9. No hoy
Me limpio una lágrima
y me recuerdo
que no estoy
en un coche fúnebre.
Es una limo.
Mi limo.
Y este día
se supone que es
mi día.
Agarro mis gomitas,
saco una,
y la lanzo en mi boca
sin mirar.
Juego “adivina el saber”
siempre cuando pienso
demasiado,
mucho tiempo,
o como hoy,
en nada.
Porque cuando
pones algo
en tu lengua,
tu mente se centra
en ello casi
al instante.
Primero.
Algodón de azúcar.
Y luego otra.
Cereza.
Me trae
de nuevo al presente,
y quiero vivir
el momento con todo lo que he conseguido.
Agarro un vaso
y lo lleno con
agua con gas
porque eso es todo lo que hay,
y además,
el alcohol y yo
no nos mezclamos.
Uno te lleva a dos
y ese a muchos más.
Tiendo a inclinarme
al extremo
y no me gusta
donde termino
cuando empiezo a iniciar
ese camino.
Levanto mi vaso
y brindo con nadie
y con todo el mundo.
Bebo el agua,
—Por un buen día —digo en voz alta.
las burbujas de gas
saltando
en mi lengua.
Eso me gusta más.
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