miley, que había bebido unas cuantas copas de vino, se excusó y fue hacia la barra.
-Hola -la saludó nick
miley sonrió radiante.
-¿Qué ha pasado con tu amigo? -quiso saber el gran jefe sin mirar en dirección a lucas.
-Los amigos van y vienen -contestó miley agarrando la copa con fuerza.
-¿Y los compañeros de cama?
miley tragó saliva y miró de reojo a lucas, que la miraba sorprendido.
-¿Y usted, señor Cadman...?
-nick.
-nick ¿Tú tienes pareja?
-Yo estoy tal y como me ves ahora mismo, pero no sé muy bien sitú...
-¿Por qué lo dices?
nick miró a lucas y a su novia, que estaban bailando.
-Ya se dará cuenta de que es un lobo con piel de cordero -comentó miley angustiada.
-¿Y crees que yo no lo soy? mileye lo miró sorprendida.
-¿Lo eres? -le dijo atrevida.
-¿Sabes una cosa?
-¿Qué?
-Creo que has bebido demasiado -le dijo nick quitándole la copa de vino y dejándola en la barra.
-No, de eso nada -contestó miley sinceramente.
Lo cierto era que aquélla era sólo su tercera copa de vino, pero no había comido nada últimamente porque el dolor se lo impedía y el alcohol la estaba afectando más de lo normal.
-¿Ah, no? –sonrió nick-. Muy bien. ¿Por qué no me hablas de miley Talbot?
miley se sorprendió de que recordara de su nombre. Aquello la hizo estremecerse y pensar que aquel hombre era peligroso.
-Qué aburrimiento -contestó arrugando la nariz-. Yo prefiero que hablemos de ti.
-¿Ah, sí? –dijo nick encogiéndose de hombros-. Está bien. Tengo treinta años, mido un metro noventa , soy de difícil convivencia y me han echado en cara muchas veces que tengo mal carácter. Además, jamás seduzco a mujeres despechadas.
-Muy loable -contestó miley sin parar de sonreír.
-¿Bailamos?
miley asintió y nick la guió a la pequeña pista de baile donde lucas y taylor se miraban acaramelados.
Cuando se vio entre sus brazos, miley se preguntó a qué estaba jugando, pero se dijo que daba igual mientras consiguiera mantener la dignidad de cara a los demás.
Sin embargo, el esfuerzo de hacer ver que lo que estaba sucediendo a sus espaldas no le importaba le estaba dando dolor de cabeza y la estaba dejando sin fuerzas. Detrás de ellos, lucasy su novia se devoraban a besos.
Sin poderlo evitar, bostezó y apoyó la frente en el hombro de nick.
-Vamos.
-Hola -la saludó nick
miley sonrió radiante.
-¿Qué ha pasado con tu amigo? -quiso saber el gran jefe sin mirar en dirección a lucas.
-Los amigos van y vienen -contestó miley agarrando la copa con fuerza.
-¿Y los compañeros de cama?
miley tragó saliva y miró de reojo a lucas, que la miraba sorprendido.
-¿Y usted, señor Cadman...?
-nick.
-nick ¿Tú tienes pareja?
-Yo estoy tal y como me ves ahora mismo, pero no sé muy bien sitú...
-¿Por qué lo dices?
nick miró a lucas y a su novia, que estaban bailando.
-Ya se dará cuenta de que es un lobo con piel de cordero -comentó miley angustiada.
-¿Y crees que yo no lo soy? mileye lo miró sorprendida.
-¿Lo eres? -le dijo atrevida.
-¿Sabes una cosa?
-¿Qué?
-Creo que has bebido demasiado -le dijo nick quitándole la copa de vino y dejándola en la barra.
-No, de eso nada -contestó miley sinceramente.
Lo cierto era que aquélla era sólo su tercera copa de vino, pero no había comido nada últimamente porque el dolor se lo impedía y el alcohol la estaba afectando más de lo normal.
-¿Ah, no? –sonrió nick-. Muy bien. ¿Por qué no me hablas de miley Talbot?
miley se sorprendió de que recordara de su nombre. Aquello la hizo estremecerse y pensar que aquel hombre era peligroso.
-Qué aburrimiento -contestó arrugando la nariz-. Yo prefiero que hablemos de ti.
-¿Ah, sí? –dijo nick encogiéndose de hombros-. Está bien. Tengo treinta años, mido un metro noventa , soy de difícil convivencia y me han echado en cara muchas veces que tengo mal carácter. Además, jamás seduzco a mujeres despechadas.
-Muy loable -contestó miley sin parar de sonreír.
-¿Bailamos?
miley asintió y nick la guió a la pequeña pista de baile donde lucas y taylor se miraban acaramelados.
Cuando se vio entre sus brazos, miley se preguntó a qué estaba jugando, pero se dijo que daba igual mientras consiguiera mantener la dignidad de cara a los demás.
Sin embargo, el esfuerzo de hacer ver que lo que estaba sucediendo a sus espaldas no le importaba le estaba dando dolor de cabeza y la estaba dejando sin fuerzas. Detrás de ellos, lucasy su novia se devoraban a besos.
Sin poderlo evitar, bostezó y apoyó la frente en el hombro de nick.
-Vamos.
nick la llevó a su habitación para que descansara, la tumbó en la cama, se quitó la chaqueta y la corbata, se sentó a su lado y le preguntó si se encontraba bien.
miley lo había besado entonces tentativamente y, cuando nick había querido levantarse, lo había agarrado de la camisa como un náufrago se agarra a un trozo de madera y le había implorado que se quedara a su lado.
Cuando quiso darse cuenta de a dónde la habían llevado sus palabras, ya estaba metida de lleno en un torbellino de pasión que no fue capaz de parar. Para empezar, porque no quiso.
A la mañana siguiente, abandonó la habitación de nick cuando él todavía dormía, se fue a casa, hizo las maletas, llamó a su jefe para decirle que dejaba el trabajo y se fue a la Provenza francesa.
miley lo había besado entonces tentativamente y, cuando nick había querido levantarse, lo había agarrado de la camisa como un náufrago se agarra a un trozo de madera y le había implorado que se quedara a su lado.
Cuando quiso darse cuenta de a dónde la habían llevado sus palabras, ya estaba metida de lleno en un torbellino de pasión que no fue capaz de parar. Para empezar, porque no quiso.
A la mañana siguiente, abandonó la habitación de nick cuando él todavía dormía, se fue a casa, hizo las maletas, llamó a su jefe para decirle que dejaba el trabajo y se fue a la Provenza francesa.
Dos meses después, cuando volvió, demi le dijo que ncolas se había casado. No lo había vuelto a ver hasta ahora.
¡Qué humillación! Se había acostado con ella, pero se había casado con otra. Claro que ella misma se lo había buscado.
«¡Pero no me va a quitar a Sean!», decidió marcando el número de sus padres en Nueva Zelanda.
¡Qué humillación! Se había acostado con ella, pero se había casado con otra. Claro que ella misma se lo había buscado.
«¡Pero no me va a quitar a Sean!», decidió marcando el número de sus padres en Nueva Zelanda.
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