¿A cenar?- le preguntó ella agitadamente.
-Dentro de un cuarto de hora.
Él la estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Miley hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelto y elegante como un felino con su traje oscuro impecablemente cortado.
—Quince minutos... —repitió ella tratando de concentrarse mientras él cerraba la puerta.
—Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente —afirmó él.
—¿Perdón? —murmuró ella con las rodillas temblándole.
—Pareces una princesa pagana...
Sorprendida, ella se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello suelto, que le llegaba a la cintura, un hombro desnudo y el otro tapado. El valle entre sus senos acentuado por los brazos cruzados.
—Mírame —le ordenó él.
Ella lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada de él.
—Vete.
—¿De verdad crees que estoy dispuesto a sentarme y cenar en este estado? Nick se quitó la chaqueta y luego la corbata.
—Ni tú puedes ser tan cruel —añadió.
—¿Yo? ¿Cruel?
Mientras tanto, ella observaba atontada como él se iba desabrochando la camisa.
—Vamos a dejar las cosas claras. Hace diez años, cuando tú jugabas a hacerte la virtuosa y presumías de tu inocencia a cada oportunidad que se te presentaba, para mí era una completa agonía. ¡Estaba lleno de un deseo insoportable y no podía hacer nada al respecto! ¿No te dice eso nada?
Ella lo miró pasmada por que él la hubiera encontrado atractiva en esos días. Eso iba en contra de todo lo que había creído hasta entonces.
—Me mantenías constantemente excitado. No podía dormir cada vez que estaba contigo. Mis fantasías sobre lo que íbamos a hacer cuando nos casáramos incluso me avergonzaban a mí mismo. No estaba acostumbrado a tener una relación sin sexo y fue un tormento. Algo realmente doloroso.
—No. Tú no podías sentir eso...
—Y no pretendo sufrir de nuevo de la misma manera —añadió él mientras se acercaba y la rodeaba por detrás con los brazos—. Porque tú también me deseas.
El bajó la cabeza y apretó los labios contra su hombro, algo que incendió el cuerpo traidor de ella.
—¿Qué sentido tiene mentir ahora acerca del pasado?
—¡Yo no miento! Nick la siguió besando hasta detrás de la oreja y a ella le temblaron las piernas.
—Necesito oir que tú también ardías por mí. Que solo te contuvo el temor a que no me casara contigo o que pudieras perder tu preciosa herencia.
Miley se estremeció violentamente y se le escapé un gemido.
-Miley...
Ella cerró los ojos fuertemente, tratando de controlarse. Pero, aun así, la tentación pudo con ella. En ese momento, no hubo nada más importante que la sensación del cuerpo de Nick pegado a ella.
—Te has equivocado en todo —dijo ella.
—No me he equivocado en nada. Hace diez años, tú jugaste conmigo.
Cuando él le apartó los brazos, ella no se resistió. Apenas pudo respirar. Cuando volvió a abrir los ojos, vio en el espejo sus senos desnudos. La vergüenza y la excitación se apoderaron de ella a la vez. Ningún hombre la había visto así hasta entonces, pero eso era algo que ella nunca había querido proclamar.
—Espectacular -dijo él sinceramente.
Ella observó entonces cómo Nick le abarcaba con las manos los amplios senos que ella siempre había despreciado.
Estaba claro que Nick le gustaban sus curvas lujuriosas y empezó a acariciarle los pezones con los pulgares.
-Nick...
—Sí, Nick... —repitió él.
Con mano segura, él le quitó el vestido y lo dejó en el suelo a sus pies. Ella se vio entonces con las medias blancas de seda, el liguero azul y las bragas que le había regalado su madre.
—Definitivamente, ha merecido la pena esperar diez años, yineka mou —dijo él tomándola en brazos y besándola antes de dejarla sobre la cama—. Ahora dime que no me deseas.
Pero ella no lo pudo hacer.
—No puedo —murmuró, sorprendida por el poder de lo que estaba sintiendo.
Nick sonrió de una manera que hizo que el corazón le diera un vuelco. Luego, se quitó la camisa revelando su magnífico torso del color del bronce. Unos rizos oscuros adornaban su pecho y le bajaban por el vientre. Ella contuvo la respiración cuando se bajó los pantalones. Al contrario que ella, él no parecía nada inhibido y se movía con la armonía de un atleta. Le gustó mirarlo; siempre le había gustado hacerlo.
¿Cómo podía haberla atraído algún otro hombre después de Nick?
Él la había traicionado y, seguramente, lo volvería a hacer, pero eso no le importaba en ese momento
—¿,Por qué te has quedado tan callada? —le preguntó él.
Miley se dio cuenta entonces de que se había quedado desnudo del todo. Todo sobre lo que siempre había sentido curiosidad lo tenía a la vista. Se quedó pasmada por su enorme tamaño.
—¡Cualquiera diría que no has visto nunca a un hombre desnudo! —dijo él riendo—. ¿O es que descubriste hace ya tiempo que a algunos hombres les gusta que te hagas la tímida?
—¡Eso no tiene gracia!
Nick se tumbó a su lado y la tomó en sus brazos.
—Me he pasado, pero aquí hay algo que no entiendo.
Ella pensó que estaba más nerviosa de lo que él se había esperado. Nick se recostó contra las almohadas y la llevó con él; sus senos apretados contra su pecho.
—En la cama no soy un monstruo —murmuró él.
- ¿No?.
—No, así que deja de temblar.
La besó apasionadamente Luego, pasó los labios a uno de sus pezones y ella tragó saliva.
—Quiero que esto te guste —dijo él—. Quiero que sea lo mejor que hayas hecho nunca.
La sensación de las manos de él sobre los senos y sus expertas caricias la volvían loca. Luego él le metió la mano por dentro de las braguitas y ella casi se desmayó de placer.
—Por favor —gimió.
Entonces él dijo algo en griego.
—¿Nick?
La lujuria velaba su mirada. Le quitó la última barrera de ropa y sus dedos encontraron los húmedos rizos de su pubis. Ella se retorció ante esa exploración tan íntima. El fuego que sentía en su interior era terrorífico ahora. No podía respirar, hablar ni nada que no fuera sentir.
Como un dios oscuro, Nick se tumbó sobre ella entre sus piernas abiertas.
—Estás tan ansiosa, tan fuera de control... ¡ Ahora sé por fin lo fácil que debió de ser para David tomar lo que debió ser para mí!
El tono de su voz más que las palabras fue lo que hizo que ella abriera los ojos. pero de todas formas, no había entendido todo lo que le había dicho él.
—¿Qué pasa? —gimió.
—Nada. Eres una compañera perfecta. Caliente y ansiosa.
Luego, le metió las manos por detrás y la penetró de un poderoso empujón. Un segundo más tarde, ella sintió un agudo dolor y se le escapó un grito.
Nick se quedó quieto, se levantó sobre ella y maldijo en griego. Luego la miró intensamente.
—¡Esto no puede ser!
El dolor ya se le estaba pasando a ella y pudo relajar los tensos músculos.
—¡No puedes ser virgen!
-Dentro de un cuarto de hora.
Él la estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Miley hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelto y elegante como un felino con su traje oscuro impecablemente cortado.
—Quince minutos... —repitió ella tratando de concentrarse mientras él cerraba la puerta.
—Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente —afirmó él.
—¿Perdón? —murmuró ella con las rodillas temblándole.
—Pareces una princesa pagana...
Sorprendida, ella se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello suelto, que le llegaba a la cintura, un hombro desnudo y el otro tapado. El valle entre sus senos acentuado por los brazos cruzados.
—Mírame —le ordenó él.
Ella lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada de él.
—Vete.
—¿De verdad crees que estoy dispuesto a sentarme y cenar en este estado? Nick se quitó la chaqueta y luego la corbata.
—Ni tú puedes ser tan cruel —añadió.
—¿Yo? ¿Cruel?
Mientras tanto, ella observaba atontada como él se iba desabrochando la camisa.
—Vamos a dejar las cosas claras. Hace diez años, cuando tú jugabas a hacerte la virtuosa y presumías de tu inocencia a cada oportunidad que se te presentaba, para mí era una completa agonía. ¡Estaba lleno de un deseo insoportable y no podía hacer nada al respecto! ¿No te dice eso nada?
Ella lo miró pasmada por que él la hubiera encontrado atractiva en esos días. Eso iba en contra de todo lo que había creído hasta entonces.
—Me mantenías constantemente excitado. No podía dormir cada vez que estaba contigo. Mis fantasías sobre lo que íbamos a hacer cuando nos casáramos incluso me avergonzaban a mí mismo. No estaba acostumbrado a tener una relación sin sexo y fue un tormento. Algo realmente doloroso.
—No. Tú no podías sentir eso...
—Y no pretendo sufrir de nuevo de la misma manera —añadió él mientras se acercaba y la rodeaba por detrás con los brazos—. Porque tú también me deseas.
El bajó la cabeza y apretó los labios contra su hombro, algo que incendió el cuerpo traidor de ella.
—¿Qué sentido tiene mentir ahora acerca del pasado?
—¡Yo no miento! Nick la siguió besando hasta detrás de la oreja y a ella le temblaron las piernas.
—Necesito oir que tú también ardías por mí. Que solo te contuvo el temor a que no me casara contigo o que pudieras perder tu preciosa herencia.
Miley se estremeció violentamente y se le escapé un gemido.
-Miley...
Ella cerró los ojos fuertemente, tratando de controlarse. Pero, aun así, la tentación pudo con ella. En ese momento, no hubo nada más importante que la sensación del cuerpo de Nick pegado a ella.
—Te has equivocado en todo —dijo ella.
—No me he equivocado en nada. Hace diez años, tú jugaste conmigo.
Cuando él le apartó los brazos, ella no se resistió. Apenas pudo respirar. Cuando volvió a abrir los ojos, vio en el espejo sus senos desnudos. La vergüenza y la excitación se apoderaron de ella a la vez. Ningún hombre la había visto así hasta entonces, pero eso era algo que ella nunca había querido proclamar.
—Espectacular -dijo él sinceramente.
Ella observó entonces cómo Nick le abarcaba con las manos los amplios senos que ella siempre había despreciado.
Estaba claro que Nick le gustaban sus curvas lujuriosas y empezó a acariciarle los pezones con los pulgares.
-Nick...
—Sí, Nick... —repitió él.
Con mano segura, él le quitó el vestido y lo dejó en el suelo a sus pies. Ella se vio entonces con las medias blancas de seda, el liguero azul y las bragas que le había regalado su madre.
—Definitivamente, ha merecido la pena esperar diez años, yineka mou —dijo él tomándola en brazos y besándola antes de dejarla sobre la cama—. Ahora dime que no me deseas.
Pero ella no lo pudo hacer.
—No puedo —murmuró, sorprendida por el poder de lo que estaba sintiendo.
Nick sonrió de una manera que hizo que el corazón le diera un vuelco. Luego, se quitó la camisa revelando su magnífico torso del color del bronce. Unos rizos oscuros adornaban su pecho y le bajaban por el vientre. Ella contuvo la respiración cuando se bajó los pantalones. Al contrario que ella, él no parecía nada inhibido y se movía con la armonía de un atleta. Le gustó mirarlo; siempre le había gustado hacerlo.
¿Cómo podía haberla atraído algún otro hombre después de Nick?
Él la había traicionado y, seguramente, lo volvería a hacer, pero eso no le importaba en ese momento
—¿,Por qué te has quedado tan callada? —le preguntó él.
Miley se dio cuenta entonces de que se había quedado desnudo del todo. Todo sobre lo que siempre había sentido curiosidad lo tenía a la vista. Se quedó pasmada por su enorme tamaño.
—¡Cualquiera diría que no has visto nunca a un hombre desnudo! —dijo él riendo—. ¿O es que descubriste hace ya tiempo que a algunos hombres les gusta que te hagas la tímida?
—¡Eso no tiene gracia!
Nick se tumbó a su lado y la tomó en sus brazos.
—Me he pasado, pero aquí hay algo que no entiendo.
Ella pensó que estaba más nerviosa de lo que él se había esperado. Nick se recostó contra las almohadas y la llevó con él; sus senos apretados contra su pecho.
—En la cama no soy un monstruo —murmuró él.
- ¿No?.
—No, así que deja de temblar.
La besó apasionadamente Luego, pasó los labios a uno de sus pezones y ella tragó saliva.
—Quiero que esto te guste —dijo él—. Quiero que sea lo mejor que hayas hecho nunca.
La sensación de las manos de él sobre los senos y sus expertas caricias la volvían loca. Luego él le metió la mano por dentro de las braguitas y ella casi se desmayó de placer.
—Por favor —gimió.
Entonces él dijo algo en griego.
—¿Nick?
La lujuria velaba su mirada. Le quitó la última barrera de ropa y sus dedos encontraron los húmedos rizos de su pubis. Ella se retorció ante esa exploración tan íntima. El fuego que sentía en su interior era terrorífico ahora. No podía respirar, hablar ni nada que no fuera sentir.
Como un dios oscuro, Nick se tumbó sobre ella entre sus piernas abiertas.
—Estás tan ansiosa, tan fuera de control... ¡ Ahora sé por fin lo fácil que debió de ser para David tomar lo que debió ser para mí!
El tono de su voz más que las palabras fue lo que hizo que ella abriera los ojos. pero de todas formas, no había entendido todo lo que le había dicho él.
—¿Qué pasa? —gimió.
—Nada. Eres una compañera perfecta. Caliente y ansiosa.
Luego, le metió las manos por detrás y la penetró de un poderoso empujón. Un segundo más tarde, ella sintió un agudo dolor y se le escapó un grito.
Nick se quedó quieto, se levantó sobre ella y maldijo en griego. Luego la miró intensamente.
—¡Esto no puede ser!
El dolor ya se le estaba pasando a ella y pudo relajar los tensos músculos.
—¡No puedes ser virgen!
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Chicas otra vez vale, este capi va dedicado a todas las lectoras del blog de mi sis Sara osea... este blog, disfruten el capi y ahorita va una noticia... Sara hara la pelicula Niley aunq aun no sabe si escrita o en video comenten y opinen digan q prefieren... bueno solo esto adios y Sara les manda muchos besos.
7 comentarios:
aaahhhh me encaantoo
el capiii
muy hermosooo
0.o ooohh q dira nick!!!!! aaaahhh
nueva lectora!!!!
ah!!!! nueva lectora hermoso el capi!!! me llamo agus
noooo
como nos degan asi crueles encerio
nick se va a rrepentir x no creerle
y sobre niley q sea de las 2
sube pronto
cuidate bye
aaaaa me encantoo
no se como se me paso
sis
lo siento!! :S
me gusto sis
o.O wauu genial.. jeje un beso sis .. :) t kiero princesa..
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