Capitulo 5
La chica de mayo
Nick se perdió nuevamente en el
mundo muggle, cuestión que puso algo de cabeza a Miley. Sin embargo, después de
la magnifica noche del sábado, ella estaba radiante.
Estar a su lado, haber sentido
su piel... había hecho que se situara en una nube muy alta, de la cual no
quería bajar.
Pero desafortunadamente, el
correr de los días y la falta de noticias de su amado, la hicieron bajar
abruptamente de aquella nube. Y aquella expresión radiante, con la cual saludó
a Demi el lunes al llegar al trabajo, para el jueves era sombría, oscura y
llena de tristeza.
Miley se preguntaba qué había
hecho mal. Para ella había sido perfecto, pero quizá para él, quien estaba
acostumbrado a mujeres sofisticadas le había resultado una porquería. Suspiró.
Con su brazo apoyado sobre el
escritorio, y su cabeza sobre la palma de la mano, miraba sin mirar, y sin
prestar atención a los requerimientos de su jefe.
Varias veces en la semana Demi
había escuchado al señor Harrington, reprenderla por no hacer el trabajo como
lo hacía habitualmente. Luego, volvía a su escritorio y se dejaba caer, sin un
atisbo de que le importara su desempeño en el trabajo. "¿Por qué diablos tuve que
pasar por esa calle?" Pensaba. "¿Por qué me topé con él¡8
años sin noticias y justo yo lo encuentro!" Suspiraba "Miley, tú no
naciste para ser feliz con los hombres, definitivamente…"
- ¿Qué pasó esta vez Miley? –
preguntó Demi, pasándole la mano delante de su cara, y sacándola de sus
pensamientos.
- ¡Nada! – dijo desanimada –
Sólo redacté mal un informe, que pasaron al ministerio muggle y no sé... El
jefe me dijo que la próxima…
- ¡Pero Miley! – dijo alarmada
– ¿Cómo puedes ser tan descuidada¡Tú no eres así – la miró – Dime qué te
sucede. Estás así desde la cita con el misterioso Jerry …- Miley la miró y se le
llenaron los ojos de lágrimas.
- No puedo… ¡no puedo ser tan
idiota Demi! – cayeron algunas lágrimas y rápidamente las limpió.- ¡Mírame¡Me
prometí a mí misma que después de lo de Dean, nadie me haría llorar! – Demi le
pasó la mano por la espalda – ¡Pero él aparece y da vuelta mi mundo! – suspiró
– El, el único que podría hacerme perder el control de mi vida.
- ¡Miley! No es para tanto. Ese
Jerry , apenas lo conoces… Y... Yo pensaba que, el único que podría hacerte…
bueno en verdad, de él no sabemos nada hace tiempo. – Miley la miró y se secó
las lágrimas.
- Es él… – Demi abrió los ojos
sorprendida – Nick. Lo encontré de casualidad hace algunas semanas. El me pidió
que no les dijera nada… no quiere saber nada del mundo mágico. Demasiado dolor.
Creo que aún no supera lo que pasó con... tu sabes quién…
- Si, lo sé, pero yo pensaba
que Jerry… - Demi ató cabos – ¡Claro, Nick Jerry…! Y¿cómo está?
- Cada día más guapo, y su
cuerpo...
- ¡No me refiero a eso! – dijo,
dándole un golpe en el hombro – ¿Cómo está emocionalmente?
- Muerto en vida – dijo triste
– no quiere saber nada sobre sentimientos… de ninguna clase. Cree que todo el
mundo mágico lo defraudó, aunque realmente sólo haya sido Selena quien lo
hizo... Nick cree que aquí ya no tiene lugar.
- ¡Pero eso es una idiotez!
- ¡Por Merlín, Demi¡no conoces
un corazón destrozado! El se ha creado esa coraza para protegerse.
- Y cómo es que tú…
- Yo pretendí hacer que
volviera...- bajó la mirada –Sólo que fui una tonta al involucrarme más de lo
que debía. El es frío, distante, no ríe casi nunca y se priva de expresar
cualquier signo de debilidad emocional. Pero esa noche… Yo volví a sentir al Nick
que conocí en Hogwarts. Ese joven dulce, tierno, apasionado. Pero después volví
a la realidad, cuando Nick se marchó y me dejó. Desde entonces no he sabido
nada de él.
- Vamos¿y no crees que esté
arrepentido?
- ¡Claro que lo creo! – bufó –
¡Sí pudieras ver a las mujeres con quienes se relaciona¡Yo soy Scabbers al lado
de ellas!
- No lo digo por eso – sonrió –
quizás Nick pensó que podía manejarlo, pero no contó con que tú lo tomaras por
sorpresa y lo atraparas– Miley torció los ojos –-¡Sí¡Eso puede ser! talvez Nick
se sintió demasiado expuesto luego de... estar contigo... y por eso se marchó
rápido. Sí... quizás por eso no te ha llamado. ¡No quiere verte para no
sucumbir!
- Demi¿has estado leyendo
alguna de esas novelas muggles rosas?
- ¡Ron lo hace! - rieron – le
parecen de lo más románticas. Toma algunas ideas para cuando estamos…
- ¡Basta! – se levantó – voy a
buscar ese maldito reporte, para corregirlo y luego me voy. No tengo ganas de
trabajar hoy – y antes de marcharse, agregó – Te pido por favor que no le
cuentes a Ron que he visto a Nick. No quiero que se haga ilusiones de verlo,
porque talvez Nick desaparezca para siempre – Se fue. Demi derramó algunas
lágrimas. Extrañaba tanto a su amigo de la escuela, a su hermano, que hasta a
veces dolía.
Los días siguientes continuaron
igual de desoladores para Miley, aún más cuando pasaban muy rápido y Nick
seguía perdido. Por lo que, a pesar de sentir ese poderoso deseo de remover
cielo, mar y tierra y de utilizar todos sus contactos en el ministerio muggle,
no lo buscaría. El lo había decidido así y ella respetaría su decisión. Al fin
y al cabo, le quedaba el consuelo de que al menos una vez, Nick había
respondido a sus caricias.
Nick en cambio, estaba enojado
aun más con la vida. ¿Por qué diablos tuvo que pasar por esa calle y
encontrarla¿Por qué diablos había decidido llamarla e invitarla a almorzar¿Qué
poderosa razón lo había hecho invitarla a la fiesta? Y lo peor de todo... ¿por
qué la había pasado tan bien? "Diablos,
Miley es una excelente bruja, sabía perfectamente que volar en la escoba
bajaría mis defensas. Volar es lo único que extraño del mundo mágico. Arriba
soy libre, libre y feliz. Ella lo sabía... por eso lo hizo. Y yo caí como un
tonto. No puedo volver a caer en su juego. Tengo que volver a encontrar mi
coraza. Tengo que volver a ser el Nick muggle. El otro murió." Pero luego sonrió. Sabía perfectamente
que el otro Nick estaba muy dentro de su ser, y que aquella noche, Miley lo
había despertado, y lo había hecho salir a la superficie. Y lo peor para él, es
que había disfrutado la sensación de sentirse mágico otra vez.
Se levantó de su escritorio, en
el despacho que tenía en su casa y se dirigió a un armario de madera, cerrado
con candado. Buscó la llave en su llavero, el candado hizo un leve clic. Lo
sacó y tomó aire. Abrió la puerta y sonrió. Dentro estaban todos sus tesoros
más preciados. El álbum de fotos que Hagrid le regalara al final de su primer
año; la última copa de Quidditch que ganara con su casa Gryffindor; el trofeo
al mejor buscador; un par de copas por servicios al colegio; la insignia de
capitán, una snitch dorada empotrada en un estuche de terciopelo, la cual había
atrapado en el último partido de su séptimo año. La orden de Merlín primera
clase que le otorgó el Ministerio, después del último encuentro y destrucción
de Voldemort. Y lo que más deseaba ver... en un estuche de cuero negro, que
abrió con cuidado. La sacó... 28 centímetros, madera de acebo, centro de pluma
de cola de fénix. Su vieja varita vibraba dentro del estuche. La tomó con
cuidado, como cuando la comprara hacía ya 14 años, y una luz brillante iluminó
la habitación. Recordó el movimiento de un hechizo particular "Swish y
fleak" y mirando hacia su escritorio, enfocó sus pensamientos en una
silla. "Wingardium
leviosa", dijo, y la silla se elevó tambaleante hasta alcanzar una
considerable altura. La bajó y sus ojos volvieron a tener el brillo de aquellos
días en la escuela. Se sintió pleno, vivo, lleno de energía. Cerró el armario,
pero su varita fue a descansar en la manga de su camisa. Después le encontraría
un lugar más seguro para llevarla todo el tiempo.
"No quiero, no voy a
llamarla" se encontró
diciendo al cabo de un rato. "No volverás a caer… no esta vez, Jonas…
te verá como un idiota del cual burlarse, igual que lo hizo…." De rabia apuntó la varita hacia un
cuadro y lo destrozó. "Definitivamente
no volverás a pasar por lo mismo". Decidió continuar su trabajo. Sería
mejor tener la mente ocupada en los bienes raíces que en la castaña.
Dos días después, Demi se
encontraba sola en su oficina trabajando en los borradores de unas leyes de
cooperación mágica en el mundo muggle. Miley estaba reunida con todos los
implicados en la reunión del ministro de magia y el otro ministro. La reunión
se llevaría a cabo en unos días, y todos estaban algo alterados (sobre todo
Ron, quien era el encargado de la seguridad, en ese evento), y querían que no
hubiera imprevistos. Demi, estaba concentrada en su tarea pero pronto su
tranquilidad se vio interrumpida por el sonido insistente de un celular. Lo
primero que hizo fue chequear el suyo. No era. Después miró para el escritorio
de Miley y vio el plateado celular que centellaba una luz azul y que sonaba
insistentemente. Rápido lo atendió, pensando que podría ser el secretario del
ministro, esperando noticias de la reunión.
- ¿Si?, está hablando con Demi Lovato…
digo Cyrus ¿Quién habla? – nadie respondió – ¿Bueno¿Señor secretario¿Es usted?
mire…
- ¿Está… Miley? – dijo una voz
algo temblorosa. Demi se tapó la boca con la mano hecha un puño, para no gritar
de la emoción. Había reconocido la voz de su amigo del alma, de Nick. – Yo
quisiera hablar con ella… si puede ser… - Demi respiró hondo y decidió seguirle
el juego. Después de todo lo había prometido.
- ¿Eres Jerry? – preguntó
- Sí…- dijo vacilante la otra
voz – ¿Ella está ocupada? Puedo hablar más tarde…
- ¡NO! – gritó – No, no te
apresures… hola soy Demi, Demi Cyrus, la cuñada de Miley. Verás me casé con Joe…
Su hermano… ¡Joe Cyrus! Hace dos años. Somos felices¿sabes? – se mordió el
labio por lo estúpida que sonaba – Así que eres Jerry … ¡Me alegra escuchar tu
voz y conocerte aunque sea por teléfono!
- Si… si... claro. Hola, soy
Jerry…
- ¿Jerry qué? – Preguntó ella.
Quería corroborarlo, aunque ya lo sabía.
- Jerry … Jerry… - no se le
ocurría nada. Hasta que – Jerry Black.
- ¿Black? – dijo y ahogó una
risa – Vaya, tienes algo que ver con…
- ¡No conozco a nadie Black!
Soy el único de mi familia que vive. – Dijo para no responder más preguntas.
Sabía que estaba hablando con la bruja más inteligente de su clase, por lo que
si ella seguía preguntando, lo descubriría. – ¿Miley no está? bueno, Demi – La
muchacha sintió un dolor en el corazón. El la había llamado como lo hacia en la
escuela. – Perdón, Señora Cyrus…
- No te alteres, Ha… ja,
ja¡Jerry ! – hizo como que reía para tapar el error de nombrarlo - de seguro Miley
no se refiere a mi como "señora Cyrus" cuando está contigo. Puedes
llamarme por mi nombre y tratarme de tu, si lo deseas…
- ¡Sí, claro! – suspiró –Bueno
dile a Miley que la llamó más tarde...
- Demi¡voy a matar a Joe, esta
cada día más idiota! – la voz de Miley sonaba algo ofuscada, mientras entraba a
la oficina. Demi le hacía señas desesperada, y su amiga, no se percataba de
nada. Ella miraba un par de pergaminos.
- ¡Espera, aquí está ella,
JERRY! – Miley levantó la vista y Demi le hizo señas con los ojos. Ella
preguntó sólo moviendo los labios, y Demi con una gran sonrisa asintió. La
castaña largó al suelo los pergaminos y de un tranco se lanzó sobre el
escritorio y trató de tomar el celular. Demi rió esquivándola, y estuvieron al
menos unos segundos forcejeando por el teléfono. Demi ganó y Miley se revolcó
en el suelo. – ¡Espera Jerry! Miley acaba de entrar... ¡fue un placer hablar
contigo! Espero que un día de estos podamos vernos. Aunque déjame decirte que
ya te aprecio mucho. Me pareces que eres una persona fantástica¡y mira que sólo
he escuchado tu voz! – Miley estuvo a punto de golpearla, al ver que Demi no
soltaba el teléfono.
- Si, para mi también ha sido
un gusto hablar con usted, señora Cyrus...
- ¡Dime Demi! – dijo
entusiasmada – Bueno¡nos vemos! Espero que algún día Miley te traiga a casa.
Creo que Joe, mi esposo, se llevará de maravilla contigo. El único amigo al que
apreciaba, desapareció, así que ahora necesita uno…- Miley le dio un golpe en
la cabeza. Del otro lado de la línea no emitieron palabra alguna. Sin duda esa
frase le habían llegado. Miley tomó el celular y Demi comenzó a hacerle
morisquetas.
- ¿Si, hola? – dijo nerviosa.
- Hola... – dijo también
nervioso.
- ¿Cómo estás? Digo... ¿qué has
estado haciendo?- Preguntó Miley indiferente y luchando con Demi, quien le
seguía haciendo caritas y riéndose en silencio – ¡Lárgate! – dijo en voz alta.
- ¿No quieres hablar? –
pregunto él.
- No... sí, sólo estaba
diciéndole a Demi que se fuera.
- Ah…
- Bueno¿para qué llamas?
- Quiero verte… - hizo una
pausa- digo, me gustaria que nos encontraramos...
- ¿Ah… si?
- Sí¿te parece qué almorcemos
en el parque¿A las 12:30, hoy?
- No – dijo segura.
- ¿No quieres verme? –Preguntó
con un tono afligido en su voz
- ¡No! No es eso, sólo que…
tengo… un almuerzo con… el subsecretario del ministro muggle, para ultimar
detalles, tú sabes –Demi, quien aún se encontraba ahí, le decía
"mentirosa" en voz baja, Miley sonreía.
- Ah, bueno será mejor que…
- ¡Pero podemos cenar! – dijo
alterándose. Demi le decía "eres una coqueta!" Y Miley no aguantando
le tiró una carpeta que le dio en la cabeza.
- ¿Cenar?
- Sí¿quieres venir a mi casa? –
y se puso roja. – Podría cocinar algo… "pero
si tú cocinas que apestas!" Dijo
Demi.
- Yo… - Sabía lo que eso
implicaba, y dudó un momento…- Está bien – "¡Si!" dijo Miley en voz baja, ahogando un
grito de euforia – Pasaré por tu casa… ¿a las 7?
- 6 – dijo - creoq ue a las
seis sería perfecto.
- Bien, a las 6 entonces. -
suspiró - tu... ¿tienes mi escoba, no?
- Ahí la dejaste la última vez…
– Miley sonrió.
- Si…. Bueno – carraspeó –
Hasta las seis entonces.
- Te estaré esperando – Colgó
el teléfono y se tiró en el respaldar de su silla – ¡Hoy no te me escapas Jonas!
- Eres una… ¡descarada Miley! –
dijo Demi
- ¡Mira quién lo dice! – sonrió
– la mujer que se puso un vestido súper sexy y encerró a mi hermano dos días en
su departamento. ¿Tengo que recordártelo?
- ¡Era una buena causa! – rió
su cuñada – El muy idiota no se daba por enterado que lo amaba.
- Esto es lo mismo… y más –
ella la miró – Tengo que hacer que Nick vuelva a nuestro mundo y de paso me lo
quedo para mí, así mató dos pájaros de un tiro.-
- Y dime gran chef¿qué
cocinaras hoy? – Miley se puso blanca – Porque no me dirás que… ¡lo
envenenarás, si lo haces tú!
- Le pediré a Dobby que cocine
algo – sonrió – después de todo trabaja para mamá, y si sabe que la cena es
para su adorado Nick Jonas, no le costará nada. Si no acepta, siempre me queda
el "Servicio de comidas a domicilio". Aunque él no es muy adepto a la
comida chatarra. De todas formas para cuando acabe con él, se comerá hasta un
gato vivo – Y sonrió.
- Eres de lo peor, amiga, de lo
peor.
- ¡En la guerra y en el amor,
todo se vale!
Miley llegó temprano a su
departamento cargada con bolsas de mercado. Estaba decidida a hacer algo
decente para cenar, aunque como dijera Demi, fuera un rotundo fracaso como
cocinera "¿Por qué no
herede la buena cocina de mi madre?" bufó
mientras pelaba un sin fin de papas y cebollas, para hacer la salsa. Pero
después de varios intentos y unas cuantas ollas arruinadas, se dio por vencida
y tomó la libreta de direcciones. "Estoy
segura que puedo encontrar algún restaurante decente, que me traiga comida a
casa". Treinta minutos antes de las seis, con la mesa preparada y ella
vestida para la ocasión, se dispuso a esperarlo. La comida había llegado a las
cinco, así que ella sólo tenia tuvo que calentarla en el horno a microondas.
Tan absorta en sus pensamientos estaba, que no escuchó cuando la puerta de
entrada se abrió. Luego, escuchó un leve movimiento detrás de ella. Como si
nada y aun cantando, tomó la varita que estaba en la mesada y se dio vuelta
rápidamente.
- ¡Expelliarmus! – gritó
apuntando con la varita.
- ¡Impedimenta! – le respondieron, la varita de Miley voló
lejos – ¡cielos, eres buena! – rió.
- ¡No es gracioso Nick! – dijo
ella enojada – ¡Casi me matas del susto! – él se acercó y le dio un beso
indiferente en la mejilla. Ella se extrañó. – ¿Y desde cuándo usas la varita?
- Yo…
- ¿No dijiste que no querías
saber nada del mundo mágico?- Miley lo miró.
- Bueno…
- ¡Vaya! Al fin te diste cuenta
que con esa actitud no llegabas a nada.
- Si, pero…
- Bueno, llegaste temprano, aún
falta media hora para las seis.
- Si, es que…
- No importa, si quieres
podemos sentarnos en el sofá a escuchar algo de música…- El se acercó y sin
decir nada más le dio un apasionado beso, que la dejó sin aliento. Cuando se
separó él le sonrió de una manera que a Miley la llenó de pasión. – O mejor podríamos
ir a…
- Eso suena más tentador...–
Sobra decir que no cenaron a las seis, como lo habían previsto.
Tirados en la cama, Nick
acariciaba un mechón rojo del cabello de Miley que caía por su cara. Ella
estaba mirándolo sin pestañear, y sonreía. No entendía cómo en tanto poco
tiempo, él la hacía sentir de esa manera. Nick a su vez, la miraba pensando en
cómo esa pequeña mujercita lo hacía sentir vivo. De pronto sonrió. Se acercó
lentamente y posó sus labios sobre los de Miley, haciéndola temblar. Cuando se
separó por fin habló.
- ¡Me muero de hambre! – Ella
arqueó una ceja.
- ¿Qué? – preguntó atónita.
- Dije que me muero de hambre –
y rió – no he probado bocado desde el desayuno…
- ¿Cómo es eso?
- Vamos a cenar y luego te
cuento – Le besó la mano, ella lo tiró hacia su cuerpo – No... Miley, tengo
hambre en verdad… - la besó.
- Quédate donde estás… – Miley
se levantó rápido y se puso su ropa interior y la camisa de Nick – Traeré la
cena a la cama – Cuando iba por la puerta Nick abrió la boca para hablar.
- ¿Es que nunca comeremos en
una mesa, como todo el mundo? – y rió.
- Ja, ja –respondió ella -
¡gracioso! –Media hora más tarde la cena había terminado, Miley acomodó todo en
una bandeja y lo llevó a la cocina. Nick se recostó en la almohada y cerró los
ojos... el perfume de Miley estaba impregnado en las sábanas, aspiró
profundamente... rosas y jazmines, adivinó. "¿Por
qué ella me hace sentir así?" "No puedo dejar que ella me arrastre
hacia su mundo, no puedo… Nick debes encontrar tu coraza… debes…" Miley entró al cuarto. Sus piernas
desnudas y la piel de su cuerpo que se podía vislumbrar bajo la translúcida
camisa, lo hicieron olvidar la última frase que rondaba por su cabeza… y otros
fueron los pensamientos que inundaron al joven y le hicieron hervir la sangre. "Sí, definitivamente debo
encontrar mi coraza… pero esta noche no será el momento…" y sonrió. Ella llegó a la cama y se
sentó. El Nick la miraba con deseo. Miley lo sabía y sonreía.
- Estuvo bien… - ella lo miró y
se sonrojó – La cena, estuvo deliciosa.
- Ah – sólo dijo y se ató el
cabello en una coleta.
- Déjalo suelto – suplicó
enderezándose y soltando el cabello de Miley.- Así puedo oler mejor tu perfume–
Se acercó a su cuello y lo besó. Miley sintió su piel erizarse y deseó estar en
sus brazos otra vez. Nick pareció entender el mensaje que el cuerpo de la
castaña emitía, pues en un rápido movimiento estaba sobre la chica. Ella
susurraba algo, pero él demasiado ocupado tratando de quitarle la camisa no la
oyó.
- Nick… - pudo decir ella más
tarde, mientras él atacaba con sus manos la delicada piel de su espalda –
Quédate a dormir, por favor…- El la miró. Ella lo sorprendió con un suave beso.
Nick pareció batallar con sus pensamientos. Qué hacer. El Nick muggle le
gritaba desesperado que se marchara, que arruinaría todo si se quedaba. Pero el
Nick mágico, estaba golpeando al Nick muggle para que se callara y lo dejara en
paz.
- Está bien – respondió.
- ¿Nick?
- ¿Si? – Preguntó con sus ojos
fulminándola, ya no podría aguantar mucho tiempo más…
- Quiero ser tu chica de mayo – El se separó un instante, dejando
su cuello. La miró a los ojos y perdiéndose en ellos, asintió, no supo porqué,
pero eso en aquel momento, no importó.
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