Miley Ray Cyrus era la típica chica inglesa. No muy alta, de cabello lacio, color castaño y una piel muy blanca adornada por graciosas pecas alrededor de su pequeña nariz. Era demasiado delgada, pero aun así tenía una belleza especial. No era como las grandes beldades Fleur Delacourt o su hermana Gabrielle, capaces de hacer desnucar un tipo, por sólo voltear a verlas, pero se defendía. No en vano hizo suspirar a varios chicos en la escuela. Tenía 23 años y una nada despreciable profesión (era empleada del ministerio, mas precisamente del departamento contra el uso incorrecto de artefactos muggles), que si bien no le daba grandes satisfacciones económicas, al menos la ayudaba para sobrevivir y ayudar en el mantenimiento de su casa. Porque, a pesar de ser una bruja independiente, todavía vivía en la casa de sus padres. Era algo más fuerte que su misma independencia, necesitaba estar ahí… y recordar todas las cosas felices del pasado. Tenía un novio, desde la escuela. Quizás esto era lo más paradójico en ella. Desde los 16 años, se descubrió terriblemente enamorada de "su peor enemigo", Liam Hemsworth, y a pesar de los constantes arranques de furia de sus hermanos por su decisión, siguió con la relación contra viento y marea… aún soportando el odio del que fue su primer amor… o como ella decía ahora, su primera ilusión. Ya no quedaba rastros del amor o interés por Nick Jonas . Todo su corazón pertenecía a aquel platinado joven que la amaba, sin importarle nada, ni siquiera el odio de los padres del joven, por haberse liado con una "traidora de sangre".
Si, la vida de Miley era medianamente feliz… tenía un trabajo digno, un novio ejemplar… sólo le faltaba lo que más quería, sus padres.
Cómo sufrió ese día. Aún martillaba en la cabeza y no la dejaba en paz, el momento en que la preciosa esfera de cristal, donde la tenían protegida sus hermanos, se despedazó; fue ese instante, cuando le avisaron del ataque a su casa por parte de varios mortífagos. El grupo, sabiendo de la muerte de Voldemort en manos de Nick Jonas , no dudó descargar su furia en las personas mas allegadas al enemigo… Temía lo peor. Cuando llegó, el escuadrón de aurores se había encargado de limpiar el lugar de mortífagos. Aún le quedaba la sensación de sus piernas temblorosas al entrar en la casa… y encontrarse con ese panorama tan desolador. Las pocas cosas que tenían en mal estado por el uso, estaban tiradas y destrozadas. Al parecer la lucha había sido tenaz… Ella lo sabía. Sus padres no se iban a rendir fácilmente. Entrando a la cocina, vio el cuerpo sin vida de… "Percy". Su hermano… aquel al que había repudiado por ser tan ambicioso… Tan poco le duró el arrepentimiento. Sólo hacía una semana que había vuelto a la casa… y ahora estaba muerto. Sintió un escalofrío al ver que sus padres no estaban ahí. Recordó la calidez de los brazos de Joe, al abrazarla y sus palabras cargadas de dolor "Están en San Mungo, no creen que sobrevivan". Y se recordó caer al suelo y gritar de impotencia. Recordó mirar a Nick , el amigo incondicional de su hermano, que la miraba con ternura, y recordó sus palabras, al abalanzarse contra el muchacho y golpearlo mientras le decía "Todo esto es por tu culpa!! Maldigo el día que entraste en esta casa, Nick Jonas !! Te odio por todo lo que vivimos y por lo que vivirás!! Ojalá Voldemort te hubiera asesinado… no sufriríamos tanto con él al poder!!!"
Miley sacudió la cabeza volviendo al presente… estaba llegando al hospital San Mungo. Cada vez que entraba a ese lugar, moría un poco. Saludó como siempre a la secretaria y se dirigió al cuarto piso. Allí se encontraban los enfermos con daños provocados por hechizos, algunos, con daños irreversibles y otros maleficios. Respiró varias veces tratando de matar la angustia que la agobiaba cada vez que abría esa puerta y entraba. Saludó a la sanadora con un beso, y acompañada de esta, se dirigió al final del lugar. Todas las camas estaban separadas por cubículos… Cada uno de los pacientes tenía su lugar ambientado como si fuera su hogar… decorado con objetos personales. Aunque Miley nunca podría entender, cómo los sanadores podrían pensar en eso como hogar, si bastaba cruzar por la puerta principal y un frío glacial se apoderaba del cuerpo, cual dementor, sacándote toda la alegría. Pero ella ya no sentía nada… la alegría la había abandonado hace tiempo. Sólo Liam la hacía sentir un poco viva. Aun así, los médicos insistían en ambientar eso como si los enfermos estuvieran en casa. Miley dudaba que sus padres se dieran cuenta de algo… ellos ni siquiera la conocían.
- Cómo han amanecido hoy? – Preguntó a la sanadora.
- Oh!! Bueno, tu madre ha estado algo inquieta… y lo menciona con una sonrisa. Y tu padre… bueno él sólo está mirando por la ventana.
- Bien… eso es un logro no? – la miró esperanzada. La sanadora no le quería sacar la ilusión, así que asintió débilmente. – Que nombre a Percy…
- No… no dijo ese nombre… dijo "Nick querido"… - Miley se paró en seco y la miró con rabia.
- Ha estado aquí? Nick Jonas? – la muchacha asintió – Cuándo?
- Bien temprano… él no quiere que lo vean…
- Desde cuándo?
- Viene una vez al mes desde que están aquí… Tu madre se pone tan alegre cuando…
- Mira – la tomó de la túnica verde – no quiero que lo dejes entrar nuevamente, entendiste? Ese es persona no grata!! – Pasaron a los señores Longbottom y llegaron. Miley suspiró y entró al cubículo. Su madre estaba con la mirada perdida, tarareando una canción de cuna… y su padre, tenía en sus manos un patito de hule...
- Hola mamá – no hubo respuesta. Se acercó y le dió un beso en la frente – estás algo despeinada sabes? – Abrió su bolso y sacó un peine. Comenzando a pasarlo por el enmarañado pelo rubio de Molly – Ahora está mejor… no vino Demi hoy?.
- La señorita Granger fue por un florero de plástico… usted sabe que no se permiten objetos de vidrio o cristal…
- Ey!! Demi te trajo flores? – le dijo acariciando la cara de su madre, Molly sólo miraba a un punto en la pared, y suspiraba. Eso dolía más. Que Molly Cyrus no dijera nada… y a ella le encantaba tanto hablar!!.
- En realidad fue el joven Jonas …
- Maldito… – murmuró para sí misma – Hola papá!! – le dió un beso a su padre que estaba parado cerca de la ventana – Dame eso, es algo que... – cuando quiso quitarle el patito, su padre la apartó de un tirón y se fue a sentar acurrucado en un rincón.
- No debe hacer eso. De alguna manera es una ayuda… que tenga algo en que descargar…
- Mire – dijo alzando la voz – eso es lo que logra ese infeliz…- sus ojos se aguaron – NO QUIERO QUE VUELVA A PISAR ESTE LUGAR… Y TE HAGO RESPONSABLE DE LO QUE …
- NO!!!!!!! POR FAVOR!!! NO, PERCY!!! – su madre comenzó a convulsionar y a gritar… - NO!!!!
- Voy a llamar a mi superior!! – dijo la sanadora y fue corriendo hacia la puerta de entrada. Miley sólo atinó a tratar de que su madre se calmara, a duras penas lograba sostenerla para que no se caiga de la cama… miró a su padre, y eso le partió mas el corazón. Arthur, el mas valiente padre que Miley conociera, había subido las piernas a la silla, parecía un ovillo humano, y cerrando los ojos, se tapaba los oídos murmurando "ahí vienen, ahí vienen" repetidamente. Miley no pudo más y lloró, de rabia, por no poder hacer nada por sus padres, que habían dado todo por sus hijos.
- Cálmate mamá – decía – ya está bien… no te preocupes… ya todo pasó… ahora estás a salvo…
- Apártese señorita – dijo el jefe del piso y dándole un empujón, se acercó a Molly y le aplicó una poción tranquilizante. Luego le dio a Arthur su dosis. Cuando estuvieron más calmos, acompañó al señor Cyrus hasta su cama y lo acostó – bueno, dormirán todo el día… Qué ha sucedido? – dijo mirando a la Castaña.
- Qué va a suceder? yo estaba hablando…
- Usted gritó…- dijo la sanadora. Miley la miró sin expresión alguna en su rostro.
- De alguna manera, señorita Cyrus, los gritos deben activar algunas zonas de la memoria de sus padres… recuerdos dolorosos del día del ataque. Por lo que le aconsejaría que no lo hiciera nuevamente – ella no podía más. Y ahogando un sollozo, salió corriendo de ahí… quería escapar y perderse… ni siquiera vió y mucho menos escuchó a su cuñada que le gritaba para que se detuviese. Miley Cyrus y la súper valiente, la que se puso la familia al hombro, la que se juró ser fuerte para que sus hermanos no cayeran en la depresión, y con ello terminar con la familia, corría, quería huir… ya no aguantaba tanto dolor.
Se sentía culpable. Aún sabiendo que no lo era, tenía ese peso en la conciencia. Todos los que lo conocían, es decir los pocos amigos que le quedaban, trataban de convencerlo de lo contrario… pero eso era lo que más dolía. Las personas que más le importaban, lo culpaban… y lo dejaron solo. Sus amigos inseparables… ella. A la que había descubierto en su sexto año. La que lo hacía suspirar y volverse loco, cada vez que la veía. La que le rompió el corazón de la peor manera, cuando la vió, de novia con su peor enemigo. Y la que terminó por sepultarlo al decirle aquellas palabras…"Todo esto es por tu culpa!! Maldigo el día que entraste en esta casa, Nick Jonas !! Te odio por todo lo que vivimos y por lo que vivirás!! Ojala Voldemort te hubiera asesinado… no sufriríamos tanto con él al poder!!!" … como olvidarlas, si aún le torturaban el cerebro. Por eso había decidido irse del mundo mágico, aunque nunca se fue del todo…Sólo dejó de frecuentar los lugares típicos que visitaba cuando aún estaba con ellos. Eso tuvo que hacer, matar al Nick bueno, sacrificado por el mundo y sus seres queridos, y crear un monstruo. Ahora, a los 24 años, Nick Jonas se había convertido en un importantísimo hombre de negocios… frío, calculador… hasta siniestro a la hora de realizar una operación bursátil. No le importaba nada, si tenía que pisar cabezas, lo hacía sin piedad… "Bien… piensan que soy una porquería… pues me volveré una porquería, para que alguna vez en la vida, digan la verdad sobre mi". Le decía a su mano derecha en los negocios, el amigo incondicional de su padre, y único lazo emocional que lo unía al mundo mágico, Remus Lupin. Económicamente, estaba de parabienes… tenía tanto dinero que podría dejar de trabajar y vivir como un maldito rey toda su vida, y aún le sobraba dinero para dos vidas mas. Tenía una amante incondicional… Nicole Anderson , que no le importaba dejarse vapulear por él, con tal de mantener el status de vida que él le pagaba. Un departamento en la zona mas exclusiva de Londres, dinero, joyas…
Nick se encontraba en su oficina, en un imponente edificio del centro de Londres… Se restregaba los ojos por detrás de las gafas redondas. Le dolía tanto volver a verlos… pero tenía un deber, una deuda. No verlos le oprimía el pecho. Extrañaba las caricias de Molly y los sabios consejos de Arthur… y ellos ahora estaban como vegetales. Golpeó su lujoso escritorio, sobresaltando a su secretaria que entraba en la oficina.
- Me ha asustado señor! – dijo la señora, de unos treinta y tantos años.
- Y qué quieres que haga? – dijo sécamente – De todas maneras, te he dicho miles de veces que golpees antes de entrar! – Agregó enojado. Ella no tenía la culpa de nada, pero en alguien tenía que descargar su rabia.
- Lo siento… señor – dijo algo asustada – es que… he estado golpeando desde hace tres minutos…
- Deberías haber seguido golpeando! – se enderezó – qué quieres?
- Yo… afuera está el señor Lupin…
- Y qué esperas que no lo dejas pasar?
- Si… bueno es que, yo pensé que usted…
- No te pago por pensar, sino por obedecer! Ahora, hazlo pasar, tráenos un café y lárgate!! – la mujer salió disparada con los ojos acuosos y dejó entrar a Remus, que miraba al joven con sorpresa.
- Hola Nick ! – Remus no se parecía en nada al ex profesor de DCAO que Nick conociera. Ya no tenía el rostro cansado, ni las andrajosas vestimentas. Vestía como un muggle millonario. Nick le pagaba muy bien por su trabajo, era su mano derecha… El tenía su entera confianza.
- Hola Remus. Me tomé el atrevimiento de pedirte un café…
- Bueno, yo quería un té, pero veo que si te objeto el café, me lanzarás dagas punzantes… así que lo aceptaré sin ningún inconveniente. – sonrió.
- Ya… bueno… - la secretaria entró rápidamente, dejó los cafés, el azúcar y sin decir nada, salió cerrando la puerta. – Ojalá hiciera eso siempre. Me exaspera cuando se mete donde no la llaman!! – dijo tomando el azúcar y poniendo dos cucharaditas, y removió el café, como si tuviera la culpa de todo lo que le pasaba.
- Veo que hoy te tocó la visita mensual a San Mungo… - él asintió – deberías dejar eso, si te pone de muy mal humor…
- Yo… a qué viniste? – preguntó cambiando de tema. Remus lo miró, y decidió seguirlo para donde iba…
- Bueno, la sociedad con el señor Lovegood es un hecho… le dije que quieres comprar el 40 de su revista, y ha aceptado, aunque debe hablar con su hija para finiquitar todo.
- Con esa loca? – rió malévolamente – pensé que ella sería reportera. No trabaja con su padre?
- Nop- dijo sorbiendo su café - ella es sanadora, junto con un amigo tuyo de la escuela…
- No tengo amigos, y menos de la escuela… todos me abandonaron – dijo fríamente.
- Bueno, Neville Longbottom.
- Ese inútil terminó de sanador? – preguntó incrédulo – es que deben estar bien en el mundo mágico, si ese Longbottom te sanara de algo…- dijo sarcásticamente.
- Ese inútil, como lo llamas tu – dijo serio - es sanador investigador, muy importante en el mundo mágico Nick . Ha tenido éxito en cuanta poción ha descubierto. Yo mismo debo agradecer que haya creado la poción que me quitó la maldición de ser un hombre lobo, para siempre.
- Pero te costó una fortuna… – dijo Nick como no dándole importancia – a ese infeliz sólo lo debe mover el dinero.
- Aun así, le estoy agradecido – sonrió – Tengo una familia y Nimph esta esperando nuestro primer hijo. Sin Neville…
- Bueno, pero son temas que no me interesan. – dijo cortante.
- Deberían, Nick !! Neville ha ayudado con sus descubrimientos a muchos en el mundo mágico! El y Luna, su esposa, están trabajando en estos momentos en una poción…
- Ahórrate los comentarios adjuntos que me aburren considerablemente – dijo moviendo la mano al aire. Remus lo miraba sin entender, tratando de recordar, cuándo se había convertido en ese joven detestable. Pero como ya estaba acostumbrado a su actitud, siguió conversando como si nada.
- Lo principal aquí es que tienes el cuarenta por ciento de la revista.
- Qué hay de sortilegios Cyrus ? – Preguntó saliendo del tema. Remus lo miró, dejó la taza y se acomodó en su asiento.
- Bueno, ellos se han descuidado un poco en las ventas… es un negocio muy productivo, pero entiendo a Fred y George. Con qué cabeza pueden pensar en negocios cuando sus padres… – Nick se movió incómodo en su sillón. Remus entendió que había temas que no se tocaban frente a Nick .
- Quiero comprar una parte de eso, si dices que es productivo.
- Para qué quieres invertir en el mundo mágico? Si tienes tanto dinero, que hasta se podría pudrir en las quince cámaras del banco de Gringots que te pertenecen, y tu seguirías siendo rico!!
- Nada es suficiente Remus – se levantó – Voy a tener sexo con Nicole…
- No tienes pudor para decirme eso? – preguntó el hombre algo colorado. Aun teniendo la confianza que tenían, Nick a veces era demasiado brutal para hablar de ciertos temas, que a Remus le resultaban algo complicados discutir… sobre todo si se trataba de sexo.
- Me quieres acompañar? – rió con maldad – esa loca, es capaz de aceptar un trío con tal de que no le quite su mensualidad.
- Nick cómo puedes decir eso? Es una mujer y… merece tu respeto. – él torció los ojos.
- Lo digo porque es verdad!! Yo la uso y le retribuyo su "sacrificio"- Rió - es toda una profesional… a ella no le importa y a mi no me molesta perder unos cuantos galeones al mes. Es todo oferta y demanda Remus... – tomó su saco y se dirigía hacia la puerta – no te olvides, quiero tener una participación en sortilegios Cyrus… y hazlo rápido. No quiero ocuparme yo de ese tema.
- Pero Nick , debo encontrarme con ellos para convencerlos!
- Hazlo, sólo que no me menciones. Si supieran que fui yo, preferirían quebrar antes de aceptar. Aunque pensándolo bien… - se detuvo frente a la puerta - me convendría esperar a que caigan, así compro eso por migajas… - rió, y a Remus le pareció que la oficina se heló con esa risa siniestra. – Anda Remus, haz esto por mí. Vendré en… – miró su reloj – dos horas. Más tiempo con Nicole me aburre. – Y sin más cerró la puerta dejando a Remus meneando la cabeza de un lado al otro, y pensando que el Nick que conocía, había muerto hace tanto tiempo… y a ese que ocupaba su cuerpo no lo conocía en absoluto.
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Pimer capitulo de esta novela, bueno esta fue a pedido de Dani, si no le entienden es de la saga de Harry Potter por si se pierden, espero que les guste