52. Suertuda de mí
—¿Puedo tomarte una foto? —le pregunto—.
¿Al lado del castillo?
Él se levanta,
me ofrece su mano
y la tomo.
Me levanto.
Empiezo a retirar mi mano,
pero él
no la
deja
ir.
Oh por Dios,
¿realmente está pasando esto?
Se siente como si una mantarraya
estuviera nadando
en mi estómago.
Con su otra mano
busca en su bolsillo
y saca el penique
de la suerte.
—Cara puedes tomarla.
Cruz, no puedes.
Lo lanza
alto en el aire
y lo deja aterrizar
en la arena.
Nos agachamos
para ver qué tiene que decir
la suerte.
Cara.
Aleluya, es cara.
Excepto,
que tiene que dejar ir
mi mano
para que pueda tomar la foto.
Quiero recordar
Aun así, la quiero.
el maravilloso castillo
que hice con el chico
que parece hacerse
más maravilloso
cada minuto.
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