martes, 20 de diciembre de 2011

at dusk niley- capitulo 8


Yo no formaba parte de la nueva política. Si no hubiera sido por mis
padres, no habría estado allí. En otras palabras: ni siquiera era lo bastante
diferente a ellos para que me consideraran uno de los marginados.
—En Medianoche no tratamos a nuestros alumnos como si fueran niños.
—La señora Bethany no se dirigía a nadie en concreto, sino que parecía
limitarse a otear por encima de todos con una especie de mirada distante
que, sin embargo, abarcaba todo lo que entraba dentro de su campo de
visión—. Han venido aquí a aprender a manejarse como adultos del siglo
XXI, y así es como se espera que se comporten. Sin embargo, eso no
significa que Medianoche carezca de normas. La posición que ocupamos
nos exige mantener la más estricta de las disciplinas. Esperamos mucho
de ustedes.
No comentó cuáles serían las repercusiones en el caso de saltarse las
normas, pero mucho me temía que los castigos solo serían el aperitivo.
Me sudaban las manos. Estaba cada vez más sonrojada y tenía la
impresión de que llamaba la atención como una bengala. Me había
prometido ser fuerte y no permitir que la gente me intimidara, pero las
palabras se las lleva el viento. Los altos techos y las paredes del gran
vestíbulo parecían cerrarse sobre mí. Incluso sentí que empezaba a
quedarme sin aire.
Mi madre se las arregló para llamar mi atención sin hacerme ningún
gesto ni llamarme por mi nombre, como suelen hacer las madres. Mis
padres estaban en uno de los extremos de la hilera de profesores
esperando a que los presentaran y ambos me sonrieron con confianza.
Querían verme disfrutar del momento.
Esa esperanza infundada fue lo que colmó el vaso. Ya era bastante duro
tener que combatir el miedo para encima verme obligada a enfrentarme a
su decepción.
—Las clases empezarán mañana —concluyó la señora Bethany—. Por
hoy, instálense en sus habitaciones, preséntense a sus compañeros,
paséense por las instalaciones. Contamos con que estén preparados. Es
un placer tenerles aquí y esperamos que sepan aprovechar su estancia en
Medianoche.
La sala estalló en aplausos y la señora Bethany los agradeció con una
leve sonrisa y una caída de ojos, un parpadeo lento y satisfecho como el
de un gato bien alimentado. A continuación, el murmullo generalizado
volvió a imponerse en la habitación, más bullicioso que antes. Solo había
una persona con la que me apeteciera hablar y estaba claro que esa
podría ser la única persona a la que tal vez le interesara hablar conmigo.
Rodeé toda la sala manteniendo la espalda siempre pegada a la pared.
Lo busqué entre la multitud con desesperación, anhelando atisbar un
destello del cabello castaño dorado de nick, sus anchas espaldas o esos
ojos verde oscuro. Si yo lo buscaba y él me buscaba a mí, tarde o
temprano teníamos que encontrarnos. A pesar del pánico que me
provocaban las masificaciones de gente, y de mi tendencia a exagerarlas,
sabía que solo había unos doscientos alumnos en aquel lugar.

Me dije que nick sobresaldría, que no era como los demás: frío,
pedante y vanidoso. Sin embargo, enseguida comprendí lo equivocada que
estaba. nick no era pedante, pero compartía el mismo aspecto: rasgos
bellos y definidos, el mismo cuerpo de perfectas proporciones y la
misma... en fin, la misma perfección. No destacaría demasiado en medio
de aquellas personas tan perfectas porque en realidad formaba parte de
ellas.
A diferencia de mí.
A medida que profesores y alumnos se dispersaban, el gentío fue
menguando poco a poco. Me quedé deambulando por allí hasta que casi
fui la única que quedó en el gran vestíbulo. Estaba convencida de que
nick vendría a buscarme. El sabía lo asustada que estaba y se sentía
responsable por haberme asustado aún más. ¿Es que ni siquiera querría
saludarme?
Sin embargo, no apareció. Al final tuve que aceptar que lo había juzgado
mal y eso significaba que no me quedaba más remedio que ir a conocer a
mi compañera de habitación.
Subí los escalones de piedra lentamente. Mis zapatos nuevos de suelas
duras repiqueteaban contra el suelo y mis pasos resonaban con gran
escándalo. Lo que me hubiera apetecido era seguir subiendo hasta la
última planta y dirigirme derecha al alojamiento para el profesorado de
mis padres, pero sabía que me enviarían escalera abajo de inmediato en
cuanto abriera la puerta. Tenía tiempo de sobra para recoger mis cosas y
mudarme definitivamente después de comer. Por el momento, la primera
prioridad era «instalarme».
Intenté mirarlo por el lado positivo. Tal vez la escuela intimidara a mi
compañera de habitación tanto como a mí. Seguramente las cosas serían
más sencillas si me tocara convivir con otra «marginada». Iba a ser una
tortura tener que vivir con una extraña, verme obligada a compartir el
mismo espacio con alguien a quien no conocía, incluso de noche, aunque
esperaba que se me acabara pasando. Ni en mis mejores sueños
imaginaba hacer amistad con nadie.
En el impreso ponía «Patrice Devereaux». Intenté relacionar el nombre
con la chica que recordaba, pero no le pegaba, aunque, ¿quién podía
saberlo?
Abrí la puerta y descubrí, con el alma en los pies, que el nombre de mi
compañera le iba como anillo al dedo. No era ninguna marginada. En
realidad era la mismísima personificación del prototipo Medianoche.
El cutis de Patrice tenía la tonalidad de un río al amanecer, una piel
exquisitamente tostada y suave, y llevaba el cabello rizado recogido en un
moño flojo que dejaba a la vista sus pendientes de perla y un esbelto
cuello. Estaba sentada delante del tocador y me miró mientras ordenaba
cuidadosamente sus botes de laca de uñas.
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bueno aqui llega esta talve smañana suba maraton de nuevo shi de nuevo quiero acabar con algunas noves neniss
ahora  maraton de niley pregnant with my best friend 

1 comentario:

V y J dijo...

Nos gusto mucho
sigue asi
sabes que te queremos y esperamos conversar pronto!!!
publica pronto saritha o te matamos en especial yo (valery jajaja)
te queremos!!!!
BESOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS :K
VALERY Y JIME