Átame a ti - capitulo- 87

Un golpe fuerte sonó desde el interior el cuarto. ¿Y si él se había lastimado porque tuvo demasiado orgullo para pedirle ayuda?

Tú sabes acerca de ser demasiado orgullosa.

Las estúpidas voces en su cabeza siempre le daban consejos demasiado tarde.

Se arriesgó y tocó la puerta.

―¿Nick? ¿Estás bien?

―Bien. Espera un segundo.

Eliza chilló.

Nick abrió la puerta. Su mirada aterrizó sobre Eliza y le sonrió suavemente.

―Ey, bebé. ¿Por qué el jaleo?

Ante el sonido de su voz, Eliza volteó la cabeza.

―Probablemente tiene hambre. No terminó su último biberón.

―Siento no haberla oído. ¿Está bien? ¿No le duele algo o cualquier cosa?

―No que yo sepa, además de sus llantos por los dientes durante el último par de días. Creo que tenías razón. Está cortando los dientes.

―Me ofrecería a tomar el turno de la noche, pero creo que ella gritaría si divisara la horrible mitad golpeada de mi cuerpo en medio de la noche. Y para ser honesto, estoy sintiendo más que un pequeño dolor ahora mismo.

Miley no respondió, estaba demasiado ocupada mirando fijamente los petates al lado de la cama. Él se puso tenso cuando se dio cuenta de que ella los había visto. De alguna manera, ella se tragó el nudo en su garganta y preguntó:

―¿Qué pasa?

―Voy a estar ocupado en el rancho por algunos días. ―Él arrastró sus pies y miró en cualquier dirección menos a ella―. Después de lo que sucedió hoy temprano, y ahora con esto, decidí que ambos podríamos tomarnos un descanso.

¿Decidiste? ¿Y yo qué? ¿No tengo nada que decir? ¿No somos dos? Su agarre sobre Eliza se intensificó.

―Puedes ubicarme a cualquier hora en mi celular. Probablemente no revisaré mis mensajes hasta tarde, pero si es una emergencia, puedes llamar a mi mamá y ella me buscará. ―nick acarició la mejilla de Eliza―. Voy a extrañarte mucho, cosita dulce. Sé buena con tu mamá, ¿sí? Te veré pronto.

―¿No vas a intentar tomarla para llevártela contigo?

―No. ―Sus ojos llenos de dolor buscaron los de ella―. Nunca la alejaría de ti, Miley.

Oh no. ¿Qué estaba pasando con ellos? ¿Cuándo habían vuelto a ser amables desconocidos?

―Pensé…

―Sé lo que pensaste y estabas equivocada. Algunas cosas que se dicen en un momento de enojo no deberían decirse nunca.

Inmediatamente ella se preguntó, ¿cosas como cásate conmigo?

Eliza protestó por su estado hambriento y Miley dio un paso atrás.

―Yo, ah, tengo que alimentarla. ―Empezó a bajar por el corredor. La puerta se cerró suavemente, pero hizo un eco tan fuerte en su cabeza como si él la hubiera cerrado de un golpe.

Después de que Miley se levantó con Eliza otra vez para sus alimentación de las dos de la madrugada, no pudo volver a dormir. Paseó de un lado a otro por en el corredor afuera del cuarto de nick, preguntándose si era lo mejor para él estar durmiendo solo. ¿Y si tenía una lesión en la cabeza? ¿No se suponía que debería chequear a un paciente con la cabeza golpeada cada pocas horas? En lugar de arriesgarse a despertarlo tocando la puerta, ella la abrió silenciosamente y anduvo de puntillas dentro de su cuarto sólo para revisarlo.

nick estaba desparramado en el medio de la cama. Su mano derecha sujetaba la bolsa de hielo sobre su ojo derecho.

El sudor bañaba su piel. Se inclinó para colocar la mano sobre su frente. Maldición. Su piel estaba caliente al tacto. El pobre hombre estaba ardiendo, no era extraño que estuviera completamente desnudo. Miley fue al cuarto de baño y regresó con dos paños húmedos.

Se sentó sobre el borde de la cama, lo que despertó a nick.

―¿Miley? ¿Qué pasa?

―Lo siento. No quería despertarte. Entré a verte y todo tu cuerpo está afiebrado. ¿Cómo te sientes?

―Como si me hubieran molido a palos.

―Lo hicieron. Pensé que te podría gustar si te refrescara un poquito.

―No tienes que hacerlo.

―Lo sé. Pero quiero. Por favor. Déjame hacer esto por ti, ¿sí?

Ninguna respuesta.

Bien, no había ladrado que no. Eso era una buena señal.

―¿Tienes náuseas?

Él sacudió la cabeza y gimió.

―Excepto cuando hago eso.

―Entonces no lo hagas ―medio lo regañó―. Quédate quieto. Voy a mover esta bolsa de hielo a un lado un poquito. ―Ella tomó un profundo aliento y se le congelaron los pulmones. Oh Dios. Se le estaba poniendo el ojo seriamente morado.

―¿Qué?

―Nada. Sólo relájate. Esta tela podría estar fría al principio.

Miley comenzó por su frente. Evitando su ojo henchido, pasó la tela por los agudos planos de su rostro, sus pómulos, sus sienes, su generosa boca, demorándose sobre la fuerte línea de su mandíbula. Enjuagó la larga línea de su cuello.

Él se deshacía en suspiros.

Ella continuó a través de sus clavículas y hombros. Bajando por sus músculos pectorales. Él siseó, no por el dolor, cuando el áspero paño pasó sobre sus tetillas y los discos se endurecieron en pequeños puntos. Miley se percató de que dado que ella le había dado el control a nick de sus interludios, él nunca le había permitido pasar mucho tiempo explorando su bello y fuerte cuerpo. No había pasado mucho tiempo aprendiendo cómo le gustaba ser tocado por encima de la cintura. No había trazado los delineados músculos de los abdominales y estómago con su lengua. Lo que era una condenada lástima, y una situación que ella rectificaría pronto.

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Bueno chicas hasta aqui les dejo espero que les guste