102. Donde pertenezco
Estómagos llenos
de olas y césped
y espíritus cansados
de tratar tanto
de mantener las cosas simples,
nos dirigimos al piso de arriba.
Una pequeña multitud
se ha juntado
para escuchar a la banda.
La música rápida y ruidosa
con un borde fuerte
viene a nosotros
y la siento
de par en par.
Quieren
rebanarnos
que sintamos la intensidad,
no sólo escucharla.
Y la gente lo hace,
levantando sus puños
en el aire,
puño,
mostrándole a la banda
que están con ellos
de todas formas.
No es la mejor
música en el mundo
y quién sabe
de qué diablos
es la letra,
pero ahora mismo
puño,
noqueándolo,
funciona.
Miro al baterista
y me concentro en
el ritmo que toca.
Él toca
el ritmo
con determinación,
y mis brazos duelen
por hacer un poco de ruido.
Nick se inclina,
grita en mi oído:
—¿Quieres tocar?
—¿Qué? ¿Con ellos —pregunto.
—Sí. Los conozco.
Son simpáticos.
Ellos terminan la canción
y el cantante principal se inclina
para agarrar su bebida.
—Pero no conozco sus canciones.
—Apuesto a que puedes encontrar algo.
No puedo negarlo. Amo tocar.
De todos modos trato de mantener la calma.
—Seguro. Si ellos están dispuestos.
Él subió al escenario y
lo vi hablando
y señalándome.
Pronto
estoy en el escenario,
Nick presentándome a
los miembros de la banda:
Martin, Chase y Henry.
—¿Qué les parece algo de White Stripes? —pregunto.
—¿Seven Nation Army?
—sugiere Henry.
Asiento.
Impresionante.
El baterista, Chase
salta del escenario y se dirige
al bar.
Yo me siento.
Y antes de saberlo,
Levanto mis manos en el aire.
no hay nada más en este mundo
aparte de mí
y el ritmo,
la música
y la visión de los puños,
diciéndome que ahora mismo
todo es exactamente
como debería ser.
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