No recordaba que ningún hombre la hubiese tomado en brazos desde que tenía diez años. Pero nunca olvidaría las crueles bromas de sus compañeros por sus «generosas proporciones», nada parecidas a las de las chicas más populares del colegio.
Cuando estaba a punto de resbalar sobre un montón de nieve, nick la tomó del brazo.
-Tenga cuidado.
miley tenía los pies congelados y le resultaba difícil caminar. El edificio de piedra parecía cada vez más cerca e hizo un esfuerzo, pero la nieve era tan profunda que le resultaba imposible saber dónde ponía los pies.
Irritado, nick la tomó en brazos para hacer los últimos metros.
-Déjeme en el suelo, por favor... se hará daño en la espalda... peso mucho y...
-No pesa mucho. Además, si se cae, podría romperse una pierna.
-Y usted no quiere problemas, ya lo sé -suspiró miley mientras la dejaba en el suelo.
Dentro del granero estaban a resguardo de la tormenta, afortunadamente, pero antes de que pudiera reaccionar, nick le estaba quitando la gabardina y la chaqueta a la vez.
-Pero bueno...
-Quítese la ropa y póngase mi abrigo -la interrumpió él.
miley se puso colorada, pero aceptó el abrigo. Era demasiado práctica como para discutir.
-Voy a intentar encender un fuego -dijo nick.
Lo mejor sería dejarla en el granero con una buena hoguera mientras él buscaba un teléfono. Saldría de allí más rápido por su cuenta.
Había gran cantidad de leña apilada contra un muro y miley se escondió allí para quitarse la ropa con manos temblorosas. Quitarse los pantalones le resultó difícil porque tenía los dedos helados y la tela empapada se pegaba a sus piernas. Se quitó el jersey con la misma dificultad y luego, temblando violentamente, en sujetador, braguitas y botines, se puso el abrigo del extraño. Le llegaba hasta las rodillas y parecía una niña con la ropa de un adulto. El forro de seda le hizo sentir un escalofrío, pero el peso del paño le daba calor...
nick estaba colocando troncos en el centro del granero. De nuevo, se sintió impresionada por su rapidez y eficacia. Era un hombre de recursos, pensó. No se quejaba, sencillamente hacía lo que tenía que hacer. Desde luego, había elegido a un ganador para quedarse tirada en la carretera.
Miley lo estudió, admirando el elegante corte de pelo, el carísimo y bien cortado traje gris que llevaba, con una camisa oscura y una corbata de seda. Parecía un ejecutivo, un hombre sofisticado, el tipo de hombre con el que le habría dado reparo hablar en circunstancias normales.
-Tenemos un pequeño problema... yo no fumo.
-Ah, creo que puedo ayudarle -se ofreció miley, sacando un encendedor del bolso-. Yo tampoco fumo, pero pensé que mi futuro jefe podría fumar y... bueno, no quería mostrar una actitud de censura.
Mientras escuchaba aquella sorprendente declaración, nick descubrió que aquella chica no era la menos atractiva que había conocido en su vida. Todo lo contrario. En el interior del granero, su pelo castaño parecía casi como la noche en contraste con el cuello oscuro del abrigo. Tenía las mejillas coloradas y los ojos brillantes. Estaba sonriendo y cuando sonreía todo su rostro se iluminaba. Perdida dentro de su abrigo, le resultaba extrañamente atractiva...
-Tome -dijo ella, ofreciéndole el encendedor.
-Efjaristó -se lo agradeció nick, preguntándose por qué le gustaba esa extraña. Era de pelo Negro y un poco bajita, cuando a él le gustaban las morenas de piernas largas.
-Parakaló... de nada -contestó miley, moviendo los pies para entrar en calor-. ¿Es usted griego?
nickla miró, sorprendido.
-Sí.
Iba medio desnuda debajo de su abrigo, por eso la encontraba atractiva, se dijo a sí mismo, intentando apartar la mirada.
-A mí me encanta Grecia... bueno, sólo estuve una vez, pero me pareció un país precioso -siguió miley-. Está usted acostumbrado a hacer fuego, ¿no?
-Pues no -contestó él, cortante-. Pero no hay que ser Einstein para hacer una hoguera.
Miley se puso colorada. Y cuando nick vio su expresión fue como si le hubieran dado una patada en el estómago. ¿Desde cuándo era tan grosero? ¿Por qué no la trataba con un poco más de delicadeza?
-Perdone. Soy hombre de pocas palabras, pero es usted buena compañía -le aseguró.
Sonriendo como una colegiala, ella metió las manos por las mangas del abrigo.
-¿De verdad?
-De verdad -murmuró él, sorprendido y casi conmovido por su respuesta al más simple de los halagos.
La pobre tenía tanto frío, que sus escalofríos eran visibles. Cuando la leña empezó a arder, nick paro y se acercó.
-Hay una petaca en el bolsillo izquierdo. Tome un trago o se quedará helada.
-Yo no estoy acostumbrada al alcohol, no puedo...
-Tome un trago, no sea tonta -sonrió él, sacando la petaca.
miley tomó un traguito y se puso a toser.
-Veo que lo decía en serio.
Ella respiró profundamente, moviendo los pies.
-Sí, pero es que tengo un frío...
nick abrió los brazos.
-Venga, acérquese. Piense en mí como si fuera una manta.
-No, yo no puedo...
-No pasa nada, señorita. Tardará un rato en entrar en calor.
miley levantó unos ojos como el desierto en un día de verano.
-Sí, supongo...
-¿Lleva lentillas de color? -la interrumpió nick frunciendo el ceño ante la estupidez de la pregunta.
-¿Lentillas de color? Pero si ni siquiera puedo comprar maquillaje -los nervios de miley la traicionaron cuando dio un pasito torpe hacia él. De repente, su corazón había empezado a dar saltos y apenas se atrevía a respirar.
-Tiene una piel perfecta, no lo necesita -dijo nick con voz ronca, aplastándola contra su pecho. Tan cerca, no podía dejar de notar la suavidad de sus curvas. A pesar de los esfuerzos que hacía por controlar su reacción masculina, su libido estaba a cien por hora.
Miley no podía pensar aplastada contra aquel torso masculino. Cuando levantó la cara, sus ojos se encontraron y sintió que le pesaban las piernas, que tenía una extraña tensión en la pelvis. El hombre inclinó la cabeza y ella imaginó lo que iba a pasar antes de que pasara... pero aún sin creer que fuera a hacerlo.
nick capturó su boca con urgencia. El beso la devastó, largo, interminable, su lengua explorando el interior de su boca. Estaba sin defensa contra esa salvaje sensación, porque su cuerpo despertó, de repente, a la vida. La tensión que sentía en el bajo vientre se convirtió en una espiral de calor que la recorrió entera con efectos explosivos. Sólo el deseo de respirar venció a ese perverso calor cuando tuvo que apartarse para llevar oxígeno a sus pulmones.
nick la miraba con los ojos oscurecidos.
-Teos mu... No tenía intención... No debería haberla tocado, lo siento.
-¿Está casado? -preguntó miley.
-No.
-¿Prometido? -miley ya no tenía frío. Todo su cuerpo era como un horno.
-No -contestó él, arrugando el ceño.
-Entonces, no tiene que disculparse -declaró miley, sin aliento, intentando evitar su mirada. Lo que le había hecho sentir era una revelación para ella y la había dejado increíblemente vulnerable y confusa.
Su primer beso de verdad y él se disculpaba. Sería horrible confesar que la había excitado, que si quería volver a hacerlo, tenía vía libre.
miley se puso colorada hasta la raíz del pelo... ¿de dónde había salido ese pensamiento tan desvergonzado?
-Lo siento, la he molestado -dijo nick
Ella lo miró, con los ojos brillantes como fuego.
-No, no me ha molestado.
Experimentaba muchas sensaciones diferentes, pero no estaba molesta; sorprendida, sí. Aturdida y emocionada también. Había vivido durante muchos años en un mundo exento de emociones. Nick era lo más emocionante que le había pasado nunca y era tan grande su fascinación, que le dolía negarse el placer de mirarlo.
-Pensaba dejarla aquí sola... -empezó a decir él, estupefacto por su falta de control.
-¿Por qué? -lo interrumpió ella, asustada.
-Para buscar un teléfono. Tiene que haber alguna casa por aquí.
-Pero yo llevo su abrigo... Será mejor esperar hasta que se haga de día -murmuró miley , mirando por la ventana. Los copos de nieve se arremolinaban con el viento y ya ni siquiera podía ver la carretera.
Nerviosa, se puso en cuclillas para calentarse las manos frente a la hoguera.
-Hábleme de su entrevista -la invitó nick, percatándose de su aturdimiento-. ¿Qué tipo de trabajo está buscando?
-Acompañante de una anciana, pero al final no me han hecho la entrevista -suspiró ella-. Cuando llegué a la casa, me dijeron que un familiar había ido a vivir con la señora y que el puesto ya no estaba libre.
¿Y no se molestaron en llamarla para cancelar la entrevista?
-No.
-¿Y la dejaron ir, con esta tormenta de nieve? -exclamó nick, furioso.
-Les pregunté por qué no me habían llamado, pero la señora con la que hablé me dijo que ella no tenía nada que ver porque no había puesto el anuncio -suspiró miley, encogiéndose de hombros-. Así es la vida.
-Es usted demasiado buena. ¿Por qué quería un trabajo de ese estilo?
-No estoy capacitada para hacer otra cosa... al menos, de momento -miley quería un techo y un trabajo fijo antes de poder hacer lo que era su gran ambición: estudiar diseño-. También necesito alojamiento y ese trabajo me habría venido muy bien. ¿Dónde iba usted?
-A Londres.
-¿Por qué me ha besado?
Resultaba difícil saber cuál de los dos se quedó más sorprendido por esa pregunta: miley, que no había pensado antes de hablar o nick, a quien nunca le habían exigido explicar sus motivaciones.
-¿Usted por qué cree?
miley se miró las manos.
-No tengo ni idea... lo he preguntado por curiosidad.
-Es usted muy sexy.
Ella levantó la mirada.
-¿Lo dice en serio?
-Sí. Y soy un experto, se lo aseguro -contestó nick, sin vacilar.
miley le sonrrio . Le gustaba su franqueza. De modo que tenía éxito con las mujeres... Normal. Era un hombre muy guapo y debía tener chicas haciendo cola.
Pero estaba más interesada por lo que había dicho antes. Aunque pareciese un milagro, había dicho que le parecía sexy. miley a sí misma como una chica más bien normal... . Llevaba toda la vida deseando ser mas delgada de lo que era ya. Para eso, había hecho dietas, ejercicio... su peso variaba de mes en mes, pero nunca había conseguido la figura que deseaba. Incluso su madre solía lamentar que tuviera tan buen apetito.
Sin embargo, nick, un hombre guapísimo, la encontraba sexy. Y lo había probado sucumbiendo a unos encantos que ella no creía poseer. miley pensó que lo querría para siempre por permitirle, aunque sólo fuera una vez, sentirse como una mujer guapa. Había esperado lo que le parecía una eternidad para oír esas palabras y de verdad creyó que moriría sin oírlas.
-¿A qué se dedica? -le preguntó.
-Inversiones.
-O sea, que está todo el día delante de un ordenador haciendo números... supongo que será un poco aburrido, ¿no? Pero, en fin, alguien tiene que hacerlo.
nick había conocido a muchas mujeres que fingían interés por las finanzas sólo para impresionarlo. miley. sin embargo, hacía todo lo contrario.
-¿Quiere chocolate? -preguntó ella entonces, sacando del bolso una enorme chocolatina.
-Sí, antes de que se derrita -rió nick tomando la chocolatina que miley, sin querer, había puesto demasiado cerca de la hoguera.
Pero al recordar el sabor de sus labios la risa desapareció, reemplazada por un turbador deseo de volver a besarla. Tomó un trozo de chocolate, pero en lugar de comerlo lo puso entre sus labios.
-Oh -miley cerró los ojos-. Qué rico.
nick se quedó transfigurado por su expresión. No podía apartar los ojos de ella. Se preguntó si reaccionaría así en la cama... Intentaba controlar aquel absurdo ataque de deseo, pero su normalmente disciplinada libido se portaba como un tren a punto de descarrilar.
-Haría cualquier cosa por un trozo de chocolate...
No terminó la frase al ver el brillo en los ojos del hombre. Reconociendo el deseo en esos ojos, se inclinó hacia delante, sin pensarlo siquiera, para buscar sus labios. Con un gemido ronco, nick se puso de rodillas en el suelo y la besó hasta que empezó a darle vueltas la cabeza.
-Yo te compraría chocolate todos los días -dijo absurdamente.
-No quería... no quería que fuese una provocación -murmuró miley.
-Lo sé -sonrió él, tomando su cara entre las manos-. Pero que seas tan sincera me parece muy refrescante -añadió, tuteándola.
-Otras personas piensan que soy demasiado extrovertida.
-Yo no conozco a mucha gente así. Y te deseo tanto que me duele... Es la primera vez que me pasa esto.
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bueno chiscas no podre subir mañana capii por eso les dejo doss y el lunes no se si podre subir pero tratare aunque sea cortoo
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