“¿Conmigo?” pregunto tontamente.
“Sí,”
dice. “Tú comes, ¿cierto?”
“¿Contigo?”
“Sí,”
dice. “Cena conmigo.” Sonríe, mostrando una fila de dientes blancos perfectos.
“A
menos que prefieras ir con el Hombre Loco del Cupón.”
“No,”
digo.
“¿Por
qué no?”
“No,
quiero decir, no preferiría ir con él.”
“Entonces,
¿quieres ir conmigo?”
Dudo.
“Seguro,” digo, finalmente. “Sólo tengo que terminar de cerrar.”
***
“¿Nick
Marriatti?” grita Marissa, mi mejor amiga, en el teléfono. “¿Vas a ir a
cenar
con Nick Marriatti?”
“No
lo sé,” digo, incluso aunque ya he decidido que iré. Estoy en el baño,
asomándome al
puesto de los bocadillos, donde Nick está limpiando los mostradores. Ni
siquiera le pedí que lo hiciera, pero lo está haciendo. Todo es muy…
sospechoso. Pienso de nuevo en cómo tocó mi rostro, y comienzo a ponerme toda
acalorada de nuevo.
“¿Cómo pasó esto?”
pregunta Marissa.
“No estoy segura,”
digo. “Él sólo…. vino a jugar paintball y luego me invitó a cenar y ahora está
aquí afuera ayudándome a cerrar.”
Me miro en el
espejo, y noto una gran mancha de pintura en mi frente. ¿Cómo demonios llegó
ahí? ¡Ni siquiera juego paintball! Pongo la mano bajo el grifo y comienzo a
frotarla.
“No puedes ir,”
dice Marissa. “Los chicos apuestos no están bien.” “Lo sé,” digo. “Pero…”
“¿Pero qué?”
“Pero deberías
haber visto lo que hizo con el Hombre Loco del Cupón.” “¿Loco qué?”
Mi
teléfono suena con un mensaje, miro hacia abajo. De mi otra mejor amiga,
Clarice.
“¿¡¿NICK M?!?” dice el mensaje.
“Marissa,”
digo. “¿Cómo sabe Clarice de Nick?”
“Le
mandé un mensaje.”
“¿Mientras
estábamos hablando?”
“Sí.”
Wow.
Hablando de la era de la información, puedes compartir cosas casi en tiempo
real. Suspiro, ya lamentando haberla llamado. Pero
tenía que hacerlo, se suponía
que
me iba a recoger en el trabajo y ahora voy a cenar con Nick, tenía que
decirle
que no necesitaba que me viniera a buscar.
“Mira,”
digo. “Tengo que irme, te llamaré después.”
“¡Espera!”
dice. “Sabes que es amigo de Tyler Twill, ¿cierto?”
“Lo
sé,” digo.
“Y
sabes que Tyler está en los 318, ¿verdad?”
Los
318 son la sociedad secreta de nuestra escuela, un tipo de fraternidad de
preparatoria
compuesta por los chicos más populares de nuestra escuela (y los
más
idiotas, en mi opinión). Nadie sabe exactamente por qué son llamados los 318,
aunque
el rumor es que los tres fundadores originales habían tenido sexo con
dieciocho
chicas entre ellos, y aparentemente pensaron que era realmente
divertido
incorporar eso en su nombre. De todas formas, se supone que nadie sabe
quienes
son los miembros, pero casi todos saben que Tyler Twill es su presidente,
una
vez que sabes eso, puedes averiguar quién está adentro por quien pasa el rato
con
él. Aunque por supuesto nunca lo admitirán.
“Marissa,”
digo. “Es sólo cena.”
“Lo
sé, pero Miley…”
“Tengo
que irme,” digo firmemente. “Te llamaré después.”
Cuelgo,
pero mi teléfono suena de nuevo inmediatamente. Clarice. Contesto,
porque
ya sé que va a decir.
“Hola,”
digo.
“¡OhporDios,
Miley!” grita. “¡Esto es increíble! ¡Qué emocionante! ¡Ustedes son la
pareja
perfecta!” Clarice piensa que todos son la pareja perfecta, lo que es bastante
ridículo,
ya que Nick y yo definitivamente no lo somos; la pareja perfecta, quiero
decir. De hecho, ni
siquiera estamos cerca a ser una buena pareja.
Clarice,”
digo. “No es verdad, no somos la pareja perfecta. Somos la peor pareja de
todas.”
“¡Es
como la Cenicienta!” dice con su acento sureño, ignorándome.
“¿Entonces
no crees que sea una mala idea?”
“No,”
dice. “Mientras me llames después.”
“Lo
haré,” dice.
“Y
hagas que él pague la cena.”
“Clarice,”
digo. “No es una cita, e incluso si lo fuera, estos no son los 50s.”
“¡Miley!
¡Una dama nunca paga!”
“Te
llamaré después,” digo.
“¿Lo
prometes?”
“Sí,”
digo. Cuelgo y me miro. Soy un desastre: mi cabello es un lío, mi maquillaje
está
emborronado, y estoy usando mi camiseta del trabajo, un polo que dice:
“Paintball Joe’s.”
Arreglo mi cabello
lo mejor que puedo con el cepillo de mi bolso, retoco mi maquillaje y
me cambio con
una sudadera con
capucha de la
Universidad de Boston que traje
en caso de que me diera frío.
“¿Lista?” pregunta Nick
cuando salgo. “Sip,” digo. Y luego lo sigo afuera al coche.
***
Me lleva a comer
comida italiana, lo que es perfecto, porque amo la comida italiana y nunca voy
a comerla porque la únicas personas con las que salgo a comer son Clarice,
Marissa, y mi hermana mayor, Brandi. Brandi está controlando sus carbohidratos
constantemente, Clarice odia la comida italiana, y Marissa clama ser alérgica
al trigo. (Lo que si me preguntas, está todo en su cabeza, pero como sea.)
Nick ordena dos
pizzas de aperitivo, una de champiñones y una de caprese para que las
compartamos. Pide manicotti como plato principal, y yo pido pollo a la
parmesana.
“¿De verdad
necesitábamos dos aperitivos?” le pregunto, después de que ordenamos.
“Por supuesto,” dice Nick, sonriendo. “He tenido un largo día
jugando paintball.”
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