lunes, 4 de junio de 2012

at dusk niley- capitulo 26


—A ver si ahora dices lo mismo —dijo mi madre, después de colocar el
último prendedor en su lugar y obligarme a dar media vuelta para que me
viera en el espejo—. Mira.
Al principio me costó creer que quien se reflejaba en el espejo fuera yo.
El vestido negro azulado hacía que mi piel pareciera tan suave y perfecta
como la seda. El maquillaje no se diferenciaba demasiado del que solía
llevar, pero las manos expertas de mi madre le habían aportado un matiz
más difuminado. Diminutas trenzas de distintos anchos arrancaban desde
la  frente  y  luego mi  cabello pelirrojo oscuro  caía  por  detrás,  hasta  el
cuello, como debían de haberlo llevado las mujeres en la Edad Media. En
vez de una diadema de flores como las que lucían en las fotos antiguas, yo
llevaba  estrellas  plateadas  en el  pelo,  lo  bastante  pequeñas  para  que
parecieran horquillas adornadas, que desprendían destellos cada vez que
movía la cabeza para mirarme desde todos los ángulos.
—¡Mamá! ¿Cómo lo has hecho?
Las lágrimas se agolparon en los ojos de mi madre. Con todo el cariño 
del mundo: era una boba.
—Teniendo una hija guapísima.
Mi madre no paraba de decirme que era guapa, pero nunca la había 
creído hasta ese momento. No era una chica de portada de revista como
Courtney o Patrice, pero no estaba nada mal.
Al entrar en el comedor, mi padre pareció sorprenderse tanto como yo.
Mis padres se abrazaron.
—Lo hicimos bien, ¿eh? —le susurró mi madre.
—Ni que lo digas.
Se besaron como si no estuviera allí. Carraspeé.
—Esto... Chicos. ¿No eran los adolescentes los que se lo hacían en los 
bailes de gala?
—Perdona, cariño. —Mi padre me puso una mano en el hombro. La sentí 
fría,  como si  yo desprendiera  calor—. Estás  deslumbrante.  Espero que
Balthazar sea consciente de lo afortunado que es.
—Más le vale —dije, y se rieron.
Temí que mis padres quisieran bajar conmigo, pero para mi alivio  se 
quedaron  arriba.  Eso  habría  sido  llevar  la  vigilancia  del  alumnado
demasiado lejos. Además, me alegré de tener unos minutos para mí sola
de camino al baile. Me recogí la falda del vestido con una mano mientras
descendía los escalones como en una nube. Esos momentos me dieron la
oportunidad de convencerme de que todo aquello era real y no un sueño.
De abajo llegaba el rumor de la gente, las risas y los suaves compases
de la  música. El  baile  ya había empezado y yo me estaba retrasando.
Esperaba que Patrice tuviera razón en lo de hacer esperar a los chicos.
Acababa  de  descender  el  último  escalón  de  piedra  y  pisar  el  gran
vestíbulo iluminado por la luz  de las  velas,  cuando Balthazar se volvió 
hacia mí como si hubiera sentido mi presencia. Al mirarlo a los ojos y ver
el modo en que había clavado su mirada en mí, comprendí que Patrice
tenía toda la razón del mundo.
—Miley, estás deslumbrante —dijo, acercándose.
—Tú también.  —Balthazar  llevaba un esmoquin  clásico,  como los  de 
Cary Grant en los cuarenta. Sin embargo, por  guapo que estuviera,  no
pude evitar echar un vistazo al gran salón que había a su espalda—. Uau
—se me escapó.
El  vestíbulo principal  estaba adornado de enramadas de hiedra,  y lo
habían iluminado con altas velas blancas que habían colocado delante de
las antiguas bandejas de latón batidas a mano para que reflejaran la luz.
La banda de música estaba en una pequeña plataforma en uno de los
rincones. No se trataba de un grupo de rockeros con téjanos y camisetas,
sino de una clásica orquesta de baile cuyos miembros iban vestidos con
esmóquines  incluso  más  formales  que el  de Balthazar,  y que en esos
momentos estaba interpretando un vals. Había muchas parejas en la pista
de baile, perfectamente alineados, como la escena de un cuadro del siglo
XIX. También había varios alumnos nuevos apoyados contra las paredes,
chicos con trajes intencionadamente horteras o a la última y chicas con
vestidos cortos de lentejuelas, y todos parecían ser muy conscientes de no
haber sabido elegir el modelo para la ocasión.
—Me acabo de dar cuenta de que debería habértelo preguntado antes:
¿sabes bailar el vals? —Balthazar me ofreció el brazo.
—Sí. Bueno,  más  o menos —dije, aceptándolo—. Mis  padres me han
enseñado algunos bailes  antiguos, pero nunca he practicado con nadie
que no fuera ellos. O en ningún otro sitio que no fuera mi casa.
—Es la primera vez de todo. —Me condujo al centro del gran salón, de
modo que la luz de las velas brillaba con más fuerza a nuestro alrededor—.
Vamos allá.
Balthazar nos incorporó a la rueda de baile con un solo giro, como si lo
hubiera  ensayado.  Sabía  perfectamente  dónde  debíamos  colocarnos  y
cómo debíamos movernos. Las dudas que yo pudiera tener acerca de mis
aptitudes para bailar el vals se desvanecieron de inmediato. Recordé los
pasos sin esfuerzo y Balthazar era una pareja de baile consumada que,
con su manaza en mi comparativamente diminuta espalda, me guiaba con
pericia  de  experto.  Antes  de  desaparecer  de  repente  en  el  siguiente
movimiento, atisbé a Patrice a un lado sonriéndome complacida.
Después de eso, el baile se alargó en una dilatada y feliz indefinición.
Balthazar nunca se cansaba de bailar  y yo tampoco.  La energía fluía a
través de mí como la electricidad y tenía la sensación de ser capaz de
seguir bailando durante días sin  descanso.  Las sonrisas de Patrice  y la
mirada  incrédula  de  Courtney  me  confirmaron  que  estaba  realmente
guapa. Es más, me sentía así.
Hasta esa noche, no había descubierto hasta qué punto me gustaba ese
tipo de baile. No solo me sabía los pasos, sino que los demás bailarines 
también. Las parejas formaban parte de la danza, todo el mundo se movía
a la  par,  las  mujeres extendían los  brazos en el  ángulo correcto en el
momento justo. Las faldas de los vestidos, largas y amplias, giraban con
nosotras y creaban hileras de remolinos de vivos colores delante de los
zapatos  negros  de  los  chicos,  mientras  todos  seguíamos  el  ritmo  al
compás de la música. No era limitativo, era liberador, te hacía olvidar la
confusión y las dudas. Cada movimiento nacía del anterior. Tal vez eso era
lo que se sentía al bailar ballet: un movimiento unísono para crear algo
bello, incluso mágico.
Por primera vez desde que había llegado a la Academia Medianoche,
sabía exactamente qué debía hacer. Sabía cómo moverme y cómo sonreír.
Me sentía a gusto con Balthazar y me deleitaba con su cálida admiración.
Encajaba.
Siempre me había negado a creer que algún día pudiera formar parte
del mundo de Medianoche, pero en esos momentos el camino se abría
ante mí, ancho, hondo y alentador...
«No quería quedarme a ver cómo caías en las garras de esa gente, una
chica tan dulce como tú.»
La  voz  de  Nick resonó  en  mi  cabeza  con  tanta  claridad  como  si
acabara de susurrarme al oído. Di un traspié y perdí el ritmo por completo
en cuestión de segundos. Balthazar me pasó un brazo sobre los hombros y
se apresuró a sacarme de la pista de baile.
—¿Estás bien?
—Sí, no pasa nada —mentí—. Es  que...  hace mucho calor.  Creo que 
estoy un poco sofocada.
—Vamos a tomar el aire.
Al tiempo que Balthazar nos abría camino entre las parejas de baile, 
comprendí  lo  que  había  estado  a  punto  de  hacer.  Me  había  sentido
orgullosa de formar parte de Medianoche, un lugar donde los fuertes se
aprovechaban de los débiles, donde la gente agraciada miraba a la normal
y  corriente  por  encima  del  hombro  y  donde  el  esnobismo  era  más
importante que la amistad. Solo habían dejado de meterse conmigo una
noche, y ya estaba dispuesta a olvidar lo capullos que eran la mayoría de
ellos.
Recordar a Nick me había hecho entrar en razón.
Salimos a los prados. No había profesores vigilando a la vista. Por lo 
visto, la señora Bethany y los demás maestros contaban con que el frío de
finales de otoño mantuviera a la mayoría de los alumnos en el interior, y
cuando el aire gélido me acarició los hombros y la espalda desnudos, lo
comprendí perfectamente. Sin embargo, antes de que me diera tiempo de
echarme a temblar, Balthazar se quitó la chaqueta del esmoquin y me la
colocó sobre los hombros.
—¿Mejor?
—Sí, solo será un segundo.
Balthazar se acercó un poco más, preocupado.  Era todo un caballero,
una buena persona, y honesto, y en esos momentos deseé que hubiera
invitado  a otra  persona al  baile,  a una chica que supiera  valorarlo  de
verdad.
—Vamos a dar un paseo —propuso.
—¿Un paseo?
—A no ser que prefieras regresar al baile...
—¡No! —Si volvía a entrar, el hechizo podría nublar mi mente una vez 
más  y  debía  mantener  la  cabeza  despejada  hasta  que  consiguiera
comprender lo que había estado a punto de hacer—. Quiero decir que...
todavía no. Vamos.
Las estrellas titilaban en el cielo nocturno.  Era una noche despejada,
perfecta para observar el firmamento, y hubiera querido poder subir a la
habitación de lo alto de la torre para mirar por el telescopio las estrellas
distantes y alejarme de una vez del caos que me rodeaba. A nuestras
espaldas, la música y el eco de las risas que procedían del baile fueron
desvaneciéndose  lentamente  en  la  distancia  a  medida  que  nos
adentrábamos en el bosque.
—Vale, ¿quién es él? —preguntó al final Balthazar.
—¿Quién?
—El chico del que estás enamorada.
Balthazar sonrió con tristeza.
—¿Qué?  —Estaba  tan  avergonzada,  tanto  por  él  como  por  mí,  que 
intenté salir del apuro inventándome la respuesta—. No salgo con nadie.
—No me tomes  por idiota,  Miley. Tengo suficiente  experiencia para 
saber cuándo una mujer está pensando en otro hombre.
—Lo  siento  —contesté  en  voz  baja,  abochornada—.  No  pretendía 
hacerte daño.
—Podré soportarlo.  —Colocó sus manos sobre mis hombros—. Somos 
amigos, ¿no? Y eso implica que deseo que seas feliz.  Preferiría  que lo
fueras conmigo...
—Balthazar...
—... pero sé que no siempre es tan sencillo.
Sacudí la cabeza.
—No, no lo es.  Eres una magnífica  persona y deberías  ser  tú  quien 
ocupara mis pensamientos.
—No hay «deberías» que valgan cuando se trata de amor. Créeme. —La 
camisa blanca del esmoquin refulgía a la luz de la luna. Balthazar nunca
había estado tan guapo como en ese momento, en plena retirada—. ¿Se
trata de ese Vic? A veces os veo hablar.
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Mini maratón de esta nove , y una aclaración a  NinOoOsS!!!- ♥Smiler For Ever♥:) ellas saben que la novela es adaptada y lo eh dejado en claro varias veces en muchas entradas créeme que lo eh hecho 

5 comentarios:

beln_de_jonas dijo...

WAO WAOO ME ENCANTO Y SI YO SOY TESTIGO DE QUE TU DESDE QUE LA EMPESASTES ACLARASTES QUE ERA ADAPTDA EN VARIAS UUF ENTRADAS Y LO SIGUES ASIENDO COMO JODE LA GENTE SI NO SABE QUE NO OPINE ASH ESO ME CHOCA

melani dijo...

SI SI YO igual que beln soy testigo de que si lo aclarastes desde el principio pero dejalas si no creen con que respeten tu blog esta bien mi vida me encanto

melina dijo...

WAO amiga esta hermosooooo

wapoxsiempre dijo...

SII APOYO A TODAS TU LO HAS ACLARADO QUE YA NO LEAN NO ES TU CULPA SI NO SABEN PRIMERO INVESTIGUEN

Anónimo dijo...

Tambien soy testigo de que lo has aclarado, por que siempre joden a las que tiene los mejores blogs, tu ignoralas y no hagas caso, a ti que te critiquen las criticas profecionales no fulanitas