viernes, 12 de octubre de 2012

Niley One Shot -mi visita esperada parte 3

Nick le sintió remontar el placer cuando volvió a exhalar entrecortadamente y le recorrió la espalda con caricias ansiosas. Le sentía tan bien entre sus brazos, inocente y tímida, aunque receptiva a su toque. Por un momento su corazón se llenó de añoranza soñando en que quizás podría volver a tenerla así nuevamente.

La siguió montando hasta llevarla a otro devastador orgasmo. Ella se aferró a su cuerpo con fuerza al dejarse invadir por el intenso placer, pero él aún no acaba con ella. No cedería a su propio placer hasta tenerla agotada de tantos orgasmos.

Le rodeó la cintura con una mano y la otra la pasó por debajo de su espalda para sostenerla cuando se sentó con ella a horcajadas de él. La instó a sujetarse de sus hombros y con las manos en su estrecha cintura la elevó y bajó sobre su erección repetidas veces. Su cabello castaño ahora se escapaba a mechones de su otrora impecable moño, dándole un aura salvaje y sexual a su angelical rostro. Ella inclinó su cabeza hacia atrás aún embelesada por el intenso placer que le proporcionaba. Todo él era una contradicción inescudriñable, siempre le vio casi como un animal indómito y rabioso que atacaba sólo porque sí, sin embargo ahora todo en él hablaba de pasión, paciencia y suavidad.

Se mantuvieron así, haciendo el amor sentados en la cama hasta que después de un nuevo orgasmo de ella él se rindió a su propio placer y se dejó invadir por las pulsaciones que contraían su miembro obligándolo a expulsar su semen dentro de ella.

Volvió a recostarla en la cama y cubrió su agotado cuerpo con sus sábanas negras. Ella premió su preocupación con una débil sonrisa antes de cerrar los ojos y entregarse a un sueño profundo. Nick le observó por unos minutos antes de rendirse al sueño también, se veía extremadamente hermosa entre todo el desastre de su asquerosa vida. Sí tan sólo pudiese tener una mujer así para él, pero no. No se atrevería a mirar tan alto.

A la mañana siguiente Miley se despertó desorientada al encontrarse aún en la habitación de Nick. Claro que no había planeado pasar sus buenas horas en la cama con él, mucho menos quedar tan agotada como para perder la noción del tiempo y quedarse toda la noche. Se levantó en silencio y se vistió rápidamente con la esperanza de no despertarlo. ¿Qué le diría? ¿Gracias por darme mis primeros orgasmos y espero hagas un buen uso del dinero que bien te ganaste? Era mejor así, irse en silencio y cada uno de vuelta a lo suyo.

Se vistió el abrigo y con una última mirada a su primer amante, le dejó a un solitario despertar.
Nick despertó con la alarma del despertador, ya eran las siete de la mañana y si no se levantaba pronto volvería a llegar tarde a la escuela. Abrió los ojos y los clavó en el techo cuando recordó lo ocurrido anoche, miró a su lado casi rogando que ella siguiera ahí, pero estaba solo en la cama. Se sentó restregándose el rostro con las manos y miró alrededor de la habitación para clavar los ojos en el montón de billetes sobre su cajonera.

La verdad lo golpeó.

Él sólo había sido un medio para un propósito. 

Se levantó de la cama y se metió al agua fría. Mientras el chorro lavaba de su cuerpo las señales del sexo, pensaba en la tontería que había hecho. Golpeó duramente las lozas de la ducha odiándose a sí mismo por dejarla tomar su dignidad. Por unos cuantos polvos había convertido su cuerpo en un objeto a adquirir. Había vendido su orgullo y respecto por no resistir la tentación de una piel tersa y ojos suplicantes.

Se vistió maldiciendo y montó su moto para irse a la escuela. Al llegar ahí, aún en contra de su voluntad la buscó con la mirada, pero no la vio. Maldición, ahora viviría preocupado por toparse con ella en cualquier segundo. Se regaño a sí mismo por la estupidez de sus acciones y pensamientos. Se había enorgullecido por entumecer tanto sus emociones que nada ni nadie le importaba y de la noche a la mañana una estúpida chiquilla le había arrebatado de toda cordura.
Caminó en silencio al interior del edificio en dirección al sector de los casilleros y se detuvo frente al que sabía le correspondía a ella. Mirando hacia los lados se cercioró de que nadie lo observaba y desde su bolsillo extrajo un sobre que deslizó por entre las ranuras. Se volvió por el pasillo y subió las escaleras en dirección a la clase a la que ya iba tarde. Cuando entró el salón el profesor no se molestó en llamarle la atención, sino que simplemente evitó encontrarse con su mirada y continuó hablando.

Miley no había asistido a clases el día anterior. Se había sentido incómoda y tensa, sin saber asimilar correctamente lo ocurrido la otra noche. Si bien ella había ido hacia él, ahora estaba confundida respecto a lo ocurrido entre ellos, pues siempre creyó que sería insignificante y carente de emoción alguna. Ella estaba enamorada de su novio y acudió a Nick sólo porque pensaba que de esa manera podría proyectarse con Steven. Sin embargo, lo vivido en la cama de aquel chico había sido todo lo opuesto a lo que esperaba. Él había sido tan apasionado, gentil y generoso con sus caricias que le había regalado una experiencia inolvidable. Ahora le parecía casi imposible volver a verle como un chico cualquiera, cada vez que se lo topara no podría evitar recordar su rostro contrayéndose de placer segundos antes de correrse dentro de ella.

Miley se giró sobre la cama y hundió el rostro en la almohada para ahogar un agudo chillido. ¡Demonios! No se suponía que fuese tan atractivo desnudo ni mucho menos que fuese tan hábil en la cama. Sintió que el rostro se le encendía con el recuerdo de sí misma perdida en la neblina del placer. ¿Cómo es que termino metida en esto? Ah, sí, ella y sus brillantes ideas…

Bueno, por mucho que se muriera de la vergüenza por volver a verlo debía ir a clases hoy porque no podía perderse del examen de lengua, así que evitando darle más vueltas al asunto se bajó de la cama en dirección al baño.

Al llegar a la escuela se encontró con Susan, su mejor amiga, quien la estaba esperando en la entrada ansiosa por contarle acerca de su cita con el mejor amigo de Steven. La escuchó parlotear mientras iban a los casilleros a sacar sus libros y casi inmediatamente al abrir el suyo, Miley notó un sobre cerrado que se deslizó hasta el piso. Se agachó con seño fruncido y casi lo vuelve a dejar caer cuando vio lo que contenía. No había necesidad de contarlo para saber que él no se había quedado con un centavo.

¡Mierda! Esto lo complicaba todo. En su plan perfecto el pago más que una transacción significaba que lo ocurrido no tenía nada que ver con afectos, pero ahora que él lo había rechazado se temía que tal vez se acercara a ella en busca de algo más. ¿Cómo diablos les explicaría a sus amigas si la veían hablando con Nick? Se moriría de la vergüenza y no habría forma de excusarse.

Tenía que obligarle a tomar el dinero, era la única forma de mantener esto como algo intrascendental para ambos.

—¿Qué es eso, Miley? —le preguntó Susan curiosa.
—No es nada, sólo unos documentos.
—¿Segura? Te pusiste pálida.
—En serio, olvídalo —le sonrió y tomando sus libros se encaminaron al salón.

A la tarde, ya estaba casi terminando el tiempo de almuerzo cuando Miley levantó la mirada de su plato para encontrarse con Nick comiendo en un solitario rincón. El chico mantenía los ojos bajos inmerso en quizás qué pensamiento. Le dio pena verlo solo, aunque supuso que él lo prefería así de todos modos, puesto que no acabas viéndote así de temible si lo que quieres es fraternizar. Sus amigas reían y echaban bromas mientras que ella disimuladamente seguía mirándole de vez en cuando. En uno de esos momentos él levantó su oscura mirada y la clavó directamente en ella. Miley se sobresaltó con la intensidad de sus ojos, aunque era una mirada vacía, como si ella fuese una extraña con la que sólo cruzaba su mirada por accidente. Eso, por estúpido que pareciera, le dolió.

Esperó a que sus amigas terminaran de comer y cuando el timbre sonó indicándoles que debían volver a clases, se demoró intencionalmente para poder acercarse a él sin que ellas la vieran. Se paró incómoda junto a su mesa y mirando hacia otro lado, como si no estuviera realmente hablando con él, dijo en voz baja:

—¿Por qué no tomaste el dinero?
—No lo necesito —le respondió sin levantar la mirada, aún masticando su emparedado.
—Sabes que no es cierto.
—Disculpa, pero ¿cuándo empezó eso a ser de tu incumbencia? —levantó los ojos y la miró molesto.

Miley se dio cuenta de que este no era el chico con el que había estado la otra noche, sino el antisocial rabioso de siempre.

Nick se puso de pie, elevándose sus buenos centímetros por la cabeza de ella y pasó por su lado con la bandeja en las manos, ahora ignorándola. Cuando se volteaba, accidentalmente chocó con una chica que Miley creyó reconoció como la chica nueva.

Toda de negro igual que él, parecía salida de una película de vampiros. Vestía unos ajustados pantalones negros con ribetes de encaje y un corsé rojo sangre que hacía juego con sus uñas. El cabello morado desarreglado remataba su estilo gótico.

La chica le sonrió ampliamente y quedó mirándolo como a una cena apetitosa. Nick en vez de alejarse como lo hacía con todo el mundo, le sonrió de vuelta y se disculpó por la torpeza. Miley sintió que los ojos se le salían de rabia cuando los vio irse conversando, ¿cómo se atrevía este imbécil a dejarla con la palabra en la boca? ¡Más encima por ese espantajo! Miró hacia abajo a su impecable jeans de diseñador y camiseta ajustada a juego, no había manera que encontrara a esa ridícula más atractiva que ella.

Salió del comedor echando humo hasta que de pronto recobró la cordura. ¿Qué demonios le importaba con quién hiciera amistad? Vamos, ella misma había fijado las reglas. Lo ocurrido sólo había sido un acuerdo con el fin de proyectar su relación con Steven, no debía dejarse llevar por la impresión que Nick había causado en ella la otra vez. Sacudió la cabeza y volvió a caminar con decisión, no se dejaría dominar por sus emociones.

Nick se sintió triunfador cuando se alejaba de Miley con esta chica. Eso le demostraría que, al igual que ella, lo ocurrido no había significado nada para él y que no necesitaba su maldito dinero.
Christy parecía una chica agradable y rápidamente se dieron cuenta de lo mucho que tenían en común. Está sí sería la chica adecuada por la cual desarrollar emociones, del mismo estrato socioeconómico, familia desequilibrada y actitud rebelde, no podían ser más compatibles si lo desearan. Sin embargo, por alguna extraña razón, no dejaba de pensar en Miley y como le gustaría que fuesen igual de compatibles.

Los días pasaron lentamente, Miley le ofreció el dinero nuevamente en un par de ocasiones más, el que él rechazó de las maneras más irrespetuosas y ofensivas para Miley, tanto así, que tras el último intento no volvió a siquiera fijar su mirada en él. Aunque extrañamente cada vez que se topaban en un pasillo ella estaba hablando de su novio y lo maravilloso que era, cosa que le hacía hervir las tripas a Nick. Igual él no perdía oportunidad de pasearse abrazado de Christy frente a Miley, esperando que ella se molestara al verlos.

Había estado saliendo con la chica estos días y realmente le gustaba, pero no podía dejar de sentir celos de Miley y su ridículo novio. Ella le gustaba más que cualquier otra chica y no dudaría en estar con ella si así lo decidiera Miley, pero no iba a rogarle. Dios sabe que él no rogaba por nada, así que si ella no dejaba su estúpida actitud de chica popular no tenían nada más que hablar al respecto.

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espero que recuerden este one shot, este es uno que olvide terminarlo, lo siento, dedicado a Mariale, espero que te gusta

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