sábado, 8 de octubre de 2011

Amor de dioses-niley-capi-7


Aún así, eso no significaba que la deseara, a su enemiga. El hecho de saber que tenía su nombre gravado sobre la espalda estaba haciendo estragos en su mente, su sentido de posesión, estaba seguro.
─¿Y bien? ─señaló Mnemosyne.
─Sí ─dijo miley─. Estamos esperando una respuesta.
¿A qué? Oh, sí. Porqué la estaba trasladando. Alzó la barbilla, negándose a bajar la vista hacia ella. No es que tuviera que mirar muy abajo. Con 1,82 era casi tan alta como él.
─No necesito una razón. Soy responsable de esta prisión y todo lo que hay dentro. Por lo tanto, si quiero trasladarte, puedo hacerlo.
Eso último fue para los Titanes. Harían bien en no cuestionarlo.
Sin más palabras, se llevó a rastras a miley. ¿Dónde debería llevarla? A su oficina, decidió. En estos momentos, no había una sola celda vacía en todo el reino.
­─Tienes suerte que no haya hecho asesinar a ese bastardo ─le dijo cuando estuvo seguro que los otros no podían oírlo.
miley no tuvo que preguntar quién era “ese bastardo”.
─¿Por qué motivo?
Por tocar lo que es mío.
─No tenía permiso para confraternizar contigo. ─nick dobló una esquina y allí, al final del pasillo, estaba su puerta.
─¿Confraternizar conmigo? ─rió miley, sin humor─. Oh, espera. Ya entendí. Tu puedes joderte a quien quieras, pero yo no.
Bien. Estaban de acuerdo.
─Así es. ─Una vez estuvieron dentro la soltó finalmente. Sus manos ansiaban regresar a ella, pero las mantuvo a sus costados. En lugar de ubicarse tras su escritorio, se puso frente a ella, nariz a nariz─. Sufrirás en soledad. ─Dioses, si que olía bien. A pasión. Pura pasión ardiente.
─Cómo si me importara. Me divierto más yo sola, de todos modos.
La imagen que esas palabras evocaron casi lo puso de rodillas. Debería alejarse. Antes de hacer algo estúpido.
miley entrecerró los ojos.
─No has cambiado, sabes. Eres el mismo asno de años atrás.

─Sin embargo ─continuó nick, como si ella no acabara de
 insultarlo. Estúpida, la condenaría. Estaban juntos y sin
 compañía.─, si necesitas que te besen, yo me encargaré de eso. 


No hubo tiempo para protestar. En menos de lo que se tarda en
 pestañear, miley se encontró aplastada contra la pared, con nick
 encima de ella, pecho sólido contra senos suaves, sus manos la

 sujetaban por las sienes, su boca asaltaba la de ella. Sin
 advertencia, su lengua penetró profundamente forzando su paso entre los dientes de miley.
Ella pudo haberlo mordido. De hecho quería morderlo,  y no con afecto. Quería sacar sangre, dolor. En cambio, su cuerpo se convirtió en esclavo de nick, como si siglos de odio no hubieran pasado y le dio la bienvenida dentro de su boca. Enredó los brazos a su alrededor y se arqueó sobre su erección. ¿Erección? Oh, sí. Estaba duro. Duro, largo y grueso.
Su sabor era pecaminoso, salvaje y ardiente, como a especias oscuras. Sus músculos estaban tensos bajo las manos de miley. Las movió hacia arriba, hasta enredar los dedos en sus cabellos. Las puntas cortas pinchaban deliciosamente, haciéndola estremecer.

Tócame, quería gritar. Había pasado tanto tiempo, tanto maldito
 tiempo, desde que había experimentado algo así. Oh, estuvo con
 otros hombres después de haberse entregado tan tontamente a
 nick, pues andaba en la búsqueda de algo tan intenso como lo que
 ellos habían compartido. Pero cada experiencia la había dejado
 vacía, insatisfecha. Y entonces había sido capturada, por el propio
 nick, y metida sin miramientos en prisión.

1 comentario:

Marie C. dijo...

Lindaa amo la manera en que escribes! Y Amor de dioses! ME A ENCANTADOO ESTA TAMBIEN!
Y que sea maraton es A-SOM-BRO-SO!
Me encanta! Si solo eso ME ENCANTAA