“Tienes
mostaza en la cara,” dice Nick.
“¿Qué?”
“Tienes
un poco de mostaza en tu cara,” dice, y entonces se estira y la limpia de mi
labio
con su dedo. ¡Nick Marriatti ESTÁ
LIMPIANDO LA MOSTAZA DE MI
ROSTRO!
CON SU DEDO.
Quiero
decir, ¿cuán loco es eso? ¡Él no puede sólo entrar aquí y comenzar a tocar
las
caras de las personas! Hablamos de invasión del espacio personal. Aunque… sus
dedos
se sintieron bien en mi piel, y un rayo de electricidad se disparó por mi
cuerpo
completo tan pronto me tocó. Y el hecho de que él sintiera que no era gran
cosa
sólo estirarse y rozar mis labios con su dedo es un poco… bueno, sexy.
No,
me digo a mi misma, así es como las chicas terminan metidas en todo tipo de
problemas.
Comienzan a prestarle atención a rayos de electricidad en sus
estómagos.
Y como la historia ha demostrado (en shows de la CW, Lifetime
Original
Movies, y cualquier historia en US Weekly), escuchar rayos de electricidad
es
como, la peor cosa que puedes hacer. Siempre termina con un corazón roto y
trauma.
Pero
antes de que pueda averiguar como evitar que la electricidad se haga cargo,
hay
un arrastrar de pies cerca de la puerta frontal, y veo a un hombre corpulento
con
una camisa a cuadros abriéndose paso más allá de otro cliente.
“¡Fuera
de mi camino!” está gritando. “Póngase a la fila, póngase a la fila, ¡yo estaba
aquí
primero!” lo que, por supuesto, no tiene sentido ya que no hay fila,
sólo él y el
otro
cliente que tuvo la lamentable suerte de aparecer al mismo tiempo que él.
“Oh,
no,” digo, horrorizada. “Es el Hombre Loco del Cupón.”
“¿Loco
qué?” pregunta Nick.
“Hombre
Loco del Cupón,” digo. “Viene todo el tiempo intentando usar esos
cupones
expirados del cincuenta por ciento de descuento, y cuando le dices que no
puede,
enloquece.” Miro al reloj en la pared. “Y se supone que cerramos en quince
minutos,
así que me quedaré pegada aquí hasta tarde mientras practica en el
campo
de tiro.”
El
Hombre Loco del Cupón nunca juega paintball en realidad, sólo practica,
gastando
como diez minutos instalando cada pistola antes de disparar finalmente,
luego
escribe todos sus resultados en su iPhone.
“No
te preocupes,” dice Nick, y luego salta detrás del mostrador.
Wow.
Nick es muy… ágil. Saltó sobre el mostrador como si fuera nada. Saca una
servilleta
del contenedor y comienza a garabatear, y el rayo de electricidad en mi
estómago
se dispara de nuevo, probablemente por verlo saltar así sobre el
mostrador.
“Yo
estaba aquí primero,” le está diciendo el Hombre Loco del Cupón al cliente
detrás
de él, un hombre con el pelo cortado al rape y una barba. “Así que ni
siquiera
pienses en colarte, Macho.”
“No
lo estaba haciendo,” dice el hombre, dando un paso atrás, mira al Hombre Loco
del
Cupón. Su radar de personas locas debe haber estallado, porque vacila, luego
gira
alrededor y sale por la puerta.
“¡Señor!”
intento, gritándole. “Está bien, ¿cómo puedo ayudarlo?” Pero él ni
siquiera
gira. Suspiro.
“¡Hola!”
gorjea Nick dirigiéndose al Hombre Loco del Cupón. “¿Cómo puedo
ayudarlo
hoy?”
“¿Quién
demonios eres tú?” demanda el Hombre Loco del Cupón, pone sus manos
enormes
en el mostrador y se inclina, mirando a Nick como si fuera un pedazo
de
basura que dejaron en la papelera.
“Soy
Nick,” dice Nick. “Pero la mayoría de las personas aquí me llaman El
Coop.
Trabajo aquí ahora, soy nuevo, ¡y estaría feliz de servir sus necesidades de
paintball!”
“Quiero
practicar,” dice el Hombre Loco del Cupón. “Y tengo un cupón.”
Por
supuesto que lo tiene.
“¡Un
cupón!” grita Nick, encantado. “¡Esas son noticias maravillosas!”
“¿Lo
son?” el Hombre Loco del Cupón parece escéptico.
“Sí,”
dice Nick. “Ahora pásemelo.”
El
Hombre Loco del Cupón saca un trozo de papel arrugado que obviamente es una
copia
que hizo en su impresora, y se lo entrega a Nick. El Hombre Loco del
Cupón
sonríe ahora, obviamente pensando que ya que Nick es nuevo, será un
blanco
fácil. Luego me encuentra acechando sobre la esquina del surtidor de
bebidas,
y su rostro se oscurece.
“Hola,
Miley,” dice, como si yo fuera su archi-enemiga o algo, lo que supongo que
soy.
También me doy cuenta de que usar estas etiquetas con nombre,
definitivamente
no es seguro, ya que el que la gente loca sepa tu nombre nunca
puede
ser una cosa buena.
“Oh,
hola,” digo, como si acabara de notarlo, luego me hago la ocupada abriendo
una
lata de Sprite y tomando un trago.
“Vaya,
¡este cupón será perfecto para usted!” dice Nick. “¡Qué comprador más
inteligente! Pero
tenemos una nueva política de tarifa de cupones.”
“¿Una
qué?”
“Una
tarifa de cupones,” dice Nick. “Tiene que pagar una tarifa para usar
este
cupón.
Ya sabe, como un porcentaje.”
“Bien,”
dice el Hombre Loco del Cupón. Parece todo presumido, probablemente
porque
el cupón que está intentando usar es del cincuenta por ciento de descuento,
así
que se imagina que de todas formas hará negocio.
“Y
tendrá que pagar cuarenta por ciento más porque llegó cuando estabábamos a
punto
de cerrar.”
“¡Pero
eso no estaba anunciado!” dice el Hombre Loco del Cupón. “¡Cualquier
política
de cupones tiene que ser claramente anunciada al consumidor!”
Nick
apunta a la servilleta que está apoyada en el mostrador. “Este es nuestro
anuncio
oficial,” dice. “¿Ve que dice ‘anuncio oficial’?”
El
Hombre Loco del Cupón lo mira con atención y yo lo hago también.
“ANUNCIO
OFICIAL” dice “TODOS LOS CUPONES TENDRÁN UN RECARGO DEL
DIEZ
POR CIENTO Y CUALQUIER CUPON UTILIZADO A QUINCE MINUTOS DEL
CIERRE
TENDRÁ UN RECARGO ADICIONAL DEL CUARENTA POR CIENTO.”
Puedo
ver las ruedas girando en la mente del Hombre Loco del Cupón.
“Muy
mal,” dice Nick. “Si hubiera entrado un minuto antes…” Y entonces Nick
se
inclina sobre el mostrador, y su tono cambia por completo. “Por supuesto, si
piensa
que nuestra política es ilegal o injusta de cualquier forma, estaré feliz de
llamar
a la policía para que vengan a revisarlo”
Los
ojos del Hombre Loco del Cupón se amplían, mira a Nick y me mira a mí.
Hay
un momento de silencio, y luego, finalmente, le arrebata el cupón a Nick.
“Está
bien,” dice. “Volveré otra vez.”
“Haga
eso,” dice Nick.
“Eso
fue increíble,” digo, impresionada, una vez que el Hombre Loco del Cupón se
fue. Nick hace una reverencia, luego salta sobre
el mostrador de nuevo y gira el
letrero
de la puerta de “Abierto” a “Cerrado”.
“Entonces,”
dice, sonriendo. “¿Con eso me gano una cena?”
“¿Cena?”
“Sí.”
1 comentario:
ay sari soy la primera wiiii
lo ameee!
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