143. Cada vez más cerca
Alcanzo mi bolso.
Saco mis caramelos de goma.
Pero como sola;
porque él tendrá una cirugía
y no puede comer nada.
Oh, Dios mío.
El bistec y la langosta fueron su última comida.
Por supuesto quiso algo bueno.
Algo grande.
Debido a que si…
Sacudo la cabeza.
Agarro otro caramelo,
de crema esta vez,
y Nick me mira divertido.
―Me ayudan.
Lo sé, es raro.
Simplemente lo hacen.
―¿Cuál es el sabor que menos te gusta? ―pregunta.
―Regaliz. ¿El tuyo?
―Palomitas de maíz con mantequilla.
―¿Y tú favorito? ―pregunto.
―Guinda.
―Deberías escribir una canción.
Una canción sobre caramelos de goma.
Eso sería genial.
Él sonríe.
―Tal vez lo haga.
La llamaré Miley y Sus Caramelos.
―Y pensarán:
¿Miley come medusas?
Nos reímos.
Mi mente se desvía de nuevo
a ese primer momento
cuando lo vi,
admirando su belleza,
mientras yo lo admiraba.
Su hermoso rostro.
Su intensa mirada.
Sus pantalones ajustados.
Y supongo que él también lo recuerda.
―En caso de que no lo sepas ―dice―.
Estoy muy contento de que nos hayamos conocido.
Aprieto su pierna otra vez.
―Santa mierda, Nick,
Ni siquiera sé tú apellido.
¿Miley come medusas?: Es un juego de palabras intraducible,
caramelos de goma en inglés es
jelly beans y medusa es jellyfish. Y al ponerle nombre a la
canción solo pone jelly, de allí que salga a
colación lo de las medusas.
―Cummings. Nick Cummings.
No estoy relacionado con el poeta.
―Miley Jacobson.
Pero eso ya lo sabes.
Y no estoy relacionada con el golfista.
―Tendremos que intercambiar correos electrónicos.
Direcciones. Todo.
―Todo tuyo ―digo.
Y lo digo en serio.
Puede tenerlo todo.
Ya tiene lo más
importante de todos modos.
Mi corazón.
Cuando me llama así,
me estremezco completa.
Aunque sé
que es menos por mí
y más por él.
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