Nick
le sintió remontar el placer cuando volvió a exhalar entrecortadamente y le
recorrió la espalda con caricias ansiosas. Le sentía tan bien entre sus brazos,
inocente y tímida, aunque receptiva a su toque. Por un momento su corazón se
llenó de añoranza soñando en que quizás podría volver a tenerla así nuevamente.
La siguió montando hasta llevarla a otro devastador orgasmo. Ella se aferró a
su cuerpo con fuerza al dejarse invadir por el intenso placer, pero él aún no
acaba con ella. No cedería a su propio placer hasta tenerla agotada de tantos
orgasmos.
Le rodeó la cintura con una mano y la otra la pasó por debajo de su espalda
para sostenerla cuando se sentó con ella a horcajadas de él. La instó a
sujetarse de sus hombros y con las manos en su estrecha cintura la elevó y bajó
sobre su erección repetidas veces. Su cabello castaño ahora se escapaba a
mechones de su otrora impecable moño, dándole un aura salvaje y sexual a su
angelical rostro. Ella inclinó su cabeza hacia atrás aún embelesada por el intenso
placer que le proporcionaba. Todo él era una contradicción inescudriñable,
siempre le vio casi como un animal indómito y rabioso que atacaba sólo porque
sí, sin embargo ahora todo en él hablaba de pasión, paciencia y suavidad.
Se mantuvieron así, haciendo el amor sentados en la cama hasta que después de
un nuevo orgasmo de ella él se rindió a su propio placer y se dejó invadir por
las pulsaciones que contraían su miembro obligándolo a expulsar su semen dentro
de ella.
Volvió a recostarla en la cama y cubrió su agotado cuerpo con sus sábanas
negras. Ella premió su preocupación con una débil sonrisa antes de cerrar los
ojos y entregarse a un sueño profundo. Nick le observó por unos minutos antes
de rendirse al sueño también, se veía extremadamente hermosa entre todo el
desastre de su asquerosa vida. Sí tan sólo pudiese tener una mujer así para él,
pero no. No se atrevería a mirar tan alto.
A la mañana siguiente Miley se despertó desorientada al encontrarse aún en la
habitación de Nick. Claro que no había planeado pasar sus buenas horas en la
cama con él, mucho menos quedar tan agotada como para perder la noción del
tiempo y quedarse toda la noche. Se levantó en silencio y se vistió rápidamente
con la esperanza de no despertarlo. ¿Qué le diría? ¿Gracias por darme mis
primeros orgasmos y espero hagas un buen uso del dinero que bien te ganaste?
Era mejor así, irse en silencio y cada uno de vuelta a lo suyo.
Se vistió el abrigo y con una última mirada a su primer amante, le dejó a un
solitario despertar.
Nick despertó con la alarma del despertador, ya eran las siete de la mañana y
si no se levantaba pronto volvería a llegar tarde a la escuela. Abrió los ojos
y los clavó en el techo cuando recordó lo ocurrido anoche, miró a su lado casi
rogando que ella siguiera ahí, pero estaba solo en la cama. Se sentó
restregándose el rostro con las manos y miró alrededor de la habitación para
clavar los ojos en el montón de billetes sobre su cajonera.
La verdad lo golpeó.
Él sólo había sido un medio para un propósito.
Se levantó de la cama y se metió al agua fría. Mientras el chorro lavaba de su
cuerpo las señales del sexo, pensaba en la tontería que había hecho. Golpeó
duramente las lozas de la ducha odiándose a sí mismo por dejarla tomar su
dignidad. Por unos cuantos polvos había convertido su cuerpo en un objeto a
adquirir. Había vendido su orgullo y respecto por no resistir la tentación de
una piel tersa y ojos suplicantes.
Se vistió maldiciendo y montó su moto para irse a la escuela. Al llegar ahí,
aún en contra de su voluntad la buscó con la mirada, pero no la vio. Maldición,
ahora viviría preocupado por toparse con ella en cualquier segundo. Se regaño a
sí mismo por la estupidez de sus acciones y pensamientos. Se había
enorgullecido por entumecer tanto sus emociones que nada ni nadie le importaba
y de la noche a la mañana una estúpida chiquilla le había arrebatado de toda
cordura.
Caminó en silencio al interior del edificio en dirección al sector de los
casilleros y se detuvo frente al que sabía le correspondía a ella. Mirando
hacia los lados se cercioró de que nadie lo observaba y desde su bolsillo
extrajo un sobre que deslizó por entre las ranuras. Se volvió por el pasillo y
subió las escaleras en dirección a la clase a la que ya iba tarde. Cuando entró
el salón el profesor no se molestó en llamarle la atención, sino que
simplemente evitó encontrarse con su mirada y continuó hablando.
Miley no había asistido a clases el día anterior. Se había sentido incómoda y
tensa, sin saber asimilar correctamente lo ocurrido la otra noche. Si bien ella
había ido hacia él, ahora estaba confundida respecto a lo ocurrido entre ellos,
pues siempre creyó que sería insignificante y carente de emoción alguna. Ella
estaba enamorada de su novio y acudió a Nick sólo porque pensaba que de esa
manera podría proyectarse con Steven. Sin embargo, lo vivido en la cama de
aquel chico había sido todo lo opuesto a lo que esperaba. Él había sido tan
apasionado, gentil y generoso con sus caricias que le había regalado una
experiencia inolvidable. Ahora le parecía casi imposible volver a verle como un
chico cualquiera, cada vez que se lo topara no podría evitar recordar su rostro
contrayéndose de placer segundos antes de correrse dentro de ella.
Miley se giró sobre la cama y hundió el rostro en la almohada para ahogar un
agudo chillido. ¡Demonios! No se suponía que fuese tan atractivo desnudo ni
mucho menos que fuese tan hábil en la cama. Sintió que el rostro se le encendía
con el recuerdo de sí misma perdida en la neblina del placer. ¿Cómo es que termino
metida en esto? Ah, sí, ella y sus brillantes ideas…
Bueno, por mucho que se muriera de la vergüenza por volver a verlo debía ir a
clases hoy porque no podía perderse del examen de lengua, así que evitando
darle más vueltas al asunto se bajó de la cama en dirección al baño.
Al llegar a la escuela se encontró con Susan, su mejor amiga, quien la estaba
esperando en la entrada ansiosa por contarle acerca de su cita con el mejor
amigo de Steven. La escuchó parlotear mientras iban a los casilleros a sacar sus
libros y casi inmediatamente al abrir el suyo, Miley notó un sobre cerrado que
se deslizó hasta el piso. Se agachó con seño fruncido y casi lo vuelve a dejar
caer cuando vio lo que contenía. No había necesidad de contarlo para saber que
él no se había quedado con un centavo.
¡Mierda! Esto lo complicaba todo. En su plan perfecto el pago más que una
transacción significaba que lo ocurrido no tenía nada que ver con afectos, pero
ahora que él lo había rechazado se temía que tal vez se acercara a ella en
busca de algo más. ¿Cómo diablos les explicaría a sus amigas si la veían
hablando con Nick? Se moriría de la vergüenza y no habría forma de excusarse.
Tenía que obligarle a tomar el dinero, era la única forma de mantener esto como
algo intrascendental para ambos.
—¿Qué es eso, Miley? —le preguntó Susan curiosa.
—No es nada, sólo unos documentos.
—¿Segura? Te pusiste pálida.
—En serio, olvídalo —le sonrió y tomando sus libros se encaminaron al salón.
A la tarde, ya estaba casi terminando el tiempo de almuerzo cuando Miley
levantó la mirada de su plato para encontrarse con Nick comiendo en un
solitario rincón. El chico mantenía los ojos bajos inmerso en quizás qué
pensamiento. Le dio pena verlo solo, aunque supuso que él lo prefería así de
todos modos, puesto que no acabas viéndote así de temible si lo que quieres es
fraternizar. Sus amigas reían y echaban bromas mientras que ella
disimuladamente seguía mirándole de vez en cuando. En uno de esos momentos él
levantó su oscura mirada y la clavó directamente en ella. Miley se sobresaltó
con la intensidad de sus ojos, aunque era una mirada vacía, como si ella fuese
una extraña con la que sólo cruzaba su mirada por accidente. Eso, por estúpido
que pareciera, le dolió.
Esperó a que sus amigas terminaran de comer y cuando el timbre sonó
indicándoles que debían volver a clases, se demoró intencionalmente para poder
acercarse a él sin que ellas la vieran. Se paró incómoda junto a su mesa y
mirando hacia otro lado, como si no estuviera realmente hablando con él, dijo
en voz baja:
—¿Por qué no tomaste el dinero?
—No lo necesito —le respondió sin levantar la mirada, aún masticando su
emparedado.
—Sabes que no es cierto.
—Disculpa, pero ¿cuándo empezó eso a ser de tu incumbencia? —levantó los ojos y
la miró molesto.
Miley se dio cuenta de que este no era el chico con el que había estado la otra
noche, sino el antisocial rabioso de siempre.
Nick se puso de pie, elevándose sus buenos centímetros por la cabeza de ella y
pasó por su lado con la bandeja en las manos, ahora ignorándola. Cuando se
volteaba, accidentalmente chocó con una chica que Miley creyó reconoció como la
chica nueva.
Toda de negro igual que él, parecía salida de una película de vampiros. Vestía
unos ajustados pantalones negros con ribetes de encaje y un corsé rojo sangre
que hacía juego con sus uñas. El cabello morado desarreglado remataba su estilo
gótico.
La chica le sonrió ampliamente y quedó mirándolo como a una cena apetitosa. Nick
en vez de alejarse como lo hacía con todo el mundo, le sonrió de vuelta y se
disculpó por la torpeza. Miley sintió que los ojos se le salían de rabia cuando
los vio irse conversando, ¿cómo se atrevía este imbécil a dejarla con la
palabra en la boca? ¡Más encima por ese espantajo! Miró hacia abajo a su
impecable jeans de diseñador y camiseta ajustada a juego, no había manera que
encontrara a esa ridícula más atractiva que ella.
Salió del comedor echando humo hasta que de pronto recobró la cordura. ¿Qué
demonios le importaba con quién hiciera amistad? Vamos, ella misma había fijado
las reglas. Lo ocurrido sólo había sido un acuerdo con el fin de proyectar su
relación con Steven, no debía dejarse llevar por la impresión que Nick había
causado en ella la otra vez. Sacudió la cabeza y volvió a caminar con decisión,
no se dejaría dominar por sus emociones.
Nick se sintió triunfador cuando se alejaba de Miley con esta chica. Eso le
demostraría que, al igual que ella, lo ocurrido no había significado nada para
él y que no necesitaba su maldito dinero.
Christy parecía una chica agradable y rápidamente se dieron cuenta de lo mucho
que tenían en común. Está sí sería la chica adecuada por la cual desarrollar
emociones, del mismo estrato socioeconómico, familia desequilibrada y actitud
rebelde, no podían ser más compatibles si lo desearan. Sin embargo, por alguna
extraña razón, no dejaba de pensar en Miley y como le gustaría que fuesen igual
de compatibles.
Los días pasaron lentamente, Miley le ofreció el dinero nuevamente en un par de
ocasiones más, el que él rechazó de las maneras más irrespetuosas y ofensivas
para Miley, tanto así, que tras el último intento no volvió a siquiera fijar su
mirada en él. Aunque extrañamente cada vez que se topaban en un pasillo ella
estaba hablando de su novio y lo maravilloso que era, cosa que le hacía hervir
las tripas a Nick. Igual él no perdía oportunidad de pasearse abrazado de
Christy frente a Miley, esperando que ella se molestara al verlos.
Había estado saliendo con la chica estos días y realmente le gustaba, pero no
podía dejar de sentir celos de Miley y su ridículo novio. Ella le gustaba más
que cualquier otra chica y no dudaría en estar con ella si así lo decidiera Miley,
pero no iba a rogarle. Dios sabe que él no rogaba por nada, así que si ella no
dejaba su estúpida actitud de chica popular no tenían nada más que hablar al
respecto.
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espero que recuerden este one shot, este es uno que olvide terminarlo, lo siento, dedicado a Mariale, espero que te gusta
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