba tan malditamente excitada que se tenía que venir. Deslizó los dedos de su mano libre en sus pliegues y comenzó a acariciar su clítoris.
Dejó de mover las caderas y sacó su polla de su boca.
—Yo no te di permiso para masturbarte,  Srta. Grayson. No te toques sin autorización. ¿Entiendes?
—Está bien. —Miley  retiró la mano, de alguna manera sintiendo la necesidad de obedecer todo lo que le decía.
—Cuando me responda, diga—Sí, profesor. —La miró tan poderoso y dominante que Miley se estremeció, no de miedo sino de la lujuria. —¿Está claro?
—Sí—dijo.
Él arqueó una ceja.
—Sí, ¿qué?
Ella tomó una respiración profunda.
—Sí, profesor Jonas.
Le regaló una sonrisa tan sensual que ella la sintió por todo su cuerpo. Miró su reloj, luego de nuevo a ella.
—Vístete,  Srta. Grayson.
—¿Qué? —El impacto en su voz era evidente.
Metió la erección de nuevo en sus pantalones, subió la cremallera  y  los abotonó.
—No te dirigiste a mí adecuadamente. Con la desobediencia viene el castigo.
Oh Por Dios, ¿en qué se había metido? Pero tenía  que admitir que estaba más caliente de lo que jamás había estado en su vida.
Miley tragó saliva.
—Uh, sí, el profesor Jonas. ¿Por qué quieres que me ponga mi ropa?
Cruzó los brazos sobre su pecho y le dio una mirada severa.
—Srta. Grayson, tendrá que obedecerme sin cuestionar nada si desea continuar con esto, ¿está claro?
Dios, no quería  que esto terminara.
—Sí, profesor Jonas.
Él sonrió de nuevo y le acarició la parte superior de la cabeza.
—Bueno. Te voy a dar instrucciones para llegar a mi casa. Si deseas continuar donde lo dejamos, estarás  esperando. Desnuda. —Mientras estaba de rodillas, su corazón latía como loco, él se movió en torno a su escritorio. Abrió el cajón del centro y deslizó algunas cosas. —Tengo una reunión de profesores ahora. —Él trajo una llave plateada, la llevó a donde ella estaba de rodillas y se la entregó. —¿Sabes cocinar?
Maldita sea. Esa era otra cosa en que era muy buena.
—Sí, profesor.
Comenzó escribiendo en un pedazo de papel.
—Prepara algo de comer para nosotros, lo que quieras.
Ella tomó el papel cuando se lo entregó.
—Sí, profesor.
La agarró por los hombros y la atrajo de tal manera que ella estaba de pie. Su cuerpo se estremeció como un loco cuando rozó sus labios sobre los de ella. Sus ojos eran aún muy oscuros, casi ahumados.
—Te veré cuando llegue a casa, Srta. Grayson.
—Sí, profesor—susurró mientras él recogía su maletín. Abrió la puerta, salió y cerró con fuerza detrás de él.
Miley se dejó caer en una silla frente a su escritorio.
—Wow—fue lo único que podía pensar en decir mientras estaba sentada allí, aturdida por un momento. ¿Qué diablos acababa de pasar? ¿Si ella iba a su casa podría  estar metiéndose  más profundo de lo que debería?
Maldita sea.
Ella se levantó de la silla, se dio prisa con su ropa y salió de la oficina lo más rápido que pudo.


* * * * *

Nick sonrió cuando se dirigía a su casa. Había cambiado las tornas con Miley Grayson. Se preguntó si estaría esperándolo cuando llegara allí o si ella se había escapado.
Estaba dispuesto a apostar dinero a que le estaba esperando, tal y como le había ordenado. La forma en que le había obedecido sin cuestionamientos en su oficina, le dijo un montón de cosas, incluyendo el hecho de que la pequeña Señorita Grayson podía ser agresiva en el exterior, pero por dentro era una sumisa nacida, hasta la médula.
Su casa estaba en un lote de un acre en las afueras de Tucson. Había comprado la propiedad antes de que los precios de la vivienda y la población hubieran explotado en la zona y se alegró de su semi-personalizada casa construida con algunos espacios para respirar. Y a una distancia suficiente de sus vecinos para que no pudieran escuchar los gritos de Miley.
Los gritos de éxtasis. Le iba a enseñar a esa chica sobre el verdadero placer.
Cuando conducía en su camino de entrada, no se sorprendió al ver el pequeño auto deportivo rojo esperando delante. Ardiente y deportivo, al igual que su dueña.
En el momento en que entró en su casa, su estómago gruñó. Aroma a carne asada y verduras venía de la cocina, junto con algo que olía como a tortillas frescas de harina.
Él puso su maletín en el suelo y deposito las llaves en la mesa de entrada.
Nick pasó junto a la sala formal y comedor hacia la cocina abierta, rincón y sala de estar. Él se detuvo en la puerta de la cocina. Apoyó  un hombro contra la pared, cruzó los brazos sobre su pecho y sonrió cuando vio a Miley poniendo la mesa. Llevaba un delantal, pero tenía su trasero hacia él y tuvo una vista clara de su culo y sus muslos bien formados. Dios, no podía esperar a follar ese culo.
Su cabello castaño osciló y se volvió hacia él con un jadeo.
—Yo-yo no te he oído entrar, Profesor.


Taking Instructions- Capitulo 2




Mierda. Estos iban a ser  tres largos meses antes de que las clases comenzaran de nuevo. Nick hizo el camino a su oficina, tratando de llevar  su mente a otras cosas sin  éxito. Definitivamente iba a necesitar masturbarse para tener el dolor en su ingle bajo control. Abrió la puerta de su oficina, entró y de inmediato cerró la puerta. Se dio la vuelta…
Y rápidamente bajó su maletín. Miley Grayson estaba sentada en su escritorio. Desnuda.


Oh Dios. El cuerpo de Miley era aún más bello de lo que Nick había imaginado, de lo que había sido en muchas de sus fantasías. Su largo pelo castaño caía sobre sus hombros delicados hasta su fina cintura. Sus pechos eran grandes, sus pezones  altos e impertinentes. Cada pedacito de su cuerpo era firme y tonificado desde sus hombros a sus tobillos. Y si pudiera verlo, apostaría que tendría un buen culo también.
—Hola, profesor. —Miley apoyó las manos a cada lado de ella en el escritorio. —Necesito ayuda con una asignación—agregó en un ronroneo.
Las  palabras no venían a Craig. No podía moverse. Tal vez debería intentar recoger la mandíbula  del piso, pero en ese momento se sentía como si fuera necesario un esfuerzo monumental para hacerlo.
Miley se deslizó de la mesa y su corazón se aceleró cuando ella caminó lentamente hacia él. Sus caderas tenían un balanceo natural y cuanto más se acercaba, incluso podía decir que sus pezones estaban tensos y pidiendo ser chupados.
Su polla estaba tan dura que era un milagro que no se viniera en sus pantalones.
Cuando Miley estaba tal vez a una pulgada de él, extendió la mano y deslizó sus manos en su pelo. La sensación fue tan erótica que casi gimió en voz alta.
—¿Sabes lo sexy que eres? —Susurró mientras  traía su cabeza hacia abajo de modo que sus labios se acercaran.
—Miley. No. No podemos…— comenzó cuando ella lo tiró hacia abajo para que sus labios se encontraran.
Él estaba perdido.
No había vuelta atrás.
Miley le mordió el labio inferior y él gimió. Ella inmediatamente deslizó la lengua en su boca.
Casi sin darse cuenta,  llevó las manos a su culo y apretó su cuerpo tan cerca que sintió  sus pezones a través de su camisa. Apretó su polla contra su vientre y ella gimió en su boca y lo besó aún con más pasión.
Nick no pudo evitar la sensación de satisfacción que le dio tener a Miley donde estaba. Ella hizo  pequeños sonidos de lloriqueo mientra apretaba las mejillas de su culo con las manos y la besaba con dominio y control.
Si Miley Grayson quería jugar, estaba malditamente seguro de mostrarle con exactitud como jugaba él.
Miley no podía creer la intensidad que el profesor Jonas estaba poniendo en su beso. Ella no había estado segura de cómo reaccionaría al encontrarla en su oficina, desnuda, pero ahora lo sabía.
Dios, era un besador increíble. La forma en que la sostenía, la forma en que su boca tomó el control de la suya, era total y completamente dominante y la encendió  más, si eso era posible.
Él negó con la cabeza, como si estuviera saliendo de un sueño.
—¿Cuántos años tienes, Miley?
Su corazón latió un poco más rápido.
—¿Importa?
Él frunció el ceño.
—Sabes que lo hace. Si quieres jugar conmigo, juegas con mis reglas.
El acero de su voz avivó el fuego dentro de ella. Se sintió traviesa. Encantada y avergonzada. Y obligada a responder.
—Acabo de cumplir los veinte años—dijo mientras cogía el botón de sus pantalones. —Edad suficiente para saber lo que quiero cuando lo veo.
—No es edad suficiente para beber—dijo mientras se acercaba y cogía un puñado de su pelo, la expresión de su mirada intensa. —Pero edad suficiente para follar.
Sus muslos se volvieron húmedos y las emociones  rodaron a través de su vientre.
—Malditamente correcto.
—Tienes que entender algo, Miley. —Su puño agarró con más fuerza el pelo. —No dejo de ser el profesor cuando dejo el podio. Cuando se trata de sexo, la clase es mía también. Yo soy el jefe. Lo que digo se hace. Si no puedes vivir con eso, vete ahora.

Ella se estremeció y no fue porque estaba desnuda. Fue la emoción causada por sus palabras. La forma en que habló con ella fue tan caliente.
—Voy a hacer lo que quieras.
Le soltó el pelo y  llevó la mano entre los dos para deslizar los dedos en su coño.
Miley quedó sin aliento por tan inmediato y atrevido movimiento y echó la cabeza hacia atrás, rompiendo el beso. Arrastró su boca desde su barbilla a lo largo de su cuello. Lentos, eróticos besos que la pusieron más húmeda que nunca.
Y su olor picante y masculino.
Ella montó su mano duro mientras frotaba las palmas sobre sus hombros y sus brazos. No se cansaba de tocarlo.
—Bien—murmuró, mientras su boca se acercaba a su pecho. —Salvaje. Me gusta salvaje.
Miley le apretó el bíceps y gimió. Todo lo que decía la  encendía, superando todos los sueños húmedos que había tenido sobre él.
Le pellizcó el clítoris y ella dio un pequeño grito de sorpresa y excitación.
—Dime lo que realmente quieres, Miley.
¿Acaso no era obvio? Ella quería su polla en su interior tanto que apenas podía soportar la espera. —Yo-yo quiero que me folles.
—Menos de dos puntos, y esa es la única vez que voy a ser agradable—dijo mientras sus labios se frotaban sobre su pezón. —No soy todo lo que quieres. Tenías fantasías antes de conocerme. Dime esas fantasías.
Sintió un poco de calor subir por su cuello al mismo tiempo que se aferraba a sus hombros con más fuerza.
—He fantaseado acerca de ti follándome en el aula. —Gritó cuando él mordió su pezón. —Doblándome directamente sobre el podio.
Dio lo que sonó como un gruñido de aprobación mientras continuaba volviéndola loca con su boca y manos.
—¿Qué más?
—Um...
—Miley…—Su tono sostenía una nota de advertencia mientras le pellizcaba el clítoris de nuevo.


Taking Instructions- Capitulo 1


CAPÍTULO 1

Miley Grayson levantó la vista de su ensayo para mirar al profesor Jonas. Su boca se hizo agua y se retorció en su asiento para aliviar el dolor entre los muslos.
Profesor, si, claro. El hombre era tan malditamente hermoso y construido como si acabara de salir de la revista de un gimnasio que no se parecía a ningún profesor o profesora que hubiera tenido.
Cabello oscuro enmarcaba sus rasgos cincelados. Tenía una mandíbula angulosa, los pómulos altos y ojos cafes tan bonitos como el claro cielo de Arizona.
Ella tenía algo con los hombres con traseros apretados, y sus pantalones le quedaban bien ajustados. A veces, cuando se alejaba del podio había podido dar una buena mirada a su paquete. Definitivamente digno de desenvolverse como el resto de su delicioso cuerpo. Anchos hombros, bíceps que se flexionan debajo de las mangas ceñidas de sus camisas.
Ella apostaría su último par de bragas a que tendría ondulados abdominales y un pecho liso sobre el que  pudiera deslizar sus manos para sentir su grupo de  músculos debajo de sus palmas. Y ella clavaría las uñas en su culo tenso mientras él  la cabalgaba con fuerza.
Miley se retorció en su asiento y sonrió para sus adentros cuando cogió al profesor Jonas mirándola de nuevo. Se inclinó hacia delante un poco más para que sus pechos se vieran como si se hubieran derramado fuera de su sostén. Su garganta trabajó antes de que él volviera  su mirada hacia el podio. Miley sonrió. Era el final del segundo semestre de su primer año en la Universidad de Arizona. Sería una estudiante de segundo año en el otoño. Había encontrado a un hombre que quería más que a nada. Y tenía la intención de atraparlo. Todo el semestre  se había puesto camisas o blusas con cuellos que mostraban su escote y hacían hincapié en sus pechos. Llevaba pantalones cortos o faldas diminutas que apenas cubrían nada. Y él se había fijado en ella. Ah, sí, definitivamente la miraba cuando pensaba que ella no se daba cuenta.
Cuando estaba escribiendo notas o trabajando en un documento, había levantado la vista a través de sus pestañas para verlo mirándola. Él trataba de parecer casual, pero ella sabía que había una conexión entre ellos que iba más allá de pura lujuria. A veces sus ojos se encontraban y se sostenían la mirada  antes de que él apartara la vista y volviera a hacer lo que fuera que había estado haciendo hasta ese momento. Miley bajó la mirada de nuevo a su trabajo final y trató de concentrarse en terminar su ensayo. Lo había hecho bien, Inglés era su mejor tema, pero con Nick Jonas detrás de ese podio, ocultando lo que más quería ver, tenía que esforzarse para mantenerlo fuera de su cabeza y escribir.
Era el último día antes del receso de verano, y ella no tenía intención de pasarlo sola. Iba a dar al profesor Jonas momentos que nunca olvidaría.

La mirada de Nick Jonas se  mantuvo extraviada  en los pechos de Miley Grayson. Maldita sea, su alumna era tetona. Era una suerte para él estar detrás de un podio cuando daba sus conferencias o sus alumnos verían  su constante erección cada vez que estaba alrededor de Miley.
En este momento su clase tenía la cabeza baja, mientras que estudiaba minuciosamente sus trabajos académicos. Eso le dio tiempo a Nick para permitirse disfrutar de algunas fantasías acerca de Miley. Si ella no fuera su alumna, la invitaría a salir y la follaría como si no hubiera un mañana. Tendría que azotarla por ser una chica mala, convirtiendo su culo en una agradable sombra de color rosa.
En ese momento, Miley lo miró y le dio esa pequeña sonrisa sexy que le daba cada vez que tenía la oportunidad. Ella se movió en su asiento para estirarse y girar uno de sus dedos en su largo pelo negro y lo miró con los ojos tan verdes y sensuales que apenas podía pensar, mucho menos conseguir tener su erección bajo control.
—Profesor Jonas, —dijo una voz femenina a la izquierda del podio. —¿Dónde quiere que dejemos los ensayos?
Nick sacudió su atención hacia…¿cual era su nombre?
—Yo lo tomaré—dijo a la pequeña rubia mientras ella miraba a Miley y de regreso a Craig. Por su expresión, él sabía que ella lo había pillado mirando a Miley. Se aclaró la garganta y miró hacia abajo a su ensayo de Inglés. Gloria -ése era su nombre.
—Gracias, Gloria. —Centró su atención en ella, incluso cuando sintió el calor de la mirada de Miley. —Ten un  buen receso de semestre.
Gloria miró a Miley otra vez.
—Si. Usted también—dijo con una sonrisa en su voz.
Nick la despidió llevando su atención al ensayo. Como siempre, su trabajo era excelente.
Cristo, sin embargo, tenía que conseguir sacar de su cabeza a Miley Grayson. Ella era su estudiante, por el amor de Dios. Había visto que se había inscrito en un semestre de otoño, con él, Inglés 210, Introducción a Escribir Ficción. Sabía a lo que prefería introducirla.
Iba a ser  un jodido infierno  tenerla en su clase de nuevo y no fantasear sobre sus pechos, y cómo sus labios carnosos se sentirían envueltos alrededor de su polla. Miró a Miley, y fue un error. Ella lo miraba, sus pezones presionando contra la tela de su camiseta de corte bajo y sus labios húmedos con un ligero brillo en ellos. Se dio la vuelta y apretó los dientes. Iba a tener que cerrar la puerta de su oficina y hacer frente a su erección tomando su polla en la mano tan pronto como terminara la clase. Más estudiantes se acercaron a él, entregando sus trabajos lo que por suerte le ayudó a centrarse en la clase y evitar mirar a Miley.
Cuando el timbre para despedir a la clase llegó por los altavoces, dejó escapar un suspiro de alivio. Final del semestre, basta de fantasear acerca de Miley. Mierda, ¿que tenía, veinte, veintiuno? El  tenía treinta. Era un poco viejo para que hubiera nada entre ellos. Incluso si no tuviera que preocuparse por la ética entre maestros y estudiantes. Infiernos,  acababa de obtener su puesto como profesor permanente. Y no quería meter la pata.
Los restantes  estudiantes le traían sus ensayos que él  organizaba pulcramente para no ver la belleza de pelo negro que se estaba tomando su tiempo para llegar hasta el podio. No estaba seguro de si iba a ser capaz de obtener una palabra coherente, cuando finalmente ella le diera su ensayo. Ella fue la última, por supuesto. Él sabía que amaba  torturarlo, y ella hizo un trabajo condenadamente bueno de eso. Volvió a apilar los papeles con esmero, tratando de mantener la calma. Todo el semestre se había estado burlando de él, coqueteando y dando a entender que le gustaría ser algo más que la mascota del profesor. Y seguro como el infierno, él quería hacer de ella justamente eso: correa, collar y todo.
Él supo el instante en que ella llegó. Ninguna otra mujer olía de la forma en que ella lo hacía. Caliente, sensual y cálida vainilla.
Levantó la cabeza para ver que era, de hecho, el último estudiante en la sala. Mierda, su mano tembló un poco mientras tomaba su ensayo. El podio estaba entre ellos, gracias a Dios. Sus pantalones eran sin duda una tienda de campaña donde su polla presionaba contra el material.
—¿Cuáles son tus planes para este receso de verano,  profesor Jonas? —Le preguntó  Miley en su suave voz de fóllame. Si ella no se iba, su polla estaba a punto de estallar. Se aclaró la garganta otra vez.
—Nada especial.
—En serio. —La palabra era un ronroneo de sus labios que casi le hizo gemir en voz alta. —Mi familia va a Europa por el verano, así que voy a estar sola.
Nick le dio una sonrisa forzada.
—Parece que estamos en el mismo barco. —Ah infierno. ¿Por qué  fue y admitió eso? Como si la niña necesitara algún estímulo. Tal como esperaba, le dio otra de sus sonrisas que hizo que su pene se endureciera.
—Tal vez podríamos reunirnos para tomar un café... o tal vez la cena.
—Escucha. —Él se armó de valor y se obligó a decir lo que no quería. —Tú eres mi alumna. No sería ético que me citara contigo.
Ella arqueó las cejas, una mirada inocente de su expresión.
—¿Quién dijo algo acerca de citas... sólo dos personas solitarias tomando café juntas. O cenando.
—Lo siento, Miley… Señorita Grayson. —Maldita sea, era lo único que podía hacer para sacar su mente de su polla…en su cuerpo, en cualquier número de posiciones…y forzarse a decir las palabras que debía. —No puedo.
—Pero tú quieres—le susurró ella y guiñó un ojo antes de  darse vuelta y caminar hacia la puerta.
Vestía una falda diminuta de color rojo que dejaba ver sus increíblemente largas y tonificadas piernas. Su camiseta roja a juego moldeaba su figura, disminuyendo hasta su pequeña cintura. La miró hasta que desapareció por la puerta, entonces aspiró en una profunda respiración. Le llevó un rato  conseguir tener su erección bajo control. Tenía que pensar en los montones de ensayos que tenía que calificar. En su abuela. En la reunión de su facultad esta tarde. En cualquier cosa menos en Miley.
Cuando tuvo las cosas bajo control, lo que significaba conseguir que su polla cooperara, metió los papeles en su maletín, lo cerró y se dirigió fuera del aula. El golpe de la puerta  hizo eco cuando entró en el pasillo casi vacío. Los estudiantes estaban más que listos para las vacaciones de verano y parecía que nadie estaba interesado en dar vueltas. No es que él tuviera la intención de estar por aquí más de lo que debía. Le había dicho a Miley la verdad, no tenía absolutamente nada interesante planeado, y más que nada  le encantaría tener a esa chica en su cama y mantenerla allí todo el receso. Una chica como ella probablemente podría disfrutar de sus juguetes y un poco de bondage. Quizá mucho bondage.
_____________________________________________________-
Tuve ganas de subir algo hot, asi que espero que les guste, dedicado a Valery, que me tiene abandonada(siente la indirecta y también Jime).
Chau