sábado, 27 de octubre de 2012

The Beautiful Between - Capitulo 19

Capítulo 19

Tres días más tarde y estoy buscando algo para llevar a la fiesta. Me
pregunto si la familia de Nick estará ahí esta noche. Nunca he
conocido a sus padres. Creo que Kate estará ahí. No ha ido a la
escuela durante un par de semanas, y tanto como quiero verla, también
estoy asustada. Sé que se verá diferente. Su cabello podría haber
desaparecido ya.
Me ocupo de vestirme, no porque quiera lucir demasiado guapa para
Nick, sino porque creo que estaré más cómoda en la fiesta si me
gusta la forma en que me veo. Pero no quiero ir demasiado acicalada.
Quiero decir, es sólo una fiesta en casa de alguien. Sé que los chicos no
irán arreglados y las chicas no estarán elegantes, sino atrevidas, con la
esperanza de atraer la atención de los chicos lejos del alcohol. Ojala
Nick fuera una chica para poder llamarla y preguntarle lo que llevaba
puesto.
Tomo un taxi hasta la casa de Nick. No me detengo en el vestíbulo,
pero le asiento amistosamente al portero en dirección al ascensor. No
importa que no sepa el piso, porque hay un operador en el ascensor que
lo sabe. La señal de que un edificio es realmente agradable en Nueva
York no es aquel donde la seguridad es tan fuerte que no te dejan
entrar, sino aquel donde te permiten entrar y te llevan sin tener que
decir una palabra.
El ascensor se abre directamente en el apartamento, y no tengo idea de
qué camino tomar. No hay nadie a la vista y el apartamento es enorme.
Silenciosamente, narro mi entrada: La chica campesina entra al castillo,
temerosa de los sonidos que sus zapatos hacen en el piso de mármol.
¿Alguien vendrá a buscarla, o la dejarán esperando de pie en el
vestíbulo para siempre? No se atreve a hacer ningún sonido hasta que
alguien venga a recibirla. Demasiado asustada, y tal vez un poco
demasiado terca para moverse, se queda de pie como una estatua,
hasta que eso sea lo que todo el mundo piense que es. Los días
pasarán, incluso semanas y meses. Los sirvientes la desempolvarán.
Oigo pies arrastrándose en mi dirección, alejo la pesadilla. Kate camina
hacia mí, deslizando sus zapatillas en el piso, en pijama y lo que debe
ser una vieja camiseta de Nick, o tal vez de su padre. Me siento
aliviada de verla, alguien que impide que me convierta en una estatua.
Y estoy aliviada porque a pesar de que su pelo esta corto, no parece
estar enferma. Tiene el mismo aspecto.

—Hola, Miley, estás aquí.
Ahora que he sido reconocida, puedo moverme. Empiezo con mi boca.
—Sip, estoy aquí.
Creo que debe estar harta de que la gente le pregunte cómo se siente,
aún más enferma de la gente que le dice que le gusta su corte de pelo.
Así que meto la mano en mi bolso.
—Te traje un libro.
Kate luce sorprendida.
—¿En serio?
Sonrío.
—Es uno de mis favoritos. —Le entrego el libro. Es mi propia copia, y
creo que nunca antes he regalado un libro.
Kate lo hojea.
—Está todo subrayado.
Sonrío.
—Lo sé. Subrayé mis partes favoritas. Puedes hacer caso omiso a eso.
Kate sonríe abiertamente.
—Nah, prestaré atención. Apuesto que descubriré mucho acerca de ti
por las partes que subrayaste.
Sonrío. Suena como algo que Nick diría.
—¿Dónde está tu hermano?
—En su habitación. Vamos, te la mostraré.
A pesar de que Kate está en zapatillas y pijama, me siento mal vestida
así, vestida más como un adulto lo haría. Mis negras botas
puntiagudas, de tacón alto, resuenan fuerte en el piso, y considero ir de
puntillas.
—¿Te entusiasma la fiesta? —pregunta Kate mientras caminamos por el
pasillo.
Me encojo de hombros.
—Más o menos.


Kate deja de caminar, así que yo también.
—¿Por qué sólo estás «más o menos» entusiasmada por la fiesta?
Me muerdo el labio.
—Nunca he estado en una fiesta como esta.
—No te preocupes. Serás la reina de la fiesta.
Comienza a caminar de nuevo, pero me tomo un segundo antes de
seguirla. No puedo creer que dijera eso, como si tal vez creyera en los
cuentos de hadas también.
Kate abre la puerta de la habitación de Nick sin llamar, lo que
supongo que es normal entre hermanos. La habitación de Nick es un
desastre, aunque soy una maniática del orden, encuentro reconfortante
el desorden.
—Ni-bert, Miley está aquí.
—Hola, Con, toma asiento —dice él.
Debe estar en el baño, su voz llega de una puerta al otro lado de la
habitación. Kate se sube a la cama sin hacer, e imagino que debo
sentarme al borde, a su lado. Sigo de pie. Soy sumamente consciente
que soy una chica y Nick, obviamente, no lo es. Probablemente, hay
cosas aquí que no se supone que una chica deba ver.
—Ew, Nick —dice Kate en dirección a la puerta cerrada—. Dejaste tu
ropa interior en el suelo.
—Ups —dice Nick, pero no hay vergüenza en su voz.
Kate se gira hacia mí.
—Los chicos nunca recogen nada.
Me encojo de hombros.
—No lo sé.
Da unas palmaditas en la cama, junto a ella.
—Siéntate.
Me siento. Kate dice:
—Te ves bien. Nunca te he visto vestida para algo más que la escuela.


—¿En serio? —digo, sintiéndome aliviada—. ¡Me gustaría que hubieras
estado ahí para decírmelo cuando me estaba preparando! Necesitaba
algún consejo serio.
Kate sonríe.
—Bueno, hiciste la elección correcta.
Kate dice exactamente lo correcto. Y sé que tiene razón, porque
seguramente Kate ha visto docenas de chicas venir aquí buscando a
Nick antes de una fiesta, así que sabe de lo que está hablando. 

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