Se fue a las siete? -preguntó Fuzz con incredulidad. miley rió
divertida al pasarle a su amiga una taza de té y volver a sentarse en uno de
los extremos del sofá.
-Nada ha cambiado.
-Por el contrario -la contradijo Fuzz-. Es obvio que él quiere que
vuelvas.
¡Fuzz y su afición a los finales felices! Había llegado a casa de
madrugada, todavía embelesada con su anillo.
-Lo quiere a causa del bebé -respondió miley-. ¿Te gustaría que
algo así fuese la única base de tu matrimonio? -preguntó con sequedad.
-Por supuesto que no. ¿Entonces qué vas a hacer?
-Le permitiré que me mantenga... eso debe satisfacer su sentido de
la obligación.
-Es posible que las cosas no sean como tu crees y que él con
sinceridad quiera a su niño y te ame a ti. Tal vez él no mienta en algo tan
importante... fíjate por ejemplo en Luigi: se casó con la madre de nick por
su dinero -los ojos de Fuzz se entristecieron-. Pero ha sido sincero conmigo...
ahora... se ha reformado. nick pudo ser cualquier cosa cuando era más joven,
pero ha cambiado.
miley se imaginó lo que esa confidencia respecto a Paulina le
había costado a su amiga contársela.
-Si nick llega a cambiar alguna vez, no será porque lo haga por
mí. Créemelo, Fuzz -musitó-. Y no necesita una esposa por las mismas razones
por las que, por lo general, los hombres las necesitan. Tiene suficiente
servicio doméstico que se encarga del mantenimiento de sus casas, y mujeres...
éstas van y viene. Eso es lo que le gusta a nick, la clase de vida que
prefiere.
En el lapso de incómodo silencio, el timbre de la puerta sonó dos
veces.
-Debe ser para ti -dijo miley-. nick no vendrá hasta las diez.
Mientras Fuzz iba a abrir, miley entró en su habitación, aliviada
de que hubiese terminado aquella charla, y porque tenía que vestirse, pues
estaba en camisón.
-Creo que llegué antes de tiempo -dijo la voz de nick desde la
puerta del dormitorio, y miley sintió un escalofrío que le recorría la columna
vertebral-. ¿Ya has terminado de hacer las maletas?
-No voy a ir a ninguna parte, así que no tengo que hacer las
maletas.
-Creí que anoche ya habíamos puesto todo esto en claro -expresó
nick, y su sonrisa desapareció.
-Si ello te hace sentir mejor, aceptaré la pensión que me ofreció Lew.
Entonces podré alquilar alguna pequeña casa... sería la mejor solución.
-¿Dónde está tu anillo? -tomó la mano izquierda de ella-. ¿No te da
vergüenza en tu estado ir sin anillo?
-Es que mis dedos engordaron igual que mi figura -explicó ella
mientras soltaba la mano-. ¿No comprendes, nick? ¡No es necesario que hagas
más sacrificios!
-No tengo madera de mártir -aseguró nick con una mueca-. ¿Por
qué no te vistes? El día es hermoso y gozarás del viaje hasta la casa.
miley pensó que era como darse contra una pared y deseó terminar
con ello, antes de echarse a llorar.
-No voy a ir a ninguna parte contigo, así que vete y sigue adelante
con la clase de vida que llevabas antes de que Luigi te fuera a ver ayer
-replicó ella.
-Una vida de trabajo.
-¿En serio?
La tensión chisporroteaba entre ellos.
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