-Pero a mí no me gusta siquiera... nunca me ha gustado. Imagino que la mitad de Londres ha tenido que soportar a joe cuando está borracho... No es exactamente selectivo -replicó miley. Para ella, joe no era más que el primo díscolo de mandy-. Si no me crees, pregúntale a él si ha pasado algo esta noche.
Indignado por la sugerencia, nick soltó una carcajada amarga.
-¿Y por qué iba a rebajarme a eso? Si fueras mi mujer, me habría enfrentado con él. Le habría partido la cabeza por atreverse a tocarte -exclamó con tono áspero-. Pero no eres mi mujer, eres mi amante y, como tal, puedo prescindir de ti cuando quiera.
Pálida, miley tuvo que tragar saliva antes de hablar:
-¡Yo nunca he sido tu amante!
-Entonces, ¿qué eres? -preguntó nick.
-Una mujer que se enamoró de ti y que nunca se detuvo a hacer cálculos -respondió ella-. Algunas personas me juzgarían duramente o me llamarían tonta. Pero eso no me convierte en tu amante...
-Muchas mujeres han dicho que me querían -la interrumpió él con desprecio-. Pero lo único que quieren es lo que yo puedo darles.
-Pero yo nunca te he permitido que me hicieras regalos caros -le recordó miley-. Con la excepción de este apartamento, tu dinero no ha tenido nada que ver con nuestra relación. No intentes cargarme con los pecados de otras mujeres, nick, cuando yo siempre he sido honesta contigo. ¡Y deja de insultarme! ¡Deja de hablarme con ese ridículo tono de superioridad! ¡Ya estoy harta!
-Si dejo de hablarte en este tono, podría perder los nervios -le advirtió él, abriendo la puerta-. Adiós, miley.
-No pienso dejarte ir hasta que me hayas escuchado -replicó ella, poniéndose en su camino-. Esto es una pesadilla y no pienso dejar que destroce nuestra relación...
-No hay ninguna relación -la interrumpió él. Y luego, la apartó de su camino y salió dando un portazo.
miley no podía creer que se hubiera ido, como no podía aceptar lo que había pasado. Sólo unas horas antes, cuando fueron a la fiesta, se había sentido tan feliz, tan segura... Aceptar que nick la había dejado para siempre... y por una mentira era más de lo que podía soportar en aquel momento.
Como alguien perdido en una tierra extraña, caminó por el vacío apartamento. selena había contado unas mentiras horribles sobre ella... Ese comportamiento era tan inexplicable que, durante unas horas, estuvo planeando cómo ponerse en contacto con selena para convencerla de que debía retractarse de tan falsa acusación. Pero incluso su lado más optimista sabía que eso sería imposible.
Después de todo, incluso antes de haber tenido la desgracia de ver a selena en circunstancias comprometedoras, ella había dejado claro que la despreciaba. La hermana de nick tenía demasiado que perder si decía la verdad y había triunfado con sus mentiras. Había conseguido destruir la fe de nick en ella y, por lo tanto, su relación, consiguiendo así hacerla desaparecer de la vida de su hermano.
miley apretó los puños. Debería haberle contado a nicko que había visto a selena con otro hombre. Debería haberse defendido...Pero, ¿qué posibilidades había de que nick se pusiera de su lado? Habría tenido que acusar a selena de mentirosa y de serle infiel a su marido. Imposible. Él adoraba a su hermana y era muy protector con ella. Jamás la habría creído. Cualquier ataque contra selena lo habría enfurecido aún más.
No había nada que hacer. nick se había ido para siempre. ¿Cómo podía seguir respirando?, se preguntó. No podía imaginar la vida sin él...
Sus ojos se llenaron de lágrimas y, por primera vez esa noche, pudo llorar. Se tiró sobre la cama y lloró hasta que empezó a dolerle la garganta, los ojos, el alma. En el silencio que siguió a sus sollozos, se sintió abrumada por una terrible sensación de soledad.
Como alguien perdido en una tierra extraña, caminó por el vacío apartamento. selena había contado unas mentiras horribles sobre ella... Ese comportamiento era tan inexplicable que, durante unas horas, estuvo planeando cómo ponerse en contacto con selena para convencerla de que debía retractarse de tan falsa acusación. Pero incluso su lado más optimista sabía que eso sería imposible.
Después de todo, incluso antes de haber tenido la desgracia de ver a selena en circunstancias comprometedoras, ella había dejado claro que la despreciaba. La hermana de nick tenía demasiado que perder si decía la verdad y había triunfado con sus mentiras. Había conseguido destruir la fe de nick en ella y, por lo tanto, su relación, consiguiendo así hacerla desaparecer de la vida de su hermano.
miley apretó los puños. Debería haberle contado a nicko que había visto a selena con otro hombre. Debería haberse defendido...Pero, ¿qué posibilidades había de que nick se pusiera de su lado? Habría tenido que acusar a selena de mentirosa y de serle infiel a su marido. Imposible. Él adoraba a su hermana y era muy protector con ella. Jamás la habría creído. Cualquier ataque contra selena lo habría enfurecido aún más.
No había nada que hacer. nick se había ido para siempre. ¿Cómo podía seguir respirando?, se preguntó. No podía imaginar la vida sin él...
Sus ojos se llenaron de lágrimas y, por primera vez esa noche, pudo llorar. Se tiró sobre la cama y lloró hasta que empezó a dolerle la garganta, los ojos, el alma. En el silencio que siguió a sus sollozos, se sintió abrumada por una terrible sensación de soledad.
En la limusina que lo llevaba al dúplex, nick se tomó dos copas de coñac. Lo que selena había visto no admitía posibilidad de error. Los absurdos intentos de miley por demostrar su inocencia sólo habían conseguido enfurecerlo más. nick se concentró en esa furia, dejando que se convirtiera en una nube roja ante sus ojos, una nube que suprimía cualquier otro pensamiento.
Y probaría que estaba mintiendo, decidió. Llamó a su jefe de seguridad y, disculpándose apresuradamente por lo tarde de la hora, le pidió un informe completo sobre los movimientos de miley durante los últimos meses.
Y probaría que estaba mintiendo, decidió. Llamó a su jefe de seguridad y, disculpándose apresuradamente por lo tarde de la hora, le pidió un informe completo sobre los movimientos de miley durante los últimos meses.
miley había conseguido quedarse dormida al amanecer, pero tuvo un sueño poblado de pesadillas. Cuando despertó, se sentó en la cama y, al recordar lo que había pasado la noche anterior, su estómago dio un vuelco. Llevándose una mano a la boca, miley corrió al cuarto de baño para vomitar.
Con o sin nicolas, su vida debía seguir adelante, se dijo a sí misma. No tenía sentido portarse como una cobarde. Tenía que encontrar la fuerza necesaria para concentrarse en las cosas prácticas de la vida. Para empezar, debía encontrar un apartamento.
Y también era hora de intentar conseguir un préstamo que le permitiera abrir su negocio. Cuando por fin estuviese en posición de diseñar y producir sus bolsos, trabajaría día y noche. Sí, trabajaría tanto, que no podría pensar en nick.
Se fijó entonces en una bolsita dorada que había sobre la consola del pasillo. No la había visto, pero seguramente nick la habría dejado allí el día anterior. Y, como siempre, serían bombones, los mejores del mundo, de los que se deshacían en la boca, comprados en París o en Ginebra. Cuando abrió la bolsita, comprobó que no se había equivocado, eran bombones. Pero también había un colgante dorado, un amuleto de la suerte que nick había incluido como sorpresa. Aunque no lo era en realidad porque, uno por uno, le había regalado toda una colección de colgantes de oro para su pulsera favorita. Aquel en particular tenía grabado su nombre en piedrecitas... Menudo amuleto de la suerte, pensó, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas. Parpadeando para controlarse, se dio cuenta de que la tristeza le había quitado las ganas de comer chocolate. En lugar de eso, le apetecía comer... aceitunas. ¿Aceitunas? Sorprendida, miley frunció el ceño. A ella nunca le habían gustado las aceitunas.
Con o sin nicolas, su vida debía seguir adelante, se dijo a sí misma. No tenía sentido portarse como una cobarde. Tenía que encontrar la fuerza necesaria para concentrarse en las cosas prácticas de la vida. Para empezar, debía encontrar un apartamento.
Y también era hora de intentar conseguir un préstamo que le permitiera abrir su negocio. Cuando por fin estuviese en posición de diseñar y producir sus bolsos, trabajaría día y noche. Sí, trabajaría tanto, que no podría pensar en nick.
Se fijó entonces en una bolsita dorada que había sobre la consola del pasillo. No la había visto, pero seguramente nick la habría dejado allí el día anterior. Y, como siempre, serían bombones, los mejores del mundo, de los que se deshacían en la boca, comprados en París o en Ginebra. Cuando abrió la bolsita, comprobó que no se había equivocado, eran bombones. Pero también había un colgante dorado, un amuleto de la suerte que nick había incluido como sorpresa. Aunque no lo era en realidad porque, uno por uno, le había regalado toda una colección de colgantes de oro para su pulsera favorita. Aquel en particular tenía grabado su nombre en piedrecitas... Menudo amuleto de la suerte, pensó, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas. Parpadeando para controlarse, se dio cuenta de que la tristeza le había quitado las ganas de comer chocolate. En lugar de eso, le apetecía comer... aceitunas. ¿Aceitunas? Sorprendida, miley frunció el ceño. A ella nunca le habían gustado las aceitunas.
De camino al aeropuerto para tomar un vuelo con destino a Nueva York, nick estudiaba los informes del equipo de seguridad que detallaban los movimientos de miley. La sensación inicial fue de completa incredulidad... que luego dio paso a una furia ciega. Sabía que, si le pedía al piloto de su jet privado que esperase, no llegaría a tiempo a la reunión, pero por una vez, la emoción se antepuso al deber profesional y le pidió al chófer que diese la vuelta.
miley tiró la lata vacía de aceitunas a la basura y volvió a su dormitorio. Quizá las náuseas que sufría últimamente le estuvieran destrozando el paladar, pensó.
En ese momento, oyó que se abría la puerta y se le puso el corazón en la garganta pensando que nick había vuelto, que se había arrepentido... Claro, eso tenía que ser. Se había dado cuenta de que ella nunca podría serle infiel.
-¡Estoy en el dormitorio! -gritó cuando lo oyó llamarla, con la impaciencia típica de su carácter.
miley tiró la lata vacía de aceitunas a la basura y volvió a su dormitorio. Quizá las náuseas que sufría últimamente le estuvieran destrozando el paladar, pensó.
En ese momento, oyó que se abría la puerta y se le puso el corazón en la garganta pensando que nick había vuelto, que se había arrepentido... Claro, eso tenía que ser. Se había dado cuenta de que ella nunca podría serle infiel.
-¡Estoy en el dormitorio! -gritó cuando lo oyó llamarla, con la impaciencia típica de su carácter.
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