lunes, 17 de septiembre de 2012

Why I had to love - Capitulo 7


Capitulo 7
En tu casa?
Luego del revelador almuerzo con el subsecretario del ministro muggle, Miley llegó a su casa, para prepararse para la cena de la noche. Se preguntaba por qué Nick había decidido romper con la regla número uno de su manual de supervivencia: no llevar a ninguna mujer a su casa. "De seguro, no le gusta la mía" pensó, pero decidió no darle largas al asunto y se metió al baño. Aproximadamente media hora antes de las seis, ya preparada, salió a la calle. De buena gana hubiera preferido aparecerse, pero pensó que si Nick había vivido ocho años al estilo muggle, de seguro tendría empleados en su casa que no sabrían de su condición (entiéndase mago) y que se asustarían de verla aparecerse de la nada. Tomó un taxi, algo nerviosa. Estar en su casa significaba para su esperanzado corazón adelantar un paso la relación, pero no quería hacerse ilusiones. Con este Nick no podía darse esos lujos. Cuando el taxi llegó a la dirección, Miley bajó rápidamente y se paró frente a la casa con la boca abierta. Era una mansión, muy elegante, ubicada en uno de las calles más exclusivas de Londres. Subió los escalones de la entrada y apretó el botón del timbre. Al cabo de unos minutos, abrió la puerta un hombre de cabellos grises y ojos saltones. El hombre la miró de arriba abajo y arqueando una ceja, le dirigió la palabra.
- Buenos tardes, jovencita, ¿En qué puedo serle útil?
- Yo… - Miley lo miró desconcertada – Vengo a ver al señor Nick Jonas…
- ¿Por qué asunto? – Ella ya se estaba poniendo nerviosa.
- Asunto personal…- Contestó parcamente.
- Disculpe usted, pero el señor Jonas, jamás atiende sus asuntos "personales" en su casa. Siempre está ocupado para darse esos lujos – y alzó la ceja desdeñosamente, mirándola de arriba a abajo, que hizo a Miley casi montar en cólera.
- Escúcheme, él me invitó… así por que no va a llamarlo y preguntarle por mi, si no es mucha molestia para usted – agregó con sarcasmo. El hombre, solo frunció la boca - ¿entiende?
- Si señora… – el mayordomo se fue, dejando la puerta entreabierta. Miley, que ya estaba con un humor de perros, pero que era demasiado curiosa, en vez de quedarse parada en la puerta, aprovechó para deslizarse adentro. Cuando llegó al hall de entrada, quedó maravillada. La mejor casa, mejor decorada y con estilo, que seguramente hubiera visto en una revista muggle de decoración, se quedaba corta con esta. Simplemente era fenomenal.
- Señor Jonas, mil disculpas por interrumpirlo, señor – dijo el mayordomo.
- Elías, pasa… - Dijo serio Nick, que estaba hojeando unos papeles en su despacho.
- Allá afuera hay una señorita que pregunta por usted…
- ¿Nombre? – dijo aún con el ceño fruncido, leyendo uno de los documentos que tenía en la mano.
- No me lo dijo señor…
- ¿Cómo es? Digo, puedes describirla ¿no?
- Por supuesto, señor – dijo pomposamente - No es muy alta, bonita, y de cabello rojo – Nick que había estado absorto con sus negocios, se fijó la hora en su reloj pulsera y sonrió.
- ¿Miley está aquí?
- Oh, mil perdones señor – agregó apenado.- No se me ocurrió pedirle que se identificara… ¿Debo preguntarlo?
- Deja Elías, yo voy a recibirla – el mayordomo se quedó parado como no sabiendo si quedarse o seguirlo. Después de un instante, optó por lo segundo. Nick atravesó la estancia rápidamente y cuando llegó a la sala se detuvo. Allí estaba la mujer que había encontrado por casualidad en aquella calle y que no sabía por qué oscura razón, ahora estaba en su casa. Ella miraba fascinada la arquitectura de la propiedad y no se dio cuenta de que estaba siendo observada. Para ojos de Nick estaba deliciosamente hermosa. Levaba un vestido azul, strappless, cuya falda tenía pequeñas flores en color dorado. El cabello estaba atado en una simple coleta, revelando su delgado cuello, demasiado expuesto, y demasiado tentador para el animal de caza en que se había convertido Nick con solo mirarla. En sus pies, tenía sandalias el mismo color de los detalles del vestido. Lentamente Nick se acercó a la chica y la tomó de atrás, posando su nariz en su cuello y aspirando el dulce perfume de su piel. Miley sólo atinó a cerrar los ojos y disfrutar. El mayordomo se quedó pasmado por la escena. Nunca en los años que llevaba trabajando para Nick Jonas lo había visto actuar de esa manera. Como si tuviera sentimientos. Nick la tomó de la cintura, la hizo girar y sin decir nada le dio un suave beso en los labios. Ella se separó bruscamente, aunque se derretía por el gesto, debía demostrarle que estaba enojada por como la había tratado por teléfono. Nick la miró sin entender.
- ¿Estuvo ameno el almuerzo Nick? – y seria se sentó en un espacioso sofá. El la siguió con la mirada, luego de salir del shock hormonal que le causó ver las delgadas piernas de Miley, la siguió y se sentó a su lado.
- ¡Lo mismo puedo preguntarte yo! – dijo y su voz noto enfado. Miley lo miro. – supongo que tu queridoTerrence estuvo demasiado atento ante semejante acompañante… - agregó mordaz.
- Bueno, sabes que odio comer sola…
- ¿Y por eso tenias que aceptar ir a comer con cualquier idiota?
- ¿Que es eso Jonas, noto algo de celos en tus palabras? – El chasqueó la lengua
- Ni lo sueñes, linda… Los celos son algo que murieron en mi… no siento amor, por lo tanto no siento celos de nada,- la miró- ni de nadie… - se levanto. Miley se sintió desilusionada al escuchar esta declaración – ¿Quieres algo de beber? Elías! – el mayordomo se acercó rápidamente.
- ¿Desea algo señor? – Miley lo miró.
- Si, tráenos algo de beber – la miro – ¿qué quieres?
- Por mi no te molestes… - dijo ella indiferente mirando una amplia vitrina llena de objetos de arte. Nick bufó.
- Tráeme un Whisky – el mayordomo salió y volvió al rato con la bebida – Gracias puedes retirarte.
- La cena será servida cuando el señor disponga – Nick asintió y el mayordomo se fue.
- No me contestaste – ella se dio vuelta para verlo – Estuvo ameno tu almuerzo con ese… con ese con el que almorzaste?
- Si… - dijo suspirando. Nick tensó la boca – bueno, tu sabes… nos la pasamos charlando de cualquier cosa, menos del trabajo
- Me lo imagino… - dijo serio.
- Lo hicimos, y punto…
- ¿Qué hiciste? – dijo alarmado
- ¡Almorzar! – lo miró – ¿qué pensaste? – preguntó divertida.
- Nada – dijo mirando su vaso de Whisky.
- ¿Creíste que me iba a acostar con un desconocido?
- ¿Por qué no ibas a hacerlo?
- Porque soy tu chica de mayo…- dijo sonriendo. – cuando doy mi palabra, la cumplo.
- No tienes obligación…
- Es linda… la casa – Dijo ella para cambiar de tema. Él la miró y bebió un trago.
- Gracias. En realidad yo no tuve nada que ver con la construcción ni la decoración… Solo le pedí a la compañía constructora que refaccionara esta vieja propiedad, la decorara, y me vine a vivir…
- Todo es impersonal en ti, veo… - sentenció ella.
- La gente se apega demasiado a las cosas… al igual que con las personas. – argumentó él – Ese tipo de gente pierde demasiado tiempo y esfuerzo, en tomarle cariño a los objetos que se rompen y luego ocupan un lugar en el espacio y no te sirven para nada. Lo mismo pasa con las personas, pones todo de ti, para que una relación funcione, pones toda tu ilusión en una persona que indefectiblemente terminará… - Iba a decir "traicionándote" pero callo de repente – en fin, por eso es bueno usar las cosas y cuando no las necesitas, las tiras…
- ¿Como tu a tus mujeres? – dijo ella con un ligero tono de angustia
- No deberías sorprenderte… - dijo él aun mirando su vaso. Por alguna razón, se sentía expuesto ante esa mujercita, y no le gustaba para nada. Ella solo estaba ahí para el sexo, y no para que lo escuchara… odiaba a los tipos que relataban sus penas de amor… él no era de esos, y mucho menos lo haría con ella… no especialmente con ella. – Es algo que estaba claro desde el principio – Ella asintió.
- ¿Por qué el cambio? – lo miró. El se puso algo rojo – ¿Digo esto no rompe las reglas? Tus condiciones, claro…
- No te entiendo….
- Que una mujer venga a tu casa… y duerma aquí…- él sonrió
- ¿Acaso quieres dormir? – ella se puso roja y él aprovechó para romper la tensión. La tomó de la cintura y la besó, ella olvidándose de la discusión anterior, puso las manos en la oscura cabellera y respondió con la misma intensidad, en que sus labios eran atacados. Lo amaba, pero a veces él la exasperaba. – Ven te mostraré la casa…
- No quiero ver la casa… – dijo ella ronroneando. Nick entendió. Y sin mediar más palabras la llevó a conocer su habitación.
De la cena no hubo ni noticias, pues casi todo el tiempo en que Miley estuvo en la lujosa mansión solo conoció el cuarto de Nick. Y no era porque él no hubiera querido mostrársela. Pero Miley pensaba que ya tendría tiempo de recorrerla, ahora lo importante era aprovechar cada minuto con él. Los días pasaban y el mínimo momento que pudiera disfrutarlo, contaba. La habitación, para Miley reflejaba la absoluta masculinidad de Nick. Las cortinas eran oscuras, y todo el mobiliario era de un roble lustroso, que contrastaba con las paredes azules, al igual que la mullida alfombra. A una mujer cualquiera, le hubiera resultado demasiado tétrico, pero a Miley esa fascinación por la oscuridad, fiel reflejo del ánimo del dueño de casa, le parecía lo mas sexy. Suspirando, y mirando hacia todos lados, se ilusionó pensando que algún día ella podría cambiar la decoración de esa parte de la casa. Por su parte, Nick estaba recostado a su lado mirando el techo de su habitación. Tenía una sonrisa que a Miley se le hizo ridícula. Ella lo miro y le dio con un almohadón para que se le quitara. El reaccionó y la atrapó con sus brazos dándole un sonoro beso que la hizo reír.
- ¡Déjame! – intentó protestar.
- ¿Por que me lo pides, si no es lo que quieres? – rió él.
- Vamos Nick, ¿qué pensara tu empleado? No hemos bajado a cenar… - él la miró.
- ¿Tienes hambre?
- No… solo que el pobre hombre estará ya dormido parado, esperando a que bajemos….
- Elías sabe… - le acarició el cabello – si yo no lo llamo, no me molesta…
- ¡Lo tienes bien entrenado! – rió. Luego acarició la amplia cama, y las sábanas de seda – ¡Cielos Nick esta cama es genial!!
- ¿Te gusta?
- ¡Claro, yo quisiera tener una así! ¡Es tan cómoda, y parece que durmieras en una nube!
- ¿Eres exagerada, sabías Cyrus? Es una cama como cualquier cosa… le das demasiada importancia a las cosas… deberías entender que son cosas, que cuando no sirven se desechan…
- ¡Si! Pero eso no quita de que la cama sea genial… y sí, le tomo demasiado cariño a mis cosas… - lo miró – porque a mi me cuestan demasiado para poder tenerlas… - él relajó el semblante.
- La tuya tampoco es mala.
- ¡Pero no es esta! – Suspiró – ¡debe valer una fortuna! Apuesto a que yo debería gastar varios sueldos, si quiero tener una así…
- Creo que si – dijo y acomodó la almohada para dormir.
- ¿Que haces? – le preguntó
- Tengo sueño, he tenido un día demasiado agotador y quiero dormir… – él la miró.
- Okay… - solo respondió y acto seguido, sin decir palabra alguna, se levantó y comenzó a vestirse. Nick se quedó pasmado y no pudo decir nada, hasta que la vio subiendo rápidamente el cierre del vestido y buscando las sandalias debajo de la cama. – ah! ¡Aquí están bandidas! – dijo agachándose y sacándolas con algo de esfuerzo. Se sentó en la cama y se dedicó a ponérselas, sin mirar aun a su acompañante.
- ¿Qué se supone que haces? – Sólo pudo preguntar.
- ¡Que no es obvio, me visto! – dijo sonriendo.
- ¡Eso ya lo veo! – contestó ofuscado – ¿no vas a quedarte a dormir?
- Bueno Nick… – subió a la cama y le dio un corto beso – eso esta en una de mis reglas. – sonrió. El la miró sin entender – Nunca duermo en la casa de un hombre. – Tomando su varita, y sin decir mas desapareció, dejándolo sentado solo y mirando hacia el sitio donde ella había estado segundos antes.
Miley apareció en su casa riendo. Jamás en su vida se hubiera imaginado la cara de Nick al escuchar esa frase. "Tómate una cucharada de tu propia sopa cariño" Rápidamente se sacó el vestido, las sandalias volaron de sus pies, mientras caminaba, se puso el pijama, y cuando estuvo a punto de acostarse, un fuerte "Crack" la sobresaltó y la figura de Nick apareció a los pies de la cama. Miley no sabía si reír o preocuparse de la imágen que veía. Nick visiblemente despeinado, con el torso desnudo, se había puesto rápidamente los pantalones sin tiempo a abotonarlos y descalzo, la miraba con ganas de matarla. Ella se hizo la indiferente y se acostó como si nada. El con las manos en la cintura del pantalón para que no se cayeran al suelo, chasqueó la lengua.
- ¿Y bien? – dijo al cabo de un minuto – ¿qué se supone que haces Miley?
- ¡Nick! – dijo haciéndose la sorprendida – ¿qué haces aquí?
- ¿Qué… qué hago aquí? – se acercó por un costado – ¿qué haces tu aquí? Esa es la pregunta correcta…
- ¿Yo? – rió – ¡esta es mi casa, aquí duermo!
- ¡Pero se supone que estabas en la mía! – gritó – ¡y que ibas a dormir en mi cama!
- Ya te dije que esa es una de mis reglas… no duermo en la casa de un hombre…
- Pero creí que si yo rompo algunas de mis reglas, ¡tu podrías romper algunas de las tuyas! – agregó exasperado. Ella solo se dedicó a acomodar los pliegues de la sabana- ¿Y bien? – lo miro.
- ¿Me lo pediste?
- ¿Eh? – dijo el torciendo los ojos.
- Que si me pediste que durmiera contigo, que me quedara en tu casa…
- ¡Eso se sobrentendía, cariño!! – A Miley le dio un vuelco el corazón, por primera vez él le había nombrado cariñosamente. Ya antes le había dicho princesa, pero cariño, nunca; eso significaba para ella algún rastro de sentimientos en el joven – ¿acaso ahora te comió la lengua un ratón?
- ¿Qué? – preguntó aun algo atontada, por el efecto de ese calificativo que le dijera Nick.
- ¿Por que te fuiste?- se sentó, algo mas calmado.
Ya te lo dije, no suelo dormir en casa de un hombre…
- ¡Pero si tienes sexo! – dijo sarcásticamente.
- ¿Vas a tardar? – él la miró, y bufó.
- ¡Eres el colmo! – El se quitó el pantalón y se acostó – Hiciste todo esto para que yo…
- Bueno, tu cama es espectacular… - lo abrazó y lo atrajo hacia su cuerpo, dándole un sugerente beso, que Nick aceptó mas que gustoso – pero extraño la mía.
El primer rayo de luz de la mañana dió de lleno en la cara de Miley, dejando ver todas sus pecas. Nick se había despertado unos minutos antes y se dedicaba a contemplarla. Ella era realmente distinta a todas. No hacía preguntas, no lo molestaba constantemente, y no pedía más de lo que él podía darle. Y a veces se preguntaba por qué. Por qué ella era así."Quizás porque se siente tan sola como yo. Quizás porque Dean le rompió el corazón como Selena lo hizo conmigo. Quizás porque ella también tenga prohibido el amor". Un movimiento de la castaña lo hizo salir del trance y mirarla. Era una tentación constante hacerlo. Ella se había dado vuelta, y había quedado boca abajo, dejando su espalda desnuda, aunque su cabello tapaba parte de esta. El sintió el deseo de sentir su piel y lentamente se acercó al cuerpo de la joven y comenzó a recorrer la espalda con sus labios, desde la cintura hacia arriba. Ella sintió como si una corriente eléctrica le recorriera por toda la columna, se despertó, y comprobó que eran los labios de Nick quienes le producían esa sensación. Rió seductoramente.
- Es una bonita manera de despertar Nick – dijo algo excitada.
- Buenos días, hermosa – dijo él sin dejar de besarla – ¿dormiste bien? – ella asintió con los ojos cerrados, estaba disfrutando plenamente el momento. De pronto él corrió el pelo de la joven para dedicarse a besar la parte más sensible de Miley, y observar detenidamente su parte favorita, su cuello. Era gracioso para él, le encantaba besar esa parte de su cuerpo, pero nunca se había detenido a verlo… Y fue cuando dio un respingo y dejó de acariciarla.
- No te detengas…
- ¿Qué diablos es lo que tienes en la nuca Miley?

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