CAPÍTULO 1
Miley Grayson levantó la vista de su ensayo para mirar
al profesor Jonas. Su boca se hizo agua y se retorció en su asiento para
aliviar el dolor entre los muslos.
Profesor, si, claro. El hombre era tan malditamente
hermoso y construido como si acabara de salir de la revista de un gimnasio que
no se parecía a ningún profesor o profesora que hubiera tenido.
Cabello oscuro enmarcaba sus rasgos cincelados. Tenía
una mandíbula angulosa, los pómulos altos y ojos cafes tan bonitos como el
claro cielo de Arizona.
Ella tenía algo con los hombres con traseros
apretados, y sus pantalones le quedaban bien ajustados. A veces, cuando se
alejaba del podio había podido dar una buena mirada a su paquete.
Definitivamente digno de desenvolverse como el resto de su delicioso cuerpo.
Anchos hombros, bíceps que se flexionan debajo de las mangas ceñidas de sus
camisas.
Ella apostaría su último par de bragas a que tendría
ondulados abdominales y un pecho liso sobre el que pudiera deslizar sus manos para sentir su
grupo de músculos debajo de sus palmas.
Y ella clavaría las uñas en su culo tenso mientras él la cabalgaba con fuerza.
Miley se retorció en su asiento y sonrió para sus
adentros cuando cogió al profesor Jonas mirándola de nuevo. Se inclinó hacia
delante un poco más para que sus pechos se vieran como si se hubieran derramado
fuera de su sostén. Su garganta trabajó antes de que él volviera su mirada hacia el podio. Miley sonrió. Era
el final del segundo semestre de su primer año en la Universidad de
Arizona. Sería una estudiante de segundo año en el otoño. Había encontrado a un
hombre que quería más que a nada. Y tenía la intención de atraparlo. Todo el
semestre se había puesto camisas o
blusas con cuellos que mostraban su escote y hacían hincapié en sus pechos.
Llevaba pantalones cortos o faldas diminutas que apenas cubrían nada. Y él se había
fijado en ella. Ah, sí, definitivamente la miraba cuando pensaba que ella no se
daba cuenta.
Cuando estaba escribiendo notas o trabajando en un
documento, había levantado la vista a través de sus pestañas para verlo
mirándola. Él trataba de parecer casual, pero ella sabía que había una conexión
entre ellos que iba más allá de pura lujuria. A veces sus ojos se encontraban y
se sostenían la mirada antes de que él
apartara la vista y volviera a hacer lo que fuera que había estado haciendo
hasta ese momento. Miley bajó la mirada de nuevo a su trabajo final y trató de
concentrarse en terminar su ensayo. Lo había hecho bien, Inglés era su mejor
tema, pero con Nick Jonas detrás de ese podio, ocultando lo que más quería ver,
tenía que esforzarse para mantenerlo fuera de su cabeza y escribir.
Era el último día antes del receso de verano, y ella
no tenía intención de pasarlo sola. Iba a dar al profesor Jonas momentos que
nunca olvidaría.
La mirada de Nick Jonas se mantuvo extraviada en los pechos de Miley Grayson. Maldita sea,
su alumna era tetona. Era una suerte para él estar detrás de un podio cuando
daba sus conferencias o sus alumnos verían
su constante erección cada vez que estaba alrededor de Miley.
En este momento su clase tenía la cabeza baja,
mientras que estudiaba minuciosamente sus trabajos académicos. Eso le dio
tiempo a Nick para permitirse disfrutar de algunas fantasías acerca de Miley.
Si ella no fuera su alumna, la invitaría a salir y la follaría como si no
hubiera un mañana. Tendría que azotarla por ser una chica mala, convirtiendo su
culo en una agradable sombra de color rosa.
En ese momento, Miley lo miró y le dio esa pequeña
sonrisa sexy que le daba cada vez que tenía la oportunidad. Ella se movió en su
asiento para estirarse y girar uno de sus dedos en su largo pelo negro y lo
miró con los ojos tan verdes y sensuales que apenas podía pensar, mucho menos
conseguir tener su erección bajo control.
—Profesor Jonas, —dijo una voz femenina a la izquierda
del podio. —¿Dónde quiere que dejemos los ensayos?
Nick sacudió su atención hacia…¿cual era su nombre?
—Yo lo tomaré—dijo a la pequeña rubia mientras ella
miraba a Miley y de regreso a Craig. Por su expresión, él sabía que ella lo
había pillado mirando a Miley. Se aclaró la garganta y miró hacia abajo a su
ensayo de Inglés. Gloria -ése era su nombre.
—Gracias, Gloria. —Centró su atención en ella, incluso
cuando sintió el calor de la mirada de Miley. —Ten un buen receso de semestre.
Gloria miró a Miley otra vez.
—Si. Usted también—dijo con una sonrisa en su voz.
Nick la despidió llevando su atención al ensayo. Como
siempre, su trabajo era excelente.
Cristo, sin embargo, tenía que conseguir sacar de su
cabeza a Miley Grayson. Ella era su estudiante, por el amor de Dios. Había
visto que se había inscrito en un semestre de otoño, con él, Inglés 210,
Introducción a Escribir Ficción. Sabía a lo que prefería introducirla.
Iba a ser un
jodido infierno tenerla en su clase de
nuevo y no fantasear sobre sus pechos, y cómo sus labios carnosos se sentirían
envueltos alrededor de su polla. Miró a Miley, y fue un error. Ella lo miraba,
sus pezones presionando contra la tela de su camiseta de corte bajo y sus
labios húmedos con un ligero brillo en ellos. Se dio la vuelta y apretó los
dientes. Iba a tener que cerrar la puerta de su oficina y hacer frente a su
erección tomando su polla en la mano tan pronto como terminara la clase. Más
estudiantes se acercaron a él, entregando sus trabajos lo que por suerte le
ayudó a centrarse en la clase y evitar mirar a Miley.
Cuando el timbre para despedir a la clase llegó por
los altavoces, dejó escapar un suspiro de alivio. Final del semestre, basta de
fantasear acerca de Miley. Mierda, ¿que tenía, veinte, veintiuno? El tenía treinta. Era un poco viejo para que
hubiera nada entre ellos. Incluso si no tuviera que preocuparse por la ética
entre maestros y estudiantes. Infiernos,
acababa de obtener su puesto como profesor permanente. Y no quería meter
la pata.
Los restantes
estudiantes le traían sus ensayos que él
organizaba pulcramente para no ver la belleza de pelo negro que se
estaba tomando su tiempo para llegar hasta el podio. No estaba seguro de si iba
a ser capaz de obtener una palabra coherente, cuando finalmente ella le diera
su ensayo. Ella fue la última, por supuesto. Él sabía que amaba torturarlo, y ella hizo un trabajo
condenadamente bueno de eso. Volvió a apilar los papeles con esmero, tratando
de mantener la calma. Todo el semestre se había estado burlando de él,
coqueteando y dando a entender que le gustaría ser algo más que la mascota del
profesor. Y seguro como el infierno, él quería hacer de ella justamente eso:
correa, collar y todo.
Él supo el instante en que ella llegó. Ninguna otra
mujer olía de la forma en que ella lo hacía. Caliente, sensual y cálida vainilla.
Levantó la cabeza para ver que era, de hecho, el
último estudiante en la sala. Mierda, su mano tembló un poco mientras tomaba su
ensayo. El podio estaba entre ellos, gracias a Dios. Sus pantalones eran sin
duda una tienda de campaña donde su polla presionaba contra el material.
—¿Cuáles son tus planes para este receso de
verano, profesor Jonas? —Le
preguntó Miley en su suave voz de
fóllame. Si ella no se iba, su polla estaba a punto de estallar. Se aclaró la
garganta otra vez.
—Nada especial.
—En serio. —La palabra era un ronroneo de sus labios
que casi le hizo gemir en voz alta. —Mi familia va a Europa por el verano, así
que voy a estar sola.
Nick le dio una sonrisa forzada.
—Parece que estamos en el mismo barco. —Ah infierno.
¿Por qué fue y admitió eso? Como si la
niña necesitara algún estímulo. Tal como esperaba, le dio otra de sus sonrisas
que hizo que su pene se endureciera.
—Tal vez podríamos reunirnos para tomar un café... o
tal vez la cena.
—Escucha. —Él se armó de valor y se obligó a decir lo
que no quería. —Tú eres mi alumna. No sería ético que me citara contigo.
Ella arqueó las cejas, una mirada inocente de su
expresión.
—¿Quién dijo algo acerca de citas... sólo dos personas
solitarias tomando café juntas. O cenando.
—Lo siento, Miley… Señorita Grayson. —Maldita sea, era
lo único que podía hacer para sacar su mente de su polla…en su cuerpo, en
cualquier número de posiciones…y forzarse a decir las palabras que debía. —No
puedo.
—Pero tú quieres—le susurró ella y guiñó un ojo antes
de darse vuelta y caminar hacia la
puerta.
Vestía una falda diminuta de color rojo que dejaba ver
sus increíblemente largas y tonificadas piernas. Su camiseta roja a juego
moldeaba su figura, disminuyendo hasta su pequeña cintura. La miró hasta que
desapareció por la puerta, entonces aspiró en una profunda respiración. Le
llevó un rato conseguir tener su
erección bajo control. Tenía que pensar en los montones de ensayos que tenía
que calificar. En su abuela. En la reunión de su facultad esta tarde. En cualquier
cosa menos en Miley.
Cuando tuvo las cosas bajo control, lo que significaba
conseguir que su polla cooperara, metió los papeles en su maletín, lo cerró y
se dirigió fuera del aula. El golpe de la puerta hizo eco cuando entró en el pasillo casi vacío.
Los estudiantes estaban más que listos para las vacaciones de verano y parecía
que nadie estaba interesado en dar vueltas. No es que él tuviera la intención
de estar por aquí más de lo que debía. Le había dicho a Miley la verdad, no
tenía absolutamente nada interesante planeado, y más que nada le encantaría tener a esa chica en su cama y
mantenerla allí todo el receso. Una chica como ella probablemente podría
disfrutar de sus juguetes y un poco de bondage. Quizá mucho bondage.
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Tuve ganas de subir algo hot, asi que espero que les guste, dedicado a Valery, que me tiene abandonada(siente la indirecta y también Jime).
Chau
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