103. La música es tan afrodisiaca
Es la libertad
que necesitaba.
Juego como una niña
poseída.
Los chicos me ofrecen
el regalo de
un solo, así que lo tomo,
lo abro,
y lo hago mío.
Todo mío.
Cuando empezamos,
la multitud grita
y yo hago un voto,
la gratitud derramándose
fuera de mí.
Le doy a mis temporales
compañeros de banda una señal
y salto
a los brazos de Nick.
Él me hace girar alrededor
diciendo palabras como
asombroso e
increíble.
Sí lo eres,
Sí lo eres,
Sí lo eres,
Sí lo eres,
Sí lo eres.
Y pienso para mí misma,
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