Aún así,
eso no significaba que la deseara, a su enemiga. El hecho de saber que tenía su
nombre gravado sobre la espalda estaba haciendo estragos en su mente, su
sentido de posesión, estaba seguro.
─¿Y
bien? ─señaló Mnemosyne.
─Sí
─dijo miley─. Estamos esperando una respuesta.
¿A qué?
Oh, sí. Porqué la estaba trasladando. Alzó la barbilla, negándose a bajar la
vista hacia ella. No es que tuviera que mirar muy abajo. Con 1,82 era casi tan
alta como él.
─No
necesito una razón. Soy responsable de esta prisión y todo lo que hay dentro.
Por lo tanto, si quiero trasladarte, puedo hacerlo.
Eso
último fue para los Titanes. Harían bien en no cuestionarlo.
Sin más
palabras, se llevó a rastras a miley. ¿Dónde debería llevarla? A su oficina,
decidió. En estos momentos, no había una sola celda vacía en todo el reino.
─Tienes
suerte que no haya hecho asesinar a ese bastardo ─le dijo cuando estuvo seguro
que los otros no podían oírlo.
miley no
tuvo que preguntar quién era “ese bastardo”.
─¿Por
qué motivo?
Por tocar lo que es mío.
─No
tenía permiso para confraternizar contigo. ─nick dobló una esquina y allí, al
final del pasillo, estaba su puerta.
─¿Confraternizar
conmigo? ─rió miley, sin humor─. Oh, espera. Ya entendí. Tu puedes joderte a
quien quieras, pero yo no.
Bien.
Estaban de acuerdo.
─Así es.
─Una vez estuvieron dentro la soltó finalmente. Sus manos ansiaban regresar a
ella, pero las mantuvo a sus costados. En lugar de ubicarse tras su escritorio,
se puso frente a ella, nariz a nariz─. Sufrirás en soledad. ─Dioses, si que
olía bien. A pasión. Pura pasión ardiente.
─Cómo si
me importara. Me divierto más yo sola, de todos modos.
La
imagen que esas palabras evocaron casi lo puso de rodillas. Debería alejarse.
Antes de hacer algo estúpido.
miley
entrecerró los ojos.
─No has
cambiado, sabes. Eres el mismo asno de años atrás.
─Sin embargo ─continuó nick, como si ella no acabara de
insultarlo. Estúpida, la condenaría. Estaban juntos y sin
compañía.─, si
necesitas que te besen, yo me encargaré de eso.
No hubo tiempo para protestar. En menos de lo que se tarda
en
pestañear, miley se encontró aplastada contra la pared, con nick
encima de
ella, pecho sólido contra senos suaves, sus manos la
sujetaban por las sienes,
su boca asaltaba la de ella. Sin
advertencia, su lengua penetró profundamente forzando
su paso entre los dientes de miley.
Ella
pudo haberlo mordido. De hecho quería morderlo,
y no con afecto. Quería sacar sangre, dolor. En cambio, su cuerpo se
convirtió en esclavo de nick, como si siglos de odio no hubieran pasado y le
dio la bienvenida dentro de su boca. Enredó los brazos a su alrededor y se
arqueó sobre su erección. ¿Erección? Oh, sí. Estaba duro. Duro, largo y grueso.
Su sabor
era pecaminoso, salvaje y ardiente, como a especias oscuras. Sus músculos
estaban tensos bajo las manos de miley. Las movió hacia arriba, hasta enredar
los dedos en sus cabellos. Las puntas cortas pinchaban deliciosamente,
haciéndola estremecer.
Tócame, quería gritar. Había
pasado tanto tiempo, tanto maldito
tiempo, desde que había experimentado algo
así. Oh, estuvo con
otros hombres después de haberse entregado tan tontamente a
nick, pues andaba en la búsqueda de algo tan intenso como lo que
ellos habían
compartido. Pero cada experiencia la había dejado
vacía, insatisfecha. Y
entonces había sido capturada, por el propio
nick, y metida sin miramientos en
prisión.
1 comentario:
Lindaa amo la manera en que escribes! Y Amor de dioses! ME A ENCANTADOO ESTA TAMBIEN!
Y que sea maraton es A-SOM-BRO-SO!
Me encanta! Si solo eso ME ENCANTAA
Publicar un comentario