Si pensaste que la escuela
secundaria era un reino, y no me refiero
a un tipo de reino normal que tenemos hoy en día, como Inglaterra
o Noruega, me refiero a aquellos pequeños de los cuentos de hadas
que probablemente no eran reinos en absoluto, sino territorios de
la nobleza donde los nobles se consideraban a sí mismos reyes y se
concedían el derecho de pernada, ese tipo de cosas. Si pensaras en
mi
escuela como uno, entonces Nick Cole sería el coronado príncipe.
El
coronado príncipe que podría elegir entre todas las mujeres del
dominio
de su padre, y no sólo elegirlas, sino también tenerlas desfilando
delante de él, hablando, bailando, intentando capturar su mirada,
esperando ser elegidas.
No sé donde estaría yo en la jerarquía del reino del cuento de
hadas.
Difícilmente, sería Cenicienta. No soy bonita y no soy pobre, y
tenemos
una asistenta de limpieza quien viene una vez a la semana, así que
no
estoy atascada con el trabajo doméstico. Tampoco soy Blancanieves,
los
enanos siempre me parecían más extraños que simpáticos, los
animales
salvajes no me parecían tan bonitos y tiernos como los conejos y
las
pulgas. La Bella Durmiente, no había ninguna probabilidad. Sería
feliz
si pudiera tan sólo dormir toda la noche, sola, durante cien años.
Pero
supongo que podría ser Rapunzel, de hecho, tengo el cabello largo
y
estoy encerrada, no en una torre por una malvada reina, sino en un
alto
edificio de apartamentos en Upper East Side por el
SAT
y las
aplicaciones para la Universidad. Que eran suficientemente
perversas,
tanto como cien reinas y más. Sólo mi suerte: Rapunzel, quien no
era
una princesa del todo; Rapunzel, quien, en al menos algunas
versiones
de la historia, no tenía un final feliz.
Es bastante fácil sentarse en la cafetería e imaginar que estoy en
un
reino de cuento de hadas, transformar a las estudiantes modernas a
damas majestuosamente ataviadas. Sólo elige a la chica más bonita
de
la habitación, la más popular, cuyas ropas cuelguen de ella tan
ligeramente, que sabes que podría quitarse un vestido tan
fácilmente
como puede con esos ajustados vaqueros y aquella camiseta negra
sin
mangas. Da a los chicos espadas que cuelguen de sus cinturones, y
convierte sus gorras de baloncesto en coronas. Adivino que las
cafeterías de la escuela secundaria son un tipo de pista real; tu
oportunidad de mostrar la última moda, de hacer una gran entrada,
y,
si tienes suerte de ser invitada a una audiencia ante la realeza,
ya
sabes, sentarte en la mesa de los populares.
Nunca me he sentado en la mesa de los populares. Tampoco en la mesa
de los empollones, aunque admito que he tenido algunas semanas
peligrosas en la escuela media, cuando fui pillada hablando sola
en el
hueco de la escalera. Ahora lo sé mejor, y mantengo mis pequeños
ensueños para mí misma.
A veces agarro un panecillo y corro a la biblioteca para trabajar
en las
palabras de mi SAT, pero la mayoría de las veces sólo me siento en
la
mesa pegada a la derecha en el medio de la habitación, la mesa más
grande, la única donde casi nadie podría sentarse y quedar sólo
bien.
Así que el que Nick me eligiera fue un choque total, porque yo era
una friki. Me refiero, soy una friki del estilo de
«Hey, ¿has leído esta
brillante novela?», pero de ninguna forma eso haría que me echaran
a
patadas del reino. Hablo en clase, pero no demasiado; voy a la
escuela
con mi falda demasiado corta y un café negro en mi mano, incluso
aunque añada tanta azúcar que apenas se puede degustar el café;
incluso me escabullo del edificio entre clase y clase y me
mantengo en
la esquina con los fumadores, chismeando sobre la última sustituta
de
historia. Las chicas populares me toleran muy bien; los chicos
guapos
nunca me notan.
Así que aquí estoy, sentada en la mesa central en la pista del
instituto,
mirando a Alexis Bryant, quien está sentada al lado mío, picando
en un
plato lechuga blanda.
Alexis y yo solíamos tener citas para jugar cuando éramos más
pequeñas, y las meriendas en su casa siempre eran orgánicas e
integrales, mientras que en mi casa, era todo pan Wonder
y Coca Cola.
Me pregunto si alguna vez alguien notó que Alexis es anoréxica. La
anorexia es tan de 1990. En el siglo veintiuno, sólo te das cuenta
cuando las chicas se vuelven huesudas porque están dando un montón
de resoplidos. Incluso cuando las famosas se internan en clínicas
por
sus desordenes alimenticios, siempre vuelan rumores de si es sólo
una
tapadera para sus problemas de drogadicción.
Emily Winter se sienta a mi otro lado, con sus pulseras
golpeándose
entre ellas. Se las tiene que quitar cuando estamos en clase
porque
emiten mucho ruido, pero siempre las lleva entre clase y clase,
antes y
después de la escuela y en el almuerzo.
—¿Oíste con quién está saliendo Nick Cole?
Como cualquier otra, cuando el nombre de Nick Cole es mencionado,
me pongo alerta.
—No, ¿quién?
—Bueno, es sólo un rumor, pero juro por Dios, que oí que se
enganchó
con Beverly Edwards el pasado fin de semana.
—¡No!
—¡Sí!
—Pero ella es tan... No es inteligente. Una vez le preguntó al Sr.
Jewett
si Whether To Kill a Mockingbird era un libro de
caza.
—Debía estar bromeando
—No lo estaba.
—No puede estar saliendo con ella.
—Quizás sólo se enganchó con ella.
Una nueva voz entró en la conversación, la voz de un chico toda
estridente y fingiendo ser una chica:
—Deberíamos traerlo y darle una paliza.
Emily y yo miramos hacia arriba, Nick estaba sentado a mi otro
lado.
Mi cara no está nada comparada con la de Emily, ella está
salvajemente
ruborizada. Emily finge estar comiendo y me deja. Sola. Con Nick
Cole. Estoy segura de que todos están mirando; esta mesa estaba
justo
a lo largo de la fila de la comida, ciertamente una bofetada en el
centro.
Todo el mundo puede verlo.
—¿Qué está mal, Sternin? —me sonríe.
Siempre me gustó la idea de ser llamada por mi apellido, pero me
imaginé que no tenía el tipo de nombre que se adaptaba bien a ello.
Nadie me había llamado «Sternin» antes.
Me imagino que por culpa de eso, no respondo a la primera.
—¿Miley? —pregunta Nick.
—¿Si?
La magia de «Sternin» se ha ido, así que puedo estar
despreocupada.
—Oí que estás teniendo problemas en física.
—¿Dónde has oído eso? Lo estoy haciendo bien. Estoy bien.
Sentí cómo si el parloteo en la cafetería se hubiera vuelto
tranquilo y
todos estuvieran escuchándonos. Lo cual, dicho sea de paso, no iba
completamente más allá de la realidad, porque la gente estaba
mirando
a Nick Cole
SAT: examen requerido para la mayoría de los universidades de
Estados Unidos en el
proceso de admisión de nuevos alumnos..
Wonder Bread: Es un tipo de pan blanco vendido en Estados Unidos por Hotess
Brand y en México por el grupo Bimbo.
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Male hermosa creo que te equivocaste en tu comentario o.0 :S o no aclare yo creo o no se :S, soy Sara eh
1 comentario:
jajaja para la proxima ya sabes aww saris cuanto me alegro que subiste por que el primer capis me encantooo!!! tienes que seguirla a la nove esta muy buena...te quiero baby y cuidate te amo hermosa
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