viernes, 12 de octubre de 2012

Niley One Shot -mi visita esperada parte 4 FIN


Esa tarde Miley iba de camino a su salón conversando con Susan cuando sintió las risotadas. Se volvió intrigada para ver a Nick y la chica esa, estrechamente abrazados y riéndose entre ellos. Christy le susurraba algo al oído mientras que él sonreía y le besaba el costado del cuello. Entonces ella lo tomó de la mano y lo guió dentro del armario de suministros. Justo cuando iban entrando él levantó los ojos y la vio observándolos, la amplia sonrisa se borró de su rostro mientras la chica lo tiraba hacia el interior y cerraba la puerta tras ellos. Miley sintió como se formaba un hoyo negro en su pecho colando todo el calor de su cuerpo, dejándole nada más que un helado vacío. Siguió caminando con su amiga, en un intento de no mostrar sus sentimientos, pero le fue imposible. Fingió que había olvidado algo en su auto y la dejó para dirigirse al estacionamiento.

Ahí al llegar frente a su auto, arrojó su mochila al piso y apoyando la frente en la puerta del auto, sollozó en silencio. Las cálidas lágrimas rodaron por sus mejillas, enrabiada consigo misma por la ola de celos que la atravesaba de lado a lado. Ella misma deseó que las cosas fueses de este modo, sin embargo, verlo con ella en los brazos y la certeza de que se acostaba con ella la estaba matando.

—No es lo que piensas —le escuchó decir desde su espalda.
Miley se enjugó las lágrimas rápidamente.
—¿Disculpa? —le respondió evadiendo su mirada a la vez que se agachaba para recoger su mochila.
—No me he acostado con ella. No aún, al menos.
—No tienes por qué darme explicaciones.
—Vamos, Miley —le dijo tomándola del brazo y encontrando sus miradas. —Esto no tiene sentido.
—Suéltame, Nick. Vuelve con tu chica y déjame en paz.
—Me importas, ¿por qué crees que la dejé para venir a consolarte?
—Yo no necesito que me consueles. Así que puedes volver y hacer lo que quieras con ella.
—¿Realmente eso es lo que quieres? ¿Quieres que me la tire en mi cama como lo hice contigo?
Miley le cruzó el rostro con una rabiosa cachetada.
—¡No vuelvas a mencionar lo ocurrido entre tú y yo nunca más!
—¿Por qué? ¿Por qué te mueres de vergüenza de haberte acostado conmigo o por lo mucho que te gustó? —ella volvió a levantar su mano para golpearlo, pero él la atrapó en el aire.
—Basta. Basta, Miley.
—¡Suéltame!
—Te dejaré si así lo quieres, pero sabes que es un error. Sabes que con él no sentirás lo que conmigo.
—¿Y quién te crees ahora? ¿De cuándo predices el futuro?
—Sabes bien que es verdad. Me extrañas, me quieres de nuevo.
—No es cierto. Y para tu información mis padres andan de viaje fuera de la ciudad y Steven irá a pasar la noche conmigo a mi casa. Está noche voy a estar con él.

Nick se le quedó mirando con expresión dolida, casi como si de repente lo hubiesen apuñalado en el centro del pecho y no pudiese recobrar el aliento. Ella abrió el auto y se alejó sin volver a mirarlo. Fue un tonto al interpretar su mirada apenada con sentimientos hacia él. Se había imaginado que ella de alguna manera había albergado sentimientos por él y por eso bajaba la mirada cada vez que pasaba con Christy junto a ella, pero resulta que sólo había sido su imaginación. Ella no deseaba estar con él en absoluto, sino que se preparaba para acostarse finalmente con el imbécil de su novio.

Miley no pudo dejar de lamentarse mientras conducía a su casa. Maldito fuese Nick por hacerla sentir así y maldita fuese ella por desearlo. Si tan sólo pudiese retroceder el tiempo, jamás lo habría elegido. Nick había echado a perder todos sus planes. Ahora en vez de estar ansiosa por estar con Steven no hacía más que anhelar dar la vuelta y regresar con él a su desarreglado cuarto para encerrarse con él por semanas enteras.

Cuando finalmente llegó a su casa, notó que Steven ya había llegado y le esperaba en el porche con mirada ansiosa. Miley, se pasó las manos por el cabello en un intento de no verse tan desastrosa y bajó del auto con su mejor cara de felicidad.

Steven la saludó de un fuerte abrazo y le besó para luego susurrarle que no podía esperar por entrar a la casa. Miley sólo le sonrió y le guió hasta la puerta de entrada. En cuanto cerrasen la puerta tras ellos, Steven la tomó por la cintura y la acorraló con su cuerpo contra el muro más cercano. Le tomó la boca y le besó rudamente mientras le recorría el cuerpo con manos severas.
Miley no pudo evitar tensarse al comparar cuan diferentes eran entre sí, mientras que Nick buscaba complacerla con sus caricias, Steven solo parecía querer complacerse a sí mismo.

¡Dios! Tenía ganas de salir corriendo.

“Puedo hacerlo”, se dijo obligándose a continuar. Sin embargo, cuando escuchó a Steven desabrochándose los pantalones la realidad le golpeó con fuerza.

No podía.
No lo haría.
—¡Por favor suéltame! —le dijo empujándolo lejos.
—¿Qué diablos te pasa? —le respondió Steven evidentemente molesto.
—No puedo hacerlo. No quiero.
—¿Cómo que no quieres? ¿Qué acaso tengo cara de idiota? Me haces venir hasta aquí ofreciéndome pasar la noche contigo y ¡ahora simplemente no quieres!
—Lo siento mucho, de verdad —le dijo alejándose más de él y temerosa de su reacción.
—¡No eres más que una pendeja malcriada!
—¡Pues, lo siento, pero esta pendeja no quiere acostarse contigo!
—Piénsatelo bien porque si salgo por esa puerta sin haberte cogido no volverás a verme jamás.
—Mira que difícil me lo pones —Miley fingió cara pensativa por un momento y luego le abrió la puerta.
—Debí imaginármelo, eso me pasa por andarme con adolescentes mimadas—le respondió antes de marcharse con un portazo que remeció las bisagras.

Miley se arrojó al sillón sintiéndose aliviada. Había sido una idiota todo este tiempo al pensar que llegaría a alguna parte con Steven. Él sólo había estado interesado en una cosa y al saberse rechazado no había demorado un segundo en desenamorarse de ella instantáneamente.

Eso le enseñaría a elegir mejor la próxima vez.

Nick, mientras tanto, se paseaba como un animal enjaulado de un extremo al otro de su habitación. No dejaba de imaginársela desnuda entre los brazos de ese bastardo. Casi podía verla con el cabello enmarañado y los labios irritados de tantos besos mientras que le recibía dentro de su cuerpo.

—¡Maldita sea! —grito enfurecido, a la vez que pateaba los muros.

Se volvería loco si no dejaba de pensar en ello. Incluso por un segundo se le cruzó la idea de llamar a Christy y hacer lo suyo con ella allí en su habitación. Sin embargo, no sería justo para la chica… tampoco para él, puesto que estaba seguro que no haría más que compararla con Miley.

Encendió un nuevo cigarrillo y siguió con su rutina de felino en cautiverio. Debería odiarla en este momento, pero lo único que lograba hacer era rogar porque Miley finalmente entendiera la estupidez de sus acciones. Se sentó sobre la cama e intentó ver un poco de televisión, pero era en vano, nada podría distraerle en este momento.

Horas más tarde finalmente se quedó dormido, sólo para desertarse de un salto cuando la alarma del despertador le avisara que ya eran las 7 de la mañana. Se había quedado sobre la cama con una lata de cerveza en la mano, la que por suerte ya estaba vacía cuando se rindió al cansancio. Se precipitó al baño y tras una rápida ducha salió a todo lo que daba sobre su moto en dirección a la escuela.

Debía hablar con ella, necesitaba saber que había ocurrido anoche. Lo cual era obvio, pero rogaba por estar equivocado. Ella no podía haberse acostado con él… no, no podía.

La buscó desesperado por los pasillos hasta que finalmente la encontró guardando sus libros en el casillero. Corrió hasta ella para enfrentarla.

—¿Lo hiciste? —le gritó tomándola fuertemente de los brazos y arrinconándola contra el casillero.
—¿Qué diablos te ocurre? ¡Suéltame ya!
—Dime, ¿lo hiciste? ¿Te acostaste con él? —le siguió gritando.
—No es de tu maldita incumbencia —lo empujó para alejarse.
Nick la siguió y sostuvo de un brazo para no dejarla alejarse más. Volvió a ponerse frente a ella para insistirle con su pregunta.
—No te dejaré tranquila hasta que me respondas.
—¿Acaso no ves que estar armando un escándalo? Todo el mundo nos está observando —le dijo avergonzada.
—Lo único que me importa es saber si lo hiciste o no.
—No voy a responder.
—¡Y un demonio que no lo harás!
Miley forcejeó contra él, pero le fue imposible soltarse de su agarre. Quería golpearlo por hacerla pasar esta vergüenza, pero más que nada lo odio por obligarla a decirle la verdad.
—Dilo ya de una vez.
—No… —dijo ella en un susurro. — No pude hacerlo. ¿Estás feliz ahora? —le dijo irónica.
—Claro que lo estoy. ¿No lo estás tú?
Ella se quedó en silencio.
—¿No estás aliviada también? —le preguntó remeciéndola un poco.
—Sí. Sí, lo estoy.

Nick la abrazó fuertemente sin importar los cuchicheos de los chicos a su alrededor y de cómo les afectaría todo este espectáculo. Entonces le tomó el rostro en las manos y antes de que ella pudiese reaccionar, le besó apasionadamente. Todo el pasillo se elevó con susurros de ¿viste eso? ¡oh, Dios no lo puedo creer! y ¡miren a esos dos!, pero no les importó sino que siguieron besándose hasta que les faltó el aire.

—Eres una idiota, Miley. Casi me vuelvo loco ayer imaginándote en la cama con ese imbécil.
—Juro que lo intenté, pero no fui capaz… no eras tú.
—Testaruda hasta el final —le dijo apretándola contra él. —Te dije que no sería igual.
—Dios, Nick, todo esto ha sido una locura.
—No puedo negarlo. Sólo a ti se te ocurriría un plan tan absurdo, aunque debo agradecerte. De otro modo nunca hubiésemos estado juntos.
—Estaba tan equivocada respecto a todo.
—Ya no importa. Ahora sólo necesito que me digas que me darás una oportunidad.
—Sabes que sí. No he podido sacarte de mi mente. Algo ocurrió esa noche, Nick. Entre tú y yo —le dijo apoyando su frente en su pecho.
—¿Ah, sí? ¿Algo cómo qué? —le preguntó sólo para molestarla.
—Sabes a lo que me refiero —respondió sonrojándose. —Creo… creo que me enamore de ti.
Ella levantó su mirada para regalarse una tímida sonrisa.
—¡Te sonrojaste! —se burló él.
—No te burles.
—Cariño, después de lo que hemos hecho juntos decirme que me quieres no debería sonrojarte. Vamos, —le dijo tomándola de la mano — necesito hacerte el amor o explotaré.
Ella se sonrojó aún más por la audacia de sus palabras, pero así era él y a decir verdad así era como le gustaba.
FIN

10 comentarios:

herandy dijo...

ME ENCANTO ME LEI LAS OTRAS PARTES Y WAO WAO WAOOO

isabella dijo...

joney me encanto bebe aww hermoso te extraño amigiis y respeto tu decision eres muy cariñosa bbe

melani dijo...

o.0 aww que bonitoo el one shot awwwww induriissss

amitha dijo...

SARAAAAAAAAAA PECOSITAAAAAAA SIGILAAA

melina dijo...

hay siepre me haces esto ehh pocositaaaaa te amooooo

Anónimo dijo...

Muy lindo hermoso

melina dijo...

NO NO NOO AHHH HERMOSO IMCREIBLE PRECIOSO

Tania dijo...

Candente ardiente hermosooo grrr

wapoxsiempre dijo...

HEY SI TU YA ME CAMBIASTE SVERDAD? RECUERDAME

niley dijo...

que boniiiiisss