—¡Sí!
—La succión. La estaba chupando tan enérgicamente que sus músculos estomacales
temblaban—. nick —gruñó—. No te detengas. —Una orden, no una súplica.
─No lo
haré. No puedo. —Enderezándose, le lanzó de repente una mirada con ojos
entrecerrados que la mantuvo sujeta en el lugar mucho más efectivamente que su
cuerpo—. Te deseo. Deseo todo de ti.
miley
luchó para recuperar el aliento. El sentido.
—¿Te
refieres a sexo? —Sí, sí, sí. Aquí, ahora.
Un corto
asentimiento con la cabeza fue toda la respuesta que recibió. Abrió la boca
para responder, pero de alguna forma encontró la fuerza para detenerse. Se
bebió la visión de él, una vista que la deleitaba casi tanto como la ponía
furiosa. ¿Furiosa? ¿Por qué? Sus fosas nasales estaban infladas, sus labios
apretados. nick se veía como si apenas pudiera mantenerse bajo control.
¿La
desea tan desesperadamente? Se preguntó. ¿O era simplemente un muy buen actor?
Sí,
reflexionó sombríamente. Él era un muy buen actor. Y de allí era de donde
surgía la furia. Atlas la estaba mirando como antes, como la última vez que
habían tenido sexo. Esa mirada fue el catalizador para la decisión de
liberarlo, a pesar de las consecuencias para ella misma. Consecuencias que
habrían resultado en pena de muerte. Pero, había pensado, él me ama con la
misma intensidad con que yo lo amo. Creyó que a pesar de todo valía la pena el
riesgo de liberarlo. De poder, quizás, estar con él por toda la eternidad.
Cómo se
las habían arreglado para conseguirlo, no lo sabía. Pero había querido
intentarlo. Él no.
Gracias
a los dioses se había encontrado con un miembro de su desfile de mujerzuelas,
apenas minutos después de escoltarlo desde el edificio hasta las nubes de
afuera, donde él hubiera sido capaz de transportarse. Atlas aún tenía el collar
puesto, pues miley no había querido quitarlo hasta haber pasado al último
guardia. De esa manera, cualquiera que los viera caminando juntos, asumiría que
ella simplemente estaba trasladando a un prisionero.
Pero
afuera, fueron vistos. Nadie podía transportarse desde la prisión ni hacia
esta, así que todos tenían que caminar a través de la puerta principal. Aergia,
la diosa de la Pereza ,
había decidido, de entre todas las cosas, venir a trabajar más temprano,
sorpresa, sorpresa (sólo para estar nuevamente con nick). La diosa había
detenido a miley para preguntarle adónde estaba siendo llevado.
—Lo
estoy tentando con lo que no puede tener —había afirmado miley.
La diosa
frunció el ceño.
—Bien,
llévalo a mi oficina cuando termines.
—¿Para
qué?
El ceño
se convirtió en una sonrisa lenta, sensual.
—Así
puedo administrarle mi propio… castigo.
Terror
surgió dentro de ella.
—¿Y cómo
lo castigas?
—¿Cómo
crees? Pero no te preocupes. Lo voy a dejar rogando por más. Siempre lo hago.
nick
entonces intentó huír, pasando justo entre ellas, pero con su collar aún en el
lugar no había llegado muy lejos. miley lo había vuelto a encerrar y,
desconfiando, interrogó a todas las guardias femeninas. Casi todas habían
tenido algo con él. Y a todas le había dicho lo mismo: “Eres hermosa. Quiero
pasar la vida contigo. Todo lo que necesito es mi libertad y seré tu esclavo
para siempre.”
Entonces,
¿tener sexo con él otra vez?
—Diablos,
no.
—Tú me
deseas —dijo bruscamente. Su agarre en ella se apretó, sus dedos se hundieron
profundamente, dejando marcas—. Sé que es así.
Y así de
repente, miley supo de qué se trataba toda esta pequeña sesión de besos y caricias.
Nick planeaba acostarse con ella, enamorarla de nuevo y después dejarla.
Masticaría el orgullo de miley, lo escupiría y luego pasaría sobre él. Todo
para castigarla, estaba segura, por haberse atrevido a tatuarlo. Marcarla con
su nombre, obviamente, no fue suficiente.
—Desear
tu muerte y desear tu cuerpo no son la misma cosa. —Con una sonrisa edulcorada,
le palmeó la nalga—. Y puedo jurarte que mientras de verdad quiero lo primero,
solo estaba bromeando con lo segundo. —¿Ahora quien engañaba a quién?─ Así que…
si hemos terminado…
nick se
pasó la lengua sobre los dientes. Sus brazos cayeron lejos de ella y dio un
paso atrás. miley casi se desploma, pero logró mover sus piernas y absorber su
propio peso.
—Hemos terminado —dijo nick, con tono cortante—. Hemos
terminado definitivamente.
1 comentario:
´me encantooo !!! espero el otro bye besos
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