— No. Regresó a la isla con Campanita.
— Interesante.
miley metió una cuchara en la salsa y, poniendo una mano debajo para que no goteara, se la acercó a nick para que la probase, después de haberla enfriado.
— Dime qué te parece.
Él se inclinó, abrió la boca y dejó que miley le diera a probar la salsa.
Ella observó cómo la saboreaba.
— Está deliciosa.
— ¿Demasiada sal quizás?
— No, está perfecta.
Ella sonrió alegremente.
— Ten —le dijo él, ofreciéndole un trozo de queso.
miley abrió la boca, pero él no se lo dio; aprovechándose de las circunstancias, se adueñó de sus labios para besarla a conciencia.
¡Cielo santo! Una lengua con tal capacidad de movimiento debería ser inmortalizada con un monumento, o encontrar el modo de conservarla para la posteridad. Semejante tesoro no podía desaparecer. Y esos labios…
Mmm, miley no quería pararse a pensar en esos deliciosos labios y en lo que eran capaces de hacer.
nick la sujetó por la cintura apretándola contra sus caderas, justo sobre el lugar donde su miembro se tensaba bajo los vaqueros. ¡Por amor de Dios!, este hombre estaba maravillosamente dotado y miley comenzó a temblar ante la idea de que desplegara todos sus encantos sexuales para ella.
¿Sería capaz de sobrevivir a algo así?
Sentía cómo nick se tensaba y cómo su respiración comenzaba a alterarse. Estaba dejándose arrastrar por la pasión, y miley empezaba a temer que, si no lo detenía en ese momento, ninguno de los dos iba a ser capaz de parar después.
Aunque no le apetecía nada separarse de él, dio un paso atrás, deshaciendo el tórrido abrazo.
— nick, compórtate.
Jadeando, observó la lucha que sostenía consigo mismo mientras la devoraba con los ojos.
— Sería mucho más sencillo comportarse si no fueses tan jodidamente deseable.
El comentario fue tan inesperado que ella se rió con ganas.
— Lo siento —le dijo, captando el gesto irritado de nick—. Al contrario de lo que te ocurre a ti, yo no estoy acostumbrada a que me digan cosas como ésa. El mayor cumplido que me han hecho nunca, fue el de un chico llamado Rick Glysdale. El día de la graduación, vino a recogerme a casa, me miró de arriba abajo y dijo: « ¡Joder!, te has arreglado más de lo que esperaba».
nick resopló.
— Me preocupan los hombres de esta época, miley. Todos parecen ser unos completos imbéciles.
Riéndose de nuevo, ella le dio un ligero beso en la mejilla y se acercó a la olla para sacar la pasta del agua antes de que se pasara.
Mientras echaba los tallarines en el escurridor, se acordó del pan.
— ¿Puedes echarle un vistazo a las baguettes?
nick se acercó al horno y se inclinó, ofreciéndole a miley una suculenta visión de su parte trasera. Ella se mordió el labio inferior, mientras se esforzaba por no acercarse y pasar la mano por ese firme y prieto trasero.
— Están a punto de quemarse.
— ¡Ay, mier*da! ¿Puedes sacarlas? —le preguntó, intentando no derramar el agua que estaba hirviendo.
— Claro —nick cogió el trapo de la encimera, y comenzó a sacar el pan. De repente, soltó un juramento que llamó la atención de miley.
Ella se giró y vio que el trapo estaba ardiendo.
— ¡Allí! —exclamó, quitándose de en medio—. Échalo al fregadero.
4 comentarios:
me encantoooooo♥
q bonitooooooooooo
me re gusto espero el otro.... no tardes un beso y cdt!!!! .
♥Pry♥
Awwwwwwwwwwwwww!!!
Lo Ameeeeeeeeeee!!
Zi loz ombrez de aora zon unoz imbecilez
u.u
Cdt
Bezozzzzzz
xoxoxoxoxooxoxo
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