miley
gimió, como si en verdad disfrutara de lo que le estaban haciendo. La visión de
nick se tiñó de rojo. Como-Se-Atrevía. Con los dientes apretados la agarró por
el cuello de la túnica y de un tirón la acercó contra las duras líneas de su
cuerpo, lejos de Erebos.
miley
soltó un jadeo. A diferencia de cuando la rubia lo había hecho, nick no
permaneció indiferente. Quería tragarse el sonido y hacer algo, cualquier cosa,
para que jadeara de nuevo.
¿Qué ocurre conmigo?
─Hey
─dijo bruscamente Erebos, tratando tontamente de alcanzarla para terminar lo
que habían comenzado─. Estamos ocupados.
Frunciendo
el ceño, nick lo pateó en el pecho. El hombre más pequeño voló hacia atrás,
aterrizando sobre sus colegas prisioneros. Enderezándose de un salto, listo
para atacar, vio quien le había asestado el golpe y se detuvo, inflando las
fosas nasales.
─Tócala
otra vez ─dijo─ y te sacaré el collar,
junto con la cabeza.
El dios
palideció, tal vez incluso gimoteó.
─No lo
valía, de todas maneras.
Por esas
palabras, nick también podría matarlo.
─¿Qué
diablos crees que haces? ─exigió miley, volviendo a la vida de repente y
atrayendo su atención. Se giró hacia él, fulminándolo con la mirada─. Puedo
acostarme con quién quiera. Y oye, incluso podría elegir a uno de tus amigos.
A pesar
de sus palabras airadas, no estaba sin aliento como hubiera estado de ser nick
quien la hubiera besado y sus mejillas no estaban sonrojadas. Sus pezones ni
siquiera estaban endurecidos. Finalmente, algo enfrío las llamas más ardientes
de su furia.
─Sólo
cierra la boca. ─Aferrándola por la parte superior del brazo la arrastró fuera
de la celda. Los barrotes se cerraron automáticamente tras él.
─¿Qué
diablos crees que haces? ─preguntó de nuevo, resistiéndose a su agarre. Nunca
había sido obediente con él.
─¿Qué
diablos crees tú que estabas haciendo? ─rebatió nick. Cuando llegó al pie de
las escaleras se detuvo. La rubia, quien justamente resultaba ser la diosa de
la memoria, (maldición, ¿cuál era su nombre? ¿Mini? No, pero cerca. ¿M & M?
¿Minisong? Más cerca. Mnemosyne. Sí, eso era), Mnemosyne al igual que los otros
tres guerreros designados para cuidar Tartarus hoy, lo miraban con la boca
abierta.
─¿Qué?
─soltó con rudeza. Al menos miley había dejado de resistirse. Quieta a su lado,
intercambiaba su atención de él a los otros y de los otros a él.
─No
puedes simplemente sacar a un prisionero ─le dijo Hyperion, dios de la luz. Era
un hombre apuesto, aunque tan pálido como su nombre lo sugería y más valía que miley
no lo estuviera viendo como posible compañero de cama.
─No la
estoy sacando ─contestó con frialdad─. La estoy trasladando. ─A una celda
propia, donde ninguno pueda poner sus sucios, asquerosos labios sobre ella.
Donde nadie pueda poner sus manos errantes sobre ella. Tampoco había nada
sexual acerca de su decisión.. Simplemente no quería que experimentara ninguna
clase de placer. No se lo merecía.
─¿Por
qué? ─Mnemosyne lo miraba con curiosidad, sin una sola pizca de malestar o
celos en su expresión.
¿Por
qué? Se preguntaba él. La diosa había estado deseosa de tener algo con él desde
hacía meses, invocándolo constantemente. La noche anterior, incluso había
aparecido en su casa, desnuda.
Era
hermosa, sí, y él casi había cedido y dormido con ella. Su cuerpo había quedado
excitado después de lo ocurrido con miley, y estaba desesperado por encontrar
alivio. Pero antes de cerrar el trato, había enviado a la decidida diosa de
vuelta a casa. Se había sentido demasiado culpable para continuar. Como si
estuviera engañando a miley. Lo cual era ridículo. La única relación que había
entre ellos era una de odio.
Además,
¿quién quería pasar el tiempo con una mujer que nunca olvidaría tus errores?
¿Una mujer que recordaría todas tus transgresiones? Él no. Sin embargo, se
había transportado a la casa de Mnemosyne esta mañana y le había propuesto
pasar el día con él, solo para poder traerla a la prisión. Había estado
extrañamente exultante ante la idea de hacer alarde de ella frente a miley.
Así que
de nuevo se preguntaba por qué la diosa de la memoria no sentía que miley era
una amenaza. Aunque la mayoría de las mujeres no lo hacían, lo sabía. Las había
oído hablar. miley era demasiado alta, demasiados pechos , decían. Demasiado
ruda y demasiado tosca. Pero esas eran las cosas que habían despertado su
interés en ella. miley podía manejar su fuerza. Ella daba tanto como recibía.
Nunca se achicaría ante su mirada. Nunca huiría de su cólera. Siempre lo
enfrentaría. Y eso le gustaba. Mucho. Nunca antes se había topado con una mujer
que tuviera esa clase de coraje.
Y era bonita,
pensó. Sí, tan solo ayer habría pensado que apenas lo era, pero ahora esa idea
parecía errada en todo nivel. Hacía solo un momento, cuando había entrado a la prisión, sintió su mirada sobre
él y miró hacia ella. Por un segundo, tan solo un segundo, la atrapó con las
defensas bajas. No sabía que él la estaba mirando, así que no había resguardado
su expresión. Una expresión suave, soñadora, con los ojos luminosos. Esa visión
de ella había calentado su sangre como si hubiera estado en llamas.
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dedikado a mi noviiaa jeniiiss espero q les guste mini maratonn
2 comentarios:
me encanto el capitulo, genial sdfghjhgddfghjhgfd; por favor seguila!
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