Él abrió los brazos, suspirando.
-¡Pero eres parte de mi vida!
-Si eso es verdad, ¿por qué no conozco a tus amigos? ¿Te avergüenzas de mí?
-Cuando estamos juntos, prefiero tenerte para mí solo, pedi mu. No voy a pedir disculpas por eso -contestó nick-. Cálmate. Te estás poniendo nerviosa...
-No estoy nerviosa. Sencillamente, estamos teniendo una discusión -replicó ella, buscando dentro de sí la tranquilidad que le hacía falta.
-No pienso discutir contigo.
-¿Otra cosa más que te niegas a hacer?
En ese momento, empezó a sonar el teléfono y miley se alegró de la interrupción.
-Dile a nick que se ponga... -oyó la voz de Lupita.
-Un momento, por favor.
Si selena no encontraba a nick en el móvil, no tenía ningún problema en llamar al ático. Los jonas estaban muy unidos desde que sus padres murieron, cuando selena era una adolescente, y todavía se apoyaba mucho en su hermano. Pero no parecía saber quién era miley, porque siempre le hablaba como si fuera alguien del servicio.
nick tomó el teléfono.
-¿Sí? -murmuró. Pero miraba a miley. Estaba furioso con ella. ¿Por qué quería estropear lo que había entre ellos? El diálogo telefónico continuó en griego. miley entendía algo porque llevaba varios meses estudiando ese idioma para darle una sorpresa. selena estaba recordándole a su hermano que daba una fiesta en su casa la semana siguiente.
Por supuesto, nick no la invitaría a esa fiesta. Él no tenía prisa por incluirla en su círculo familiar o de amistades. ¿Era porque sólo la utilizaba para el sexo?
Sexo fácil, sin complicaciones, con una mujer que había sido lo suficientemente tonta como para entregarse desde el principio. ¿Cómo iba a quejarse si nick nunca le había prometido nada y ella no le había exigido promesa alguna?
Angustiada, miley se apartó. Tenía ganas de llorar, pero no quería hacerlo delante de él.
Sin embargo, no podía dejar de darle vueltas a la situación. nick era un hombre muy apasionado, con un deseo insaciable. Pero le interesaba más su trabajo que el placer y una mujer que exigía poco era una necesidad para él. Sin duda, se lo había puesto en bandeja. No le exigía nada, no le montaba una escena cuando llegaba tarde, había aceptado un papel secundario en su vida...
¿Por que? Porque nick era todo lo que ella no era, lo que no sería nunca. No tenía un problema de autoestima, simplemente no podía ignorar el hecho de que nicolas jonas la superaba en todos los sentidos. Era guapísimo, sofisticado, rico, el producto de un mundo privilegiado. Si llovía durante un día de verano, por ejemplo, la llevaba en su avión privado a alguna playa soleada. Tenía la capacidad de cambiar las circunstancias a su antojo. Había recibido una educación superior y era una persona muy inteligente, un perfeccionista obsesivo, raramente satisfecho con los resultados, por buenos que fueran.
¿Qué tenía ella que ofrecer, en comparación? Estudios primarios, una familia de clase media, una inteligencia normal y un físico también normal. ¿Cómo se había atrevido a soñar que algún día nicolas jonas se enamoraría de ella? ¿Cómo había podido creer que un día iba a casarse con un hombre así? Sin embargo, había soñado precisamente eso. Amaba a nick, lo amaba con todo su corazón, de forma obsesiva. Y, desde el principio, ése había sido el problema. Lo amaba tanto, que era incapaz de usar el sentido común para controlar su relación con un hombre tan impresionante.
miley levantó la barbilla, orgullosa. Quizá nick estuviera satisfecho con su relación, pero ella no. Ella quería una relación con futuro. Se ponía enferma sólo de pensar en decirle adiós, pero si para él sólo era una compañera de cama ocasional, tendría que hacerlo.
Costase lo que costase.
Por otro lado, ¿no habría elegido el peor momento para mencionar un tema que para nick era controvertido? Quizá la palabra «aniversario» lo horrorizara. Quizá estaba sacando las cosas de quicio, quizá sólo se estaba dejando llevar por las palabras de mandy...
Allí estaba, discutiendo con nick por primera vez desde que se conocieron en aquella carretera solitaria, poniendo en peligro su relación. miley tuvo que apretar los puños para contener las lágrimas. ¿Qué le pasaba? Sentía tantas emociones dentro de ella, que no podía contenerlas... Nerviosa, respiró profundamente, intentando recuperar la tranquilidad que había sido siempre parte de su naturaleza.
-mili... -nick entró en el salón en ropa interior y la encontró frente a la ventana. Acercándose de dos zancadas, tomó su cara entre las manos-. ¿Te gustaría ir a la fiesta de mi hermana la semana que viene?
Atónita, ella levantó la mirada.
-¿Lo dices en serio? ¡Claro que me gustaría ir!
Al ver el brillo de felicidad en sus ojos verdeazulados y esa sonrisa tan generosa que iluminaba su cara, nick se alegró. Había hecho bien. Un fin de semana en París habría comprometido sus principios en lo que se refería a aniversarios. Que selena apenas fuera a fijarse en miley entre tantos invitados era irrelevante. No había razón para que no fuese a la fiesta, pero no tenía intención de convertir esa invitación en una costumbre.
Algún día, para cumplir con su obligación como heredero de la familia jonas, tendría un heredero. Por eso, debía hacer una distinción clara entre su vida pública y su vida privada. Y ser discreto. A miley le dolería, naturalmente, pero cuanto más tiempo formase parte de su vida, más difícil le resultaría separarse de él y más fácilmente se acostumbraría a aceptar las inevitables restricciones, pensó nick, decidido.
Con el corazón acelerado, miley apoyó la cabeza en su pecho. Se sentía como una tonta por su falta de fe. Evidentemente, debería haber hablado antes con él. Quizá nick sólo necesitaba un empujoncito en la dirección adecuada.
-Y ahora... -dijo él, levantando su cara con un dedo. Su mirada oscura la mareaba. Se excitó incluso antes de que besara sus labios abiertos con un ansia devastadora, antes de que la tomase en brazos para llevarla de vuelta al dormitorio
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