martes, 11 de octubre de 2011

Amor de dioses-niley-capi-9




—¡Sí! —La succión. La estaba chupando tan enérgicamente que sus músculos estomacales temblaban—. nick —gruñó—. No te detengas. —Una orden, no una súplica.
─No lo haré. No puedo. —Enderezándose, le lanzó de repente una mirada con ojos entrecerrados que la mantuvo sujeta en el lugar mucho más efectivamente que su cuerpo—. Te deseo. Deseo todo de ti.
miley luchó para recuperar el aliento. El sentido.
—¿Te refieres a sexo? —Sí, sí, sí. Aquí, ahora.
Un corto asentimiento con la cabeza fue toda la respuesta que recibió. Abrió la boca para responder, pero de alguna forma encontró la fuerza para detenerse. Se bebió la visión de él, una vista que la deleitaba casi tanto como la ponía furiosa. ¿Furiosa? ¿Por qué? Sus fosas nasales estaban infladas, sus labios apretados. nick se veía como si apenas pudiera mantenerse bajo control.
¿La desea tan desesperadamente? Se preguntó. ¿O era simplemente un muy buen actor?
Sí, reflexionó sombríamente. Él era un muy buen actor. Y de allí era de donde surgía la furia. Atlas la estaba mirando como antes, como la última vez que habían tenido sexo. Esa mirada fue el catalizador para la decisión de liberarlo, a pesar de las consecuencias para ella misma. Consecuencias que habrían resultado en pena de muerte. Pero, había pensado, él me ama con la misma intensidad con que yo lo amo. Creyó que a pesar de todo valía la pena el riesgo de liberarlo. De poder, quizás, estar con él por toda la eternidad.
Cómo se las habían arreglado para conseguirlo, no lo sabía. Pero había querido intentarlo. Él no.
Gracias a los dioses se había encontrado con un miembro de su desfile de mujerzuelas, apenas minutos después de escoltarlo desde el edificio hasta las nubes de afuera, donde él hubiera sido capaz de transportarse. Atlas aún tenía el collar puesto, pues miley no había querido quitarlo hasta haber pasado al último guardia. De esa manera, cualquiera que los viera caminando juntos, asumiría que ella simplemente estaba trasladando a un prisionero.
Pero afuera, fueron vistos. Nadie podía transportarse desde la prisión ni hacia esta, así que todos tenían que caminar a través de la puerta principal. Aergia, la diosa de la Pereza, había decidido, de entre todas las cosas, venir a trabajar más temprano, sorpresa, sorpresa (sólo para estar nuevamente con nick). La diosa había detenido a miley para preguntarle adónde estaba siendo llevado.
—Lo estoy tentando con lo que no puede tener —había afirmado miley.
La diosa frunció el ceño.
—Bien, llévalo a mi oficina cuando termines.
—¿Para qué?
El ceño se convirtió en una sonrisa lenta, sensual.
—Así puedo administrarle mi propio… castigo.
Terror surgió dentro de ella.
—¿Y cómo lo castigas?
—¿Cómo crees? Pero no te preocupes. Lo voy a dejar rogando por más. Siempre lo hago.
nick entonces intentó huír, pasando justo entre ellas, pero con su collar aún en el lugar no había llegado muy lejos. miley lo había vuelto a encerrar y, desconfiando, interrogó a todas las guardias femeninas. Casi todas habían tenido algo con él. Y a todas le había dicho lo mismo: “Eres hermosa. Quiero pasar la vida contigo. Todo lo que necesito es mi libertad y seré tu esclavo para siempre.”
Entonces, ¿tener sexo con él otra vez?
—Diablos, no.
—Tú me deseas —dijo bruscamente. Su agarre en ella se apretó, sus dedos se hundieron profundamente, dejando marcas—. Sé que es así.
Y así de repente, miley supo de qué se trataba toda esta pequeña sesión de besos y caricias. Nick planeaba acostarse con ella, enamorarla de nuevo y después dejarla. Masticaría el orgullo de miley, lo escupiría y luego pasaría sobre él. Todo para castigarla, estaba segura, por haberse atrevido a tatuarlo. Marcarla con su nombre, obviamente, no fue suficiente.
—Desear tu muerte y desear tu cuerpo no son la misma cosa. —Con una sonrisa edulcorada, le palmeó la nalga—. Y puedo jurarte que mientras de verdad quiero lo primero, solo estaba bromeando con lo segundo. —¿Ahora quien engañaba a quién?─ Así que… si hemos terminado…
nick se pasó la lengua sobre los dientes. Sus brazos cayeron lejos de ella y dio un paso atrás. miley casi se desploma, pero logró mover sus piernas y absorber su propio peso.
—Hemos terminado —dijo nick, con tono cortante—. Hemos
 terminado definitivamente.

1 comentario:

lindaa dijo...

´me encantooo !!! espero el otro bye besos