Aquel pensamiento le provocó
una oleada de deseo líquido por las venas, asegurándole que había tomado el
camino correcto. Lo primero era hacerse con su fantasía. A pesar de su
determinación, los genes sureños eran difíciles de obviar, y miró temerosamente
a su alrededor para ver si alguien podía pillarla robando una página. No,
seguía estando sola. Se recordó a sí misma que, después de aquel día, nunca más
volvería a aquella tienda. Entonces hizo acopio de coraje y arrancó la página.
El desgarre resonó alto y claro
en el vestíbulo vacío. ____ puso una mueca, pero cuando nadie apareció para
reprenderla, dobló la hoja y se la metió en el bolso.
Ahora sólo necesitaba un
hombre.
Las cosas que un hombre hacía
por sus amigos, pensó LOgan Lermanirónicamente. Salió del probador de
Divine Events, olvidándose del esmoquin y los complementos de padrino hasta la
ceremonia del día siguiente.
Aquella noche era la cena de ensayo y, gracias a Dios, los novios habían optado
por la ropa informal.
Se frotó los ojos con los
dedos, pero seguía teniendo la vista borrosa. Bueno, ¿qué podía esperar después
de un vuelo nocturno desde San Francisco? Antes de llegar a casa había estado
en un viaje bastante largo, como era normal en su trabajo de piloto para
Connectivity Industries, una gran empresa de ordenadores. Su encargo más
reciente había sido llevar al director general y a varios de los socios a
París, lo que había supuesto una estancia en el Ritz y otros privilegios
adicionales. Le encantaba su trabajo.
Habiendo crecido en un tugurio
de San Francisco, se había prometido a sí mismo que acabaría saliendo de aquel
agujero y que nunca volvería. Y lo había conseguido. Ahora tenía un apartamento
en un rascacielos de Embarcadero, con una vista espectacular del Puente de la
Bahía. Ver la ciudad desde la distancia le recordaba lo lejos que había
llegado. Gracias a su perseverancia, había conseguido un trabajo que lo hacía
viajar por todo el mundo y que estaba extraordinariamente bien pagado. Y los
lujos que llevaba asociados tampoco estaban mal.
Los únicos inconvenientes eran
el jet lag y la fatiga que sentía en esos momentos. No estaba de humor para
obligaciones sociales, pero, como padrino de la boda, tenía que complacer a su
amigo Bill, a quien había conocido en la academia de vuelo. Bill había decidido
dejar la aviación e instalarse definitivamente con su mujer. Logan soltó un
resoplido, decepcionado con la decisión de su amigo, pero decidido a
respetarla. Al igual que la madre
de Logan, la novia de Bill no quería a un hombre que no estuviese en casa y
que se ganara la vida viajando. Loagn tenía la esperanza de que, a diferencia
de su viejo, Bill no se consumiera por culpa del matrimonio. En fin… Bill era
un hombre adulto y sabía lo que estaba haciendo y dónde se estaba metiendo.
Pero ninguna mujer conseguiría jamás atar a Logan, ni con el matrimonio ni
con ninguna otra relación que fuera más allá de una aventura pasional.
Y hacía mucho tiempo que no se
permitía ninguna de esas aventuras. Sobre todo porque las mujeres afirmaban que
podían conformarse con una sola noche, igual que afirmaban poder adaptarse al
estilo de vida de Logan, y después, en un abrir y cerrar de ojos, estaban
intentando cambiarlo y convencerlo de que lo que realmente quería era bajar de
las alturas y refugiarse en el calor del hogar.
Y un cuerno.
A pesar de lo que sentía al
respecto, había arreglado su horario para llegar a Chicago unos días antes de
la boda, pero quería salir de aquel lugar sin perder un segundo más. Todas las
flores y adornos blancos gritaban «boda» y lo hacían estremecer.
Se metió la camiseta por la
cintura de los vaqueros y atravesó el vestíbulo hacia la salida. El sol que
entraba por la puerta se reflejaba en los espejos, haciéndole entornar los
ojos. Entonces se quedó de piedra, absolutamente fascinado.
La mujer era rubia, y él
siempre había tenido debilidad por las rubias. Llevaba una blusa de seda que le
recordó el tacto de la piel femenina. Y sus dedos se deslizaban sobre un libro
rojo con una delicadeza exquisitamente erótica, intensificando el
estremecimiento que le recorría el cuerpo. Y eso que ni siquiera le había visto
el rostro.
No importaba. Si esa mujer
estaba en Divine Events, o estaba a punto de casarse o era una dama de honor;
es decir, que sería de las que intentaban hacerse con el ramo de la novia. Al
menos eso era lo que sus hermanas y amigas afirmaban, y Logan se negaba a que
nadie le echara el lazo. Sacudió la cabeza y soltó una carcajada.
Al oír su risa, la mujer
levantó la cabeza y lo miró con ojos muy abiertos. Atónita y aparentemente
avergonzada, a juzgar por el rubor que cubría sus mejillas, retiró el libro de
su regazo y lo colocó en la mesa.
Logan no supo qué lo
intrigaba más, si el libro rojo, las mejillas coloradas… o ella. Tenía unos
ojos grandes y azules en los que se intuían la tristeza y profundos secretos,
una piel de porcelana y la figura más hermosa que él había visto en su vida. Y
ella no podía desviar la mirada.
Había pasado mucho tiempo desde
que experimentara una reacción tan fuerte y visceral hacia una mujer. Tanto
tiempo que decidió que valía la pena aventurarse un poco más.
Avanzó hasta el sofá y se sentó
junto a ella, apoyando un brazo tras la cabeza de la mujer.
—Hola —la saludó, y se inclinó
hacia ella. Una fragancia floral invadió sus sentidos y le provocó una erección
instantánea. No tenía una reacción tan rápida desde que era un niño.
Ella inclinó la cabeza,
rozándose el hombro con sus mechones rubios.
—Hola —respondió, batiendo las
pestañas de un modo que denotaba falta de práctica y sensualidad al mismo tiempo. Añadido al sugerente
acento sureño, el gesto disparó el deseo de Logan.
Bajó la mirada hasta sus manos,
que descansaban sobre sus muslos. No llevaba anillo en ningún dedo, sólo una
marca intrigante en el dedo anular de la mano izquierda. Todos los indicios
hacían suponer que estaba soltera.
Uno a cero para él, pensó
Logan.
—¿Qué hace una chica tan guapa
como tú en un lugar como éste? —preguntó, escogiendo la vía de acercamiento más
obvia que se le ocurrió.
Tal y como esperaba, ella puso
los ojos en blanco y se echó a reír. Su risa tenía una ligera entonación de
coquetería que a logan le encantó.
—¿Dama de honor o estás
planeando tu boda? —siguió él al no recibir respuesta.
Ella dejó escapar un largo
suspiro.
—Intento cancelar una.
—¿Una boda?
—La mía —respondió ella,
apartando la mirada.
Aquello lo pilló desprevenido.
Ahora se explicaba el atisbo de tristeza en sus ojos.
—Estoy seguro de que ha sido
decisión tuya —le dijo. ¿Qué hombre en sus cabales dejaría a una mujer como
aquélla?
—Creo que me tomaré eso como un
cumplido —dijo ella.
—Lo es.
Ella lo miró entonces a los
ojos, y por primera vez su sonrisa iluminó todo su rostro. No había ni rastro
de dolor, tristeza ni debilidad. Tan sólo una mujer seductora.
Siguiendo un impulso, logan le tomó la mano y entrelazó los dedos con los suyos. La mujer abrió los labios en una mueca de sorpresa y
batió las largas pestañas de sus ojos grandes y, si logan no se equivocaba,
ansiosos. Recuperada del shock inicial, era obvio que le gustaba el tacto de su
mano tanto como a él le gustaba el suyo.
Porque a logan verdaderamente
le gustaba. La piel de la mujer era tan suave como su voz y tan cálida como el
deseo que lo obligaba a permanecer junto a ella.
—¿Fue idea tuya o de él? De
anular la boda, me refiero.
—Suya —respondió ella
encogiéndose de hombros. Incluso aquel gesto cotidiano estaba impregnado de una
delicadeza exquisita—. Pero nos ha hecho un favor a los dos. Aunque sea un
mentiroso beep —masculló en voz baja.
—A mí me parece que estás mejor
sin él.
—Dime algo que no sepa —replicó
ella irónicamente, volviéndose hacia él—. ¿Y qué hace un hombre como tú en un
sitio como éste? —una extraña sonrisa curvó sus labios—. ¿Eres el novio, el
padrino o el ujier?
—El padrino.
Ella lo recorrió descaradamente
con la mirada, desde la punta de los zapatos hasta lo alto de la cabeza.
—Eso sí que me lo creo.
—Creo que me lo tomaré como un
cumplido.
Ella se echó a reír.
—Lo es. Y creo que deberías
decirme lo que estás buscando —le dijo, bajando la mirada a sus manos
entrelazadas.
Una vez más lo dejaba perplejo.
Acostumbrado a llevar la iniciativa, Logan no supo cómo responder. Se sentía atraído por ella. La deseaba
sexualmente. Ése había sido el comienzo. Pero ahora se daba cuenta de que esa
mujer estaba herida y, aunque su reacción lo desconcertara, quería aliviarle su
dolor y oír otra vez su risa. Quería volver a casa el domingo sabiendo que la
había dejado con un recuerdo feliz.
Pero la única manera de
describir su deseo era una aventura sin compromiso. Su cuerpo estaba dispuesto
y preparado desde que la vio. El único problema radicaba en que el estado de
esa mujer era muy vulnerable y él no quería causarle más dolor. La decisión
tenía que ser de ella.
______ clavó la mirada en los
ojos de aquel guapo desconocido de pelo negro y sintió que se derretía como el
chocolate al sol. Su cara necesitaba un afeitado y sus ojos verdes ardían de
deseo. Era exactamente el tipo de hombre con el que ella fantaseaba para
ejercer su independencia.
8 comentarios:
ME ENCANTA, ME ENCANTA, ME ENCANTA, ME ENCANTA, Y ME REEEE ME ENCANTA, AMIX ESTA SUPER INTERESANTE, AWW LOGAN MI VIIDA, NO PODES SER TAN DIRECTO DE IR Y ENTRELASAR TUS MANOS CON LAS MIAS *-* JAJAJA QUIERO MAS MAS MAS DE VERDAD MI SISTER QUIERO OTRO CAPITULO, ESTOY ANSIOSA POR SABER QUE ES LO QUE SIGUE, TE QUIERO Y ME ENCANTA DE VERDAAADD!!!!!!!! ME DERRETI COMO EL CHOCOLATE AL SOL *-* JAJAJA
hahahaha.... lo he leido tres veces y aun sigo sonriendo! hehehehe...!
ME ENCANTÓÓÓÓÓÓÓÓ!!!
siguela siguela siguela siguela!!
ESPECTACULAR!!
DIOS!! este es mi nove favorita!!
It's One in a Million!!
=D
hola sarii me encanta cmo escribis, y ahora estas haciendo x youtobe mi nove favorita the manual of the forbidden y obeo q la voy aver de vuelta, pero sigo quieriendo q hagas la segunda temporada jo soy re pesada pero es q me encanta simplemente me ENCANTA joo
tkm YOP AGUS MARTINEZ ♥
ahh bueniisissmoo lo ame siguelaa
que te dire hermosoo ahh continuala la ammeee
ahhh corazon siguela yaaa
amiix continuala yaaa
buenisisismo el cpai siguela
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