“¿Puedo sentarme?” pregunta Isabella, se
desliza en una silla sin siquiera esperar a que diga que sí. Miro hacia la
línea del almuerzo donde están Clarice y Marissa, esperando que se apuren.
“Seguro,” digo,
aunque ella ya está sentada.
“Linda sudadera,”
dice Isabella, entonces se acerca y toca la tela. Pero ella lo dice como ‘awww,
mira a Miley con su sudadera, ¿no es tierna?’ Isabella está usando jeans perfectamente ajustados,
perfectamente gastados, un
suéter negro y abrigado, y pendientes plateados gigantes.
Su cabello está hacia atrás en una lisa cola de caballo. Se ve arreglada sin
esfuerzo alguno. Y como su atuendo, cuesta un montón de dinero.
“Así que, escuché
que has estado saliendo con Nick,” dice, en esa forma falsa que usan las chicas
cuando fingen estar preocupadas por ti.
“Sí,” digo,
encogiéndome de hombros como si no fuera la gran cosa.
“Bueno, sólo quería
decirte que tengas cuidado,” dice ella, bajando su voz a un susurro y
acercándose conspirativamente. “Tú sabes, de una chica a otra.”
“¿Cuidado de qué?”
“Tú sabes como son
los chicos como Nick,” dice ella, suspirando. “Y tú pareces una buena chica.
Odiaría ver que te lastimen, eso es todo.” Ella se estira y empuja mi libro de
matemáticas hacia ella, lo hojea, y saca la tarea que tengo allí. “¿Qué
obtuviste en el número trece?” pregunta.
Le saco el libro.
“No he terminado,” miento.
“En fin,” dice
ella, aparentemente sin notar mi tono, “yo sólo quería decirte eso. Me parece
muy tierno que estén saliendo.” Se estira y palmea mi hombro, lo que es tan
condescendiente que casi no puedo aguantarlo.
“Aprecio tu
preocupación,” digo sarcásticamente.
“No hay problema,”
dice ella, sonriendo, aún sin entenderlo. “Te veo luego, Miley.” Una vez que se
ha ido, vuelvo a sacar mi cuaderno. “Decirle a las chicas que están
siendo unas perras
cuando están siendo unas perras,” escribo. Parece tan fácil cuando lo escribo,
pero por otra parte, también todo lo que es difícil.
***
Por el resto de la
semana, sigo diciéndome a mí misma que lo que Isabella dijo no significa nada,
que las chicas malas son chicas malas, y que ella diciéndome que Nick son malas
noticias es el equivalente de Jordana Benson diciéndome en tercer grado que si
voy mucho al carrusel mi cerebro saldría volando de mi cabeza.
Es sólo chicas
diciéndole a chicas cosas que no son ciertas, en un esfuerzo de atormentarse
las unas a las otras.
Aun así es un poco
desconcertante. Quiero decir, nadie quiere escuchar ese tipo de 17
cosas sobre
su novio. Y
aunque Nick y
yo hayamos pasado
toda la semana
juntos, para el
momento que es tiempo de conducir hacia Boston para visitar a mi hermana el
sábado, estoy un poco
enloquecida. No ayuda que Nick se
haya estado mandando textos con alguien todo el día, y como,
secretamente, además. Cada cinco minutos él está mirando su teléfono, y cuando
me atrapa viéndolo, inmediatamente lo aleja.
“¿Mensaje importante?”
pregunto mientras ponemos
el coche en el
estacionamiento cerca de la BU.
“No,” dice,
deslizando su teléfono devuelta en su bolsillo. Él no me dice con quién se está
mandado mensajes, sin embargo, lo que hace que mi estómago se retuerza.
Estoy callada en la
caminata hacia el restaurante donde debemos encontrarnos con
Brandi.
“¿Estás bien?”
pregunta Nick, acercándose y tomando mi mano. “Estás muy callada.”
“Sí,” digo. “Estoy
bien.”
Él levanta mi mano
y besa mis dedos, y yo me acurruco contra él, diciéndome que todo está bien.
Pero entonces su estúpido teléfono empieza a sonar otra vez, y él lo está
revisando, y yo no puedo ver lo que está diciendo, y ahí es cuando me doy
cuenta de la cosa más importante sobre los chicos de los que se supone que
debes mantenerte alejada.
Y es que tú no
puedes estar lejos de ellos, tienen un campo de fuerza invisible que te atraerá
y te mantendrá enredada, sin dejarte ir y haciendo de tu cabeza un completo
desastre. Así que cuando la gente dice, “Oh deberías mantenerte lejos de ese
tipo” lo que en realidad quieren decir es: “Dios, estás jodida.”
Esto realmente es
un desastre. Para cuando llegamos al The Horseshoe Pub, siento que voy a
explotar.
“¡Hola!” grita Brandi.
Está parada en la calle, usando un suéter plateado con una bufanda rosada
alrededor de su cuello, su largo cabello cae en ondas por debajo de su espalda.
Me abraza, y siento que mi humor instantáneamente se levanta.
“¡Nick!” dice.
“Encantada de conocerte.” Lo abraza también, y él le devuelve el abrazo.
“Encantado de conocerte,
también,” dice Nick. “Miley me contó todo sobre ti.”
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