sábado, 27 de octubre de 2012

The Beautiful Between - Capitulo 18


***
El miércoles, Nick se sienta a mi lado en el almuerzo, y después de
unos minutos, un par de sus amigos se sientan al otro lado. Retrocedo
en mi silla de plástico. Siempre veo a los chicos geniales, pero nunca lo
he hecho tan de cerca.
—Amigo —dice Mike Cohen—. La fiesta de Fisher va a ser alucinante.
Mike se refiere a Brent Fisher, el nuevo novio de Marcy.
—Sí —dice Nick.
No hay duda sobre si Nick irá o no, incluso yo lo sé. Las escuelas
secundarias de Nueva York son tan incestuosas, que si te niegas a ir a
una fiesta que estaba afiliada de alguna manera con tu ex, rápidamente
eras desinvitado de la fiesta. Además, el príncipe está por encima de
esas pequeñeces. Un príncipe debe hacer su aparición en todos los
contratos superiores.
—¿De todos modos, dónde están sus padres? —continúa Mike—. ¿En el
maldito Madagascar?
—Madrid, idiota —corta Ellis White, sentado junto a Mike.
—Lo que sea, hombre. Fisher va a tener un barril de cerveza.
No entiendo eso, ya que realmente no bebo, pero creo que todos los
chicos de la secundaria ven la disponibilidad de un barril como una
especie de cofre del tesoro muy abierto, todas las riquezas de ahí para
tomar. Incluso Nick, que puede llegar a degustar todos los vinos más
finos y bebidas mezcladas en las fiestas de su familia, se giró ante la
idea.
—Eso es, hombre —dice Nick.
Luego Mike me mira alrededor de Nick.
—¿Vienes, Sternin, verdad?
Ni siquiera sabía que me había visto ahí, sentada al otro lado de
Nick. No me había reconocido hasta ahora. Acabo de tomar un
bocado de mi bocadillo, así que tengo algo de tiempo para masticar


antes de contestar. Estoy emocionada de que la pregunta no sea si me
invitan o no. Soy amiga de Nick ahora, supongo. Las personas se han
dado cuenta de que nos sentamos aquí casi todos los días. Por lo que
sé, le pudo haber dicho a la gente que estudiamos y fumamos cigarrillos
juntos, aunque estoy bastante segura de que no lo hizo.
Por suerte, Mike habla antes de que pueda responder.
—Está bien, Sternin. Será una moda.
No sé lo que realmente significa «será una moda», pero sé que no puedo
preguntar. Por lo menos puedo decir que es una cosa buena, así que
sonrío y digo: 
—Suena increíble. —Espero que mi uso de «increíble» no sea demasiado
pasado de moda.
La mantequilla de maní de mi sándwich se pega en mi paladar. Me
siento mucho más joven de lo que soy, ¿así es cómo Kate se siente
cuándo sale con los amigos de Nick? No me puedo imaginar que se
sienta tan incómoda. Ella sabe decir las cosas correctas.
Después de que Mike y Ellis dejan nuestra mesa, Nick se gira hacia
mí y me susurra: 
—¿Qué diablos significa «será una moda»? —Siento mis labios
ensancharse en una sonrisa. Nick no tiene ni idea de lo feliz que me
ha hecho.
***
Más tarde, cuando estamos fumando, Nick interrumpe el silencio
diciendo:
—¿Vas a venir el sábado? Quiero decir, no tienes que hacerlo si no
quieres.
Estoy sentada frente a la maceta fuera del edificio. Al enderezarme, la
piedra se engancha en mi suéter y siento tirar de un hilo. Espero que
mi suéter no se haya arruinado.
—¿Crees qué no debería? —pregunto, decepcionada, pero entonces,
quizá, Nick sabe que no… que no sabría qué hacer en una fiesta
como esa. Él sabe mejor que yo si tengo alguna posibilidad de encajar
ahí. Pero quiero ir, porque a veces siento como si me estuviera
perdiendo una parte de la secundaria.
—No, claro que no, si tú quieres. Yo simplemente no quiero que pienses
que tienes que venir conmigo. Estoy bien, sabes… no hace falta que
seas mi niñera.


Me echo a reír. Nick se ve herido.
—Lo siento, Nick, es sólo que... Dios, ¡tú eres él que sería mi niñera! Vas
a esas fiestas todo el tiempo, no es como si no supieras lo que va a
haber allí.
Nick también se ríe.
—Quiero decir, tal vez piensas que me emborracho estúpidamente para
ahogar mis penas o algo así.
—Maldición, ¿quién soy yo para decir qué no es lo que tienes que
hacer?
—Buen punto. Tal vez emborracharnos sea algo bueno.
—Nunca he bebido mucho.
—No te preocupes, chica, me aseguraré de que llegues bien y entera.
Ven antes de la fiesta y te llevaré allí.
—Haremos de canguro el uno al otro —digo, emocionada porque voy a
la fiesta, emocionada y aliviada de que Nick se haya ofrecido a ser mi
guía.
—Absolutamente.
Me encanta que entienda que no hubiera querido ir sola. Me recuesto
contra la maceta una vez más, miro a Nick exhalar el humo en
dirección opuesta. Él siempre es cuidadoso con no echarme el humo,
igual que sabe, que a pesar de que fume aquí con él, no me gustan
mucho los cigarrillos. 

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