¿y de que te serviría eso?—dijo arrogante.
nick observo a miley. Después alejo su tierna vista de ella. Y pensó. Dejaría todo.
No era justo. No era justo que ella le entregase su cuerpo. A él.
- Olvídalo,
regresó mañana. Gracias por todo…
k se giro,
y se adelanto al balcón. Ella de inmediato se levanto del sillón y lo siguió,
justo como él lo hiso hace minutos. Se detuvo antes de verlo desapareces y lo
sostuvo de la muñeca.
- Me
gustaría ayudarte—le confesó, con una tierna sonrisa.
Él la
observo, por enésima vez. Se acerco a ella, y sostuvo un juego de
miradas.
-
¿Qué?
- Sí,
bueno… si ayudarte consiste en darme orgasmos ¿Por qué no?
-
¿Entiendes lo que estás diciendo? Son 65 orgasmos, antes de la luna
nueva…
- ¿solo
eso? ¿Por qué sería tan fácil?—preguntó incrédula.
- Primero,
vienen 7 días de abstinencia, después…
- ¿los 65
orgasmos?—dijo acercándose a él, con cierto movimiento de seducción—vale, que
difícil…
nick soltó una sonrisa sarcástica.
-
miley, lo difícil es la abstinencia…
- Son 7
días nick...
Él la
observo con una mirada suplicante.
- Es obvio
que no sabes lo que lo son para mí… no resisto mucho—ladeo la cabeza.
- Por eso
te ayudare…
- No es tan
fácil…no es fácil teniéndote a un lado.
Los labios
de ella dibujaron una pequeña sonrisa, y sus mejillas se tintaron de rojo, el
cual, era tan fácil estando con nick.
- ¿y si lo
intentamos?
- No, no
tienes que hacerlo…
- Eh
esperado 23 años. 7 días no serán nada, será fácil. Venga nick… seguro también
has esperado demasiado tiempo…
nick alejo su vista.
- Desde que
aceptas, tendré que quedarme contigo... hasta que se cumpla cada una de las
intrucciones—ahora la miró.
- eso será
el problema…
nick regresó. Esta vez,
no entro por la reducida ventana, sino por el balcón que miley había dejado
abierto para él. Abrió con cuidado la puerta de este, y de nuevo entro a la
cálida habitación de ella. No tardó mucho en que el suave perfume lo asaltara.
Olía exquisitamente bien. A ella. nick cerró de nuevo la puerta, hacía viento
y no quería hacer demasiado ruido. Se acerco a ella. Aun dormía. Quizás miley no
era una diosa, ni un ángel; pero lo hacía parecerse tanto. De nuevo la toco. Con
suavidad y cuidado de no despertarla. Sin hacer el mas mínimo ruido, se acerco a
su cuello, y olio la deliciosa fragancia que la hacía más deseable. Después,
quedo a centímetros de ella y se dejo llevar por la belleza de aquella
mujer.
- miley, esto será
imposible para mí.
Ella se movió un poco, y
abrazo la almohada de a un lado.
- Señorita miley_—gritó
alguien dese a fuera.
- Joder
nick giro de inmediato
y regresó al balcón
- señorita
miley--repitió la mujer tocando a la puerta.
miley se movió un poco,
como le jodía que la levantaran temprano. Se froto los ojos, se levantó y camino
hasta llegar a la puerta.
- ¿Qué se le ofrece
Dalila?—preguntó abriendo la puerta y observar a su querida nana.
La mujer, de edad
avanzada, abrió los ojos como dos platos gigantes al ver que miley solo llevaba
unos diminutos shorts y una blusa semitransparente, y de inmediato, soltó la
toalla que llevaba en brazos y la pego la al cuerpo de ella.
- Señorita, va pescar un
resfriada andando así
miley soltó una pequeña
ricita mientras inclinaba la cabeza, un tanto apenada.
- Estoy bien Dalila—le
entregó la toalla.
- Bueno, su padre me ah
mandado a infórmale que desea tomar el desayuno con usted. Mañana sale de
partida y le gustaría… --se interrumpió—bueno, esa información no me pertenece.
Su padre la espera abajo.
- Gracias,
Dali—sonrío.
- De nada, y por favor;
cúbrase.
- Lo hare—la mujer le
regalo una sonrisa y enseguida se fue.
miley soltó un respiro,
cerró la puerta y una cosquilleante sensación recorrió su cuerpo al sentir unas
manos varoniles sobre su cintura y piernas. Sabía que era él.
- ¿sueles entrar sin
avisar?
- Solo a veces—dijo
mordisqueando el hombro de ella--¿entonces? ¿Qué decidiste?
Ella se soltó del agarre
de nick, para después mirarlo.
- Quiero
ayudarte…
- No lo tienes
que…
Y antes de que el acabase
la frase, coloco su índice en sus labios.
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