-¡Vaya, qué milagro! -musitó joe-. Ha venido nick.
Los familiares que rodeaban la sepultura de Hilario Fletcher levantaron la vista. Su expresión iba de la curiosidad a la franca desaprobación, mientras contemplaban como se aproximaba el nieto pródigo. El sacerdote se aclaró la garganta y dirigió una inquisitiva mirada hacia la esbelta joven que estaba de pie junto a él.
-Creo que será mejor que esperemos -le comentó ella con calma, y kevin Fletcher, quien estaba a su derecha, frunció el ceño en un gesto de disgusto.
-¿Cómo se habrá enterado? -susurró.
miley se ruborizó, ya que había sido ella, quien había informado a nick. Al acercarse este último, alto y descuidadamente vestido, ella bajó la mirada.
Cuando la madre de nick, y única hija de Hilario, contrajo matrimonio con un hombre que no sólo era extranjero, sino que además había ganado su fortuna con casinos, centros nocturnos y cabarets. Hilario Fletcher borró su nombre de la Biblia familiar. No obstante, poco después de la muerte de ella, Hilario se dignó reconocer la existencia de Alfonso al invitarlo a pasar el fin de semana en Ranbury Hall. A nick, quien en esa época tenía veintiún años de edad, no le emocionó tal perspectiva, mas la curiosidad lo hizo acudir y, puesto que poseía suficiente fortuna personal, su comportamiento no fue servil como el del resto de la familia de Hilario, aunque al término de su visita dio las gracias con la debida cortesía.
-Hombre que nace de mujer... -entornó la sepulcral voz.
miley tragó saliva con fuerza. En realidad, a ninguno de los presentes afligía la muerte de su abuelo... un anciano gruñón y solitario. El padre de miley había sido el más joven de los hijos de Hilario; y el que menos éxito había tenido en la vida. No permanecía durante mucho tiempo en los empleos que tenía. miley tenía cuatro años de edad cuando sus padres la adoptaron, y el recuerdo de los seis años transcurridos en ese hogar constituían un cálido capullo dentro del cual retirarse cuando se sentía deprimida. No tenían mucho dinero, pero entre ellos reinaba el amor. Su súbita muerte en un accidente automovilístico fue una impresión terrible para miley, quien antes de su adopción había estado en varias instituciones. Después de la muerte de sus padres, fue llevada a Rambury Hall.
-La ley dice que tú eres mi nieta -gruñó Hilario Fletcher a la temblorosa pequeña cuando llegó a su casa-, pero ambos sabemos que eso no es cierto y que fuiste adoptada. No eres de mi sangre, pero no puedo permitir que se diga que te volví a internar en una institución. Espero que sepas hacerte últil. Tienes la desventaja de no ser bonita, pero me atrevería a decir que aún estarás aquí cuando yo me vea obligado a ir en una silla de ruedas y necesite una enfermera para cuidarme.
La helada brisa que cruzaba el cementerio la hizo estremecerse bajo su delgado impermeable color azul marino. El vaticinio de Hilario fue correcto. Ella ya había cumplido veintitrés años y, aparte de unos pocos años que pasó en un internado de Leeds, nunca llegó a salir de Ranbury y sus alrededores, en Yorkshire Dales. Un año atrás, fue un período de tiempo grabado en su alma como un año de profunda infelicidad, puesto que ella podía haberse ido con el hombre al que amaba, si no hubiera sido imposible a causa de la enfermedad de Hilario.
Al quedarse, llevó a efecto lo que cualquiera hubiese estimado que era su deber. Después de un año, Hilario falleció mientras dormía; por lo tanto, ya no existía ninguna razón para que ella permaneciera aún en Ranbury. liam la esperaba pacientemente en Londres desde hacía más de un año y pronto empezarían juntos una nueva vida llena de amor. Para miley sería una novedad ser considerada como una persona con sentimientos y necesidades propias. Su abuelo la había considerado durante todo el tiempo que había vivido con él una indeseada responsabilidad, hasta que se dio cuenta de lo útil que una chica callada y trabajadora podía ser en una casa tan grande y necesitada de cuidados, así como de los ahorros que podía lograr con sus esfuerzos para equilibrar el presupuesto. Y, durante las últimas fechas, comprobó que era mucho más barato mantenerla a ella que contratar a una enfermera particular que no habría soportado su aguda y viperina lengua, ni sus constantes quejas. A lo largo de esa temporada, miley se sintió al borde de un ataque de nervios, pero permaneció al lado de su frío y tiránico abuelo.
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