—Me temo que mi respuesta tiene que ser que no. Mientras
me gusta el pensamiento de que la angustia de MILEY se intensifique en tus
manos, no estoy dispuesto a arriesgarme a quitarle el collar, incluso por los
pocos segundos que requieren transportarla. Ella es Fuerza, y si de alguna
forma escapara y liberara a sus
hermanos, estallaría otra guerra celestial. Ahora no puedo dividir mi atención.
Bien, no se hable más del tema. Encuentro que paso la mayor parte de mi tiempo
observando a los Señores del Inframundo.
¿Los Señores del Inframundo? ¿Quiénes son? En realidad, no importaba
. Mientas hablaba, su propio
sentido de desanimo había florecido
. Quería subir al estrado, agarrar al rey y
sacudirlo. ¿Cómo se
atrevía a denegar su requerimiento? ¿Cómo se atrevía a
descarta
r sus deseos? En su lugar, dijo:
—Muy bien, mi rey. Os agradezco por vuestro tiempo —y
giró sobre sus talones. Salió a zancadas de la cámara antes de que hiciera algo
tonto, como había hecho con mileyen su oficina. Sólo que su objetivo no sería
llegar al clímax.
Ya había decidido que nada lo detendría de reclamarla.
Ahora se daba cuenta de que ni siquiera lo haría esto. Condenada fuera la
decisión del rey. Él tendría a su mujer, como quería.
El corazón de miley se aceleró ante el sonido
de esa profunda voz. Indecisa, rodó sobre su catre. Sin duda alguna. Su piel
vibró cuando su mirada encontró a nick. Atractivo como siempre, estaba parado
ante los barrotes, barrotes que estaban ahora abiertos. Su mano estaba
extendida y la agitaba. Había furia en su expresión demasiado rígida. ¿Qué
había hecho ella esta vez?
Había intentado ignorarle. Había intentado
pretender que no sentía nada por él. Cualquier cosa para detener la locura.
Pero dioses, no podía dejar de pensar en su beso. No podía dejar de desear que
lo hubiera dejado tomarla totalmente. Que hubiera experimentado todo antes de
ser llevada de regreso a la nada. ¿Qué pasaría si se hubiera cansado después de
ella? ¿Qué pasaría si hubiese estado presumiendo? ¿Pasaría sobre su
capitulación? ¿Qué pasaría si encontraba a alguien más y la paseaba frente a miley?
Por algunas benditas horas ¿a quien estaba engañando? Por algunos benditos
minutos, porque no era como si tampoco ninguno de ellos durara más allá de eso,
habría conocido la alegría de estar con él otra vez. De simplemente sentir,
dar, tomar, compartir y amar.
Tener
todo el descanso, el sentido común empezó a hablar, pero negaba
el amor.
Ese
sería mi placer. Pero
tengo que obligarlo a ofrecerme primero el descanso.
—Ven —repitió.
¿Qué había planeado él?
Lentamente se puso derecha. Su pelo
necesitaba desesperadamente un cepillado, y dioses, el resto de ella necesitaba
una ducha. ¿Desde cuándo no se duchaba? Los prisioneros recibían un tazón de
agua cada día y eso era todo.
—¿Por qué?
Un músculo latió en su mandíbula.
—¿Quieres pasar algunas horas fuera de la
prisión o no?
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gracias por todos estos meces te amoo arii muaack
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