jueves, 24 de febrero de 2011

~Soy Tu Amante???~capitulo 18

A miley se le encogió el corazón de tal modo que no podía hablar. ¿La habría dejado sólo porque se sintió herido en su orgullo?
-Mira esto -dijo mandy entonces, señalando un periódico. Había una fotografía de nick con una rubia delgadísima. miley sintió como si alguien la hubiera empujado a una piscina...
-No quiero verlo.
-No me gusta hacer esto, pero no tengo otra opción... nick está todo el día de fiesta con unas y con otras. En Londres y en Nueva York. Ha salido con una larga lista de modelos, famosas... No está de luto, como tú. No está en casa echándote de menos...
-Ya lo he entendido, mandy -la interrumpió miley- No esperaba que estuviese de luto. No creo que muchos hombres lamenten perder a una mujer que creen que les ha engañado. Además, nick es demasiado orgulloso.
-Sólo quiero que aceptes el hecho de que no volverás a verlo -murmuró su amiga, apretando cariñosamente su mano-. Esto te ayudaré a olvidarlo de una vez.
En ese momento sonó el timbre y miley cerró los ojos para olvidar la imagen de nick con otra mujer.
-¡Qué sorpresa! Yo soy mandy... ¿no es increíble que no nos hayamos conocido hasta ahora? miley no te espera, ¿verdad? -estaba diciendo su amiga, en el pasillo-. Acaba de levantarse de la cama y no creo que esté despierta todavía. Anoche se acostó a las siete de la mañana.
Atónita, miley abrió los ojos. ¿Con quién estaba hablando?
Lo que vio un segundo después la dejó paralizada: nick estaba en la puerta del salón.
«No volverás a ver a nick», había dicho su amiga unos segundos antes.
Sin respiración, observó a aquel hombre que tanto daño le había hecho... el hombre al que tanto amaba. Estaba un poco despeinado por el viento, pero sus rasgos seguían siendo tan hermosos como siempre.
-Gracias -dijo nick, cerrando la puerta del salón.
-No te esperaba -consiguió decir miley, haciendo después una mueca por lo absurdo del comentario.
nick observó el rastro de una lágrima en su rostro. Aunque sus ojos seguían siendo luminosas, el brillo alegre había desaparecido. Como respuesta, la frialdad con la que pensaba mantener aquel encuentro se suavizó un poco. Pero si estaba pasándolo mal, era lo que se merecía. Si le echaba de menos, lamentando lo que había perdido, mejor. Y si estaba dispuesta a suplicarle que la perdonase, disfrutaría incluso más.
mandy asomó la cabeza por la puerta que daba a la cocina.
-¿Quieres que me quede, miley?
Como si fuera una niña necesitada de la ayuda de un adulto, pensó miley, descorazonada.
-No, gracias. En realidad, vamos a mi habitación.
-No seas boba, no tienes por qué -replicó su amiga, mirando a nick sin disimular su desagrado-. Sólo pensaba que podrías necesitar mi apoyo.
-Estoy bien, gracias. Quiero hablar con él a solas. Por aquí -dijo mileyentonces, abriendo la puerta del pasillo.
-Podríamos hablar en la limusina -sugirió nick.
-No, no es necesario.
Era evidente para nick que, al menos, en eso no le había mentido. mandy Fitzsimmons vivía en el apartamento de su primo. Pero, claro, él podía habérselo prestado para facilitar su aventura con Roberta. Sin embargo, por mucho que quisiera convencerse a sí mismo, le resultaba difícil creer que hubieran mantenido una larga aventura.
Para empezar, miley había seguido siendo la misma hasta la semana anterior a la fiesta de su hermana. miley era una persona honesta y abierta y era difícil imaginar que quisiera engañar a alguien. Le resultaba más fácil creer que, sencillamente, había sucumbido a la tentación esa noche. Además, sospechaba que el hecho de que joe Campbell fuera el primo de su mejor amiga tuvo algo que ver. Desde el principio, y sin conocerla, supo que a mandy no le gustaba su relación con miley. ¿Habría animado a su primo para que intentase conquistarla? ¿Se habría hecho él pasar por amigo para ganarse su confianza? En resumen, ¿le habrían tendido una trampa?
-Por aquí -dijo miley, empujando una puerta.
¿Por qué había ido nick a verla?, se preguntaba, incrédula. La posibilidad de que quisiera volver con ella la dejaba absolutamente confusa.
Él miró alrededor con ojo crítico y, diez segundos después, podría haber enumerado cada uno de los objetos que había en el dormitorio. No había nada en la habitación que sugiriese la presencia de un hombre. De hecho, la cama era pequeña y estaba llena de muñecos de peluche. Ningún hombre compartiría cama con el conejito rosa que miley tenía desde la infancia.
Cuando miley cerró la puerta, le llegó el olor de su champú, un olor a hierbas que conocía bien. El pelo caía sobre sus hombros como una cascada de satén . Sus curvas parecían más pronunciadas que antes, pero quizá lo veía así porque recientemente había estado rodeado de mujeres muy delgadas, pensó, mientras intentaba controlar la excitación que empezaba a crecer dentro de él.
A pesar de todo, la curva de sus pechos bajo la camiseta era espectacular. nick tuvo que apretar los dientes.
-¿Quieres sentarte? -preguntó ella, inclinándose para apartar unas revistas de la silla. Al hacerlo, la camiseta se levantó por detrás, dejando ver su piel blanca, tan suave...
-No -contestó nick, apretando los puños. Quería tocarla. De hecho, quería hacer mucho más que eso. Después de semanas de total desinterés por el sexo, estaba como loco. Quería tumbarla en la cama, arrancarle la ropa y hacerle el amor. Fuerte, rápido, sin control... como sólo podía hacerlo con ella.
Rígido por la fuerza de su deseo, nick dio un paso atrás. En un esfuerzo por contenerse, se concentró en las revistas que ella había tirado al suelo. Eran revistas de decoración, sus favoritas, con fotografías de casas de campo con artesonados de madera y hermosos jardines. Le encantaban las casas antiguas...
Entonces se preguntó por qué no le había comprado una casa. Si le hubiera dado la oportunidad de concentrarse en la decoración de una casa, estaba seguro de que seguiría con él.
-¿Quieres un café? -preguntó miley, intentando controlar los nervios.
-No voy a estar aquí mucho tiempo.
-¿Seguro?

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