martes, 27 de noviembre de 2012

Soul Love, At Night The Sky is Perfect - Capitulo 7


—Vamos a cerrar más temprano la tienda para ir a la fiesta de verano en el
solar Netherby— anuncio Sarah. —Comienza a las dos de la tarde. —
Súper—me dijo. Un cambio de aires por lo menos.

La semana fue muy difícil. La mayoría de las personas no parecen
visitantes. Así que los compradores…eran muy pocos. Hubo un día con un
solo visitante, además de Julio, que  fue Tallulah, interesada en apenas
lamer algunas partes incomodas de su anatomía y darse una siesta en una
almohadilla.

Por increíble que parezca el hecho, el tedio o morir de aburrimiento puede
ser motivador. Limpie cada centímetro del mostrador y para dar una
impresión de sofisticación, deje un clásico semi-abierto en el mostrador.

También descubrí un libro de poemas que estaba muy gastado y a punto
de romperse. Y así como estaban las cosas, yo estaba en un mar de
aburrimiento. Lo peor era que cada vez que me sentía linda y lista para ver
el libro, el chico caliente no daba más la cara.

Pero ese sábado por la mañana paso rápidamente, aparecieron algunos
clientes. Cuando los atendía, Sarah se volvió otra persona: más confiable.
Ella conocía muy bien los libros muy antiguos. La Sra. Mac Lean, de la
farmacia, estuvo en séptimo con Sarah, le habíamos conseguido un libro
que estaba agotado desde hace mucho tiempo.

Sarah a veces no recordaba de ir a comer. Alrededor de medio día, me dijo
que fuera a almorzar. El restaurant era amplio y luminoso. Pedí un café y
algo de tiempo de internet.
 La camarera usaba un estilo ultramoderno y podría haber trabajado en
Londres, era tan antipática. Al principio me sonrió, mas luego lo dejo y
puso mala cara. Su frialdad era un alivio. Sonreír y saludar a gente
desconocida es una mierda. Además, yo quería un poco de tiempo para mí.
Envié un mail diciendo a mi madre estaba bien. Que Sarah pronto se
pondría en contacto o telefonearía y que esperaba que ella estuviera
teniendo  una vida maravillosa.
Dije que no se preocupara por mí, que estaba ocupada, trabajando en la
tienda, cocinando y limpiando en la casa. Quien sabe, a lo mejor esta
información me daría un regalo…

Yo estaba más tiempo escribiendo un mail para Mía. Le conté que estaba
compartiendo una casa con mi tía Sarah y trabajando con ella y que
estaba siendo tratada como una adulta. Que Netherby era un lugar
increíble, que tenía su propio festival. También hable del chico misterioso
que le estaba coqueteando.

Afirme que la esperaba, que su madre no era una pesada y le pregunte si
su padre había logrado regresar de su viaje de negocios para que pudiera
tomar su parte de responsabilidad en lo que habíamos hecho.

Charlie y Freddie entraron en la cafetería cuando termine de escribirle a
Mía. Usaban boinas iguales, Freddie desfilaba con unas gafas de sol
pavorosas. Cuando me vio, levanto el puño y dijo:

— ¡Esta es mi amiga Miley!

En seguida, se sentó a mi lado, poniendo una pose fingida. Cuando vio que
Charlie compraba un pedazo de pastel, se quejó, casi gimiendo:

— ¿Compraste solo para ti? ¿Y  para mí?

Charlie le dio una sonrisa irónica y me pregunto si yo aceptaría un pedazo
de pastel. Dije que no. Freddie dijo:

— ¿Que tal un café? Voy a buscar uno para ti—se levantó—y fue a hacer el
pedido.
— ¿Cuánto tiempo va a durarle esa fase de Hip-hop?—le pregunte a
Charlie.

—Mucho—dijo riendo—lo que es peor. Como es más alto que yo, las
personas piensan que también es mayor. Pero yo tengo diecisiete años y él
es más joven por dos años.
—No debe de ser fácil. Mi hermano Marcus, solo tiene ocho años. Yo
también tengo ese problema—respondí.

—A veces me vuelve loco—dijo Charlie—otras me hace reír. Lo mejor es
que es una gran guitarrista. Se encierra en su habitación por horas y
horas, lo que es muy bueno para la banda. Lo que no es lindo es tener que
llamar todas las noches a mi madre para decirle que está bien.

La chica de hielo (la camarera) trajo el café, casi todo derramado en el
plato.

—Y… hola Nicole, ¿ya conoces a Miley?—Pregunto Charlie. Ella asintió con
la cabeza y apenas abrió los labios para decir:

—Hola.

—Ella está en casa de Sarah— explico Freddie, comiendo un pedazo del
pastel de Charlie.

—Estoy trabajando en la librería—agregué.

No sé porque, pero de mi parte deseaba impresionarla. Nicole me midió
como si hubiera salido de la alcantarilla y dijo:

—No compro libros usados.

—Encontré un libro sorprendente sobre el criquet ahí…— comento
Freddie, pero pronto se detuvo y volvió sobre su estilo de gánster.

— ¡Sí!, Los libros usados son sucios—. Dijo Nicole.

Irritada, le dije que me gustaba mucho trabajar en la librería y me comí mi
desayuno de un bocado. Justo en ese momento otra voz, se oyó: —Las librerías son lugares increíbles. La gente nunca sabe lo que puede
encontrar.

Mis pensamientos se volvieron con las imágenes de un pecho desnudo y
me entonces sucedió…me atragante. Charlie solo empeoro las cosas:
tratando de ser amable, empezó a golpear en la espalda.
Al ver al chico, Nicole, la chica de hielo se convirtió en un gatito empalagoso.
Sus ojos brillaban, ella le dio un abrazo que parecía que quería quebrarle
los huesos. Después le susurro algo al oído y no se despegó de él. Y nada
de esto parecía incomodarla-o incomodarlo, ella lo arrastro para mostrarle
algo ¨importantísimo¨ al otro extremo de  la cafetería.

Yo solo podía verlo desde lejos.
Termine de tomar mi café y mire fijamente al infinito mientras mi cerebro
se mantenía en el chico.

Era de mi estatura más o menos, tenía un cuerpo musculoso y necesitaba
un corte de cabello. Su camisa estaba bien apretada, sus zapatos estaban
desgastados. Tenía una nariz fina y divertida. Su boca se veía excelente en
esa cara y se retorcía mucho cuando hablaba.

El efecto global era ¡De-vas-ta-dor!
   

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