Nick enarcó una ceja.
-Está bien, no me gusta decirles a los demás lo que tienen que hacer.
-Es su trabajo y, créeme, están bien pagados -dijo nick-. Te puedo asegurar que jamás doy órdenes al servicio -añadió tomando la camisa de sus manos.
-Lo siento - insistió Miley
Le habría gustado poder decirle que le compraría otra, pero, tras haber visto de la tienda que era, sabía que jamás podría permitirse comprar nada allí con lo que ganaba con las acuarelas, así que ni siquiera lo sugirió.
-Voy a ir a pedirle perdón a esa chica porque se ha ganado un problema por mi culpa -se ofreció.
-No, ya hablo yo con ella -contestó nick-. Después de todo, tal y como tú has dicho, he sido yo el que la ha hecho pasar un mal rato.
Así que al señor Cadman no se le caían los anillos por pedirle perdón a una empleada de hogar. ¿eh?
-Al diablo con la camisa -dijo nick tirándola al suelo y yendo hacia ella-. ¿Por qué estás realmente preocupada, miley?
¿Parecía preocupada?
Nerviosa, miley siguió doblando la ropa. Desgraciadamente, se encontró con su tanga negra y lo soltó sobre el montón como si fuera un clavo ardiendo.
nick sonrió y se quedó mirando las braguitas.
-¿No estás contenta viviendo aquí?
A miley le habría encantado poder contestar que sí lo estaba, pero no podía decirle por qué no era así.
-¿Necesitas algo? ¿Quieres algo? ¿Echas algo o a alguien de menos?
¿En qué estaba pensando? ¿Tal vez se le había pasado por la cabeza que echaba de menos a algún novio? ¿A lucaso Maddox, por ejemplo?
-Me gustaría que mi vida volviera a ser tan cierta como antes -le dijo-. Quiero levantarme por las mañanas con ganas de trabajar porque, ahora; no las tengo. No me puedo concentrar desde que me he enterado de que mi hijo no es mío sino de otra mujer -se encontró diciendo-. Quiero sentir que me puedo mover libremente sin romper ninguna regla de oro de este perfecto palacio. Y sí, ya que lo dices, echo de menos y mucho a alguien. ¡A mi gato!
Durante su estallido de sinceridad, nick la había mirado con pena, preocupación, enfadado y ahora... ¿qué era aquello? ¿Alivio? ¿Por qué? ¿Acaso creía que se iba a fugar con algún novio que tuviera por ahí escondido llevándose con ella a Sean o incluso a Jack?
-Quieres muchas cosas -se burló nick- y te encuentras viviendo con un bestia que trata fatal al servicio y a ti te lleva con mano de hierro, ¿verdad?
Lo decía sonriendo y aquello le hacía parecer más joven y asequible.
-Yo no he dicho nada de eso... bueno, sólo lo de que tratas mal al servicio. En el futuro, métete con alguien como tú.
-¿Contigo, por ejemplo? -dijo nick acariciándole el pelo y haciéndola estremecer-. Estás enfadada y tienes todas las armas cargadas.
-Me refería a alguien que sea como tú físicamente.
¡Maldición! ¿Por qué le habría salido aquella vocecilla?
-Yo, también. Sabes tan bien como yo que eres perfecta para mi tamaño -le dijo besándola en la comisura de los labios-. Eres más bajita que yo, pero me parece recordar que nos acoplábamos perfectamente.
-Está bien, no me gusta decirles a los demás lo que tienen que hacer.
-Es su trabajo y, créeme, están bien pagados -dijo nick-. Te puedo asegurar que jamás doy órdenes al servicio -añadió tomando la camisa de sus manos.
-Lo siento - insistió Miley
Le habría gustado poder decirle que le compraría otra, pero, tras haber visto de la tienda que era, sabía que jamás podría permitirse comprar nada allí con lo que ganaba con las acuarelas, así que ni siquiera lo sugirió.
-Voy a ir a pedirle perdón a esa chica porque se ha ganado un problema por mi culpa -se ofreció.
-No, ya hablo yo con ella -contestó nick-. Después de todo, tal y como tú has dicho, he sido yo el que la ha hecho pasar un mal rato.
Así que al señor Cadman no se le caían los anillos por pedirle perdón a una empleada de hogar. ¿eh?
-Al diablo con la camisa -dijo nick tirándola al suelo y yendo hacia ella-. ¿Por qué estás realmente preocupada, miley?
¿Parecía preocupada?
Nerviosa, miley siguió doblando la ropa. Desgraciadamente, se encontró con su tanga negra y lo soltó sobre el montón como si fuera un clavo ardiendo.
nick sonrió y se quedó mirando las braguitas.
-¿No estás contenta viviendo aquí?
A miley le habría encantado poder contestar que sí lo estaba, pero no podía decirle por qué no era así.
-¿Necesitas algo? ¿Quieres algo? ¿Echas algo o a alguien de menos?
¿En qué estaba pensando? ¿Tal vez se le había pasado por la cabeza que echaba de menos a algún novio? ¿A lucaso Maddox, por ejemplo?
-Me gustaría que mi vida volviera a ser tan cierta como antes -le dijo-. Quiero levantarme por las mañanas con ganas de trabajar porque, ahora; no las tengo. No me puedo concentrar desde que me he enterado de que mi hijo no es mío sino de otra mujer -se encontró diciendo-. Quiero sentir que me puedo mover libremente sin romper ninguna regla de oro de este perfecto palacio. Y sí, ya que lo dices, echo de menos y mucho a alguien. ¡A mi gato!
Durante su estallido de sinceridad, nick la había mirado con pena, preocupación, enfadado y ahora... ¿qué era aquello? ¿Alivio? ¿Por qué? ¿Acaso creía que se iba a fugar con algún novio que tuviera por ahí escondido llevándose con ella a Sean o incluso a Jack?
-Quieres muchas cosas -se burló nick- y te encuentras viviendo con un bestia que trata fatal al servicio y a ti te lleva con mano de hierro, ¿verdad?
Lo decía sonriendo y aquello le hacía parecer más joven y asequible.
-Yo no he dicho nada de eso... bueno, sólo lo de que tratas mal al servicio. En el futuro, métete con alguien como tú.
-¿Contigo, por ejemplo? -dijo nick acariciándole el pelo y haciéndola estremecer-. Estás enfadada y tienes todas las armas cargadas.
-Me refería a alguien que sea como tú físicamente.
¡Maldición! ¿Por qué le habría salido aquella vocecilla?
-Yo, también. Sabes tan bien como yo que eres perfecta para mi tamaño -le dijo besándola en la comisura de los labios-. Eres más bajita que yo, pero me parece recordar que nos acoplábamos perfectamente.
Sus labios eran tan suaves y su aliento tan sensual que miley tuvo que hacer un gran esfuerzo para recordarse a sí misma que nick le acababa de decir que iba a salir, probablemente con otra mujer, y que jamás sería nada en su vida más que una distracción placentera.
Miley intentó dar un paso atrás para zafarse de sus caricias, pero se encontró con la lavadora y... sus besos eran tan tentadores... que cuando miley, sintió su lengua en el cuello no pudo evitar dar un respingo.
-Nos entendemos perfectamente, como dos piezas de un rompecabezas -le dijo trazando su yugular con la punta de la lengua-, como anillo al dedo -añadió atormentándola con su voz-. Quiero acariciarte lánguidamente y hacerte disfrutar hasta que me supliques que te deje... Por desgracia, me tengo que ir y... no me lo estás poniendo fácil.
miley bajó la mirada para que no viera la decepción reflejada en sus ojos.
-Claro, no la hagas esperar -no pudo evitar espetarle.
-¿Estás celosa? Voy a tener que hacer algo para que no te sientas así. ¿De verdad me creerías capaz de acariciarte así y de decirte estas cosas si estuviera con otra mujer?
«¡Sí, ya me lo hiciste una vez!», pensó miley amargamente.
-Se trata de una cena de beneficencia y tengo que dar un discurso -le explicó-. Me temo que somos todos hombres. Por eso no te llevo conmigo, porque no quiero que te coman con los ojos. Así que te aconsejo que te metas en la cama con un buen libro y te quedes en casita, donde sé que no te va a pasar nada a pesar de lo sensual que eres. Si me llevas contigo, te aseguro que te como viva.
Mientras nick iba hacia la puerta, miley se sintió ridícula e inmensamente aliviada por que no hubiera quedado con otra mujer y por lo mucho que la deseaba.
-Otra cosa -dijo nick de repente poniéndose serio-. La próxima vez que vayas a casa de demi, tráete al gato.
Miley intentó dar un paso atrás para zafarse de sus caricias, pero se encontró con la lavadora y... sus besos eran tan tentadores... que cuando miley, sintió su lengua en el cuello no pudo evitar dar un respingo.
-Nos entendemos perfectamente, como dos piezas de un rompecabezas -le dijo trazando su yugular con la punta de la lengua-, como anillo al dedo -añadió atormentándola con su voz-. Quiero acariciarte lánguidamente y hacerte disfrutar hasta que me supliques que te deje... Por desgracia, me tengo que ir y... no me lo estás poniendo fácil.
miley bajó la mirada para que no viera la decepción reflejada en sus ojos.
-Claro, no la hagas esperar -no pudo evitar espetarle.
-¿Estás celosa? Voy a tener que hacer algo para que no te sientas así. ¿De verdad me creerías capaz de acariciarte así y de decirte estas cosas si estuviera con otra mujer?
«¡Sí, ya me lo hiciste una vez!», pensó miley amargamente.
-Se trata de una cena de beneficencia y tengo que dar un discurso -le explicó-. Me temo que somos todos hombres. Por eso no te llevo conmigo, porque no quiero que te coman con los ojos. Así que te aconsejo que te metas en la cama con un buen libro y te quedes en casita, donde sé que no te va a pasar nada a pesar de lo sensual que eres. Si me llevas contigo, te aseguro que te como viva.
Mientras nick iba hacia la puerta, miley se sintió ridícula e inmensamente aliviada por que no hubiera quedado con otra mujer y por lo mucho que la deseaba.
-Otra cosa -dijo nick de repente poniéndose serio-. La próxima vez que vayas a casa de demi, tráete al gato.
miley fue a buscar a Bouncer al día siguiente y lo llevó a casa de nick en una cesta de mimbre de la que el animal salió indignado ante tanta opulencia.
Jack y Sean lo recibieron con los brazos abiertos, sobre todo Jack, que nunca había tenido mascota.
Sin embargo, el gato no estaba tan contento y, al verse rodeado por dos pequeños que no paraban de tocarlo, corrió escaleras abajo hasta la cocina y se escondió debajo de un mueble.
-No parece muy contento -observó nick-.Como su dueña –añadió-. Bueno, para remediarlo lo único que hay que hacer es tratarlo bien -concluyó alejándose antes de que a miley le diera tiempo de contestar.
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