viernes, 27 de julio de 2012
The Bodyguard- Capitulo 18
Miley obedeció y bajó sobre él. Lentamente. Intentando ajustarse a
su grosor. Ella lo atrapó en su cuerpo, lo recibió centímetro por
centímetro. Nick miraba su rostro. Miley había cerrado sus ojos y
su cara reflejaba absoluta concentración. Su cuerpo temblaba
mientras la polla de Nick entraba lentamente hasta que se sintió
completamente asentada. Nick estaba quieto, solo su respiración
irregular parecía ser la única manifestación de vida. Miley abrió los
ojos y lo miró. Allí estaba enfocado en ella, sus oscuros ojos parecían
insondables pozos y en ese instante todo su universo se centró en
esa cálida oscuridad.
Nick respiró y la izó elevándola para dejarla caer iniciando una
fricción que hizo a Miley cerrar sus ojos ante la aturdidora oleada
de placer que la recorrió de arriba abajo. Miley solo pudo levantar
sus manos, y posarla sobre sus hombros para iniciar la cabalgata más
increíble de su vida.
Dentro de la camioneta los vidrios polarizados los mantenían aislados
del mundo. Solo sus gemidos intensificándose a medida que el ritmo
de Miley crecía. En esa posición cada embate de Nick raspaba su
clítoris, Miley intentaba asir su mente a algo, aferrarse antes de
dejarse llevar por esa increíble sensación que parecía nacer en su
coño y extenderse como un huracán por todo su cuerpo. Pero el
huracán, ganó, la arrasó, la arrastró hacia un lugar en el que jamás
había estado. Miley creyó por un segundo que moriría y ni siquiera
lo lamentó. El intenso placer explotó en su cuerpo dejándola sin
fuerzas, completamente perdida. Sólo pudo caer sobre el cuerpo de
Nick mientras sentía que la tomaba de sus nalgas y la izaba sobre su
asta una y otra y otra vez, para explotar dentro de ella en un
orgasmo poderoso. Miley sintió como en un sueño su semen
derramándose con fuerza dentro suyo, chorro tras chorro, mientras
su cabeza apoyada en su pecho recogía el galopante desborde de sus
latidos.
Nick apenas podía respirar. Acaba de tener el orgasmo más fuerte
que jamás hubiera tenido. De repente fue consciente de dónde
estaban y de Miley aún sobre su pene intentando al igual que él
conseguir algo de respiración. Dejó pasar los minutos, mientras
ambos se reponían. Miley era una muñeca desmadejada en sus
brazos. Quieta. Inmóvil. Sólo la sentía respirar.
Levantó sus manos y la tomó de sus brazos intentando levantarla de
su cuerpo, irguiéndola.
—Miley , ratoncito, ¿estás bien?
Miley pareció salir de un trance.
—¿Qué… qué me pasó? —Preguntó con una vocecita cristalina,
—¿Qué te pasó? Qué… nos pasó, dirás mejor. —Nick hablaba con
dificultad, su cuerpo aún temblaba.
Cuando Miley lo miró a los ojos. Se aliento volvió a cortarse. —
¡Tus… tus ojos!
—¿Qué tienen mis ojos? —Le preguntó sorprendido.
—Parecen… parecen quemar, brillan… brillan… como fuego. —Miley
lo miró e intentó alejarse de él, se movió hacia su lado de la
ventanilla, pero Nick aún estaba dentro suyo y se lo impidió. La
sujetó manteniéndola donde estaba. Nick bajó la vista.
—¡Suéltame Nick , por favor!
Cuando los ojos de Nick volvieron a enfocarse en ella, ya no tenían
ese brillo, sólo su oscuro color natural, brillaban, pero de otra
manera. Ahora Miley no estaba muy segura de lo que había visto.
Nunca había oído de algo así, pero tampoco jamás había sentido algo
así. Tal solo había sido parte de la más extraña sensación que alguna
vez hubiera sentido. ¿Qué fue eso? ¿Un orgasmo? ¡Dios, acaba de
tener su primer orgasmo! Y había sido tan potente que hasta le había
provocado alucinaciones. ¡Un orgasmo! Así que después de todo ya
no era frígida. De ningún modo podría ser considerada, o llamada,
frígida, mucho menos después de aceptar que por un instante
indefinido, creyó que había muerto quemada en sus brazos.
Mientras su cabeza pensaba a mil, su pequeño forcejeó, solo había
logrado que nuevamente Nick se pusiera duro. Miley lo miró
asustada.
—No… no puedes querer… —su balbuceo sólo provocó una sonrisa
endemoniada en los ojos de Nick ,
—Parece que si… ratoncito. Parece que sí. —Nick colocó sus manos
bajo sus nalgas, y volvió a subirla. Miley inspiró con fuerza y
acompañó su movimiento con sus pechos, que subieron y bajaron tan
lentamente como la iba penetrando. La sonrisa de Nick se amplió.
Dios, estaba listo para una segunda sesión cuando ni siquiera se
había repuesto de la primera. Ver a Miley intentando respirar,
mordiendo su labio inferior ante el placer de sentir todo el largo de su
polla lo elevó directmente al más alto nivel de lujuria en cuestión de
segundos.
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5 comentarios:
ooh joder de solo leeerlos me calientaaas mujer ahh
me sorprendio el capitullooo awww
por dios estas loca wao
ah ahh esta sloca loca locaa
siguela
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