The Bodyguard- Capitulo 8

como si le sobreviniera un leve mareo, que la hizo sentir
tambaleante. Parecía de repente drogada, y no sabía por qué.
Así que miró a Kevin que aún reía y se dio nuevamente vuelta. ¡loco!
Necesitaba algún refugio donde recuperarse del mareo, y la alejara
de estos hombres; así que la enorme mesa de su comedor pareció el
puerto más seguro. 
Nick asesinó a su hermano con la mirada y salió detrás de Miley
mientras Kevin intentaba calmarse para seguirlos.
Al entrar al otro cuarto, ella estaba sentada y callada, esperándolos.
Nick se sentó frente a ella y Kevin a su derecha. Sigue asustada,
¿por qué?
—¿Está asustada?
Miley dio un respingo, que la hizo saltar, pero contestó _No_. Su
voz nació del fondo de su garganta. La forma en que apretaba los
puños de su camisa, atrajo la mirada del hombre y Miley se dio
cuenta que estaba apretando los puños con todas sus fuerzas, así que
se obligó a soltarlas, para encontrar que sus manos no sabían qué
hacer, excepto apretarse una contra otra. 
Mientes ratoncito. Pensó Nick . Absolutamente atónito. Esto era
insólito, jamás nadie les mentía, era imposible hacerlo.
—¿Le preocupa la situación de su padre? _le preguntó Nick en un
tono más amistoso. Ella parecía a punto de tener un ataque de
nervios por la forma en que sus manos se apretaban y temblaban.
—¿Mi padre? _dijo apenas en un susurro para intentar luego dar más
énfasis a su voz_. Sí. Si me preocupa_. agregó
Sigues mintiéndome ratoncito. ¿Cómo podía ser? —¿Sabe por qué
estamos aquí? _le preguntó Nick 
—Sí. Reforzará mi… seguridad hasta que se realice el anuncio del 
nuevo medicamento. 

El ratoncito no lo miraba, apretaba sus dedos y los retorcía unos
contra otros. Esquivando su mirada.
Kevin escuchaba y por su cara se diría que lo hacía fascinado. Jamás
había visto a nadie que se resistiera a Nick , y esta cosita parecía
llevarlo de la nariz.
—¿Sabe lo que eso implica? _Escuchó Kevin que su hermano
preguntaba.
—Sí… estará arriba mío durante 20 días.
Eso quisiera. Pensó Nick . 
La extraña sonrisa que apareció veladamente en ambos, le indicó a
Miley que no había dado la respuesta más inteligente, ¿Qué le
había dicho? ¿Arriba mío? ¡Qué imbécil!
—Eso significa que durante 20 días la acompañaré adonde vaya, _le
dijo Nick con un profundo tono de satisfacción que provocó en ella
otro estremecimiento. 
Esta vez fue el turno de Kevin de mostrarse desconcertado. Dio vuelta
su cabeza y miró a su hermano. ¿Nick la acompañaría? Siempre se
designaba a alguno de los empleados para esa tarea, y esa era la
parte de Joe . Los tres hermanos Windstone manejaban una planta
de quince hombres. Ellos solo se ocupaban de la logística y muy raras
veces intervenían personalmente en el trabajo de custodia, de hecho
solo había ocurrido dos veces en los últimos 4 años. 
—Sí… eso pensé _su tono de voz no se afirmaba. Y sus manos
volvieron a apretar sus puños.
Está temblando… —¿Qué le asusta? —Nick puso en su voz todo la
sugestión que pudo una vez más, necesitaba saber qué le pasaba,
pero nada ocurrió. Miley sólo lo miró interrogante, por unos
segundos para luego desviar la vista. 
Kevin buscó la mirada de Nick y susurró casi imperceptiblemente
—¡Hija de puta! 

Miley creyó escuchar lo que dijo, pero no estaba segura, así que
lo miró completamente azorada. 
Kevin se dio cuenta que algo había oído y se disculpó. Ella se veía
realmente asustada con su exabrupto. Como explicarle que era esa
incapacidad de responder a su sugestión lo que la había provocado.
Cuando la vio preocupada se disculpó en un tono cálido y empático:
_ Lo siento. 
Nick lo miró fulminándolo y le dijo —Kevin , tienes trabajo ¿no?
Kevin se irguió inmediatamente. _Por supuesto. Disculpe señorita
James, me ocuparé de que su departamento sea inviolable. 
Cuando salió Miley no tuvo más remedio que mirar a Nick.
—No debe temerme_. le dijo Nick  en un intento por calmarla, pero
que Kevin la dejara sola con él no pareció ayudar demasiado.
—No… le temo_. Fue su titubeante respuesta.
Nick volvió a sonreír. Ratoncito mentiroso Aún cuando nadie jamás
les mentía, sabía que ella lo hacía. Eso lo desconcertó aún más.
Decidió cambiar de tema. —Cuénteme su agenda diaria. Paso a paso. 
—De lunes a viernes curso en la Universidad de Chicago de 8,30 a 13
horas, almuerzo en la cafetería de enfrente y luego voy a la
biblioteca. Me gusta estudiar allí. Con mis compañeros. A las 17
regreso a casa. Dos días a la semana hago yoga. Y un día cambio
esta rutina y almuerzo con mi padre…
—Su padre dice que intentaron atropellarla al salir de la universidad.
—Sí.
—Y destrozaron su departamento.
—Sí. Por eso se ve casi vacío y está recién pintado.
—Nadie volverá a entrar. Kevin se encargará de ello. Y en cuanto a su
rutina, dejará las clases. 
—No. No… puede pedirme eso _dijo con más fuerza de la que
pensaba.