nick se había divertido de lo lindo la última semana leyendo los pormenorizados informes de su jefe de seguridad. La vida de miley era una porquería y aquello lo alegraba.
La habían timado con el Mercedes, que solo tenía seis meses, y también con las joyas. Viendo lo mal que estaba de dinero, nick tuvo que reconocer el mérito que tenía no haber aceptado el apartamento que le había ofrecido. Obviamente, estaba decidida a hacerlo creer que no buscaba su dinero. Ahora que ya tenía su coche y sus joyas, nick se dispuso a ejecutar el siguiente movimiento.
Cuando sonó el móvil, miley estaba subida a tres maletas intentando pintar el techo. Ante la emoción de que alguien la llamara, se cayó y la pintura amarilla salió disparada .en todas direcciones. Por fin, pudo contestar
-Soy nick... -dijo con voz ronca.
miley se quedó estupefacta. Cerró los ojos y dio las gracias en silencio. La había llamado... la había llamado... ¡La había llamado!
-Hola... -dijo ella mirando la pintura gotear sobre el único juego de sábanas que tenía. Le daba igual.
-¿Dónde estás?
Miley se apresuró a darle su nueva dirección y él fingió que no la sabía, claro. . -¿Quieres salir a cenar conmigo esta noche?
-Lo siento, pero hoy no puedo -mintió por orgullo.
-Inténtalo... -sugirió él, algo irritado-.La semana que viene no voy a estar. Miley miró a su alrededor.
-No puedo, de verdad. Estaba intentando decorar la habitación...
-Es la mejor excusa que me han dado nunca...
-Si lo dejo ahora, no voy a terminar nunca. ¿Se te da bien la decoración?
-Nunca he tenido una brocha en la mano ni ganas que tengo, la verdad -contestó en tono despectivo. ¿A quién quería engañar aquella mujer? ¿Ponerlo a él a pintar? ¡Debía de estar de broma!
miley deseó no haber dicho nada. Se puso roja. Era evidente que un hombre tan rico como él no iba a ir a ayudarla a pintar, pero no era culpa suya no poder salir con él. La había avisado con muy poco tiempo de antelación. Seguro que había sido porque le había fallado otra.
-Bueno, tengo que terminar de pintar, así que te tengo que dejar. Hay pintura por todas partes menos donde debería estar. Ya nos veremos... Gracias por llamar. ¡Hasta luego!
Antes de arrepentirse, colgó. ¿Ya se verían? ¿Dónde? Las salidas nocturnas a los mejores locales de la ciudad se habían terminado.
Nick comprobó airado que le había colgado. ¿Quién diablos se creía que era miley Dentón? Una vez asumida aquella extraña sensación, sonrió. Se estaba haciendo la interesante para llamar su atención. Llamó a su secretaria y le pidió que encontrara a un decorador que quisiera trabajar aquella noche.
A las seis, miley estaba exhausta y al borde de las lágrimas. Todas sus posesiones y ella misma estaban cubiertas de pintura, y las capas que ya se habían secado habían quedado de un color espantoso. Cuando llamaron al timbre, se pasó la mano manchada de pintura por el pelo y fue a abrir la puerta.
Allí estaba nick, como una maravillosa alucinación. Se quedó mirándolo sin poder articular palabra.
-¿Qué llevas puesto? -le preguntó él fijándose en la perfección de sus piernas. Sintió que el deseo lo invadía por sorpresa y se enfadó consigo mismo por no poder controlarse.
-Unas mallas de deporte. No tenía otra cosa que me sirviera -contestó ella sin asombrarse porque la mirara tan fijamente. Debía de estar espantosa sin maquillaje-. ¡Habría sido mejor hacerlo desnuda! -añadió intentando dilucidar qué hacía él allí.
«Muy buena idea», pensó él. Inmediatamente, intentó apartar aquel pensamiento de la cabeza, pero la excitación ya se le había metido en el cuerpo.
-He traído a un equipo de decoración y... tú y yo nos vamos a cenar -la informó mirando la caótica habitación y lo feas que habían quedado las paredes. Sin duda, él lo habría hecho mejor-. Agarra la ropa que te vayas a poner y te cambias en mi casa. Así, los decoradores podrán empezar cuanto antes.
-¿Has traído... decoradores? -preguntó ella con los ojos como platos. Si era capaz de contratar a unos decoradores para que terminaran su habitación y así poder salir a cenar con ella, estaba claro que nick era un hombre que no aceptaba un «no» por respuesta.
-¿Por qué no? -sonrió amablemente. miley sintió que se le salía el corazón del pecho-. No parece que se te dé muy bien pintar...
-No muy bien, la verdad -murmuró miley, halagada en cierta manera porque recurriera a métodos tan extravagantes para estar con ella.
-¿Y bien?
miley se apresuró a ponerse un abrigo encima de las mallas.
-Estoy hecha un asco -dijo metiendo varias prendas en una bolsa.
-Ahora te duchas, no te preocupes -contestó nick acompañándola a la calle, donde esperaban los decoradores.
-¿Siempre eres así de cabezota cuando se trata de salirte con la tuya? -le preguntó miley tras entregarles las llaves de la habitación a los profesionales.
-Sí -contestó él sin dudarlo-. Trabajo mucho y juego duro. No quería esperar otra semana para verte, pethi mou.
Miley intentó mantener los pies en la tierra, pero su imaginación ya se había disparado. Así que había estado muy ocupado durante toda la semana. ¿Por eso no había tenido ni un huequito para llamarla y charlar un rato, aunque no se pudieran ver? En lugar de echarle en cara aquello, decidió contarle lo más interesante que le había sucedido.
-Mañana por la tarde tengo una entrevista de trabajo –le dijo orgullosa.
-¿Dónde?
-En CI... es una empresa grande -sonrió miley.
Nick sonrió también encantado. Así que la agencia de colocación había trabajado más rápido de lo que le habían dicho... Estupendo. ¿Y no se había dado cuenta de que CI era Contaxis International? ¿No había hecho sus deberes para la entrevista, o lo sabía perfectamente y estaba fingiendo?
-Es solo temporal, para sustituir a gente que está de vacaciones y eso, pero si lo hago bien, tal vez me hagan fija -añadió miley.
1 comentario:
me encantoooo
esta genial
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