Átame a ti - capitulo- 8

Ella se estremeció.

―Dicho por un hombre que probablemente se lava con jabón Lava.

―No te metas con Lava, querida. Quita la mugre. Y yo estoy lleno de porquería al final de un día de trabajo.

La comida llegó. En lugar de decir tonterías, nick dejó que el silencio persistiera hasta que acabaron de comer. Entonces la coqueta camarera se balanceó con una bandeja llena de decadentes postres.

―El pastel de chocolate parece bueno ―apuntó―, ¿miley?

―Nada para mi, gracias.

nick frunció el ceño. Habría jurado que se le habían ido los ojos tras el mismo trozo de pastel.

―¿No te gustan los dulces?

―Adoro los dulces. Estoy tratando de cuidar lo que como, no quiero tener más problemas de peso.

Las buenas maneras salieron por la ventana.

―¿Qué problema de peso? Eres perfecta, llena de curvas y sexy y femenina como una mujer debe ser. Eres esplendida y si no fuera porque estoy tratando como un condenado ser un caballero yo… —Estupendo, ahora pensará que te estás comportando como Kane. nick suspiró―. No importa.

miley se inclinó hacia él, sus ojos ardiendo con interés.

―No. Dime, caballero Jonas. ¿Qué harías?

―Te alimentaría con el pastel solo para ver tus labios envolviendo el tenedor. Entonces, observaría los bellos músculos de tu garganta trabajar tragando el pegajoso dulce, fantaseando sobre la posibilidad de que el chocolate te manchara deslizándose por tu cuello y yo pudiera quitártelo lamiéndolo. Lentamente. Y cuando acabara de alimentarte, presionaría mi boca contra la tuya para saborearos minuciosamente a ti y al pastel.

Ella no se retiró ni retrocedió.

―¿Sorprendida, querida?

―Estoy más que sorprendida, si quieres saber la verdad.

―Por suerte para ti, estoy dispuesto a compartir ―Disfrutó de unos pocos bocados y entonces puso el plato en medio de la mesa―. Quiero verte comer.

―¿Es una orden? ―miley clavó los dientes del tenedor en la bola de helado de vainilla―. ¿Si no como un poco me obligarás a alimentarme?

―¿Quieres que te obligue?

―¿Y si dijera que sí?

―Estaría en tu lado de la mesa tan rápido que no podrías ni pestañear.

miley dijo,

 ―Sí ―Alto y claro.

nick voló a su lado y estiró su brazo izquierdo por el respaldo del asiento, presionando su muslo contra ella.

―No estabas bromeando.

―Nop. Nunca pierdo la oportunidad de compartir el sabor de una cosa dulce en la vida ―Giró el tenedor sobre la espesa cobertura de chocolate y lo mantuvo frente a su boca―. Abre para mí.

Sus labios se separaron ligeramente.

Deslizó en tenedor dentro.

―Chupa la dulzura en la punta. Justo así. Ahora quiero ver esa preciosa garganta moviéndose cuando tragas cada trozo del pegajoso manjar.

nick rompió el contacto visual solo para observar como tragaba. Gimió.

 ―Otra vez. No sé porque me torturo a mí mismo, pero no puedo evitarlo. Dios, tienes el cuello más sexy que he visto nunca.

―Es la primera vez que una cita se ha vuelto poética sobre una zona por encima de mis pezones ―dijo roncamente.

―Has estado saliendo con el hombre equivocado, corazón ―ni se imaginaba lo cierto que era eso.

―Lo sé ahora.

nick llenó de nuevo el tenedor y lo pasó provocativamente por la abertura de su boca.

―Lámelo un poco.

Su lengua salió como una flecha.

―Lo quieres todo, no solo un delicado lametón.

―Es muy grande.

―Puedes tomarlo. Abre más. Sabes que quieres tomarlo todo.

Aquellos deliciosos labios se abrieron y su húmedo aliento de chocolate vagó a la deriva.

Colocó el tenedor sobre su lengua.

―Chúpalo. Sí, justo así ―Su mirada se deslizó por su garganta―. Quiero hincar mis dientes en ese punto caliente donde veo tu pulso latir. Quiero lamerlo de abajo arriba.

―Para.

―¿Qué? ―Arrastró sus ojos de vuelta a los suyos.

―Creo que la entrepierna de mis medias se va a fundir si me sigues calentando. Y de repente no podría importarme menos el pastel.

nick deslizó su pulgar por el puchero hinchado de su labio inferior. Le mostró la gota de chocolate que había recogido antes de introducírsela en la boca y aspirarla con fricción.

―Mmm.

―Eres un demonio.

―Comida del diablo, nena, lo mejor ―nick esbozó una sonrisa―. ¿Quiere eso decir que me he redimido?

―Uh ―Se aclaró la garganta―. Sí.

―¿Saldrás conmigo otra vez, miley? A tomar un café. Ver una película. ―Sonrió astutamente―. ¿O comer un postre? Cualquier cosa que quieras.

Ella pareció considerarlo cuidadosamente.

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Siento por tardar en subir esta ha sido una semana muy pesada y tengo uno que otro examen asi que mil perdones encerio y esten cometi una equivocaion las alerte antes de tiempo en una proposision atrevida aun faltan 10 capis para que acabe o mas no recuerdo chikas asi que mil disculpas, asi que estan en su derecho d eperdir maraton de cualquier nove y jazzy siis claro que si la subo hasta maraton te pongo solo si me esperas hasta el sabado o mañana ya te los tengo bueno Muchas Gracias por sus coments Me hacen muy feliz encerio :D