47. Secreto revelado
—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —pregunto.
—¿Adivinar sabores de caramelo? —bromea.
Lo empujo con el codo.
—No.
Construir un castillo de arena.
—Mi papá.
Pasamos mucho tiempo en la playa.
Él vive aquí, en Newport.
—¿Vives con tu mamá?
Él empieza a cavar en la arena,
y me pregunto
si las preguntas
se están volviendo demasiado personales.
Él asiente con la cabeza.
—Mis padres se están divorciando.
—Los míos los acabo de encontrar —digo.
Hace una pausa.
Detiene la excavación,
y nuestros ojos se encuentran.
—Sí. Lo sé.
—¿Qué? ¿Cómo?
Espera.
Por supuesto.
Las noticias.
Ha sido nacional por un tiempo.
Vuelve a hacer
su agujero en la arena.
—¿Sabías en donde estaba yo? —pregunto—.
La primera vez que me viste, ¿lo sabías?
Sacude la cabeza.
—Me resultaba familiar, venir aqui.
Pero no podía ubicarte.
Hasta el almuerzo.
Dos niños pequeños
con su madre
pararon para admirar
nuestro castillo de arena.
Estoy agradecida
por la momentánea
distracción.
Los niños parecen
como si quisieran
encogerse al tamaño de los cangrejos pequeños
y meterse adentro.
Yo, la princesa,
Me gustaría poder meterme adentro.
y Nick, el príncipe,
salvandome de Jeanie y Allen,
los dragones
grandes
y malos.
—¿Cuándo te vas? —pregunta.
Apenas sale la palabra.
—Mañana.
Y luego alcanzo
otro pedazo
de caramelo.
Cuatro
padres desprevenidos.
Dos
niñas recién nacidas.
Una
noche increíblemente ocupada
en un pequeño hospital.
Los accidentes ocurren.
Por mas de diez años
nadie es el más sabio.
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