Capítulo 2
—Hey, no te preocupes. —Nick parece sorprendido. Me doy cuenta de
que mi respuesta había sonado bastante aguda.
—Bueno, ¿entonces por qué lo estás mencionando? —pregunto aún a la
defensiva.
—Está bien, no es que lo hubiera oído, sino que vi la nota de tu
examen
cuando el Sr. Kreel los repartió. —Debía verme horrorizada, porque
añade:
—No fue a propósito, Miley, sólo que estabas sentada a la derecha
delante de mí.
¿Sabe Nick que física es todavía, ¡en un mes en la escuela!, mi
nota
más baja este semestre y que me estoy volviendo loca porque una
mala
nota puede tirar todo mi GPA
abajo y entonces, adiós, Columbia, la
escuela por la que he estado trabajado toda la vida para entrar?
Estoy
enfadada con él. ¿Cómo se atreve a venir aquí con su
sobrenaturalmente perfecto bronceado y su encantadora sonrisa
blanca
y anunciar mi nota? ¿Por qué una persona haría eso? Eso es a lo
que
me refiero.
—Mira —digo a la defensiva, colocando mi cabello detrás de mis
orejas y
soltándolo de nuevo—, voy a trabajar en ello. Lo solucionaré.
—Hey, tranquila. Lo siento —Nick toca mi brazo—. Sternin, de
verdad. —Y me derrito porque me está llamando Sternin de nuevo. Su
mano en mi brazo tampoco duele. Realmente puedo sentir los
pequeños
hormigueos—. Sólo iba a ofrecerte ayuda.
—¿Huh? —dije, muda.
—Soy realmente bueno en física. Parecías tan decaída con tu nota.
Podría ayudarte con el laboratorio que es la próxima semana, eso
podría
aumentar tu nota al menos a una B si lo haces bien.
Oh, gracias a Dios. Quería contratar a un profesor de física, pero
no
quería admitirle a mi madre que estaba teniendo muchos problemas.
Y
Nick podría ser lo suficientemente barato para que pudiera pagarle
yo misma, con la ayuda de mi madre. Quizás veía como una de sus
principescas obligaciones ayudar a sus súbditos en peligro, y
pagarle
sería pagar los impuestos.
—Podría pagarte en efectivo, pero depende de cuánto, quiero decir,
no
puedo permitirme mucho.
Nick se ríe.
—Chica, no digo que tengas que pagarme. Sólo quería ayudarte.
—Oh. —Estaba sospechando de nuevo, porque no puedo pensar por
qué Nick Cole querría ayudarme.
—Sí, me podrías pagar de otra manera. Podría usar tu ayuda con las
palabras de mi SAT.
—¿No puedes conseguir un tutor real para ello? —pregunté, muda.
¿Por qué estoy intentando convencerle de no estar conmigo?
Cállate,
Miley, cállate. Deja a Nick hablar.
—Lo he intentado. Aún apesto. Quizás puedas enseñarme algo que
ellos
no.
No es como si Nick me estuviera hablando de mala manera, y es
extraordinariamente dulce. Sólo el más inteligente de los hombres
sabría que hacer un cumplido a mi vocabulario es la mejor forma de
encontrar mi lado bueno, y él es sincero. De cualquier forma, soy
mucho más dulce ahora.
—Okey, suena bien.
—¿El jueves después de la escuela?
—Okey.
—Te veo en el vestíbulo.
—Okey.
—Perfecto, Sternin, cuídate.
¿Cómo es que Nick me hace sentir como si tuviera doce y el
veinte?
***
Mi madre no es totalmente
distinta de la malvada madrastra de
Cenicienta. No digo que sea
perversa, es una perfectamente
simpática persona y madre. Pero
pienso que amaría ser parte
de un mundo más glamoroso que en
el que vive, y a veces pienso que
está esperando a que su hija se
la lleve de aquí. No puedo explicar por
qué, quizás es porque me ha
enviado a la escuela, la escuela de Nick
Cole, una escuela donde van los
hijos de los famosos, ese tipo de lugar.
Siempre se ha asegurado de que
vistiera las ropas correctas; comprar es
una de las pocas maneras en las
que pasamos tiempo juntas.
Esos días, sólo como la perversa
madrastra que querría que sus hijas se
casaran con un príncipe para así
poder codearse con la realeza, mi
padre parece estar esperando que
vaya a casa con un simpático chico
de la alta sociedad a través de
cuyos padres ella pudiera dar un vistazo
a lo mejor de Nueva York. Sé que
siempre puedo captar su atención si
tengo algunos cuchicheos de la escuela
sobre alguna cosa que esté
pasando en algunas familias,
cuyo nombre conoce. Ama ese tipo de
cuchicheo sobre gente como esa.
Así que puedes imaginarte su placer
cuando irrumpo con Nick Cole en
casa el jueves por la tarde. Ella
ciertamente sabe quién es Nick,
su familia es una de las más ricas de
Nueva York. Él es uno de esos
chicos que ves retratados ocasionalmente
en las revistas de New York, cuyas fiestas
familiares salen en la Página
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—¡Hola mamá! —la llamo mientras
abro la puerta. Olvidé decirle que
Nick iba a venir, y existe la
posibilidad de que ella esté ocupándose
de los quehaceres del
apartamento con una camisa de talla grande y
pantuflas. Eso no es lo que hace
durante todo el tiempo, pero muy a
menudo, ella está aquí. Me
pregunto si se aburrirá.
—Hola, cariño —responde, y sale
de su habitación en, ¡puf!, vaqueros y
una holgada camiseta negra. No
exactamente lo que imagino que la
madre de Nick viste en su casa,
pero nada embarazoso tampoco.
—Mamá, éste es Nick Cole.
Cuando habla con él, su voz es
chillona. No puedo decir si está tratando
de sonar elegante, o si está
nerviosa por estar hablando con él.
—¿Por qué? Hola, Nick. Soy
Ellen, la madre de Miley. Ella no
mencionó que iba a traer a alguien en todo el día.
—Encantado de conocerla, Sra. Sternin —responde Nick
robóticamente, pero educado, como un buen rey debería.
—¡Oh, llámame Ellen, por favor! —Se ríe como si «Sra. Sternin»
fuera
ridículo, y su mano aterriza en la parte alta del brazo de Nick.
Si
permanecemos aquí, mi madre empezará a flirtear, en mi nombre,
quizás. Pero flirtear, no obstante.
—Bueno, Mamá, Nick y yo tenemos que estudiar ahora, así que
estaremos en la otra habitación. —Me dirijo a mi habitación, y Nick
me sigue.
—Perfecto, chicos, déjenme saber si necesitan algo. Podría
prepararles
una merienda o algo.
Mi madre ni siquiera me preparaba aperitivos para después de la
escuela cuando estaba en la guardería.
Abro la puerta y no es hasta que Nick me sigue dentro que me doy
cuenta de que en mi prisa por alejarlo de mi madre, había traído a
Nick a mi habitación. Esto es problemático a varios niveles. Uno,
Nick podría hacerse la idea equivocada. Dos, mi habitación está
inmaculada, ¿y qué si el desordena mis cosas? Tres, la mesa del
comedor habría sido mucho más propicia para estudiar.
Sola con Nick Cole, no estoy muy segura de qué hacer. No puedo
sacarme de la cabeza el hecho de que pasé de apenas haber hablado
con Nick a tenerlo en mi habitación. El clima hoy es húmedo y
espeso, a pesar de que es Octubre, y normalmente habría revisado
mis
libros, porque soy muy protectora con ellos y la humedad curva las
páginas Posiblemente no debería revisar mis libros delante de Nick.
Pensará que soy una friki.
Para mi alivio, Nick toma el liderazgo. Se sienta en el suelo,
apoyado
junto a mi cama, alcanza su mochila y saca el libro de física.
Estoy un
poco avergonzada, mirando alrededor de la habitación con los
muebles
de mimbre que parecían tan bonitos cuando tenía nueve años y se
ven
tan infantiles ahora. Estoy segura de que no hay nada en la
habitación
de Nick de más de uno o dos años; todo moderno y elegante y
actualizado.
—Perfecto, Sternin —Me sonríe—. Una hora de Einstein, y entonces
podrás decirme qué demonios significa «defenestrar».
Nick tiene una hermana pequeña. Está en séptimo grado, pero a
diferencia de la mayoría de las de doce, parece haber dado
completamente el paso a la fase de preadolescente torpe. Tiene un
bonito, largo y ondulado cabello rubio, justo el tipo de pelo que
las princesas deberían tener, el polo opuesto a mi extraliso desorden marrón.
GPA: Grade Point Average, promedio general según el sistema de
evaluación de
Estados Unidos.
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