Capítulo 9
Está en mi vestíbulo cuando la puerta del ascensor se abre, lo que
me
sorprende, las personas cool no suelen ser tan rápidos.
Él no se ve como acostumbra. Lleva pantalones de franela como
pijama
y no encajan en absoluto, al contrario que el resto de su
guardarropa
perfecto. Parece asustado.
—¡Sternin! —me llama mientras salgo del ascensor, aunque puedo
decir
que su corazón no está en él. No parece feliz. Se vuelve y le sigo
al
exterior, y enciende un cigarrillo expertamente. Nunca he fumado
un
cigarrillo, pero no quiero admitírselo.
—¿Quieres uno? —me ofrece.
—Claro.
Me da un cigarrillo y me lo pongo en la boca. Él lleva el mechero
a la
punta y espero a que el cigarrillo se encienda. No pasa nada y yo
coloco
la punta más dentro de la llama.
—Tienes que aspirar, Sternin.
Mis mejillas enrojecen y aspiro duro, pero me las arreglo para no
toser
mientras inhalo. El cigarrillo se enciende y me siento aliviada. Nick
no nota, o al menos no le preocupa, que cuando aspiro, el humo
salga
de vuelta en vez de recorrer todo el trayecto hasta mis
pulmones.
No dice nada. Temo que si le pregunto qué está haciendo aquí, no
vaya
a volver.
Enciende un segundo cigarrillo con la punta ardiente del primero
antes
de tirar la colilla al suelo, algo que nunca he visto a nadie
hacer antes.
—Es bonito, ¿eh, Sternin?
Asiento con la cabeza, a pesar de que me estoy congelando. Mi
cigarrillo
se ha terminado, así que entierro mis manos en los bolsillos. Tal
vez si
sólo espero, tal vez si estoy tranquila, explique por qué está
aquí.
—A veces no puedo creer que seamos juniors. Todavía me siento como
si fuera más joven, ¿sabes?
Asiento con la cabeza, pero Nick ni siquiera me mira.
—Quiero decir, tengo dieciséis años. Eso hace que Kate tenga doce.
¡Doce! Recuerdo cuando nació.
No sé lo que es eso. No tengo hermanos. No puedo pensar en alguien
que conozca desde que nació.
Nick deja caer su cigarrillo y lo aplasta con pericia con el
talón.
—Oye, Sternin, gracias por venir esta noche —dice con firmeza, y
pienso: ¿Eso es todo? Espera, espera por
favor, y dime por qué me
pediste que viniera a fumar un cigarrillo
contigo. Debería decir algo.
—¿Nick?
—¿Sí, Miley?
Tengo una especie de sobresalto cuando me llama Smile.
Normalmente, odio ser llamada así, y ahora estoy sorprendida de
descubrir que me gusta la forma en que suena cuando Nick lo dice.
Así que sólo digo:
—Buenas noches.
Me besa en la mejilla como despedida, como si fuera un amigo de la
familia. Huele a humo, y siento una especie de alivio cuando
desaparece
en un taxi.
Estos fueron unos extraños siete minutos. Sentí como si él
estuviera
esperando a que yo hiciese algo. Tal vez estaba esperando que lo
besara. Nunca he tenido a un chico esperando a que hiciera eso, y
tal
vez así es cómo esperan. O tal vez estaba esperando que le
preguntase
algo, tal vez sabe que no sé cómo murió mi padre. Tal vez quiere
decírmelo. Pero, ¿cómo iba a saber que no lo sé? E, incluso aunque
preguntarle podría aliviar mi piel, lo he intentado usando la
crema extra
hidratante desde que el picor empezó, sería más que vergonzoso.
Que
los Cole y todos los demás sepan que no lo sé, que nunca lo
averigüé,
que he estado mintiendo.
H
Capítulo 9
Hay cosas que ni los Cole saben. Tal vez saben que los padres de mi
papá viven al otro lado del país e incluso que los veo una semana
cada agosto. Pero no saben que cuando los visito, siento como si
hubiera sido teletransportada a los años 50. Mis abuelos todavía
tienen
una televisión en blanco y negro con antena; mi abuela cocina
spaghetti
y albóndigas; y llaman a la cena «supper
». Hay pan blanco y margarina
en la mesa y Oreos con leche para el postre. Y nadie sabe que
cuando
era pequeña, pasaba el tiempo imaginando que estaba en otro lugar,
usualmente exótico; que era una princesa atrapada en una torre
mística, esperando por un príncipe que rompiera el encantamiento
para
liberarme.
Cada rincón de la casa de los padres de papá me recuerda
diferentes
fantasías que tenía ahí cuando era pequeña, diferentes historias
que
inventaba para mantenerme ocupada. A veces me quedo atrapada en
las historias nuevamente. Hay fotos de la infancia de mi padre en
la
pared del salón, justo al lado de mis fotos de bebé, pero ellas no
parecen estar relacionadas con mi borrosa idea de un padre. No
tengo
recuerdos de mis abuelos con él, ni de ellos antes de que mi padre
muriera. Podrían ser simplemente una pareja de agradables viejos
con
los que pasaba el tiempo.
Sabes, si mi madre pudiera haberse salido con la suya, apuesto a
que
ni siquiera hubiera sabido que murió, como si una chica pudiera crecer
sin padre sin alguna clase de explicación, ella ni siquiera me lo
contó.
Pero no es el tipo de cosa del que no puedes decir absolutamente
nada;
sólo casi nada.
Todo mi cuerpo tiene curiosidad, no sólo mi piel. Tanteo mis dedos
en el
escritorio mientras me pregunto si la muerte de mi padre fue
repentina,
cuando debo estar estudiando para un examen de historia. En el
aula
de estudio me muerdo el labio hasta que me corto, mientras me
pregunto si estaba enfermo y tuvo tiempo para poner en orden sus
asuntos, o si fue repentino y mamá se quedó sola luchando. Más
curiosa y curiosa: Ahora que el interruptor se ha movido, es todo
en lo
que puedo pensar. Pienso en eso hasta que mi cabeza duele.
Dieciséis
años parecen demasiado tiempo para estar tan despistada. Ahora,
estoy
casi avergonzada de no haber buscado respuestas antes; ahora, no
puedo imaginar seguir mucho más sin respuestas, imposible vivir
con
Supper: Otra palabra para referirse a la cena en inglés, pero es antigua
y formal.
esta curiosidad, que hace que me rasque hasta que mi piel está en
carne viva y mi cuerpo tenso.
***
Nick viene también el jueves por la noche. La noche del viernes
espero su llamada; estoy bien despierta y he esperado para lavarme
la
cara y esas cosas, así mi cara no está cubierta de loción. Es
siempre lo
mismo; él fuma sus cigarrillos, yo falsamente fumo uno o dos y
espero
que me explique qué esta haciendo conmigo, que me explique por qué
necesita dejar su casa cada noche. Pero casi ni hablamos. Estoy
empezando a sospechar que Kate está muy enferma, ya que todavía no
ha vuelto al colegio, pero no le pregunto sobre eso. Ahora que lo
pienso
puede ser algo serio, sería entrometerme; antes, parecía que
simplemente hablábamos.
El sábado, Gram, la madre de mamá, me lleva a almorzar. Gram
siempre dice que no como demasiado, aunque también dice que sea
cuidadosa de meter la panza cuando me paro porque sobresale.
Cuando
dice cosas como estas, me recuerdo que ella tuvo una vida difícil:
su
familia murió en el Holocausto después de que vinieran a los
Estados
Unidos, y el matrimonio con mi abuelo fue arreglado porque su
familia
tenía un buen negocio. Ellos tuvieron una exitosa, pero no feliz,
vida
juntos, supongo. Mi abuelo ganaba lo suficiente como para
encargarse
de mi abuela, e incluso fue suficiente para dejar una herencia
para
mamá y para mí, una vez que él se hubiera ido. Tuvo un ataque al
corazón y falleció antes de que naciera.
Es extraño que conozca cómo murió el padre de mi madre, tengo
alguna
idea de cómo la mayor parte de la familia de Gram murió, pero no
sé
cómo murió mi propio padre.
Me siento enfrente de Gram en el restaurante, ambas sentadas en
sillas
floreadas con asientos afelpados y duros, respaldos rectos, que
según
dice Gram, son buenos para corregir la postura. Me pregunto si
ella
está orgullosa de mi madre, si la vida que mi madre lleva se
acerca a la
vida que Gram deseó para ella.
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