sábado, 27 de octubre de 2012

Speeding Fine - One Shot Parte 1





Miley Cyrus sabía lo que quería y exactamente cómo
conseguirlo. Sonrió para sus adentros mientras caminaba
fuera del DMV, metiendo su licencia de nuevo en su bolsa
roja. La bolsa hacia juego con sus zapatos de cuero rojo que
decían follame, y con el dulce de regaliz rojo que chupaba con
sus delgados labios. La licencia era prueba de que
oficialmente tenía dieciocho años y era perfectamente legal.
Hoy era el cumpleaños de Miley y ella tenía el perfecto
regalo en mente.  

Ella entró en su descapotable rojo caramelo y encendió el
motor, amando el poderoso ruido que envió a través de su
pequeño cuerpo. El coche había sido un regalo de su cariñoso
papá por sus dulces dieciséis y las vibraciones del motor V-6
nunca dejaban Miley. La sensación de poder entre sus
piernas mientras ella conducía el coche por el pueblo fueron
directo a su cabeza… y a otras partes. A veces ella
francamente era imprudente para tomar las curvas a una
velocidad suicida y volaba en las rectas. Sus peligrosos
hábitos de conducción habían dado lugar a un montón de
multas que su papá aceptaba ya que era el jefe de policía del
pequeño pueblo donde vivían, Wheatstone, en Missouri. El
capitán Cyrus se reía cada vez que Miley se metía en
problemas. Rompía sus multas y le decía que no era su culpa
que su única hija hubiera nacido con el alma de un piloto de la
NASCAR.
 Pero hoy tenía la intención de conseguir una multa que
su papá no rompería. Miley dirigió su pequeño coche rojo en

dirección del antiguo distrito de almacenes que era la zona
que el oficial Nick Jonas patrullaba. Ella ya estaba mojada. 
A medida que cambiaba la marcha y aceleraba el motor,
Miley disfrutó de cómo el viento jugaba con su pelo color
miel. El sol de principios de mayo brillaba sobre su dorada
piel cremosa y en sus grandes ojos azules. Su boca de color
rosa estaba pintada con brillo de labios con sabor a fresa y ella
llevaba un traje nuevo que había elegido especialmente para
hoy. Miley aceleró al ver una señal de alto y apenas se
detuvo en un semáforo en rojo, pero solo porque tenía que
enderezar su falda. El viento soplaba a través de los suaves
materiales, acariciando su entrepierna de un modo muy
provocador que la hizo pensar en el traje que llevaba la
primera vez que vio al oficial Nick.
 Desde el primer minuto que lo vio, sujetando a un
sospechoso en la comisaria, Miley deseó al oficial Nick
Jonas. Ella estaba sentada sola en la oficina de su papá,
chupando un caramelo con sabor a cereza, cuando un hombre
alto, de cabello oscuro, un oficial, pasó por la ventana de la
oficina de su papá, empujando a un hombre de dudosa
reputación delante de él. El sospechoso protestaba
violentamente por algo; pero Miley apenas si podía oír su
voz, porque la puerta estaba cerrada, pero podía ver como se
retorcía y luchaba, tratando de escapar del policía que lo
detuvo. El oficial emitió una advertencia, una vez mas Miley
no podía oír lo que decía, pero el profundo retumbar de la voz
masculina pareció tocar el interior de su dulce cuerpo, lleno

de curvas. Sintió las vibraciones de la voz justo entre sus
piernas, exactamente donde el zumbido del motor de su
pequeño auto le afectaba a ella, sus rosados y maduros
pezones pronto alcanzaron su punto máximo dentro de su
sostén de encaje. Miley se incorporo un poco más en la gran
silla, de cuero detrás del escritorio en la oficina de su papa y
se dio vuelta. 
                                   

 El sospechoso seguía luchando cuando el alto, oficial de
cabello oscuro sacó las esposas de metal que colgaban de su
ancho cinturón de cuero negro y empujó al sospechoso más
hacia adelante sobre el mostrador. El hombre gritó por la
sorpresa, el alto oficial llevó los brazos del sospechoso hacia
atrás en su espalda y lo esposó en cuestión de segundos.
Miley se estremeció cuando vio los músculos de la ancha
espalda mientras él hacia su trabajo y estuvo a punto de sentir
celos del sospechoso. Entonces el oficial se volvió y miró
directamente hacia ella como si él supiera que lo había estado
observando. Él le lanzó una sonrisa burlona que no tocó sus
fríos ojos cafes, antes de agarrar al sospechoso por el cuello y
conducirlo a una habitación al lado. 
 Ojos de tiburón, Miley pensó y apretó muy juntos sus
muslos. ¿Cómo sería ser detenida y esposada por ese alto y
moreno oficial? Entonces, fue allí donde tomó la decisión de
averiguarlo. 
 Con unas cuantas preguntas de improviso hechas a su
querido papá esa noche en la cena, le había revelado cosas
interesantes del nuevo oficial. El oficial Nick Jonas tenía

veintinueve años, era soltero y un muy buen policía. Tenía un
alto historial de arrestos y fue obligado a hacerse detective
pronto. Por el momento, Miley se enteró de que su regular
área de patrullaje era el barrio antiguo de almacenes fuera de
la ciudad. El distrito estaba abandonado durante el día, pero
era un lugar excelente para el tráfico de drogas en horas
nocturnas. Miley escuchó extasiada mientras su papá
hablaba entre bocado y bocado del filete asado y puré de
papas y dispuso sus planes. 
                                  

 Al día siguiente ella estaba en camino, en busca del
oficial Nick, llevando un vestido nuevo de tirantes de seda
rosa y manejando como una maniática. No pasó mucho
tiempo después de que saliera a las desiertas calles llenas de
edificios vacíos que vio las luces rojas y azules por su espejo
retrovisor. 
 —Sí, ¿Oficial? —preguntó con dulzura, cuando el
hombre alto, con el ceño fruncido apareció a la vista, mientras
se agachaba a la altura de su convertible. Miley se retorcía en
el asiento y trató de poner la espalda recta, asegurándose de
que él pudiera ver directo al escote de su vestido rosa de seda.
Llevaba un sostén blanco de media copa que modelaba la
parte inferior de sus senos, apoyado a sus pezones sin cubrir.
Podía sentir como su carne cremosa se hinchaba mientras
tomaba una profunda respiración y sus brotes rosados se
apretaban, estimulados por la fricción de la parte superior de
su vestido de tirantes y se endurecieron aún más cuando
sintió sus ojos en ella. 


 —Licencia y registro. Por favor. —Dijo con voz seca, con
esa voz profunda que retumbaba, que hacía que un escalofrió
fuera directamente entre sus piernas. —Usted es la hija del
jefe, ¿No? —preguntó mientras examinaba los papeles que
ella le había entregado. 
                                   

 Miley hizo un bello mohín, mordisqueando su
exuberante labio inferior cuando ella lo miró. —Si, lo soy. Y
tú eres el oficial Nick Jonas. Estaba sentada en la oficina
de mi papá ayer, cuando trajiste aquel desagradable
sospechoso. 
 —Lo sé —dijo. —Yo te vi. —Una vez más le dio esa
sonrisa depredadora que no acabó de llegar a sus fríos ojos
grises. —No me importa quién es tu papá, Señorita Cyrus.
A menos que usted me pueda dar una explicación por su
forma de conducir yo te voy a escribir una multa. ¿Le
importaría explicarme? —Cruzó los brazos sobre su
musculoso y amplio pecho y la miró. 
 —Por favor, llámame Miley. Todo el mundo lo hace.
Dijo dulcemente, tratando de no notar el grueso bulto en sus
apretados pantalones de su uniforme azul. —Y estaba
conduciendo tan locamente, porque, bueno, creo que me
picó una abeja. —Ella suspiró, alzando los hombros y
dejando caer uno de los finos tirantes de su vestido cuando
ella lo hizo. El tirante cayó y la mayor parte superior del
vestido con él, revelando un cremoso seno con un jugoso
pezón rosado. Miley disfrutó del fresco aire acariciando su
desnudo cuerpo y fingió no darse cuenta de su exhibición.


Sabía que el oficial Nick se estaba haciendo una imagen real
ahora y podía sentir la construcción del calor húmedo entre
sus muslos.  
                                     

 —¿Crees que te picó? —él preguntó. Había duda en su
profunda voz. Él no mencionó su pecho descubierto. —Le
picó o no, Señorita Cyrus. Ahora ¿En dónde fue?
 —No puedo decirlo —ella dijo, mirándolo con sus
grandes ojos azules y dándole su más inocente expresión de
dolor. —Lo sentí, pero no pude verla, ese es el problema. Esa
es la razón por la cual yo estaba conduciendo tan locamente.
 —¿Le picó en la espalda? —le preguntó un poco mas
suavemente. Se inclinó y apoyó los brazos sobre la puerta del
coche y Miley pudo ver sus ojos castaños rodeados de
oscuridad, azul oscuro. Estaba tan cerca que podría besarlo,
pero eso habría sido demasiado obvio. 
 —No exactamente —ella dijo. —Es un poco incomodo,
pero fue una picadura rápida. ¿Tal vez… tal vez podrías
echar un vistazo por mi? —ella lo miró esperanzada,
moviéndose en su asiento. El otro lado de su vestido de
verano se jaló, dejando al descubierto más de la parte superior
de su otro pecho, pero no demasiado. 
 El oficial Nick parecía considerar su petición. Finalmente
asintió con la cabeza. —Voy a ver por usted, señorita Cyrus
—dijo, formalmente. 


 —Oh, ya te dije, Oficial Nick… que me llames Miley.
¿Puedo abrir la puerta de mi coche?. —Dio un paso atrás y
permitió que Miley abriera la puerta del lado del conductor y
se volvió en su asiento sacando las piernas del asiento de
cuero, para que sus largas piernas desnudas, bien formadas se
enfrentaran al alto policía.  

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