Nick se sirvió otro vaso de whisky. Aunque tendría que beberse la botella entera para poder soportar aquella tortura. Miley quería que conociese mejor a Campbell. En su mundo de ilusión, seguramente todos estaban destinados a ser amigos. Pero había un problema: él no podía pensar en joe Campbell como un amigo... todo lo contrario, cuando pensaba en él lo único que deseaba era borrarlo de la faz de la tierra.
-joe ha sido un amigo estupendo para mí.
-Me alegro -murmuró él sin mirarla.
-Y vamos a seguir siendo amigos.
Nick se encogió de hombros, como si no le importara. ¿Qué otra cosa podía hacer? mileyesperaba un hijo suyo y él la había tratado de una forma vergonzosa. Ésa era su penitencia. Si le decía que sí a todo, seguramente podrían retomar su relación. Eso era lo que quería.
-¿Por qué no...?
miley se preguntó por qué parecía tan tenso. Y por qué había tomado dos vasos de whisky cuando él no solía beber.
Pero estaba tan cansada que no pudo disimular un bostezo.
-¿Quieres que te acompañe a tu habitación?
-Sí, por favor, estoy muy cansada... Espera, todavía no me has hablado de la casa.
-Te lo contaré mañana.
-Ah, por cierto, no te he contado que me han descubierto en el mundo de la moda -sonrió miley entonces-. Me he reunido con Leonie Vargas esta tarde y me ha ofrecido la posibilidad de diseñar bolsos para su próxima colección.
-¿En serio? Me alegro mucho por ti.
nick pensó en Leonie Vargas. En su opinión, no era más que una excéntrica y, sin embargo, era una de las diseñadoras más prestigiosas del país. Millonaria, además. Miley había encontrado su sitio, pensó. Leonie Vargas estaría encantada con esos bolsos en forma de tomate. Siempre había temido que no tuviera éxito, que se encontrase con el rechazo del mundo de la moda. Pero no, miley lo había conseguido todo por sí misma.
-Bueno, me voy a dormir, estoy agotada. Hasta mañana.
Nick resistió la tentación de tocarla. Sabía que miley no quería hacer el amor con él y, ahora que intentaban ser amigos, sería mejor no saltarse las barreras que ella misma había impuesto. Pero al día siguiente, cuando la hubiese pedido en matrimonio, cuando le hubiera puesto un anillo de compromiso en el dedo... entonces no podría resistirse.
Aunque aún tenía que pulir un par de detalles.
-joe ha sido un amigo estupendo para mí.
-Me alegro -murmuró él sin mirarla.
-Y vamos a seguir siendo amigos.
Nick se encogió de hombros, como si no le importara. ¿Qué otra cosa podía hacer? mileyesperaba un hijo suyo y él la había tratado de una forma vergonzosa. Ésa era su penitencia. Si le decía que sí a todo, seguramente podrían retomar su relación. Eso era lo que quería.
-¿Por qué no...?
miley se preguntó por qué parecía tan tenso. Y por qué había tomado dos vasos de whisky cuando él no solía beber.
Pero estaba tan cansada que no pudo disimular un bostezo.
-¿Quieres que te acompañe a tu habitación?
-Sí, por favor, estoy muy cansada... Espera, todavía no me has hablado de la casa.
-Te lo contaré mañana.
-Ah, por cierto, no te he contado que me han descubierto en el mundo de la moda -sonrió miley entonces-. Me he reunido con Leonie Vargas esta tarde y me ha ofrecido la posibilidad de diseñar bolsos para su próxima colección.
-¿En serio? Me alegro mucho por ti.
nick pensó en Leonie Vargas. En su opinión, no era más que una excéntrica y, sin embargo, era una de las diseñadoras más prestigiosas del país. Millonaria, además. Miley había encontrado su sitio, pensó. Leonie Vargas estaría encantada con esos bolsos en forma de tomate. Siempre había temido que no tuviera éxito, que se encontrase con el rechazo del mundo de la moda. Pero no, miley lo había conseguido todo por sí misma.
-Bueno, me voy a dormir, estoy agotada. Hasta mañana.
Nick resistió la tentación de tocarla. Sabía que miley no quería hacer el amor con él y, ahora que intentaban ser amigos, sería mejor no saltarse las barreras que ella misma había impuesto. Pero al día siguiente, cuando la hubiese pedido en matrimonio, cuando le hubiera puesto un anillo de compromiso en el dedo... entonces no podría resistirse.
Aunque aún tenía que pulir un par de detalles.
Miley miró la preciosa habitación de invitados. Por fin estaba en el famoso dúplex de nicolas jonas. Había saltado una barrera, pensó, irónica. Aunque no debía olvidar que había estado al otro lado durante dos años.
Desde que nick la dejó, había aprendido mucho. Él siempre la había visto como su amante y siempre la vería de esa forma. Por el momento, su embarazo había conseguido que llegaran a un término amistoso, pero las barreras siempre seguirían allí. De modo que, por muy enamorada que hubiese estado de aquel hombre, debía ser sensata y mantener las distancias.
Cuando nick le había dicho que quería su opinión sobre una casa que iba a comprar, miley no supo qué pensar. Pero creyó que se refería a una casa en Londres, cerca de su oficina. Sin embargo, a la mañana siguiente descubrió que su destino estaba a las afueras de Londres... y que irían en helicóptero. Sorprendida, y siempre optimista, miley decidió que le sentaría bien una excursión.
Cuando el helicóptero aterrizó en Knightmere Court, nick estaba convencido de que iba a ganar la batalla. Había elegido aquélla de entre una selección de seis mansiones con extensas parcelas. Knightmere tenía todas las características que había buscado y miley miraba por la ventanilla del helicóptero, atónita.
-¡Es preciosa!
Nick le enseñó el cuidado jardín, rodeado por un muro de piedra, y el resto de la parcela, en la que, además de hierba y árboles, había un rebaño de ovejas. Luego, llamó su atención sobre el lago y la torre del reloj. Había elegido un edificio histórico, magnífico.
-La finca es de un tamaño considerable. Y, como ves, el paisaje es soberbio.
miley parpadeó, sorprendida. Nick nunca había mostrado el menor interés por la vida en el campo. Pero su desinterés incluía la vida en la ciudad también. Mientras estuviera rodeado de lujos y comodidades, mostraba una soberana indiferencia por todo. Y, de repente, hablaba como si fuera un agente inmobiliario.
Al dar la vuelta a la casa, miley tuvo una vista completa de la magnífica estructura estilo Tudor.
-Qué maravilla -murmuró, observando los pálidos ladrillos y las antiguas vidrieras de las ventanas-. Es increíble.
-En el interior tendrás que usar la imaginación -dijo nick, saludando con la cabeza al hombre que les abría educadamente la puerta-. La casa lleva tres años deshabitada, aunque ha sido renovada.
-¿A qué familia pertenecía?
-A una de la zona, pero la última propietaria no tuvo hijos y decidió venderla. La compró un hombre de negocios extranjero, pero como las reformas tardaban más de lo que él esperaba, nunca vivió aquí. Por eso está en venta de nuevo.
-¿Y no está demasiado lejos de Londres para ti?
-No, vendré en helicóptero.
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