viernes, 27 de julio de 2012

The Bodyguard- Capitulo 22


Cuando vio el pequeño bar adosado a una pared del otro lado, se




dirigió hacia él, se sirvió un trago y lo bebió de golpe.
Todo está entreverado. Era verdad, ni siquiera se reconocía, desde
que la había visto había roto muchas reglas que él mismo había
puesto. Había hecho de guardaespaldas, cuando jamás lo hacía, ese
era el trabajo de Joe . Se había quedado mirando toda la mañana a
Miley en clases, sabiendo que la estaba incomodando y sin siquiera
sentir la más mínima culpa. Había disfrutado hacerlo. Era tan
hermosa, su piel, su cabello, la larga sombra de sus pestañas. Parecía 

tan pequeña y frágil y a la vez tan fuerte. Tal vez su padre no había
sido el mejor padre del mundo y ella había terminado odiando a los
controladores pero en realidad solo había templado su espíritu. Era
fuerte e increíblemente apasionada. Aún resonaban en sus oídos sus
gemidos y sus grititos mientras la follaba. Fuego, pasión. No podía
recordar a una mujer responderle de la manera en que ella lo había
hecho. Se había entregado absolutamente a su pasión, perdido en
ella. Y había sido recíproco. Su olor, su sabor, lo habían vuelto loco.
Sentirse apretado por su dulce coño lo había hecho volar, ni siquiera
había sentido a la policía. 
De repente cayó de la nube de satisfacción en la que se encontraba.
Podrían haber sido atacados, ¡podría haber muerto!  Nick  sintió un
frío correr por su espalda. Haberse perdido en su cuerpo podría haber
costado la vida de Miley, y la suya propia. Si la policía no hubiera
sido legítima, quizás ambos estarían muertos. La angustia de la
posibilidad quebró su respiración. Su garganta se cerró. Se dio la
media vuelta y se dirigió al cuarto de Miley .
Miley había cerrado la puerta con toda la rabia que sentía. Él
maldito imbécil le estaba contando a su hermano como la estúpida
mujercita había caído en sus brazos con solo tocarla. ¿Cómo podía
haber hecho algo así? ¿Tener sexo en la calle? Dios jamás se lo
perdonaría así como tampoco jamás olvidaría la cara de la policía.
Habrá pensado que soy una prostituta, por dios. Debió parecérselo.
Casi desnuda. Había estado firmemente plantada en esa enorme
polla. Dios ella pudo verla, pudo ver como sus piernas tenían rastros
de su semen. De repente como en un sueño imaginó al imbécil
retirándose de su cuerpo, sin preocuparse si debía limpiarla o no .
¡Qué vergüenza! Su coño, había estado enrojecido, hinchado,
rebosando de sus jugos combinados, que habían corrido como un río
ante los ojos de cualquiera que estuviera allí parado mirando. Una 

imagen de la cabina con vidrios polarizados no hizo nada por mejorar
su ánimo. No importaba que el Señor Prepotente la hubiera
convencido de que no había visto nada, ella la había visto. Y lo había
sentido. Profundamente introducido en ella, y esa fue… una sensación
que jamás olvidaría. No era frígida, no lo era. Por un segundo en sus
brazos había pensado que moriría de sólo sentir su caliente verga
empujando, intentando dilatarla para acomodar su tamaño en su
canal. Había sido glorioso. Había sido desafortunado. Inoportuno, una
pésima decisión, ¿cómo había podido permitirle todas esas libertades
sin siquiera oponerse. Era esa cosa, esa que hacía que cada vez que
la tocaba no la dejaba pensar. Esa cosa que la hacía sentir débil y
deseosa y… completamente rendida a sus pies. Pero no volvería a
pasar, No…
La puerta se abrió. Así que inmediatamente saltó de la cama y se
preparó para defenderse.
Cuando  Nick  entró la vio saltar de la cama. Todo su cabello, se movió
con la violencia de su saltó. Su respiración era agitada, sus pechos
subiendo y bajando pusieron erecto a  Nick  en un segundo. La sangre
se agolpó en su polla con la misma violencia con que  Miley lo
miraba. 
Miley, estaba temblando, después de todo lo pasado sentír abrirse
la puerta de su cuarto con toda violencia solo había servido para
entrar en estado de pánico. Ese enorme hombre la mataría. Su
corazón empezó a latir desordenadamente.
Nick se movió hacia ella, respirando agitado. Y mientras lo hacía sólo
podía pensar en que podía haberla perdido. Su pantalón parecía a
punto romperse, el bulto era tan grande que  Miley no pudo dejar de
notarlo.  Nick  miró a  Miley con la vista fija en su entrepierna y
simplemente bajó sus manos, desprendió sus pantalones, y bajó su
bragueta. 

Miley solo pudo mirar esa enorme erección, oscura y venosa ser
liberada de sus confines, y de repente sintió su boca seca y supo lo
que debía hacer.







5 comentarios:

melina dijo...

ahh siguela siguelaa siguela yaaaaaaaa anda si siii

melina dijo...

ahh siguela siguelaa siguela yaaaaaaaa anda si siii

Anónimo dijo...

buenisismo caliente

wapoxsiempre dijo...

o.0 ahhh

Ammi dijo...

loka con mi tigre ahh