miércoles, 16 de marzo de 2011

-EL hijo de otra--cap-3

Tras acompañarlo a la puerta y presa del pánico, miley se dirigió al dormitorio de Sean.
El niño estaba plácidamente dormido y, por la ventana, miley vio a Bouncer tumbado en el alféizar, orgulloso de su victoria.
Se preguntó qué habrían pensado sus padres de haber estado aquel día en su casa, pero estaban a muchos miles de kilómetros de distancia, en Nueva Zelanda.
Tres años antes, su padre, que era arquitecto, había decidido jubilarse anticipadamente y su madre y él habían decidido irse a Nueva Zelanda y le habían dicho que se fuera con ellos. lucas Maddox. La suya había sido una relación muy rápida y habían acordado casarse a los seis meses de haberse conocido.
Sin embargo, dos semanas antes de la boda lucas la abandonó y se fue con taylor Fenn, una modelo que había conocido en una promoción de la empresa. Entonces, Alma y Martín Talbot habían insistido para que se fuera pero miley había dicho que no.
Les había dicho a sus padres que espero en realidad la vida le había golpeado con tanta dureza que lo único que quería era estar sola para lamerse las heridas.
Cuando tuvo a Sean, su madre voló hasta Inglaterra para estar con ella y seis meses después ella y Sean viajaron a Auckland para pasar las Navidades con sus padres. De aquello hacía casi un año y medio.
miley se moría por contarles a sus padres lo que había pasado para que la tranquilizaran, pero en Nueva Zelanda era de noche.
Sean abrió los ojos y sonrió y Dulce lo tomó en brazos y lo apretó contra sí.
«Todo se va a arreglar», se dijo a sí misma.
El niño tenía las orejas de su abuelo, ¿no? Y todo el mundo decía que tenía su sonrisa y su color de pelo. Sin embargo, miley miró a Sean detenidamente y se dio cuenta de que lo que veía en realidad eran los fuertes rasgos de nicolas Cadman
  
A la mañana siguiente, Dulce recibió una carta del hospital en la que le pedían que se pusiera en contacto con ellos cuanto antes.
Los llamó y quedó en ir aquel mismo día a verlos. Ridículamente, albergaba la esperanza de si no hablaba de nicolas Cadman, aquella terrible pesadilla no fuera cierta.
nicolas le había dicho que se iba a volver a pasar su casa aquel mismo día y prefería no estar no quería volver a verlo hasta no estar segura de lo que estaba sucediendo.
Hasta entonces, aquel hombre era una amenaza para todo lo que ella amaba.
-Supongo que habrás leído el correo electrónico que te mandé ayer -le dijo su amiga demi cuando la llamó para ver si se podía quedar con Sean un par de horas-. nicolas Cadman vino ayer a verme.
Lo cierto era que mileyno había tenido tiempo de leer el correo.
-¿A qué hora? -quiso saber.
-Después de comer. La verdad es que sigue estando estupendo. ¿Qué quería?
-Sólo verme -contestó miley.
-¡Qué suerte! -exclamó demi.
-Hasta luego -se despidió miley.
No quería alejarse de Sean, pero suponía que estaría mejor con su amiga, que sólo vivía a un cuarto de hora de ella y que trabajaba desde casa como diseñadora de ropa deportiva.
De camino al hospital, se dio cuenta de que se había dejado en casa la carta del hospital con el nombre de la persona con la que tenía que hablar. Cuando ya la tenía y se disponía a subir al coche, vio un Mercedes azul marino y no le hizo falta mirar al conductor para saber que era nicolas Cadman.
Cuando lo vio salir del vehículo, sintió que se tensaba de pies a cabeza.
-Buenos días.
miley consiguió darle los buenos días al tiempo que se daba cuenta de que nicolas la miraba de arriba abajo y se paraba en sus  pechos, que se movían al ritmo entrecortado de su respiración.
-¿Ibas a salir?
miley no pudo evitar pensar lo guapo que estaba vestido de manera informal, con una camisa gris y un pantalón beige de pinzas.
-Me ha llegado la carta -le dijo yendo hacia su utilitario.
-Entonces, sube al coche -le indicó nick cortándole el paso-. Iremos juntos al hospital.
-¡No! -contestó miley asustada.
-¡miley! -suspiró nick exasperado-. Te juro que jamás te haría daño.
miley se recordó a sí misma que, emocionalmente, ya se lo había hecho.
-Necesito hacerlo sola -le imploró.
-Te vas a arrepentir, miley-le aseguró nick con ternura.
miley recordó que él ya había pasado por aquello, pero se dijo que porque a él le hubieran cambiado a su hijo al nacer no quería decir que a ella le hubiera ocurrido lo mismo.
Sí, era cierto que nick había visto su nombre en el ordenador y que había dado a luz en el mismo hospital y el mismo día que su esposa, pero seguro que había otras mujeres que también habían estado de parto aquel día y, además, los análisis de sangre no eran fiables al cien por cien, ¿verdad?
Era imposible que Sean fuera el único niño que pudiera ser hijo de nick y de su fallecida mujer.
La angustia que acompañaba a sus silenciosas y tortuosas preguntas la desarmó momentáneamente y la dejó a merced de la férrea voluntad de nick.
-Vamos -le dijo guiándola hasta su coche.
Y miley fue.
Durante el trayecto, nick intentó hablar de muchas cosas para no hacerle la espera desagradable, pero, cuando le preguntó dónde estaba Sean, miley sintió náuseas.
-Creí que era mejor no traerlo -contestó miley en tono defensivo-. Lo he dejado en casa de demi.
miley supuso que aquel hombre iba a exigirle ver al niño que creía su hijo, pero no lo hizo.
-Se llevan muy bien, ¿verdad? ¿Dónde se conocieron? ¿En Cadman Sport?
-No, nos conocimos durante la carrera de Bellas Artes. Ella comenzó a trabajar en tu empresa antes que yo y, cuando me dijo que había una vacante en el departamento de arte, entré.
-¿Y ahora qué haces?
-Vendo acuarelas en miniatura a cualquiera que me las quiera comprar -contestó miley.
Tenía dos clientes regulares, una pequeña galería de Essex y una tienda de té de las afueras de la ciudad.
-¿Y con eso te las arreglas?
-¿Te refieres a económicamente? -preguntó miley suponiendo que para un hombre como él eso sería lo más importante.
-No necesariamente -contestó nick sin embargo parando ante un semáforo en rojo.
-¿Espiritualmente?
-A las dos cosas.
-Sí, lo cierto es que sí -contestó mileysinceramente.
La verdad es que no ganaba mucho, pero era suficiente para vivir bien y poder darse el lujo de no tener que trabajar para otros, lo que le permitía tener más tiempo para estar con su hijo.
Su hijo.

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